La fuerza de Konoha

Las murallas que se encargaban de proteger la aldea se encontraban destruidas, la aldea se encontraba en su totalidad destruida solo quedando algunos escombros en pie pero no podrían ser utilizadas nuevamente, en donde alguna vez estuvo la puerta de la entrada se encontraban un centenar de ninjas observando como un gran ejercito avanzaba para finalizar su trabajo, sus uniformes no los relacionaban con ninguna aldea, no ellos eran perros de los damyios que se cansaron de la existencia de seres más poderosos que ellos, este sería el fin de la era ninja y los líderes de cada país se encargarían que fuera de manera permanente.

-"Hokage sama, la evacuación de los civiles y los genin con sus cuidadores ya fue realizada"- informó Neko apareciendo frente al líder de la aldea, este solo mantenía la mirada centrada en sus enemigos -"Hokage sama"- insistió la mujer.

-"Gracias Yugao"- respondió el Hokage mirando a la anbu que le miraba sorprendida por la calma que irradiaba su líder -"Atención"- gritó para que todos los ninjas le escucharan y así fue ya que todos guardaron silencio -"Se que esto se siente como el final de la hoja pero no pueden estar más equivocados, estamos pasando por el terrible otoño que teñirá de rojo el árbol pero ni duden que las nuevas hojas serán mucho más fuertes, la muralla, las casas, todo lo que ellos destruyeron será reconstruido y Konoha renacerá más fuerte, es un honor para mi pelear junto a ustedes, anbus retiren sus mascaras"- los enmascarados cumplieron la orden.

-"Naruto kun"- una mujer de gran belleza se acercó al pelirrubio y tomó su mano derecha, todos ya conocían a la esposa del Hokage, ambos eran una pareja joven pero nadie podía dudar de su fuerza.

-"Mi querida Hinata, lamento que esta quizás sea nuestra última cita"- la pelinegra solo sonrió y negó pero la tristeza era evidente en su mirada.

-"está bien querido, es parte de ser la esposa del Hokage"- Naruto asintió y sin esperar alguna señal la besó para mirar a los ninjas.

-"La llama de nuestra voluntad será la guía para las futuras generaciones, por Konoha"- gritó Naruto comenzando a rodearse por un fuego dorado, así mismo los demás niñas comenzaron a ser cubiertos también, y todos corrieron más rápido de lo que alguna vez pudieron haberlo hecho, disparos se escucharon a la distancia y las aves se levantaron en vuelo.

22 años atrás.

-"Naruto... no seas quisquilloso con la comida... come, crece mucho y sé un buen niño... báñate todos los días... ve a la cama temprano y duerme bien... Haz amigos... no importan cuántos... Sólo asegúrate de que sean amigos verdaderos en los cuales confies, no importa si son pocos... estudia bien ninjutsu... nunca fui buena para ello ...quizás tu si... Todo el mundo es muy bueno y muy malo en algunas cosas... No te sientas mal si hay algo que no puedas hacer... Asegúrate de escuchar a tus profesores en la academia, evita los tres vicios de los shinobis... no pidas prestado dinero... ahorra lo que ganes en tus misiones... no tomes Sake hasta los 20 años o arruinarás tu cuerpo... Y en cuanto a mujeres, bien soy una mujer asi que se que decir, este es un mundo de hombres y mujeres y algún día tienes una novia... Asegurate de no escoger a una rarita ... encuentra alguien como tu madre... y de parte de Minato, ten cuidado de Jiraiya Sensei... Naruto vas a experimentar mucho dolor y sufrimiento... Recuerda quién eres... Encuentra una meta... un sueño... y nunca te rindas hasta hacerlo realidad... Hay tantas, tantas, tantas... cosas que quisiera decirte y enseñarte; quiero estar contigo hijo mío... TE AMO"- estas fueron las últimas palabras de una hermosa mujer de largo cabello rojo que se encontraba atravesada por una inmensa garra de un  zorro de nueve colas, junto a ella se encontraba quien fuera su esposo y amor de su vida, Minato Namikaze, el cuarto Hokage que estaba terminando la última técnica de su vida, frente a ellos, su herencia para este mundo cruel, su pequeño, su primer hijo que quedaría a la deriva y tendría que enfrentar los duelos que le ponga la vida, situación que hacía doler el corazón de la superviviente del clan Uzumaki, pero esperaba que su hijo se encontrara con personas que le ayuden.

Un poco alejado de donde estaba aconteciendo esto se encontraba Hiruzen Sarutobi, el sandaime Hokage observando el fin de dos leyendas y quizás el Hokage con mayor proyección en mucho tiempo, esta era la maldición de ser Hokage, dar la vida por la aldea, y su sucesor estaba cumpliendo a rajatabla, pero la escena que observaba no era lo correcto, el siendo más viejo debió haber muerto el día de hoy, un luz brillante lo sacó de sus pensamientos y tuvo que cubrir sus ojos para no quedar encandilado, cuando todo terminó, el gran zorro no se encontraba en ningún lado y en el suelo se encontraban tres personas pero solo uno mostraba señales de vida, en todo el lugar se escuchaba el llanto de un infante que había obtenido y perdido todo solo a unos cuantos minutos de haber nacido, pero hubo algo que sorprendió al anciano Hokage al acercarse, y eso era que Kushina Uzumaki a pesar de encontrarse sin vida, abrazaba a su hijo como si lo estuviera protegiendo.

-"La voluntad de los Uzumaki es algo que no tiene explicación, esto es solo evidencia de que es cierto"- pensó Hiruzen acercándose a la mujer para poder tomar al infante.

Aquella noche sería reconocida por mucho tiempo como una fecha negra y triste para Konoha.

5 años después.

