Las Asignaturas Opcionales

El curso pasó más rápido que nunca mientras los alumnos esperaban las siguientes vacaciones, las de semana santa. Nuevamente, Mayette se las ingenió para que no le sucediese nada que pudiera llamar la atención. Quizá, si Lockhart no hubiera tratado de agredirla, podría haber resultado sospechoso que quisiese mantener tanto las distancias con él. Aunque sabía que era un imbécil, Mayette no estaba dispuesta a correr el riesgo de que nadie descubriese en lo que andaba metida. Ahora el pellejo de Rhaegar estaba igualmente en riesgo.

Pero, en general, todo marchaba sin inconvenientes, tanto que les pareció que las vacaciones llegaban tan solo para darles un descanso. Incluso si éstas no fueron tan divertidas como las de Navidad, ya que había muchísimo por estudiar. Los profesores parecían estar todos de acuerdo en que, cuanto antes empezasen a prepararse los alumnos para pasar los exámenes finales de aquel curso, mejor. Mayette era uno de los pocos estudiantes que estaban de acuerdo con aquello. Los otros eran Theo Nott, Rhaegar Malfoy y Hermione Granger.

Y pronto llegó otra cosa que dio que pensar a los alumnos de segundo curso. Debían elegir sus asignaturas optativas, cosa que no se podían tomar a broma. Para los de Slytherin, quizá, era más fácil que para el resto, ya que todos estaban de acuerdo en que preferían ir a las mismas optativas. Debían escoger dos como mínimo, y una tarde se reunieron en su sala secreta, cuya única entrada solo podía abrir Mayette. Estaban listos para debatir las clases a las que deberían apuntarse.

Se sentaron cada uno en su sitio habitual. Mayette presidía la reunión, pues todos la consideraban una líder. Aunque Draco siempre había tenido un espíritu de liderazgo profundamente arraigado, éste era entrenado y no se dificultaba a nadie desobedecerle. La pelirroja tenía algo especial, y por eso los Slytherin parecían haber acordado sin palabras que ella sería la líder. Sabía cómo y cuándo hablar con la gente, qué palabras pronunciar para ayudar a los demás, y tenía una manera de hablar cuando quería que hicieran lo que quería, un tono de voz específico que utilizaba solo en aquellas ocasiones. De alguna manera, ninguno de sus compañeros conseguía llevarle la contraria cuando utilizaba este tono, tan calmado y razonable como si simplemente indicara el camino más sencillo para conseguir las metas, en lugar de dar una órden.

Por el contrario, Mayette no se consideraba a sí misma una líder, quizá porque le era desconocido el efecto que tenía sobre sus compañeros. Para ella no eran sus subordinados, tan solo sus amigos, a los que les confiaría su vida, por los que sería capaz de morir y matar. Para ella, no hacía nada fuera de lo común: sentarse en la cabecera de la mesa le daba lo mismo, no creía que fuera un gesto de liderazgo como les parecía a los demás. Para ella era solo una costumbre.

—¿Empezamos? —le preguntó suavemente Rhaegar, a quien consideraban una especie de segundo al mando. Mayette asintió, todavía medio perdida en sus pensamientos.

—Bien —dijo, espabilando de pronto—. Estamos aquí para escoger las asignaturas opcionales a las que vamos a asistir. No planeo una reunión larga, así que por favor, si queréis exponer argumentos que sea con brevedad. La primera es Adivinación —se ruborizó un poco—. Confieso que me interesa, ¿sabíais que mi bisabuela era una vidente? Claro que no tiene importancia, verdaderamente.

—Yo creo que podría ser útil —dijo Pansy—, siempre y cuando alguno de nosotros tenga "el ojo interior" hay que tenerlo, pues la Adivinación es la única magia que no se puede entrenar. Aunque estoy convencida de que lo tienes, muchas veces cuando dices que algo va a pasar, eso mismo sucede.

—Eso no es Adivinación —objetó Mayette, roja como un tomate—. Tan solo son predicciones tontas, hechas con el mero objeto de divertirnos.

