Capitulo 2: Me duele la espalda

-El Santuario es bastante grande, asique dividirnos será la mejor opción, para abarcar más terreno- Informaba Geto mientras sus alumnos y los de Kioto le miraban, detrás de él estaba Ijichi poniendo con otras ventanas un velo muy grande, para abarcar todo el santuario.

-Iremos en equipos de dos. Equipo 1: Mimiko y Nanako. Equipo 2: Nobara y Mai. Equipo 3: Kamo y Megumi. Equipo 4: Aoi y Yuuji. La profesora Utahime y yo iremos hacia el ojo del huracán. Es muy posible que sea una maldición de primer grado, por lo que, si os encontráis con la maldición. No entréis en combate de no ser necesario.- Utahime empezó a repartir a cada alumno un pinganillos para cada alumno. -Recordad la misión es importante, pero vuestras vidas también, no muráis para ganar, ganad para no morir.- Geto miro de reojo a Megumi tras decir esas palabras.

-¿Alguien tiene alguna duda?- Pregunto Utahime mientras se acomodaba sus cascabeles en las muñecas.

-¿Que pasa si es una maldición de grado especial?- Mimiko se abrazo más a su peluche mientras miraba a su padre.

-Lo mismo, pero tendréis que ir con más cuidado y de ser necesario huid hacia el templo principal.- Respondió Geto mientras le acariciaba la cabeza a Mimiko.

-¿Que hacemos si es un dedo de Sukuna?- Esta vez pregunto Yuuji mirando atentamente a sus senséis.

-Pues lo mismo que siempre tarado, lo guardas hasta que estemos en la escuela- Nobara se adelanto a responder mientras le tiraba de la mejilla. -¡Y ni se te ocurra comértelo de nuevo!- Le tiro más de la mejilla, mientras Yuuji se quejaba.

-¡Esa vez fue sin querer!- Se quejaba mientras intentaba quitarse a Nobara de encima.

-Jóvenes- Suspiraba Suguru ante el comportamiento de ellos.

-Lo dices como si a su edad no hubieras hecho idioteces.- Recrimino Utahime mientras miraba a Suguru.

-Sí, pero madure.- Sonrió contento Geto.

-¡Lo pongo en duda!- Respondió desde lejos, Shoko mientras miraba una revista. Suguru solo se quejo por lo bajo, mientras los alumnos se reían de él.

-Vale, empecemos con la misión ¿Listos?- Utahime pregunto mientras se ponía su pinganillo. Todos asintieron y se adentraron en el velo, para luego dividirse en sus respectivos equipos.

-¿Estas lista?- Pregunto Geto mientras entraba en el velo con Utahime.

-Tengo la sensación de que voy a tener muchos problemas el día de hoy.- Se quejo mientras caminaba con Geto por el santuario, ellos irían hacia lo que seria el ojo del huracán ya que se concentraba mucha energía en esa zona. Geto mando unas pequeñas maldiciones, para que siguieran a sus alumnos.

-Creo que siempre fuiste algo paranoica.- Comento mientras veía maldiciones de grado 4 o 3, se las veían agitadas, asustadas. Utahime frunció el labio ante el comentario de Geto.

-Vas hacer que no te ayude.- Amenazo apretando los puños.

-Me callo.- Suguru sonreía tranquilo y caminaron hasta casi estar cerca del ojo del huracán, pero Geto noto algo. -La maldición que acompañaba a Mai y Nobara a muerto.- Informo mientras absorbía una maldición de grado 3 para sustituir al que había perdido.

-¿Vamos?- Pregunto Utahime mientras se preparaba para correr.

-No, nosotros debemos ir al ojo de esta tormenta, no podemos dejar que alguno de los alumnos se ocupe del origen de la tormenta.- Dijo Geto mientras encendía el pinganillo. -Nobara, Mai. Atentas, es posible que tengáis una maldición encima.- Informo esperando respuesta.