En un pequeños departamento que había visto tiempos mejores, ubicado en la zona roja de Konoha se encontraba durmiendo un pequeño de cabellera rubia desparramado en su viejo futon mientras que sus cubiertos estaban desparramados por el piso. De a poco el niño comenzó a despertar, un largo bostezo fue la señal que lo confirmaba, el niño se levantó para quedar sentado y miró por la ventana de su cuarto, sus ojos se agrandaron a más no poder, ya era tarde, así que se levantó más que rápido, tomó su ropa y se encerró en el baño para que sonara la regadera y un gran grito.

-"Friooooooooo"-.

-"Vaya niño, si que te debe gustar el ramen"- comentó el dueño de stand de ramen.

-"Claro que si viejo, el ramen es el mejor desayuno para comenzar el día, sino no podré ser un gran ninja"- para teuchi ni para nadie que conociera al niño era un secreto los deseos del niño de ser un ninja, ver tal voluntad en tiempos tan difíciles por los que estaba pasando el continente elemental era un rayo de esperanza.

-"bueno si eso es cierto, entonces sale un ramen doble para el futuro gran ninja de Konoha"- comentó el cocinero sirviendo el plato prometido, Naruto sonrió con mucha fuerza al recibir tal noticia.

En la torre Hokage se encontraba Hiruzen observando las fotos de sus antecesores así como la foto de su fallecido sucesor, muchas cosas habían sucedido durante estos cuatro años después de la muerte de Minato, pero lo más  a destacar fue la reducción del presupuesto que entregaba el Damyio de Hi no kuni a la aldea para la protección del país, un 5%, quizás no era tanto pero según los espías que se encontraban en las otras aldeas, todas las aldeas ninjas estaban pasando por lo mismo, los porcentajes variaban pero esto afectaría a las aldeas en distintos niveles, la solución inmediata fue aumentar el número de misiones a los ninjas pero debía procurar no sobrecargarlos.

-"Permiso"- Hiruzen observó como la puerta de su oficina fue abierta por su secretaria -"Hokage sama, solicitan su presencia en la sala de reuniones"- esto sorprendió a Hiruzen ya que el no había organizado ni estaba informado de nada de esto, así que tomó su sombrero y fue para averiguar que sucedía. Cunado ingresó a la sala de reuniones se encontró con sus consejeros, Danzo y una cuarta persona escoltada por samurais, por sus ropas se notaba que no era alguien ordinario, era un enviado del Damyio con más buenas noticias.

-"Disculpen la demora, no estaba informado de la presencia de un enviado de la capital, a qué debo su visita?"- preguntó Hiruzen caminando a su asiento, todos guardaron silencio hasta que el anciano tomó asiento.

-"Buenos días Hokage sama, el motivo de mi visita a Konoha es porque el Damyio informa de una nueva rebaja de la mantención de la aldea, ya que la situación económica de la aldea no es de las mejores, al contrario han disminuido exponencialmente"- antes que pudiera continuar, Koharu se levantó más que impactada por esta noticia.

-"pero como es posible que Damyio sama nos haga esto a nosotros, que hemos defendido Hi no kuni desde la fundación de la aldea, y hasta donde sabemos, el número de aliados y socios comerciales del país como de la aldea solo aumentan"- pero guardó silencio al sentir la mirada de los samurais.

-"Acaso, está insinuando que Damyio sama es un mentiroso?"- preguntó el delegado con un tono peligroso.

-"Creo que debemos relajarnos"- comentó Hiruzen tratando de calmar la situación, ofender al enviado del Damyio es como ofender al Damyio mismo y eso sería mucho peor que una reducción de presupuesto -"pero de cuanto será rebaja esta vez?"- preguntó el sandaime Hokage.

-" 10%"- la sala quedó en silencio al escuchar el dígito, eso era demasiado, si la situación se mantenía se verían en la obligación de llamar nuevamente a todo ninja jubilado y retirado que no era mucho si contamos que casi todos murieron antes de si quiera pensar en retirarse -"Pero es compromiso del Damyio tratar de mejorar la situación lo más pronto posible, bien, eso es todo, espero que mi próxima visita traiga buenas noticias para ustedes"- así el enviado del Damyio se levantó y se marchó sin mirar atrás, en cuanto a los que quedaron al interior de la sala.

-"Hiruzen, qué haremos?"- preguntó Homura controlando su molestia.

-"Nada"- respondió el Sarutobi.

-"Cómo que nada? esta situación está empeorando cada vez más, ya aumentamos las misiones de nuestros ninjas y algunos ya demuestran desconformidad"- insistió el consejero, Hiruzen miró a los que alguna vez fueron sus compañeros en el campo de batalla y que hoy en día eran sus mayores contrarios al interior de la aldea sumándole el extraño comportamiento del Damyio del país.

-"No podemos disminuir la cantidad de misiones pero tampoco aumentarlas, por lo que reduciremos costos, todos los grandes gastos que no sean importantes serán reducidos a la mitad comenzando por mi salario como líder de la aldea y el de ustedes como consejeros"- esto impactó a los ancianos.

-"No puedes"- trató de hablar koharu.

-"Hiruzen tiene razón, en tiempos como estos no podemos debilitar las defensas de la aldea, en cuanto a nosotros, todos sabemos que nuestros salarios son muy altos, creo que debe haber reducción de personal administrativo en la aldea"- Hiruzen miró al líder de raíz con sospecha, ya que estaba demasiado colaborador y eso era peligroso.

-"No lo permitiremos"- gritaron furibundos los consejeros.

-"eso no me interesa, aceptan o los despido"- con eso Hiruzen se levantó y se retiró dejando a sus consejeros como gallinas sin cabeza con excepción del Shimura.

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