twenty seven
27. Del cómo tener sentimientos encontrados
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- ¡Eres irresponsable e inmadura!
El fuerte grito hizo eco en el vestuario, haciéndome saltar un poco en mi sitio. Dos botellas de agua, colocadas en el banco cerca de mi pierna, se golpearon levemente una contra la otra y las agarré para evitar que cayeran. La profesora de matemáticas me lanzó una rápida e irritada mirada y volvió a caminar nerviosamente alrededor con las manos agarradas detrás de la espalda. Nos miraba a mí y a Walter de vez en cuando, enviándonos miradas desagradables y decepcionadas. Ya la había visto usando esa típica técnica parental, que te hacía sentir culpable y, por lo tanto, enormemente pequeña, incluso aunque no hubiéramos hecho nada malo. Y siempre me pareció ridículo tratarnos como a sus propios hijos.
Pero funcionaba. A veces. En un instante me sentí como una pirómana que acababa de quemar la mitad de la ciudad.
Estaba segura de que todo el hotel podía escuchar su arrebato, pero no iba a señalar eso, no cuando los ojos de la señora Kim ardían en deseos de matar a alguien. Después de haberme salvado de ahogarme en la piscina hace unos minutos, no iba a dejar que me matara una mujer loca y furiosa de mediana edad. Pero en lugar de asentir con la cabeza por su sabia observación, fijé mis ojos en el suelo, tratando de cubrir mi cuerpo con la toalla que había estado usando para la cabeza. Quería mirar hacia un lado y ver la reacción de Walter, pero estaba demasiado asustada y avergonzada para hacerlo.
Aunque no podía ver su rostro, estaba más que segura de que estaba furioso. ¿Quién no lo estaría después de haber sido acusado de algo que no hizo?
- Vosotros, - levanté la cabeza, escuchando nuevamente a la señora Kim. Estaba parada frente a nosotros con las manos sobre sus caderas, mirándonos. No, más bien mirándome. La llama en sus ojos todavía seguía allí y tragué saliva nerviosamente. Un suspiro pesado y dramático escapó de sus labios mientras levantaba una de sus manos para frotarse la sien. - ¿Creen que empujar a la gente al agua es divertido? ¡Pensaba que eran lo suficientemente mayores para saber de sobra cuán peligrosos son estos juegos! ¿Saben lo que podría haber pasado?
Una vez más, elegí permanecer en silencio. Aunque el monologo era para los dos, sabía que se estaba refiriendo a mí. Aunque al principio había tratado de explicar todo, la señora Kim ya estaba convencida de que había sido yo quien decidió pasar un buen rato en la piscina. Según ella, yo había comenzado el juego de empujar a la gente al agua y después de mis pequeños empujones con Walter, lo empujé a la piscina, lo cual era verdad porque le agarré la mano antes de caer al agua. Sin embargo, sus acusaciones eran ridículas, pero tampoco es que pudiera disuadirla de tratarnos como los alumnos más peligrosos que había visto en su vida.
- Señora Kim, eso no es...
- ¡Mantén la boca cerrada, Walter! – gritó y salté una vez más, sin esperar que el tono de su voz se elevara tanto. Las botellas a mi izquierda se tambalearon peligrosamente una vez más, casi colapsaron en el suelo, pero extendí las manos para agarrarlas como antes. Levanté los ojos para ver la reacción de la señora Kim cuando un silencio llenó la habitación. Ella estaba lejos de estar contenta y sonreí débilmente, murmurando un tranquilo "lo siento" y colocando las botellas en el suelo. No iba a poner a prueba su paciencia por tercera vez.
- Me has decepcionado, joven. ¿Qué te pasa? Podía esperar que Aria se comportara así... pero tú, siempre fuiste responsable.
Me tragué los insultos y acusaciones que lanzó sin previo aviso y junté las manos, poniéndolas sobre mi regazo. Nunca fui santo de su devoción y mis problemas con las matemáticas probablemente fortalecían su opinión negativa hacia mi persona. No me importaba demasiado lo que pensara de mí, pero ser regañada frente a Walter era simplemente humillante. Ser la razón por la cual también lo estaban regañando era aún peor, especialmente cuando sabía lo mucho que odiaba ser sermoneado. Traté de hacerlo varias veces y ninguna terminó bien.
Eché un rápido vistazo en su dirección. Walter estaba sentado con los ojos fijos en la pared frente a él, su expresión flotando entre el aburrimiento y la impaciencia. Pequeñas gotas de agua aún colgaban de los extremos de su cabello, cayendo sobre su camisa cada vez que hacía un movimiento. Estaba cortésmente escuchándola, pero solo una mirada era suficiente para darse cuenta de que no se iba a molestar en tomar en serio ninguna de las palabras de la señora Kim. Tampoco trató de discutir, sabiendo que no tenía sentido cuando nuestra profesora estaba en un ataque de delirante delirio.
