Dulce doncella

Una nave gigantesca flotaba en el cielo, con una criatura controlando su vuelo.
Miraba, observaba, hasta que su atención la robó un curiosa doncella
que para él, era la más bella.

Sosegado por el amor, su instinto lo llevó a la abducción
la joven se resistió sin importar cuánto lo intentaba.
Descorazonado y triste en sus corazones,
descubrió los poemas, esos que encantan corazones.

Su figura azulada y humanoide temblaba, la emoción lo embargaba.

Sus largos y pegadizos dedos tomaron una pluma
dudoso de sus versos comenzó a escribir,
clamando a los cielos que su amor lo aceptara...
y que por fin, como mayor muestra de amor se dejara abducir.

"Amada mía, dulce flor que endulza la existencia,
que hace palpitar mis cuatro corazones y hace temblar mis escamas en demasía,
ámame, y déjame llevarte por el universo,
mostrarte todo mi amor a través de mis grandes ojos negros
y calmar tus dudas con besos sin resiliencia.

Mientras duermes balbuceas mi nombre
mi cuerpo tiembla de amor al verte mirar al cielo y buscarme.
Mariposita revoloteante que sollozos comprime,
encontraré tu amor mientras tú te encargas de hallarme.

Te escucho mientras susurras canciones de cuna,
mi doncella de otro mundo, me enamoré de ti.
Como mis muestras de amor son lejanas como la estrella diurna...
florecilla, ven conmigo y te mostraré maravillas universales y nocturnas".

El alienígena una y mil veces lo intentaba,
poco a poco cautivando el corazón de su amada,
sus cuatro brazos anhelaban acariciarla con amor,
deseoso y desesperado por su palpitar incalmable.
Sin embargo, las respuestas de su doncella lo volvían un mar de amor derrochable.

Un último verso, un último poema
fue el que dio inicio a la aceptación de la doncella.
decidida con su amado se aventuró a dejarse llevar
aún con su escarmiento, en los brazos del alienígena se dejó llevar.