Este del santuario:

-¿¡NO ME DIGA!? ¡NO LO HABIA NOTADO!- Grito Nobara al pinganillo mientras se escondía detrás de un pilar, esquivando un rayo de energía maldita. -Estamos contra 2 maldiciones de grado 1- Comunico mientras rodaba en el suelo esquivando otro ataque que destruyo el pilar.

Nobara miraba como Mai disparaba con precisión la unión de las articulaciones, haciendo que las maldiciones fueran lentas. Nobara rápidamente se puso detrás de la maldición y le incrusto un clavo en la espalda.

-¡Fea, detrás!- Grito Mai, mientras recargaba. Nobara esquivo el ataque, pero la otra maldición logro cortarle de forma superficial el hombro. Ambas hechiceras tomaron distancia de las maldiciones.

Como es que habían llegado ha esta situación de estar contra dos de primera categoría.

Hace 15 minutos:

-Tsk... ¿Por que me toca ir contigo?- Pregunto Nobara irritada de la actitud soberbia de Mai.

-Tampoco me agrada ir contigo, novata- Mai con una sonrisa recargaba sus balas, estaba contenta porque por primera vez, puso hacer dos balas en un solo día.

-Novata, tu abuela- Fruncía el ceño mientras la miraba con rabia.

-¿Como está la inútil de mi hermana? ¿Sigue esforzándose en dejar de ser inútil?- Mai tenia una actitud tranquila y provocativa, lo suficiente para que Nobara quiera romperle los dientes con el martillo.

-Sí...sigue siendo más fuerte e inteligente que tú- Nobara sonrió al ver a Mai fruncir el ceño. -Oye, aún me debes un jersey-

-¿Que no tienes dinero para pagarte uno?- Decidido, Nobara le iba a romper los dientes, ya Shoko la curará.

Antes de que alguna de las dos diera un paso más, vieron como un maldición de grado 3 las adelantaba.

¿Esa no es una de las maldiciones del profesor Geto?- Pregunto Mai, mirando como la maldición de forma rara, se movía hacia delante, hasta que fue devorada por otra maldición, una más grande y humanoide. Ambas se pusieron en guardia, pero detrás de ellas se asomo otra maldición exactamente igual que la que estaba la frente.

-Mierda ¿Dos maldiciones de primer grado?- Mai se pregunto mientras apuntaba a una maldición y Nobara cubría la espalda de Mai, espalda contra espalda.

Ahora mismo:

-¿¡Me has llamado, fea!?- Nobara se quejo mirando a Mai, pero ella solo se concentro en recargar y pensar en un plan.

-Calla...estoy pensando.- No pudo pensar mucho, ya que una de las maldiciones se lanzo hacia ellas a toda velocidad, pero Nobara le incrusto por acto reflejo un clavo justo en la cabeza. La maldición cayo al suelo, convulsionando un poco.

Nobara con una sonrisa terrorífica chasqueo los dedos, haciendo que los clavos estallen en energía maldita, solo la maldición con el clavo en la cabeza fue exorcizada, mientras el que lo tenia en la espalda, se pudo regenerar.

-Solo nos queda una.- Norbara preparo sus clavos, pero Mai noto algo detrás de la maldición.

-Mierda- Mai disparo a la maldición, pero está, huía hacia otra maldición de cuarto grado, que en sus patitas de insecto cargaba un dedo momificado.

La maldición de primer grado se comió no solo a la otra maldición, si no, también el dedo. Mai y Nobara, vieron que el cuerpo de la maldición se modificaba completamente.

-¡CORRE!- Grito Mai, mientras empezaba ha huir, Nobara no se lo tuvieron que decir dos veces, ya estaba al lado de Mai, corriendo hacia el ojo del huracán, donde estaría sus profesores. -Una maldición se ha comido un dedo de Sukuna, repito, una maldición se ha comido un dedo de Sukuna. Nos dirigimos al ojo del huracán- Decía Mai atreves del pinganillo con desesperación, mientras corría. La maldición no tardo mucho en perseguirlas, se veía más grande y fuerte físicamente.

