twenty nine
RECORDATORIO CAPÍTULO ANTERIOR: Walter y Aria están castigados por la Sra. Kim y estaban solos en el hotel debido a que sus compañeros se fueron de excursión. Ella sale y va a un jardín, se encuentra con Walter, éste se abre a ella, se besan, y entonces es cuando Aria se da cuenta de que ya es demasiado tarde porque ella se va a ir.
EA, de nada xD
Así es cómo se hace un buen resumen, como diría mi profesora de lengua. Lástima que haya aprendido a hacerlos ahora y no cuando lo necesitaba.
29. Del cómo tener miedo
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- ¡Ay! – Walter se retiró con un siseo, soltando mi mano que sostenía, y casi gemí de decepción cuando el calor de sus labios se disolvió. Al principio, la falta de su toque me hizo sentir lo suficientemente insatisfecha como para ignorar el hecho de que algo estaba mal. Pero cuando abrí los ojos después de escuchar su quejido silencioso y vi la expresión de Walter, una mezcla de preocupación, sorpresa y agravación, mi cerebro se despertó y comenzó a analizar los últimos minutos, tratando de captar el significado de las cejas fruncidas de Walter.
Respiré profundamente, sorprendiéndome de cómo logré no respirar durante tanto tiempo, y mi pecho una vez más tocó el de Walter. Me quedé helada por el breve contacto, pero Walter parecía ignorar mi presencia. Cuando parpadeé unas cuantas veces, obviamente confundida de lo que estaba pasando, él cambió su atención a su mano derecha y la sacudió en el aire, como si algo invisible se le pegara.
Abrí la boca para decir algo, pero luego Walter finalmente habló con un tono sorprendentemente juguetón, dejándome aún más desconcertada. – No sabía que eras tan fuerte.
- ¿Qué? – mi voz se quebró al final y no estaba segura de si era capaz de pronunciar algo más que esa breve pregunta.
Walter dejó de examinar su mano y su mirada se posó en mí de nuevo. Me estudió cuidadosamente por un momento, tratando de leer mi mente y me estremecí inconscientemente bajo su mirada. Me hizo sentir incómoda, como si estuviera desnuda delante de él. Inconscientemente, sus labios atrajeron mi atención cuando intenté mirar a todas partes para evitar su mirada. Estaban ligeramente hinchados, probablemente por el beso.
- Casi me aplastas la mano – repitió con tono estoico. Todavía flotando sobre mi, Walter la sacudió en el aire de nuevo, como si pudiera ayudarlo a deshacerse del dolor. - ¿Estás bien? ¿Es la venganza de la que hablabas antes?
Mi mente seguía luchando mientras procesaba la cantidad de información que me bombardeaba por todos lados. Esta vez fue mi turno de mirar la mano de Walter. Tragué saliva, sintiéndome en parte culpable y en parte divertida después de ver sus dedos coloreados en rojo brillante alrededor de las uñas, como si su sangre finalmente alcanzara esos puntos. ¿Era de verdad mi culpa cuando apenas recordé que había estado sosteniendo mi mano?
- L-lo siento – tartamudeé cuando mi voz me traicionó. – Es porque, solo soy, yo...
Hice una pausa para pensar en todo. Claramente estaba nerviosa a su alrededor, emocionada e increíblemente feliz de estar con él, sorprendida de que Walter realmente me quería. Podría decir esto, tenía tantas palabras positivas en mi mente para expresar cómo me sentía con Walter, pero mis labios apretados y el nudo en la garganta no me dejaban hablar. Lo miré a los ojos, esperando que recibiera el mensaje a pesar de mi silencio, pero cuando nuestras miradas se encontraron, supe que Walter vio algo que intenté ocultar desesperadamente.
Dejó de estrechar su mano juguetonamente y la colocó cerca de mi cabeza. Su expresión cambió inmediatamente de felicidad a preocupación y ya me sentía mal por no poder ocultar mis verdaderas emociones. Entrecerró los ojos interrogativamente.
- ¿Tienes miedo?
Su voz era ronca y peligrosamente baja. Sonaba más como una afirmación que como una pregunta. Supe de inmediato que no quería decir que la oscuridad envolvía todo lo que nos rodeaba o las posibles consecuencias de abandonar nuestras habitaciones a pesar de las órdenes de la Sra. Kim. Se refería a nosotros, a nuestro futuro desconocido juntos, a los obstáculos que íbamos a enfrentar. Y claro que lo estaba. Estaba malditamente aterrorizada. Cada vez que intentaba acercarme a Walter, él empezaba a huir, como si fuera a hacerle daño. Ahora ni siquiera podía contar cuantas veces se escapó sin una explicación cuando estaba tan cerca de alcanzarlo. Fue muy difícil lograr que finalmente se abriera conmigo, que confiara en mi con todo lo que tenia.
