Maya había conseguido librarse del hombre. Parecía bastante charlatán, así que tuvo que irse poniendo alguna excusa para que no la acompañase. Estaba muy interesado en el águila.

No podía entretenerse, ya que el invierno se acercaba más y más. A parte, sabía que posiblemente la familia de Bruno había conseguido sobrevivir. No les había lanzado un ataque muy poderoso, pero sí con la suficiente fuerza como para que tardasen en recuperarse.

Otra vez tenía que buscar una tienda de ropa, así que dobló unas cuantas esquinas, caminó por varias callejuelas...hasta encontrar una. No se lo pensó dos veces: entró y fue a por lo que buscaba, sin entretenerse y sin hablar con nadie.

Esta tienda no era tan cara como la primera en la que entró, pero por si acaso siempre miraba primero los precios. Tampoco había mucha gente, así que estaba tranquila rebuscando entre los muchos abrigos hasta encontrar uno que pudiese permitirse.

Unos gritos empezaron a oírse fuera. La gente empezaba a juntarse en la plaza. Todos parecían nerviosos y agitados. El dependiente de la tienda salió un momento, y después volvió a entrar para avisar a los clientes:

- ¡Por favor, señoras y señores, salgan de la tienda! ¡Hoy se cerrará por motivos de alarma en el pueblo!

Maya todavía no había cogido nada. Maldijo su mala suerte y salió de la tienda de mala gana. Vio al grupo de vecinos del pueblo y decidió acercarse para ver qué pasaba.

- ¿Es eso cierto? - Preguntó un hombre, que parecía no creerse lo que sucedía.

- ¡Sí! Me lo ha contado mi primo, que vive allí y ha tenido que salir corriendo. Bueno...vivía, porque ya no queda nada de su casa. - Contestó otro, preocupado.

La chica empezaba a tener curiosidad. No sabía de qué estaban hablando, pero si algún pueblo cercano estaba en problemas, le iba a ser todavía más difícil continuar su viaje.

- ¿Qué ha sucedido? - Preguntó ella con valentía, pero con la cara tapada por la gorra.

- El pueblo de Novarte ha sido quemado prácticamente entero por unos desconocidos...nadie ha conseguido verlos... - Explicó una mujer. - Por lo que he oído, solo se ha salvado la parte sur del pueblo, la que está al lado del bosque. Parece que no se han atrevido a ir por allí...

- ¿No...No...Novarte? ¡Un amigo mío vive allí! - Dijo Maya, muy pálida. Ese era el pueblo de Max, y también donde ella vivía antes.

No esperó más y echó a correr en dirección al pueblo de donde partió. Los vecinos que se habían unido al grupo se le quedaron mirando.

- Es una chica valiente... - Comentó uno.

- Sí, pero que tenga cuidado. No sabe dónde se está metiendo... - Dijo otro.