Entonces, en lugar de decir lo que pensaba. – Lo siento, señora Kim. No volverá a suceder, - murmuró.
No importaba lo extraño que era escuchar salir esas palabras de la boca de Walter, eso era exactamente lo que tenía que hacer y lo que la señora Kim había estado esperando desde el principio. El ceño fruncido en su rostro desapareció y nos miró con satisfacción. Y en un segundo, la razón por la que no me gustaba nada se volvió bastante obvia para mí.
- Recordaré tus palabras, Walter. Compórtate bien el resto del viaje. No defraudes a tu familia, - habló, rompiendo el silencio incómodo. Por un momento, casi imperceptible, pude sentir a Walter inquieto en su sitio. Tratando de detener el pánico creciendo en la boca de mi estómago, lo miré con preocupación. Mencionar a su familia era probablemente lo peor que podía hacer en este momento y tenía un mal presentimiento al respecto, pero cuando mis ojos estuvieron sobre su rostro, vi la misma expresión aburrida de antes. Ni siquiera se dignó a mostrar las emociones escondidas dentro de él y, de alguna manera, eso me hizo sentir aún peor.
Apreté la toalla cuando la señora Kim decidió hablar de nuevo.
- No llamaré a tus padres, - su mirada se posó en mí e inmediatamente me quedé inmóvil. – Pero como castigo, los dos no vendrán a la excursión de la tarde. Se quedarán en el hotel. No pueden abandonar las habitaciones durante nuestra ausencia, ¿entendido?
Asentí rápidamente, tratando de ocultar mi emoción porque lo último que quería hacer era turismo con los demás. Esto no era un castigo para mí. Esto era un golpe de suerte. La señora Kim acababa de alegrarme el día, e incluso su rápida partida, acompañada de un portazo, no disminuyó mi felicidad.
Pero eso me hizo ser consciente de que estaba sola en el vestuario con una persona en particular, sentada a mi lado.
Walter estaba callado y ni siquiera se movió un milímetro después de que la señora Kim abandonara la habitación. Parecía que todavía estaba digiriendo toda la información que acababa de recibir. Giré la cabeza para mirarlo, solo para verlo observando el lugar que la señora Kim había estado ocupando hasta hace unos segundos. Sus ojos estaban ligeramente entrecerrados, como si estuviera pensando en algo y mordí mi labio inferior con preocupación. ¿Tal vez estaba pensando en su padre? ¿Tal vez la realización de ser castigado por primera vez era demasiado para él?
Una vez más, me sentí culpable. Había sido arrastrado a esta ridícula situación por mi culpa y debería disculparme.
Pero cuando abrí la boca para decir algo, Walter finalmente se movió. Con un suspiro cansado, colocó sus brazos hacia atrás y se estiró. Lo miré con anticipación mientras sus ojos no dejaban el techo, solo para aterrizar en mi rostro un momento después. Algunas gotas de agua cayeron nuevamente, dejando manchas húmedas sobre su ropa.
- ¿Cómo estás?
La pregunta era breve y simple, pero estaba llena de preocupación y verdadero interés.
Mis labios se crisparon en una pequeña sonrisa. – Bien. Gracias. Y lo siento.
- ¿Por empujarme al agua? – se inclinó hacia atrás, todavía mirándome con interés. - ¿O por arruinar mi reputación de chico perfecto?
Parpadeé un par de veces, desconcertada por su respuesta. No porque señalara los problemas que le había causado, sino por la leve burla que escuché en su tono, como si realmente no le importara que le hubieran regañado, como si su reputación ya no le importara.
Me aclaré la garganta, mirando hacia el frente e intentando deshacerme de pensamientos innecesarios. – Por todo.
Hubo una larga pausa antes de escuchar cómo se sentaba de nuevo, y mi cuerpo se detuvo cuando su voz sonó en mis oídos. La burla siendo reemplazada por la seriedad. – Aria, para serte sincero, yo...
El sonido de un tono de llamada resonó por la habitación cortando sus palabras. Mis pulmones se encogieron, exigiendo una nueva bocanada de aire, pero no pude dejar escapar el aliento que había estado conteniendo desde que Walter comenzó a hablar. Quería volver al tema que prefería evitar: nosotros, o más bien, mis sentimientos hacia él. Estaba segura, su tono de voz lo había traicionado.
Así que cuando lo vi sacar su teléfono del bolsillo de su pantalón y un nombre familiar saltó a mis ojos, inconscientemente exhalé aliviada. Era sorprendente cómo Jake siempre lograba sacarme de situaciones problemáticas. O al menos lo intentaba. Porque Walter cortó la llamada, burlándose en sus narices. Me quedé sin aliento por el pánico.
- ¿Qué haces? – fruncí el ceño, observando cómo Walter guardaba el teléfono. - ¿Por qué no respondiste?