—Aún y todo, Pansy tiene un punto —señaló Rhaegar—, visto que ninguna otra persona, cuando juega a las predicciones, ha acertado en el cien por ciento de las ocasiones cual lo has hecho tú. Puedo decir que a mí también me interesa. Si tenemos el ojo interior será muy útil, pero...

—Pero de nada servirá a quienes no lo tengan —completó Theo—. Y no quiero molestar a nadie, pero me temo que ese es mi caso. Quiero decir, soy una persona esencialmente realista, y para disipar las nieblas del futuro, hay que saber ver algo más allá del real presente, ver fuera del día que vivimos y dirigir tu mente a lo que podría suceder. Yo no podría hacer eso.

—Yo tampoco creo poder hacerlo —corroboró Blaise, algo azorado—. Quiero decir, soy un soñador empedernido. Pero a pesar de que lo que ha dicho Theo es lógico, debéis aceptar que también lo es lo siguiente: soñar demasiado no te ayudará a ver el futuro. Porque el futuro no es un sueño. No está escrito, pero está planeado, y aunque se puede cambiar, de nada sirve inventarlo, porque no será más real porque lo digas. No sé si me explico.

—Te explicas —replicó Draco, con su voz fría y arrastrada—. Me declaro neutral —él se encogió de hombros ante las miradas inquisitivas de sus amigos—. Considero que la Adivinación es una pérdida de tiempo, porque es verdaderamente inexacta. Sin embargo, no me opongo a que lo intentemos. Siempre y cuando tengáis un cuarto voto a favor.

Todos se volvieron hacia Daphne. Solo quedaba ella para exponer su opinión, la que decantaría la balanza hacia uno u otro lado. Ésta se ruborizó, sintiéndose incómoda bajo las miradas de todos sus compañeros.

—Yo no estoy segura de qué decir —lo pensó un momento antes de continuar—: lo cierto es que no lo he pensado mucho. Todos vuestros argumentos me parecen tan sopesados, que ahora pienso que el mío es una tontería. Pero yo no tengo razones para querer dar esta materia. Solamente pienso que a Mayette le haría bien probarla, y por eso estoy dispuesta a asistir a las clases, tanto si tengo el ojo interior como si no. Mi voto es a favor.

Con un suspiro, Draco mismo fue el primero en redondear en su lista la materia "Adivinación". Aquello descartaba la posibilidad de estudiar Aritmancia, que tendría lugar a la misma hora. Los demás lo imitaron de uno en uno, aunque todos pudieron ver que Theo Nott dudaba todavía. Finalmente, él también rodeó la asignatura en su hoja, dejando esta después sobre la mesa, a la vista de todos.

—Sigue Cuidado de las Criaturas Mágicas —musitó Mayette, temblando ligeramente de la emoción—. También me gustaría estudiarla. Me parece que es esencial en la formación de todo mago adulto, porque hay que saber tratar al menos con las criaturas más corrientes de nuestro mundo. No queremos que a nadie le pase lo mismo que a Lockhart en su primera clase.

—Estoy de acuerdo con estudiar Cuidado de las Criaturas Mágicas —afirmó Draco—. Seguro que los Gryffindor van directos a esa clase, solo por causarles problemas valdrá la pena estudiarla. Solo me preguntó si el profesor no será muy exigente.

—Lamento decir que yo estoy en contra —dijo Rhaegar, frunciendo el ceño—. No digo que la asignatura sea mejor o peor que otras, ni mucho menos que no valga la pena estudiarla. Estoy de acuerdo con el argumento que Mayette ha expuesto, pero a mí, para lo que tengo pensado hacer en un futuro, me sería mucho más útil estudiar "Estudios Muggles", que es a la misma hora. Aunque, claro, mis padres jamás lo aprobarían de modo que no he dicho nada.