Pero no tenia miedo porque él pudiese huir de nuevo. Me horrorizaba porque esta vez era mi turno de correr. Esta vez era él quien tenia que atraparme, quien tenia que hacer que todo cayera en el lugar correcto. Y en el fondo lo sabia, sin importar cuantas veces corriera detrás de Walter, no significaba que él correría detrás de mí. Había estado luchando por él, pero él no estaba obligado a luchar por mi. Y ese pensamiento, esa posibilidad de que simplemente no le importaría, me hacía sentir consternada.
Tragué saliva, tratando de mantener la calma. Walter me estaba observando en silencio, probablemente tratando de averiguar qué estaba pasando en mi mente. Sabía que quería decir algo, pero en lugar de eso, Walter levantó la cabeza, como si pudiera escuchar algo que yo no, y luego me miró, como si supiera la respuesta que estaba buscando. Después de un segundo de silencio entre nosotros, miró hacia un lado, escuchando atentamente otra vez algo que yo no podía distinguir del ruido de silbido de viento con una melodía de chirridos de saltamontes escondidos en la hierba.
Me moví bajo el cuerpo de Walter, tratando de ignorar lo torpe que estábamos, y girando mi cabeza hacia la izquierda, también intenté escuchar algo que Walter ya estaba escuchando. Y luego, como si algunas manos invisibles finalmente dejaran de cubrirme los oídos, escuché un suave latido de una máquina y, segundos después, cuando alguien apagó el motor, gritos y vítores felices llenaron el aire, haciendo que mi garganta se secara en un instante.
Entendí lo que estaba pasando.
- Mierda, ya están aquí – dije en pánico, sin darme cuenta de que había maldecido.
Mi corazón comenzó a martillear contra mi caja torácica al pensar que nuestro profesor de matemáticas podría pillarnos. Ni siquiera quería saber qué iba a hacer después de descubrir que ignoré sus órdenes.
Con la consternación escrita en toda mi cara y los ojos abiertos en shock, giré la cabeza para mirar a Walter, esperando que encontrara una solución antes que la Sra. Kim nos matara con sus propias manos. Él ya estaba parado frente a mí, ofreciéndome su mano para ayudarme a levantarme.
- Ven conmigo – dijo levantándome y arrastrándome con él de inmediato, sin estar dispuesto a perder más tiempo.
Lo sentí apretar mi mano y cuando lo miré para ver qué sucedía, me envió una pequeña sonrisa diciendo que no debía preocuparme. No dije nada, no había tiempo para eso, pero me alegré de que intentara ponerme menos nerviosa. Walter parecía sereno y de alguna manera su calma también me afectó. Me relajé un poco, aunque mi cuerpo todavía estaba rígido y mi corazón latía rápido en mi pecho, lo que me dificultaba respirar profundamente.
No sabía a donde me llevaba, pero cuando dejamos de correr y vi una ventana abierta de una de las habitaciones en la planta baja, empecé a tener una sensación de dolor en el estómago. Eso no se veía bien.
Walter se agachó, abrió más la ventana y me miró, apuntando hacia dentro. – Primero entraré para ayudarte a entrar.
- ¡¿Qué?! – dije un poco demasiado alto e inmediatamente puso su dedo en los labios, mostrándome que me quedara callada.
Me mordí el labio inferior, empezando a sentirme nerviosa. No sabía dónde se suponía que íbamos a ir, pero la habitación estaba oscura y tal vez alguien estaba durmiendo. No quería meterme en más problemas después de irrumpir en la habitación de alguien. Si la Sra. Kim no me matara por entrar en la habitación de alguien, mis padres definitivamente lo harían más tarde. Miré hacia atrás para ver si la entrada principal estaba vacía y podríamos usarla.
- Walter, tal vez podamos ir...
- No te preocupes – puso sus piernas dentro, ya sentado en el alfeizar de la ventana. – Es mi habitación. Utilicé esta manera para ir al jardín.
Antes de que tuviera la oportunidad de preguntar más, saltó, desapareciendo por completo en la oscuridad. Me agaché como lo hizo antes y con cuidado me incliné hacia adelante, buscándolo. Segundo después, las luces de su habitación se encendieron y vi a Walter parado cerca de la ventana.
- Vamos – me alcanzó. – Dame tu mano, te ayudaré
Miré hacia el suelo. La distancia no era tan grande, tal vez un poco más de medio metro, pero me sentí más segura sosteniendo su mano, así que hice lo que me pidió. Como Walter antes, me senté en el alfeizar de la ventana y al segundo más tarde salté. Pero en el momento en que aterricé en una alfombra marrón de su habitación, un golpe fuerte y urgente, seguido por la voz de la Sra. Kim, rompió el silencio.