Todos escucharon las palabras de Mai, los demás equipos se dirigieron hacia el ojo del huracán. Geto y Utahime aceleraron el paso para encontrase con las chicas. Pero la voz de Mimiko detuvo a Geto.

-Eso es imposible...p-porque....- Mimiko hablaba atraves del pinganillo y miraba con asombro y miedo lo que Nanako llevaba en sus manos.

-Aquí también hay un dedo de Sukuna- Terminó de hablar Nanako por el pinganillo, mirando a su hermana con algo de estrés.

Utahime y Geto se miraron con asombró ¿Cuántas posibilidades había de que hubiera dos dedos en el mismo lugar? Pero parece que la suerte, sin saber si era mala o buena, les sonrió.

-Todos al ojo del huracán. Mimiko, Nanako, vosotras intentad salir del velo e id con Shoko, allí...- Fue interrumpido por una explosión que hubo en el oeste, donde estaria el equipo 1 o el 3.

-¡Mimiko, Nanako! ¿¡Equipo 1 y 3 que pasó!?- Geto sonaba muy preocupado, ya que sintió que las maldiciones que acompañaba a esos dos equipos, fueron destruidos.

-Estamos contra un categoría especial.- Respondió Megumi por el pinganillo. -Estamos contra un chico con la cara cosida.-

-Mahito...- Fue lo que pensó Yuuji mientras corría hacia el ojo del huracán, junto con su brother.

-Papá...- La voz de Nanako sonaba más aterrada en el pinganillo. -Nos hemos encontrado con una maldición....parece un ciclope y habla.-

Geto dio una mirada rápida hacia Utahime y sin decir palabras, ella asintió con la cabeza, para que vaya hacia donde está sus hijas.

-Escuchadme, equipo 1 y 3, huid hacia el ojo del huracán, nos encontraremos en mitad del camino.- Ambos equipos asintieron y empezaron a correr hacia donde estaba Geto.

-Jajajaja Esto es divertido.- Se alegraba Mahito mientras perseguía a Megumi y a Kamo.

-Niñatas, dadme ese dedo.- Ordeno Jogo corriendo hacia ellas.

En un solo segundo la misión de grado 1, se volvió una misión de grado especial.

Utahime corrió hacia el ojo de la tormenta, estaba cerca y si quería ayudar a sus alumnas, debería preparar el terreno para tender una trampa al actual categoría especial. No tardo en llegar al centro del santuario, donde estaba el templo principal, miro hacia el este y aun no vio a sus alumnas, iba a comenzar a correr en su dirección. Pero el pequeño y llamativo brillo azul, fue detectado por los ojos experimentado de ella. El brillo provenía del interior del templo. Utahime tuvo el deseo de ir a ver que era, pero la situación ameritaba a que no se ponga a investigar, más algo la llamo, no era una voz o un sonido, era una sensación. ¿Energía maldita? Es lo primero que pensó Utahime, pero lo descarto, esta sensación era cálida, llamativa, reconfortante y sentía que algo se encendía dentro de su corazón, sentía deseo de ir a ver que era.

Como una polilla, camino hinoptizada hacia el brillo azul, cada paso que daba hacia ese brillo sentía que todos sus deseos, todos sus problemas, todas sus preocupaciones. No solo tenía una solución, si no, también una satisfacción. Era tan hinoptizante, que Utahime no se dio cuenta que ya tenía la gema en sus manos. Se sentía cálido, tranquilo, pero que algo quería salir.

Tuvo varias sensaciones mientras miraba la gema, sentia pereza, pereza de salvar a sus alumnas, pereza de ser hechicera. Sentía levemente envidia de algo, esta sensación era repugnante, pero no podía ocultarla. Sintió ira, era como si, poco a poco la sensación de enojo le llenará el pecho y la asfixiara o la cegara. También sintió tener hambre, querer comer cosas dulces, amargas, ácidas. Todos los sabores, quería comer todo e incluso, sentía que su estomago nunca se llenaría. Ahora sentía que quería tener todo, cada cosa, cada maldita moneda que tuviera Mei Mei ¿Esta era la misma avaricia que sentía Mei Mei? No, está era peor, era más exigente.