Mayette hizo una mueca. Se jugaba el cuello a que sus padres estarían más que satisfechos si ella escogiese los estudios muggles. Pero para Mayette como bruja eran totalmente innecesarios, ya que no pensaba trabajar en relación con los muggles. Los pocionistas no tenían nada que ver con ellos. Quizá, si todo le iba bien, solicitase algún día ser proveedora de pociones para San Mungo. Para eso, jamás le serían útiles los estudios muggles, y no era un área que le suscitase curiosidad.

—Yo no quiero estudiar a los animales —dijo Daphne a continuación—. No tengo interés alguno. La mayoría son peligrosos, y muchos me ponen los pelos de punta. Además, he visto al profesor que imparte esa asignatura, ¡tiene un aspecto aterrador! Lo último que necesito es un profesor capaz de darme pesadillas. Ya es bastante para mí saber que soy la más inmadura del grupo.

La pelirroja se levantó y fue hasta su amiga, colocándose tras ella. Una vez allí, empezó a masajear sus hombros, como solía hacerle Tom a ella cuando tenía una pequeña crisis. Cuando sintió a Daphne más tranquila, dirigiéndose a ella sin cambiar de lugar, le dijo con toda la dulzura de la que era capaz:

—Yo no creo que seas menos madura que nosotros. Solamente eres distinta, más dulce y menos indiferente que nosotros. Tienes otro tipo de necesidades, y eso es algo que todos nosotros debemos respetar. Si no quieres estudiar Cuidado de las Criaturas Mágicas, lo entenderemos.

—Yo no —replicó Draco—. Que ella sea una gallina no quiere decir que el resto tengamos que privarnos de nada. Es la única que realmente ha votado en contra, visto que Rhaegar ha cambiado su voto al final.

—Aún quedan los votos de Pansy, Theo y Blaise —apuntó Rhaegar, lanzando una mirada de muerte a su hermano.

—A mí sí que me gustaría estudiar a las criaturas mágicas —Pansy se encogió de hombros.

—Yo también voto a favor —corroboró Blaise.

—Yo no puedo votar a favor —fue la respuesta de Theo—. Ojalá pudiera, pero por consideración hacia Daphne, jamás podría hacer una cosa así. Somos un equipo, no escogemos para hacernos sufrir unos a otros... Aunque parece que algunos lo han olvidado —concluyó, volviéndose hacia Draco.

—Bueno, ya basta —Daphne frunció el ceño—. ¡No soy ninguna damisela en apuros, Theo! Ni tampoco una gallina, Draco. Sí, me aterran esas criaturas, pero por favor, habría que ver la cara que pusiste en primero cuando Potter se subió a la escoba para quitarte la recordadora. A mí, por lo menos, no me tiene que ir sacando las castañas del fuego mi hermano, listillo. Iremos a esa clase por voto mayoritario, y punto. No hay más que hablar. Y yo ya me las apañaré, mientras no me dejéis sola, no me asustaré tanto.

—No estarás sola ni un solo momento durante esas clases —le prometió Mayette, colocando sus manos sobre las de la rubia antes de volver a su asiento.

—Queda una última —susurró Rhaegar a la pelirroja, que asintió indicándole que continuara él—. Nos queda Runas Antiguas —añadió en voz alta, esta vez hablando para todos—. Así que ya sabéis, votos a favor o en contra.

—Nos saltaremos la parte de los argumentos, esta vez —dijo Mayette, consultando su reloj—. Tengo prisa, no puedo quedarme mucho más. De manera que, los votos a favor, levantad la mano —Pansy, Daphne, Theo, Rhaegar, Blaise y ella misma alzaron la mano—. Estás solo, Draco. Rodea la asignatura.

Y tras esto, Mayette hizo un gesto como si levantara la reunión y todos se levantaron con una sonrisa, listos para irse cada uno por su cuenta. Ya era algo tarde, razón por la cuál no deberían ir más que por parejas como máximo. Mayette y Rhaegar serían los últimos en salir, tanto porque a ella le gustaba cerrar la puerta, aún sabiendo que no era necesario, como porque la chica no se dirigía a su habitación. Era un sábado por la noche, y Mayette tenía que visitar la Cámara Secreta.

