~~El Jardín de los Sueños~~
El brillo del portal había dejado una estela de luz en la cueva mientras Sofía, Diego y Clara emergían en el Reino de las Estrellas. Se encontraban en un paisaje que desbordaba de colores vibrantes, donde las flores hablaban y los ríos brillaban con reflejos dorados. Las estrellas danzaban en el cielo como si estuvieran felices de ver a aquellos que habían cruzado el umbral.
—¡Miren! —exclamó Sofía, con los ojos deslumbrados—. ¡Es aún más hermoso de lo que imaginé!
Clara sonrió, despojándose de su asombro inicial. El espíritu aventurero dentro de ella la empujó a explorar el entorno. —¿Dónde están todos? Este lugar debería estar lleno de vida.
Diego, que había comenzado a tomar notas en su cuaderno, mirando a su alrededor en busca de alguna pista sobre las historias que había leído, se detuvo en seco. —¡Esperen! Quizás debemos encontrar una señal. Abuela Merlina mencionó sobre una "jardín de sueños" que guardaba la clave para restaurar el equilibrio en este reino.
Mientras el grupo discutía el siguiente paso, el curioso zorro Lucio, que había seguido a los amigos a través del portal, apareció entre los arbustos. —El Jardín de los Sueños es un lugar sagrado. Solo aquellos que realmente entienden el valor del deseo auténtico pueden entrar. ¡Debemos encontrarlo y ayudar a su guardián!
—¿Y cómo logramos eso? —preguntó Clara, mirando a su alrededor con curiosidad.
—Debemos demostrar que nuestros corazones son puros y nuestros deseos genuinos—respondió Lucio con una voz profunda y sabia. —Cada uno de ustedes debe compartir su sueño más profundo en un lugar donde los ecos de la verdad se enteren.
Después de un breve momento de silencio, el trío se preparó para compartir sus sueños. Se adentraron en el bosque de colores fantásticos, donde los árboles iban desde el azul eléctrico hasta un verde brillante. Finalmente, encontraron un claro donde el aire chisporroteaba de energía mágica.
—Aquí es el lugar —dijo Sofía, sintiendo la vibración en el aire—. Voy primero.
Se sentó en el suelo cubierto de pétalos de flores iridiscentes y cerró los ojos. —Mi mayor deseo es crear un jardín donde todos puedan encontrar su paz, un refugio donde la naturaleza y la amistad florezcan—dijo con voz serena, sintiendo cómo su corazón pulsataba con cada palabra. El viento sopló suavemente, y unas pequeñas luces, como mariposas de luz, empezaron a rodearla.
Diego se unió a ella, sintiendo el momento en su interior. —Quiero contar historias que inspiren a otros a encontrar su verdad y a luchar por lo que creen—expresó con pasión. El aire se tornó denso y los vientos comenzaron a girar a su alrededor, formando una espiral de recuerdos y relatos que susurraban en sus oídos.
Luego fue el turno de Clara, que miró a sus amigos con determinación. —Deseo ser la exploradora que lleve la luz y la aventura a aquellos que la han perdido—declaró, y con ello, el bosque pareció cobrar vida; las hojas vibraban mientras figuras de aventureros históricos aparecían fugazmente en su mente.
Cuando terminaron, una brillante luz emergió en el centro del claro, transformándose en un hermoso portal que se alzaba hacia el cielo. Al mismo tiempo, una voz resonó con eco, cálida y acogedora. —He sentido sus deseos verdaderos. Integren sus sueños, y el Jardín de los Sueños se revelará ante ustedes.
De repente, el paisaje comenzó a transformarse. Una ola de luz surgió del centro de la reunión, y ante sus ojos se reveló un jardín resplandeciente. Flores de mil colores florecían a su alrededor, y en el medio se alzaba un majestuoso árbol dorado, repleto de frutas brillantes. En su tronco, símbolos de amistad y unidad estaban grabados con esmero.
—¡Miren! —gritó Sofía, corriendo hacia el árbol—. Este es el Jardín de los Sueños.
Sin embargo, la alegría se vio interrumpida por un eco sombrío. —Pero el Jardín está marchito, necesita la esencia de la amistad verdadera para florecer. —La voz provenía de un anciano árbol, cuyas ramas estaban goteadas de tristeza y cargas del pasado.
—¿Cómo podemos ayudar? —preguntó Clara, sintiendo una profunda conexión con el lugar.
El árbol continuó: —Deben encontrar la fuente de la traición que detuvo el ritmo de este reino. Enfrentar viejos miedos y restaurar la confianza entre los pueblos del reino reavivará la magia del Jardín.
Sofía, Diego y Clara se miraron con determinación, sabiendo que su próxima aventura les llevaría a descubrir la verdad detrás del antiguo rencor. Con el corazón en alto y la bondad como su guía, se dispusieron a avanzar hacia la misión que les aguardaba, listos para desentrañar los secretos ocultos y reconciliar el pasado con el presente.
Cada paso que daban resonaba con esperanza, y sabían que su viaje no solo transformaría el Jardín de los Sueños, sino también sus corazones y el destino de todo el Reino de las Estrellas.
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