Pero esas sensaciones se acabaron y se sustituyó por una sensación, reconfortante, Utahime sentía calor, pero no era ese calor que tenías cuando el clima estaba demasiado caliente. Era un calor interno, que crecía desde el interior de su corazón y que descendía hasta la entrepierna de Utahime, ella se tuvo que tapar la boca, no pudo evitar soltar un sonido tan vergonzoso, pero ese calor se expandió por cada célula de su ser. Y a decir verdad, se sentía maravilloso. Pero cuando ese calor cesó, tuvo una última sensación, era algo que pocas veces había experimentado, pero nunca a estos niveles. Sentía orgullo, uno inexplicable, pero que quería presumir a cada maldito humano de este cruel y hermoso mundo.

El grito de Mai, saco del trance a Utahime. Ella miro la resplandeciente gema y se lo llevó, al salir del templo. Vio como Nobara y Mai, apenas pudieron esquivar un golpe de la maldición. Ella a preto los puños y con un rápido baile, aumento la energía maldita suya y la de sus alumnas. Ellas miraron asombradas a su maestra, pero rápidamente aprovecharon para atacar a la maldición.

Mai disparo de forma precisa a uno de los dedos del categoría especial. Haciendo que salga volando el dedo.

-¿Con eso te es suficiente?- Pregunto Mai, mientras aprovechaba el aumento de energía maldita para crear balas, con la ayuda de su profesora, podría por un tiempo limitado hacer muchas balas sin dificultad.

-Si puedes conseguirme dos dedos más, lo mataría al instante.- Nobara no estaba muy segura de sus propias palabras, pero si aprovechaba el aumento de la profesora Utahime, es muy probable que sea una muerte inmediata para esa maldición.

-Entendido.- Contesto Mai, aunque la maldición acortó distancia, apunto de llevarse la cabeza de Mai por delante, pero una patada en la cabeza de la maldición, lo estampó contra la pared, atravesándola en el proceso.

Ambas alumnas miraron con la boca abierta a Utahime que se ponía al frente, protegiéndolas.

-Escuchad, debido a la prisa solo contamos con un aumento de 120% de energía maldita y de 5 minutos de uso.- Utahime se maldijo así misma, si no se hubiera detenido con la gema, habría preparado la zona para tener una mayor ventaja de 200% de energía maldita y 20 minutos de uso. -Solo necesitas dos dedos más ¿No?- pregunto ha Nobara que salió del shock y asintió con la cabeza ¿Está mujer tardo tanto tiempo en ser primera clase?

-Si, aún que si le arrancas el brazo con esa fuerza, sería mejor- Recomendó Nobara mientras sacaba su muñeco vudú.

-Intentare, pero nos limitamos a conseguir esos dedos. Mai, detrás de mí, intentaré conseguirte un momento para que le dispares en los dedos.- Mai ya estaba lista con su revolver.

La maldición salió de ese muro y se lanzó más rápido hacia Utahime, imbuyendo su puño en energía maldita pura. Utahime esquivo el golpe y tomo de la muñeca a la maldición, para que con su fuerza, lo estampará contra el suelo, agrietando el suelo por la fuerza. La maldición lanzó una onda de energía, elevándola a ella y a Utahime, alejándola de Mai y Nobara.

Ambas alumnas, miraban como Utahime lanzaba golpes en las costillas de la maldición o en la cabeza y alguna patada que si fuera un humano normal, hubiera sido partido por la mitad, de eso no lo dudaban. Mai dio un pequeño grito, haciendo que Utahime, le diera una patada en el estómago a la maldición, alejándola de ella, mientras Mai se posicionó y disparo muchas veces, dándole en la espalda y debido al aumento de energía maldita, las balas perforaban la piel como si fueran pequeños cañones de bala.

