Capitulo 1: ¿Qué te trae al Edén?

Al fin había terminado, mi mayor creación, la humanidad, seres parecidos a mi y a mis hermanos. Más débiles y menos inteligentes, pero lo suficiente para sobrevivir y socializar entre si. No como mi antigua creación, los demonios. Seres poderosos pero agresivos y sin emociones ni sueños. Aunque estaba decepcionado de una de mis primeras creaciones, no tenia el corazón para destruirlo, les tome cariño sobre todo, a mis jinetes del apocalipsis que se hicieron muy leales a mi.

Mis hermanos no estaban muy de acuerdo con que hiciera otra especie inteligente, pero yo era el más poderoso de los ángeles, el primero de todos y el más perfecto. ¿Por qué tendría que tener en cuenta la opinión de ellos sobre mis obras maestras? De mis seis ojos visualice el universo que iba a crear, de mis manos diseñe no solo el vacío, también las estrellas, el batir de mis alas le daban movimiento hasta el más pequeño de los quarks. Todo lo que hubo, hay y habrá fue creado, diseñado e ideado por mi. ¿Por que ellos tendrían el misero derecho de juzgar y criticar mis obras, si son incapaces de crear algo sin mi?

-Lord Samael- La voz calmada y dulce de mi mano derecha me saco de mis pensamientos, al girar la cabeza la vi, una mujer de cabellos rojos anaranjados, piel de porcelana y unos ojos amarillos con forma de remolinos. Ella iba solo con una tela negra cubriendo la mitad de su pecho. -¿Ha terminado con sus asuntos?- Ella inclino la cabeza y sin quitar su pequeña sonrisa.

-¡Makima, mi jineta preferida! Ven, debes ver mi nueva creación, querida.- Me gire a verla y moví mi mano para que se acercara. Ella solo camino hacia mi con las manos en su espalda, se inclino un poco para no chocar con mis enormes alas. Ella miro hacia abajo del precipicio de la isla flotante donde estábamos, vio abajo un enorme jardín donde estaban todas las especies que diseñe para ese planeta y en medio de todo ese jardín, mi creación definitiva, dos humanos. Que los bautice como Adam y Eva. Humanos perfectos hechos con una cosa esencial, una parte extremadamente pequeña de mi alma -¿Que te parece?- Pregunte con entusiasmo, mirando expectante lo que diría Makima.

-No me parece la gran cosa ¿Qué pueden hacer?- Ella se giro a verme, pero vi que se empezó a reír, seguro que mi cara de decepción le hizo gracia.

-No seas así- Fruncí el ceño y la mire. -De momento no pueden hacer nada que no sea reproducirse. Pero tu dales tiempo, con la inteligencia que les brinde, harán cosas interesantes. Solo debes tener paciencia.-

-¿Igual que con las conchas de mar?- Puso una cara confusa.

-No tanto querida, aunque ha Yoru le gustaban.-

-Ella es rara.-

-No tanto como Kiga.-

-Mis hermanas son raras.- Yo solo puse los ojos en blanco ante la ironía. Pero el aleteo de unas alas llamaron la atención mía y de Makima. Un ángel de cabellos rubios y ojos verdes se presento ante nosotros, sus alas amarillas como un fuego dorado deslumbraba ante la luz del sol que había encima nuestra. Su túnica blanca cubría su cuerpo, excepto manos, cabeza y pies.

-Hermano Samael ¿Tienes un momento?- Su sonrisa se notaba que era forzada, pero no se me hacia raro eso. Miguel siempre fue ese típico hermano problemático que no te llevabas del todo bien, aunque lo quisieras mucho.

-Hermano...Claro ¿Qué te trae aquí? ¿No debería estar con nuestros hermanos, terminando los proyectos que os encomendé?-

-Sí, bueno, necesito hablar contigo de eso y otros asuntos....familiares- Miro con desprecio a Makima. Ella miro de forma seria a Miguel, la hostilidad se notaba en el ambiente.

--Makima, querida, vete, siento que mi hermano pequeño necesita privacidad con su hermano mayor.- Con una sonrisa mire a Makima que por primera vez no estaba convencida de acatar esta orden, pero luego de un rato suspiro y se marcho hacia una puerta que apareció y que la llevaría al infierno.

