thirty two

32. Del cómo salir huyendo

▬▬▬▬❀▬▬▬▬   

Por lo que sé, la posibilidad de ganar la lotería era inferior al 0,000001%, lo que significaba que tenía que ser muy afortunada para obtener esos millones en efectivo. Solía intentarlo varias veces, pero teniendo en cuenta lo fina que era mi cartera, no tuve éxito ni una sola vez. Tampoco conocía personalmente a nadie que tuviera la suerte de ganar.

La posibilidad de conseguir un novio de verdad, experimentar tu primer beso y cortar tu relación el mismo día era aún menor. Curiosamente, no había conseguido ganar ni 20 dólares en la lotería, pero tuve la oportunidad de experimentar la relación más corta de la historia.

Sí, esa era mi suerte.

Me moví en la cama de mi habitación, tratando de concentrarme de nuevo en el techo blanco y con la esperanza de distraerme de pensamientos innecesarios. Dicen que las primeras 24 horas después de tu ruptura son las peores. No recordaba si alguien me lo había dicho o simplemente lo había leído en alguna revista de chicas de baja calidad, pero maldición, esas personas tenían razón. La noche y la mañana siguientes fueron horribles, al menos para mí. Y no por el hecho de que volvía a estar sola, sino porque en esas 24 horas pasé por la desesperación, la ira, el odio hacia todo y todos, la indiferencia total y algunas otras emociones que ni siquiera podía mencionar. Todos esos cambios de humor me estaban matando.

No recordé cuánto tiempo estuve llorando, pero en la madrugada me picaban los ojos y tuve problemas para abrirlos debido a mis párpados hinchados. No podía creer lo estúpida que era al pensar que las cosas entre Walter y yo podrían funcionar. Traté de aferrarme a algo que no existía, demasiado cegada por la ilusión que se creó a nuestro alrededor. Pero, de nuevo, aunque sabía que desde el principio iba a huir, no podía creer que realmente me dejara. Es más, no podría creer que en realidad lo dejara hacer eso.

Imagínate lo mal que estaba como para que la chica de la cafetería, mi compañera de cuarto salida del infierno sin ningún instinto o sentimiento humano, se preocupara un poco y me preguntara si estaba bien. No lo estaba. Y lo último que quería era su ayuda, así que seguí callada, tratando de tragar otras lágrimas. Cuando vi el amanecer y nuestra habitación de hotel se volvió más brillante, me encontré en la segunda etapa da de mi horrible ruptura. Me sentía perdida e indefensa, ni siquiera podía levantarme de la cama. Todavía no sabía que era peor: llorar como una loca o acostarme como una marioneta sin vida.

Todavía no estaba muy segura de cómo lo hice, pero, sorprendentemente, salí del hotel, arrastrando mi equipaje conmigo. Esperando que el autobús nos llevara de vuelta a casa, estaba buscando a Walter, esperando poder tener otra oportunidad para explicarme. Tener otra oportunidad de hablar con él se convirtió en mi prioridad, lo único que me mantenía en pie. Pero no pude encontrarlo. En cambio, escuché a dos profesores hablar de que se había ido unas horas antes debido a asuntos personales.

Y de acuerdo con lo que dijeron, pidió permiso para volver a casa solo.

Sabía que nuestra profesora no podía rechazar su solicitud porque estaba al tanto de la situación familiar de Walter. Y sabía que probablemente usó el hecho de que su padre estaba en el hospital. Aunque quería creer que Walter había vuelto antes para comprobar el estado actual de su padre, estaba más que segura de que estaba perfectamente bien porque Jake me informaría sobre posibles problemas. Walter solo lo hizo para evitar la molestia de estar en el mismo autobús que yo.

La verdad era cruel, me estaba evitando. De la manera más brutal y dolorosa.

Eso me llevó a la tercera etapa de mi ruptura con Walter. La tristeza y el dolor fueron reemplazados por la ira y la frustración. Su repentina decisión me hizo darme cuenta de lo estúpida que era al culparme por todo lo sucedido. ¿Era mi culpa? ¿Valía la pena llorar toda la noche? ¿Valía acaso la pena derramar una sola lágrima por él?