Utahime fue a darle un puñetazo en la mandíbula, pero la maldición fue más rápida y le dio un golpe en la cara, alejándola. Mai aprovecho y le disparo en la muñeca, haciendo que la mano salga volando.

-Voy por esa mano.- Dijo Mai, pero la maldición disparo un rato de energía maldita. Utahime vio como esa energía maldita iba a impactar en Mai.

-¡Mai!- Grito Utahime intentando levantarse, pero aunque lo hiciera, no llegaría para protegerla.

Mai cerró los ojos con miedo, pero en un segundo, Mai estaba donde la maldición y la maldición donde Mai, recibiendo todo el ataque. Utahime oyó con felicidad y alivio un aplauso tan característico que aunque con los ojos cerrados, sabría de quién es.

-¡Vamos brother, hay una pelea que ganar!- Grito Aoi mientras se quitaba su camiseta.

-¡Sí!- Yuuji con una sonrisa se lanzó hacia el frente y ya estando delante de la maldición le dio un puñetazo ascendente en la mandíbula, el puñetazo fue tan poderoso que hizo volar a la maldición hasta estrellarse contra el templo, Yuuji sintió que su energía maldita era más densa y fuerte,de lo que solía ser, y ese puñetazo casi, casi lo comparaba a esos destellos negros que solía hacer. -Que raro.- Dio un salto hacia atrás y se miro la mano.

-No te preocupes, brother. Eso es el ritual de la profesora Utahime. Por la sensación que tengo, creo que solo está aumentado al 120% de energía maldita. Así que solo disponemos de 3 o 2 minutos de esta ventaja.- Dedujo Aoi mientras se ponía al lado de Yuuji.

-Que habilidad tan útil.- Pensó en voz alta Yuuji. Utahime con un sonrojo, solo sonrió con orgullo, incluso tuvo la necesidad de presumir un poco.

-Atentos, si le damos una parte del cuerpo a Nobara, ella lo exorcizara en un segundo.- Utahime decidió no ponerse a presumir y ponerse en medio de Yuuji y Aoi.

Aoi asintió y con una mirada de complicidad, sonrió a Yuuji. Este también sonrió y de forma rápida lanzó una patada hacia Utahime, pero antes de que le diera, Aoi la intercambio con la maldición, recibiendo un polte en toda la espalda.

Ambos chicos le estaban dando una paliza a la maldición. Utahime miraba contenta a sus alumnos, parecía que todo iba a salir bien, pero se preocupo por los demás alumnos.

-Sigue corriendo, lo distraere un poco.- Dijo Megumi invocando conejos, para distraer a Mahito, logrando ganar distancia. Kamo corría todo lo que podía, noto que están cerca del ojo del huracán. Solo era un camino recto -¡Sube!- Dijo Megumi encima de un toro y le extendió la mano a Kamo para que subiera, sin pensarlo Kamo tomo la ayuda de Megumi y se subió al lomo del toro, que empezó a correr en linea recta, dejando muy atrás a Mahito.

-¡Que tramposos! ¡Yo también quiero un toro, oh, espera, lo tengo!- Con una sonrisa Mahito invoco una criatura modificada, parecida a un toro, la criatura empezó a sollozar pidiendo ayuda y de que alguien lo mate. Mahito se subió y siguió a ambos hechiceros. -¡Venga, hagamos esto más divertido!- Mahito saco de sus mangas pequeñas semillas que crecieron y se convirtieron en criaturas voladoras, empezando a acercarse a Megumi y Kamo.

-Yo cubriré.- Kamo se giro sentándose al revés del toro y con el arco empezó a disparar a las criaturas voladoras. -Tengo pocas flechas, asique haz que esto vaya más rápido.- Pidió Kamo mientras mataba otra criatura.

-Solo puede ir un poco más rápido.- Megumi noto que cerca del templo había un brillo en el suelo. -En cualquier momento, entraremosdentro de la zona del ritual de la profesora Utahime. Esas criaturas no son maldiciones, son humanos modificados, podrías usar la sangre de esas criaturas.-

-¡No! Usaré mi sangre.- La voz de Kamo se puso tensa y grave. Guardo el arco y junto las palmas. -Perforación sanguínea.- un torrente chorro de sangre salió disparado de las manos de Kamo, perforando las criaturas voladoras y luego perforando al toro, pero Mahito salto y con otra semilla invoco un gusano que volvió a perseguir ha ambos hechiceros.