Y Rhaegar lo supo. La legeremancia era un arte difícil que le había costado unos cuantos años dominar. Sin embargo, como hijo predilecto de su padre estaba en un constante proceso de aprendizaje en virtud de las altísimas expectativas que éste tenía sobre él. Que era la razón principal de que todo aquello que Rhaegar comenzaba a hacer quedase perfecto al final, pues el chico se negaba a perder prestigio a los ojos de sus progenitores. Era saberse el favorito, y la presión que ello conllevaba, precisamente, lo que lo había hecho aprender a hablar también español, francés e italiano, además claro del inglés. 

La detuvo justo cuando ella estaba a punto de comenzar a andar. Sus ojos conectaron tan rápido como solían, buscándose entre ellos con avidez, tratando de encontrar las respuestas a preguntas no formuladas.

—¿Pasa algo? —preguntó ella.

—Sé a dónde vas.

—¿Y?

—Llévame contigo —pidió él—. No puedo dejar que andes sola por los pasillos... Hay tanta protección ahora... ¿Y si te encontrases a Lockhart? O algo peor. Riddle anda liberando al basilisco, lo sé bien. Si te lo encontraras de casualidad... Mayette, no quiero ni pensar en que te sucede algo.

—Nada me sucederá —prometió ella, y luego, bajando la voz, continuó—: al fin y al cabo, no estoy sola. Él me protege.

—Aún y todo, me inquieta lo que pueda suceder —Rhaegar miró hacia todas partes, como esperando que sus agudos ojos azules pudiesen encontrar una sombra humana en la penumbra—. Eres mi única confidente, la única que entiende la presión a la que estoy sometido.

La chica negó con la cabeza, contrariada. Estaba a punto de objetar de nuevo cuando se escuchó ruido, como una puerta abriéndose. Los dos se abalanzaron hacia el escondite más cercano, un armario cuya procedencia o posible poder mágico desconocían. Era pequeño, apenas sí entraron los dos de pies, y ambos contuvieron la respiración, aguzando el oído.

—Esos malditos mocosos —decía la voz de Filch—. Siempre ensuciando, siempre manchando, sin conciencia alguna del trabajo de los demás. Si tan solo tuviera a mi Señora Norris...

Mayette agarró con fuerza la mano de Rhaegar y tiró de él para salir de aquel pequeño armario cuando los pasos de Filch comenzaron a alejarse. Sin darle tiempo a decir nada, lo guió hasta los baños de mujeres del segundo piso. Abrió rápidamente la Cámara de los Secretos, tras asegurarse de que Myrtle no estaba cerca, y saltó al vacío, arrastrando al chico con ella. Sus manos solo se soltaron cuando él también comenzó a caer.

Por la experiencia que ya comenzaba a notarse a la hora de bajar a aquel enorme pasillo al que daba la entrada, Mayette cayó de pies, con las rodillas flexionadas. Su aterrizaje fue indoloro. Rhaegar, por el contrario, se dio de bruces contra el suelo, con el único escudo de sus brazos para proteger su rostro. La pelirroja lo ayudó a levantarse y fue hasta el fondo de la sala, hasta la mismísima estatua de Salazar Slytherin. Allí, se sentó con las piernas cruzadas y simplemente esperó. No tuvo que hacerlo mucho.

Riddle apareció unos instantes después de que ellos llegasen, el reloj rozaba las diez de la noche y hacía ya cuatro horas que deberían estar todos en sus habitaciones. Al ver que esta vez, Mayette no había aparecido sola, el mayor decidió reducir su informe de la semana. Una de las muchas cosas de las que se encargaba era de espiar a los Gryffindor, informando de cada uno de sus movimientos y sospechas a la pelirroja, que elaboraba sus planes en base a ello. A este le complacía la confianza que ella ya no se molestaba en ocultar, pues no parecía que a la pequeña se le pasase siquiera por la mente que él la pudiera estar traicionando.