-Dime hermanito ¿Qué te trae al Edén?- Puse mis manos detrás de mi espalda.

-Primero ¿Tienes que ir con el pecho al descubierto?- Mire mi apariencia solo iba con un pantalón holgado sobre el cual lleva atada a la cintura parte de mi toga que deja caer hasta mis rodillas. Solo bufe de molestia.

-No entiendo esa vergüenza tuya de mostrar la piel, Mikael.-

-¡Es Miguel!- Grito con enfado.

-Pero si te puse Mikael para quedar bien con el mío, ya sabes Mikael, Samael.- Miguel solo gruño molesto, no entiendo por que siempre esta enfadado conmigo. -Vale...dime ¿Qué querías?- Me termine de poner bien mi toga, dejando solo la mitad de mi pecho al descubierto.

-Yo, he creado algo...por mi mismo.- Mire a Miguel sorprendido y con máxima curiosidad.

-¿Enserio? Wow Miguel, que bien ¿Qué es?- Me acerqué a mi hermano con ilusión, si Miguel había aprendido el arte de crear, entonces podríamos hacer más proyectos juntos, contar nuestras ideas y tal vez hablar más. Hasta es posible que esto, mejore nuestra relación.

-Si, pero necesito que cierres los ojos.- Lo mire confundido, pero aun así con una sonrisa cerré mis seis ojos. -Vale, huele esto.- Incline la cabeza confundido, pero aun así tome aire y capte un olor extremadamente dulce, pero a la vez agrio. Quise abrir los ojos, pero sentí que me pesaban más de lo normal, sentí algo que creía imposible para mi. Sentí sueño y sin darme cuenta caí rendido por esa fragancia.

-¿Ya esta hecho?- Un ángel de cabellos rojos al igual que sus alas y con aspecto guerrero llego cuando Samael cayo dormido.

-¿Lo dudabas Uriel?- Miguel guardo el frasco que uso para dormir a Samael.

-¿De verdad vais a hacer esto?- Otro ángel con alas negras que tenia una capucha encima y que no se podía ver ni su rostro ni nada de su aspecto, pero por su voz, sonaba a una mujer.

-No me digas que te vas a acobardar ahora Azrael.- El mismo Gabriel llego en un segundo, con sus alas del color de un arcoíris. -¿Que no querías darle un poco de su propia medicina?-

-Sí, pero como una broma, pero creo que nos estamos pasando.- Dijo Azrael mientras miraba a su hermano mayor durmiendo por primera vez en su existencia.

-Tu lo has dicho, hermanita, será una simple broma.- Dijo Miguel mientras buscaba algo en las ropas de Samael.

-¿Que estas haciendo?- Pregunto Azrael, mirando atentamente a Miguel, viendo que este saco un pequeño cuchillo que en un instante se convirtió en una espada llameante.

-Oye ¡no juegues con eso!- Advirtió Uriel viendo que Miguel tenia en sus manos el arma más poderosa del universo, la primera creación de Samael. Miguel solo se rio al ver que la espada desbordaba poder puro y miro a Samael con una sonrisa que para los ojos de Azrael se le hizo tenebrosa.

-Hey ¿Qué vas a hacer?- Miro preocupada como Miguel cogía del cabello largo y blanco de Samael y lo levantaba del suelo. Y ante el horror de sus hermanos vio como Miguel con un simple movimiento de la espada, corto las alas de Samael despojando a Samael de lo único que un ángel aprecia más que nada, sus alas. -¿¡Que haces!?- Grito con horror Azrael mientras se tapaba la boca de la impresión. Sus otros hermanos estaban en shock ante el acto de Miguel.

-Siempre nos ha visto por encima del hombro, es hora que nosotros hagamos lo mismo.- Saco una gema del color azul, apunto con ella a Samael y poco a poco la luz lo absorbió. -Bien, sabia que practicar esto seria útil.- Miro a sus hermanos que lo miraban con horror. -Todos aquí y ahora haremos lo que queramos, sin la necesidad del mandato de Samael ¿Alguien está en contra?- Miguel movió de forma juguetona la espada, dando un aviso sutil de que pasaría si alguien iba en contra.

-Tu...eres un monstruo- Dijo Azrael mientras daba un paso atrás.