Megumi vio de reojo eso, y con un golpe de talón, ordeno al toro a ser más rápido. Estaban apunto de llegar, pero Megumi se asustó ya que iban a arroyar a Nobara que estaba con el muñeco vudú y dos dedos del categoría especial.

-¡Nobara quítate!- El toro ya había entrado en la zona del ritual de Utahime, asique ahora era más grande y rápido. Junto con todo el camino recorrido, destrozaría a cualquiera que estuviera delante.

Nobara fue intercambiada de posición con la maldición de grado especial, Megumi y Kamo saltaron del toro y este arroyo contra el templo a la maldición.

-Gracias Aoi.- Dijo Nobara levantándose del suelo.

-Nunca dejéis de estar atentos a vuestros alrededores.- Aoi le dio un dedo más de la maldición a Nobara.

-Fushiguro, Kamo ¿Estais bien?- Se acercó Yuuji. -Estabais con Mahito ¿Donde está?- Yuuji tenía una expresión seria y concentrada.

-Estaba detrás nuestra, pero se habrá escondido o a huido al ver que somos muchos.- Dedujo Kamo al no ver ninguna de las criaturas de Mahito, ni al propio Mahito. Megumi deshizo al toro, dejando ver a la maldición aún viva y levantándose.

Yuuji apretó los dientes del rencor, ya se preocuparía después de él, ahora debía prestar atención al grado especial que estando muy dañado, pero Nobara con fuerza clavo el clavo en el muñeco vudu, atravesando tres dedos de la maldición.

Espinas salieron del cuerpo de la maldición, haciendo que caiga al suelo.

-Bien hecho, novata.- Mai se volvió a burlar de ella, más la cara confusa de Nobara llamo su atención.

-Algo no anda bien...- Nobara miraba el cuerpo de la maldición extrañada, la explosión de resonancia debería haber sido más grotesca y mortal debido al aumento de enrgi maldita, proporcionada por Utahime... A no ser...

-¿Lo habéis logrado?- Preguntaba Utahime mientras miraba la gema, viendo que ya no brillaba. Luego observo el templo estaba dañado y una reparación no iba a ser posible, seguramente habria que demolerlo y reconstruirlo, esto no le va hacer gracia a los altos mandos.

-Profesora Utahime ¿Donde estaba?- Se acercó Kamo a su maestra, más para ver que ella estaba bien.

-Arriba del templo, Aoi Me intercambio con la maldición.- Utahime tenía una sonrisa tranquila.

-Ese bruto.- Kamo negó con la cabeza, no quería ni saber porque se hizo ese intercambio, pero el grito de Nobara los alertó.

-¡No está exorcizado, sigue vivo!- Aunque Nobara dio ese grito alertando a todos, la maldición se levantó y se dirigió hacia Kamo.

Utahime empujó ha Kamo hacia detrás de ella e instintivamente se cubrió con las manos, para recibir el golpe de la maldición. Pero la maldición al atacar, solo le dio un corte con su garra a la gema. Está se empezó a agrietar poco a poco, pero el brillo de antes había vuelto y estaba saliendo por las grietas, dejando ver una luz blanca. Las grietas se hicieron grandes hasta que se abrió una brecha, y la tierra entera tembló completamente una luz blanca salió disparado hacia delante, destruyendo y calcinando todo lo que hubiera delante.

La torrente de luz se hizo tan grande que destruyó no solo la maldición, también el templo y el propio velo, dejando que todo el mundo vea un pilar blanco de luz yendo hacia el cielo y más allá.

Segundos después la luz desapareció, dejando ver que no quedó nada ni de la maldición, ni del propio templó. El velo tenía un agujero enorme, provocando que se desmononara por completo.