Confundida por la brevedad de Tom, que solía extenderse explicándole los detalles y dándole consejos que siempre le eran útiles, la chica solo asintió cuando éste terminó de hablar. Se levantó rápidamente del suelo y echó a andar para salir de la cámara, bajo las miradas insistentes de las únicas dos personas que se atrevían a leer en su mente.

Rhaegar se preocupó por la agitación que encontró en ella, pero no tardó en encontrar sus motivos, por lo cuál terminó frunciendo el ceño y decidiendo que la pelirroja estaría mejor cuando hubiese dormido un poco. Súbitamente, como algo inesperado, se le vino a la mente que él también debería estar durmiendo y se levantó para seguir a la chica. Por fortuna, esta se había detenido a esperarle, ya que él solo no habría conseguido adivinar, muy probablemente, como salir de la cámara.

El caso es que no tardaron demasiado en estar de nuevo andando sigilosamente por los pasillos, preocupándose por cada mínimo ruido mientras descendían las escaleras, bajando hacia las mazmorras. Pero el camino no era largo si uno conocía los atajos, y ellos conocían al menos uno, que fue el que utilizaron. Cruzando un pasadizo que, bajando una cuesta muy empinada, te llevaba directo a la más amplia de las mazmorras (este se encontraba oculto por un cuadro en el que un gato solía maullar toda la noche). A partir de ahí, solo tuvieron que salir de la que usaban como clase de pociones y adentrarse un poco más, hasta la falsa pared donde se encontraba la puerta a su sala común. Una vez ante ella, ambos dijeron a la vez la contraseña, "¡Sangre Pura!" y se adentraron con la misma prisa en su sala común.

A pesar de que dentro del "cuartel general" de los Slytherin ya se consideraban a salvo, ninguno de los dos se atrevió siquiera a susurrar mientras bajaban más escaleras hacia las habitaciones. Tampoco se despidieron, ni se miraron antes de ir cada uno por su lado. En esos momentos, verdaderamente ninguno de los dos se sentía con ánimos de hablar, y mucho menos con el otro. Lo único en lo que estaban de acuerdo era en que una buena noche de sueño los ayudaría a ambos a olvidar las tonterías de aquella noche.

Rhaegar solo quería proteger a Mayette, y eso lo había llevado a ir con ella a la Cámara Secreta y a descubrir cosas que no quería saber en verdad. Mayette solo quería proteger a Rhaegar (y a todos los demás), y eso la había llevado a ocultar cosas que, en verdad, deseaba poder confesar. Ambos estaban todavía un tanto enojados con el otro por poner trabas en sus esfuerzos, y aquella noche sus aptitudes se habían reforzado por la discusión que habían mantenido antes de ir a la Cámara.

Así que, mientras se tumbaba en su cama, la pelirroja resolvió que no volvería a discutir con Rhaegar. En cualquier caso, no valía la pena hacerlo. Era más terco que cualquiera de sus hermanos y por alguna razón pensaba que debía ser él quien los salvase a todos. Y además, visto que ya lo había descubierto todo, y no le quedaba ninguna mentira a la que aferrarse para protegerlo... ¿tanto daño podía hacer que le permitiese cuidar de ella? En realidad, no había tanta gente que lo hiciese.

Sus pensamientos volaron durante largo tiempo mientras ella trataba de conciliar un sueño que no quería prestarse a ello. Era incapaz de dormir, por muchas vueltas que diera envuelta en sus sábanas verdes, y por ello se devanó los sesos pensando hasta altas horas de la madrugada, cuando finalmente el agotamiento le cerró los ojos. 











Hola gente. El capítulo ha quedado algo corto. Planeaba hacerlo más largo (incluir todas las vacaciones de semana santa), pero me ha quedado muy larga la parte de las asignaturas optativas, me he enrollado mucho. Así que he decidido hacer otro capítulo más y punto. Espero que os guste éste.

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