- No necesito responder a cada llamada, - no me miró, pero había algo profundo en la forma en que habló, rápido y sin ninguna emoción, sentí que el vello de mi nuca se erizaba. ¿Por qué era tan desagradable? ¿Discutieron de nuevo?
- Pero era Jake, - declaré lo obvio, tratando de descubrir el motivo de su acción. - ¿Qué pasa si sucedió algo? ¿Si...?
- ¿Entonces por qué no le llamas? ¡Caray! ¡Estoy cansado de hablar de Jake! – dijo bruscamente, levantando su voz repentinamente. Inconscientemente me incliné hacia atrás, parpadeando rápidamente cuando su fuerte grito hirió mis oídos. Mi pulso se atascó cuando la adrenalina llenó mis venas y mi respiración se hizo más rápida y superficial. Siempre había tenido miedo de este lado de Walter, el impredecible y enojado, y estúpidamente había pensado que podría acostumbrarme a él después de pasar tiempo junto a él. Obviamente, estaba lejos de ello. Especialmente cuando estaba enfadado conmigo. Pero al mismo tiempo, supe que no podría hacerme daño. Y tal vez por eso, a pesar de que estuviese tan enfadado, tuve el coraje de cruzar la línea.
Hoy no iba a ser una excepción.
Me burlé, viendo la situación ridícula. – Y Jake probablemente esté cansado de estar detrás de ti.
Walter giró su cabeza en mi dirección. Su mandíbula se apretó con ira y parecía que había algo que quería decir. Pero luego su pecho se elevó lentamente, como si estuviera tomando una respiración profunda, y luego habló, controlando sus emociones. – No le pedí que se ocupara de mí.
- Entonces, ¿cuál es el problema? – dije en voz alta. – Acaba con esto y dile que te deje en paz. Eso hará felices a todos, ¿no crees?
- Quizás lo haga.
Lo miré con irritación. ¡Este tipo me estaba volviendo loca!
- Venga, Walter, - supliqué, con tono sarcástico. - ¿Cuánto tiempo lo vas a estar culpando por toda la situación con tus padres?
Cerró los ojos, tomándose su tiempo para pensar. Ignoré mi corazón latiendo a toda velocidad, centrándome en él. Luego los abrió y su mirada aterrizó en el techo, como siempre cuando trataba de ordenar sus pensamientos.
- No se trata de eso, - me estremecí al escuchar su voz. Parecía cansado, como si la conversación fuera demasiado agotadora para él. – Dejé de culparlo hace tiempo.
- ¿Entonces? ¿Por qué no podéis ser solo amigos como antes?
No me respondió. En cambio, se levantó del banco y caminó hacia la puerta. Miré en silencio sus pasos, sintiendo como si hubiera perdido otra batalla contra él. Pero antes de abrir la puerta, se volvió en mi dirección. Sus ojos volaron hacia los míos y pude ver la combinación de determinación y vacilación en ellos. Su mano sobre el pomo se tensó.
- ¿Por qué no te miras a ti misma, Aria? Mira la forma en que actúas cada vez que te llama, cómo cambia tu rostro cada vez que lo ves. Eres la primera persona a la que llama por la mañana y él es quien puede darte la comodidad que necesitas. En lugar de darme sermones cada vez que nos vemos, tal vez primero deberías ser honesta contigo misma.
Abrí la boca para decir algo, cualquier cosa, pero la cerré un momento después, dándome cuenta de que no había nada que pudiera decir. Mi mente se quedó en blanco cuando la comprensión se estrelló contra mí. Pensaba que sentía algo por Jake. A pesar de que Jake le dijo la verdad, Walter pensaba que me gustaba su amigo. ¿Me estaba alejando por eso? ¿Iba a decirme eso cuando quería hablar conmigo en la piscina?
Tragué saliva. Eso era ridículo. Eso no tenía sentido.
- ¡Walter! – grité cuando dio un paso, levantándome del banco después de reunir la última gota de coraje. Se detuvo, pero no se volvió hacia mí. Me mordí el labio con fuerza. - ¡No me gusta Jake y lo sabes!
Giró la mitad de su cuerpo y pude ver únicamente su perfil. Miró su mano sobre el pomo antes de contestar. – No solo me refería a ti, Aria, - su voz envió escalofríos por mi espina dorsal. – A Jake también le gustas.
Y luego desapareció, dejándome confundida como siempre.
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Muchas gracias por sus votos y comentarios. Me pone muy feliz saber que muchos de ustedes siguieron esperándome y no me abandonaron, después de estar una millonada sin subir capítulo <3 No os merezco, lo prometo.
¿Qué opinan de este capítulo? Puede que no fuera tan interesante como muchos otros, pero al mismo tiempo, fue... ¿intenso? Sobre todo por el final, ¿o no están de acuerdo? Quizá solo sea yo xd.
¿Qué opinan de lo de Jake? ¿Piensan como Walter, creen que tenga razón?
VIVA LA PUBLICIDAD.
Cheeky Love, xx
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