- ¿Walter? ¡Espero que estés en la habitación, abre por favor!
Mierda, ¿podría ser peor? Cerré los ojos con resignación, sintiendo que toda la energía abandonaba mi cuerpo. Nos iban a pillar. Incluso si ella no me viera aquí, en la habitación de Walter, no podría llegar a tiempo a mi habitación, que estaba en el primer piso.
Me pellizqué el puente de la nariz, y luego Walter me empujó al baño sin una sola advertencia, casi derribándome en el proceso.
- Qué... - traté de darme la vuelta y mirarlo para averiguar qué demonios estaba haciendo, pero me interrumpió de inmediato.
- Quítate la ropa y coge la toalla para...
- ¡Ey, ey! – me detuve abruptamente, colocando mis manos sobre su pecho para evitar que me empujara dentro de su baño. El rubor rosa se abrió camino, cubriendo toda mi cara. - ¿Qué se supone que significa eso? ¡No me voy a quitar la ropa, Walter!
Hice un intento de pasarlo, mirándome ofendido por su repentina proposición, pero me agarró del brazo para detenerme. Walter se pasó la mano por el pelo y exhaló ruidosamente con irritación, sujetándome con la mano hacia la puerta del baño.
- ¿Puedes confiar un poco más en mí?
Sabía que no era tranquilo, pero aún así me asombraba lo inconcebiblemente rápido que podía perder la paciencia. Puso las manos en las caderas, bajando la cabeza, y pude ver cómo intentó calmarse antes de hablar. Momento después, sus ojos volvieron a los míos de nuevo.
- Escucha- dijo finalmente con una voz sorprendentemente cálida y tranquila. Walter apartó el cabello de su frente y siguió mirándome. Esta vez parecía serio, ya que mis acciones lo lastimaron. Suspiró cansado antes de hablar. – La Sra. Kim está llamando a mi habitación y tenemos que sacarte de aquí sin que ella sospeche algo. Quiero que finjas que te bañas. Debes actuar como si la ducha de tu habitación estuviera rota y tuvieras que usar la de la piscina. Como obviamente no tienes pijama aquí, solo quítate los pantalones y la camiseta y envuelve tu toalla alrededor, es lo suficientemente grande, así que no te preocupes.
Apreté la mandíbula, todavía sin estar convencida. – No voy a pasear por el hotel solo en una toalla.
- Entonces, ¿tienes una idea mejor? – dijo bruscamente y otra ola de golpes irritados llegó a nuestros oídos.
Sentí que alguien decidió anudarme el estómago y seguramente iba a vomitar debido al nerviosismo que sacudía todo mi cuerpo. ¿Era posible que la señora Kim no me atrapara? Miré en la dirección de donde venían los agresivos golpes y luego de vuelta a Walter, quien me estaba observando, esperando una respuesta. Sabía que él trataba de encontrar la salida a esta horrible situación, pero ¿realmente tenia que ir tan lejos?
- Bien – murmuré en voz baja por lo que Walter casi no lo oyó. No había otra opción si quería engañar a la profesora. – Lo haré.
- Genial – dijo con alivio y agarró el pomo de la puerta para cerrarla. – Voy a hablar con ella para darte más tiempo para cambiarte.
Y con eso me dejó sola. Resoplé, sintiéndome como si alguien me hubiera dado un papel en la comedia más estúpida y ridícula. Pero para mi, la situación no era nada divertida y casi tuve la sensación de golpearme la cabeza contra la pared. ¿Cómo acabé en esta situación? Respiré hondo varias veces para calmarme, pero un momento después, la voz de la profesora se hizo más clara: Walter abrió la puerta y ella entró, y yo tragué saliva, sintiendo que mi corazón palpitaba nuevamente.
No tenía mucho tiempo.
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Sé que probablemente mucha gente me quiera matar, la verdad es que lo comprendo, me he desaparecido sin dar explicaciones y lo cierto es que no tengo ninguna excusa. Tampoco quiero excusarme. Me desaparecí porque con el inicio de clases todo se me hace cuesta arriba, y este segundo año está siendo bastante duro, de ahí que apenas haya tenido tiempo para respirar y mucho menos para subir capítulo.
No he dejado abandonado Wattpad ni mucho menos, simplemente me desaparecí, pero ya estoy aquí de nuevo. Mi propósito para este año es finalizar esta historia, finalizar con la serie playboy, y comenzar una nueva etapa. Aunque primero tengo que ponerme al día y comenzar a subir más seguido.
Mmm... no tengo más para decir nada más que lo siento xD.
Intentaré subir pronto, ¿cuándo? Pues no lo sé, esta semana tengo dos exámenes pero intentaré subir antes de comenzar con ellos. Así que contad con que lo haga mañana o el martes (?)
Pido disculpas de nuevo, soy la peor persona de Wattpad D:
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