-No, ahora soy Dios- Lanzó por el precipicio la gema hacia alguna parte de la Tierra. Uriel y Gabriel se inclinaron como forma de lealtad. Pero Azrael cuando se quiso ir, Miguel la detuvo 6 le dio la espada, pero ahora estaba rota. -Ten...usarás esto para rematar a los humanos. Es una orden- Aunque Azrael intentará usar esa misma espada, sabría que no tiene posibilidades contra Miguel.

-Si....mi señor- Se fue volando lejos, no quería ni saber lo que planeaba Miguel.

-Miguel....¿Que harás con las alas de Samael?- Pregunto Gabriel mirando esas enormes alas blancas y majestuosas.

-Se me ocurren algunas cosas pero antes debo, poner aprueba a la humanidad, para saber si es "leal a Dios"- Miguel solo se reía ante sus propias palabras.

Han pasado eones, tantos eones que el nombre de Samael se ha olvidado de la cabeza de los demonios, de algunos ángeles. Pero que para la humanidad ese nombre obtuvo un peor significado, era el nombre del ser más malvado de la historia, su nombre fue tachado como dw un ser horrendo y monstruoso, de historia a historia su nombre ha ido obteniendo peor reputación y otros nombres. Satanás, Belthebu, El Diablo, Lucifer.

La humanidad ha evolucionado con su cultura, sus creencias y su forma de convivir. Pero también han cometido actos horribles contra ellos mismos. Pero hay un grupo que intenta resolver problemas más importantes que los conflictos humanos. Las maldiciones, seres creados a partir de las emociones negativas de la gente.

¿Quién diría que por culpa de una maldición, la humanidad por fin encontraira a su creador?

201X

-¡Fushiguro-kun!- El grito de ambos adolescentes llamo la atención de un chico pelinegro y ojos verdes, este antes de poder reaccionar fue abrazado por sus mejores amigos, Nobara Kugisaki y Yuuji Itadori.

-¿Quién es ella?- Preguntaron ambos al ver que Fushiguro estaba hablando con una chica desconocida.

-¡Creía que las palabras que me dedicaste bajo la luz de la luna eran para demostrar tu amor hacia mí!- Grito Yuuji mientras lloraba abrazando más fuerte a Fushiguro.

-¿¡Esa noche en el hotel no significó nada para tí!?- Ahora hablaba Nobara mientras abrazaba por el cuello a Fushiguro.

-¿Que mierda estáis haciendo?- Fue la única respuesta que puso dar Fushiguro mientras veía a sus amigos.

-¡Ultimas noticias! Chico es pillado siendo infiel no solo a una chica, si no también ha un chico muy lindo- Decía una chica que fingía tener un micrófono, está era Mimiko Geto y la quw grababa con el móvil todo el panorama, era su hermana gemela, Nanako Geto.

-Enserio...¿Que estáis haciendo?- Miraba con aburrimiento y también vergüenza ajena todo el escándalo que se había montado.

-Quitad vuestras sucias garras ¡Gatas rompe hogares!- Grito un hombre alto con el cabello negro, largo y recogido en una coleta. -El joven Megumi tiene clases de violín. Venga, vámonos Megumi, hoy vas a aprender "Estrellita ¿donde estas?"- Megumi se soltó de sus amigos y se dirigió a la chica que estaba sumamente confundida por todo esto.

-La estación esta recto y hacia la derecha- La chica dio las gracias y se fue. Megumi se giro lentamente y miró con ira a todos. -¿Que mierda fue eso, profesor Geto?-

-Hmm- Señaló con acusación a Yuuji mientras ponía cara rara.

-¡Explíquese!- Gruño Megumi y segundos después de una leve explicación, le dio un fuerte golpe a Yuuji.

-¡Auch! Oye, no fue para tanto-

-¿Quieres otro golpe?- amenazó Megumi

-Bueno, vale, suficientes bromas. Hoy hay misión importante.-

-5.000 yenes a que otra vez nos hace ir a limpiar cosechas llenas de maldiciones- Le susurro Nobara a las gemelas, estas apostaron a favor de Nobara.

-No...Está vez no, es una misión de grado 1 en Kioto- Explicó Suguru mientras sacaba su móvil.