-¿Que.... demonios...?- Yuuji vio al igual que sus compañeros y cualquiera que vio ese pilar de luz, con asombro. Pero repentinamente tuvo un impresionante dolor en todo su cuerpo.

En el interior de Yuuji:

-¡ESTO ES JODIDAMENTE IMPOSIBLE!- Grito Sukuna de rodillas, ya que se había caído de su trono por el repentino dolor. -¿¡COMO LO HICIERON!? ¿¡COMO DESTRUYERON UNO DE MIS DEDOS!?- Sukuna estaba preocupado, esto era malo, si había una forma de destruirle ahora, debía tomar cartas del asunto de inmediato.

Fuera del santuario:

-....¿Has visto....lo mismo que yo?- Pregunto Geto a Shoko que estaba atendiendo las heridas superficiales de sus hijastras.

-Sí....deberías ir a ver, tal vez haya pasado algo muy malo.- Shoko intento tener una actitud calmada. Pero estaba preocupada por Utahime y los alumnos.

En el templo:

Todos estaban asombrados, algunos se acercaron a la profesora Utahime, que miraba la gema hecha pedazos y desaciendose. Pero el sonido de alguien levantándose los alertó a todos.

-Por mí, me duele la espalda... ¿Que pasó? ¿Donde estoy?.- Un albino con ojos azules camino con los pies descalzos hacia donde estaban los alumnos y Utahime. Todos veían con asombro al hombre que caminaba a paso torpe y lento. Era alto y fornido, solo vestía una toga que dejaba al descubierto medio pecho y unos pantalones holgados. -Yo...tengo hambre....- Fue lo último que dijo antes de caer inconsciente.

-Oh...por los dioses...- Fue lo único que salió de la boca de Utahime.

Cielo:

Una enorme temblor agitó completamente el cielo. Asustando no solo a los humanos que habían llegado al cielo, también asustó algunos ángeles. Pero uno en particular, sintio emoción y terror. -Asique...ahora eres libre, hermano mayor.- Decía Miguel desde su trono de oro.

Infierno:

El infierno tembló, agitando los 7 anillos de los pecados capitales. Los demonios no sabían si era obra de su actual líder Miguel o si era el nacimiento de un demonio poderoso, pero en una oficina, donde estaban cuatro trono en un círculo, en cada trono tenía sus propias temáticas, que representaban de quién era. Uno de los tronos tenía ratas y esqueletos arrastrándose hacia arriba, el trono de la jineta del hambre. Otro trono tenía balas, bombas, cuchillos, armas de todo tipo incrustadas en ella, el trono de la jineta de la guerra. El penúltimo trono tenía calaveras, esqueletos y almas incrustadas en ella, el trono de la jineta de la muerte. Por último, un trono que estaba llena de cadenas y monedas de pacto, el trono de la jineta del control. La primera en alzar la cabeza y mirar el alrededor al notar el temblor, fue guerra, sus hermanas siguieron su ejemplo.

-Creo...que es él...- Dijo Kiga mientras comía una barra de chocolate.

-¿Como lo sabes?- Pregunto Yoru afilando su espada dorsal.

-Silencio....es él...- Dijo la mayor de las hermanas, muerte.

-Si lo dice Shirin, será verdad.- Dijo Yoru restando importancia a eso, ella estaba concentrada en otra cosa.

-Yo lo buscaré.- Se levantó Makima del trono y caminó hacia la salida.

-¿Tantas ganas tienes de verlo?- Shirin aprovecho para molestar a su hermanita. Pero la sonrisa real y de alegría de Makima, no era necesario contestar a es pregunta con tan obvia respuesta. -Ten cuidado, tenemos aún un trato con Miguel.- Advirtió Shirin antes de volver a su conteo de humanos que debe de matar este día.

Makima con una sonrisa y con un traje de oficinista y un abrigo salió de su hogar y caminó hacia la cima de los círculos del infierno.

-Lo voy a encontrár, mi señor.- Decía una alegre Makima.

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