-¿En Kioto? ¿Por que no se encarga los de la sede de allí?- Pregunto Mimiko mientras jugaba con su peluche.

-Y lo harán, solo que iremos de apoyo-

-¿Acaso es uno de los dedos de Sukuna, por eso es que va haber tantos hechiceros?- Pregunto Megumi confundido de que vaya haber tantos hechiceros en una misión.

-Sinceramente no lo sabemos, solo sabemos que acompañaremos a la profesora Utahime y a sus alumnos. Es posible que Mei Mei nos asista desde la distancia- Suguru tenía una sonrisa, pero él también tenía estás cuestiones cuando Mei Mei le comento de esta misión. -tenemos que estar allí en 2 horas, así que vamos a ir ya hacia el tren bala.- Después de que todos asistan caminaron hacia la primera estación más cercana, pero Suguru mando un mensaje a Utahime de que estaban llegando.

Kioto:

Utahime miraba un santuario donde las nubes rodeaban el cielo de forma anormal, los truenos y el viento no se hacía esperar. Esto era muy raro. Pero los altos mandos estaban inquietos con este clima incesante. Utahime miro el mensaje de Suguru y de inmediato aviso a sus alumnos, decidió no arriesgar en esta mision y llamar a los más experimentados. Todou, Mai y Kamo. Los demás tendrán que evacuar la zona de civiles.

-Hay algo que me inquieta- Pensó Utahime mirando el Santuario.

-Te veo preocupada.- Dijo Shoko mientras fumaba de su cigarro.

-Shoko ¿Qué haces aquí?- Pregunto Utahime viendo que unas ventanas montaban una pequeña tienda de campaña para Shoko.

-Los altos mandos están dando por culo con esto que me han obligado a venir en caso de heridos- Dijo mientras apagaba su cigarro y se acercaba a Utahime. -¿Se sabe que había aquí antes de toda esta tormenta?-

-Ni idea, pero siento que me va traer problemas- Dijo Utahime.

-¿Ya no te gusta ser de primera clase?-

-No he dicho eso- Dijo mientras fruncía el ceño. -Solo que siento que esto es algo más grande que una simple maldición de grado especial-

-Hmm ¿Crees que deberían traer a Yuki o a Yuta?- Shoko miro el Santuario.

-No lo sé.... Creo que rezaré un poco-

-¿Ahora? ¿Aquí?- Shoko miro a Utahime con confusión.

-No es necesario estar en un santuario para orar.- Decía mientras cruzaba sus manos y cerraba los ojos.

-Pues diles que nadie salga herido- Sugirió Shoko mientras se retiraba a la tienda de campaña. Utahime la miro algo sorprendida. -No me apetece trabajar mucho hoy- Alzó la mano sabiendo que Utahime la estaba mirando, ella solo puso los ojos en blanco.

-Ja ja- Cerró los ojos y empezó a orar un poco. Pero la tormenta se hacía más fuerte ante las oraciones de Utahime. -Por favor dioses, no traigan más sufrimiento a este mundo- Pidió antes de terminar y mirar el Santuario.

-Espero no estar interrumpiendo justo ahora- Dijo Suguru mientras se ponía al lado de Utahime.

-No, justo acabé-

-Lo veo jodido- Comento Suguru

-¿Tú relación con Shoko? Sí yo también -

-Jajaja Te lo ha contado ¿Verdad?-

-¿Dudabas? ¿Como se te pudo olvidar vuestro aniversario?-

-Juro que pensé que aún estaba manos en Junio- La excusas de Suguru, sonó como trola para Utahime, pero solo suspiro ya que le tocaba intentar ayudar a que no se pusiera peor la situación.

-Me debes dos rondas de cerveza-

-Hecho, gracias Utahime-

-La próxima vez, ni aunque me llores te ayudaré- Aviso mientras se ponía sus cascabeles. -Ahora resolvamos este problema y luego te ayudo-

-Bien. ¡Chicos! Vamos a entrar ¿Listos?- Grito debido al ruido de la tormenta. Pero todos le escucharon y asintieron con un grito de "Si".





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Bueno, primer capítulo, haber cómo sale, dale estrellita y decidme si os gusta y que no os gusta. Con argumentos y con educación por favor. Un saludo y buenas noches!

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