Cerré los ojos y suspiré con resignación, estudiando los recuerdos de los últimos días que aun flotaban en mi cabeza. No valía la pena, repitió una voz tranquila en mi cabeza. ¿Por qué? Porque se escapó una vez más. Porque no quería escuchar. Simplemente porque a él no le importaba tanto como a mí. Pero no importa cuánto intentara creerlo y convencerme de que la ruptura era lo mejor para los dos, un sentimiento de arrepentimiento y una amarga decepción aún se escondía en algún lugar dentro de mi corazón, apretándolo de vez en cuando y dejándome sin aliento.

Cuanto más pensaba en Walter, más me enfadaba. Había tantas dudas en mi mente, preguntas que no podía responder. Pero estaba segura de una cosa. Era mi momento, mi oportunidad de finalmente olvidarme de Walter y seguir adelante. Esta vez era de verdad. No tenía sentido pensar lo que podría haber pasado si le hubiera contado la verdad antes de que me besara. O lo que podría haber sucedido si hubiera evitado que se escapara. Eso era inútil porque no podía retroceder el tiempo. No podía hacer que lo nuestro volviera a funcionar. No estábamos destinados a estar juntos.

¿No?

▬▬▬▬❀▬▬▬▬ 

  El sonido de un gran camión aparcando delante de mi casa irrumpió en mi habitación a través la ventana abierta, haciéndome volver a la realidad. Puse los pensamientos sobre Walter lejos. Instintivamente, miré las cajas que yacían en el suelo cerca de mi cama, esperando su turno. Tragué saliva, sin saber por qué de repente me sentía tan nerviosa. Era hora de dejar atrás todos los recuerdos, dudas y preocupaciones.

—¿Estás lista, Aria? —irrumpió con fuerza la voz de mi madre, forzándome a levantarme de la cama. Estaba limpiando la cocina, asegurándose de que tuviéramos todo empacado después del almuerzo. Me acerqué a la ventana y abrí las cortinas solo para ver a mi padre ayudando a uno de los chicos de la compañía de mudanzas a poner las cajas en el camión. Respiré hondo, sintiéndome como si alguien pusiera un peso pesado sobre mis hombros.

La vista parecía más triste de lo que esperaba.

—¡Aria!

—¡Cinco minutos, mamá! —le dije sin dejar de mirar a mi padre. Mi madre era una gran mujer, pero definitivamente no era la persona más paciente del mundo.

Ignorando el hecho de que sonaba grosera y frustrada, eché un último vistazo a mi habitación. Mi antigua habitación. Aunque no pasé mucho tiempo, sentía que iba a extrañar el lugar más que otras habitaciones que había tenido en los últimos años. Curiosamente, también iba a extrañar a las personas que había conocido. Esos pocos meses que pasé aquí me dieron una buena lección de vida y gracias a ello me sentía más sabia, más fuerte y definitivamente más experimentada. Estaba preparada para comenzar de nuevo en un nuevo instituto y en mi nueva clase, sin mentiras, actos o estafas inútiles. No lo necesitaba para hacer nuevos amigos, solo tenía que ser yo. Y si a alguien no le gustaba la verdadera Aria, entonces simplemente no valía la pena ni mi tiempo ni mi esfuerzo. No podría complacer a todos a mi alrededor, ¿verdad?

Sonreí. Lástima que me había dado cuenta ahora, después de toda la catástrofe. Como dicen, mejor tarde que nunca.

Me enderecé y tomé mi bolso, escuchando unos pasos. Me giré, esperando ver a mi madre, pero en lugar de ella, me encontré a Jake en el marco de la puerta, observándome con una mirada indiferente.

Nos miramos el uno al otro durante unos minutos antes de que sus labios se curvaran en una sonrisa. Aunque me estaba sonriendo, de alguna manera su sonrisa parecía forzada y no me daba la sensación de comodidad que necesitaba en este momento. Me preocupé porque Jake parecía triste y nervioso, lo opuesto a lo que solía ser en mis ojos.

—Tu madre me dijo que subiera a tu habitación —explicó con falsa felicidad, sorprendiéndome un poco por su tono fuerte. Entrecerré los ojos, tratando de averiguar qué estaba pasando porque algo acerca de él parecía extraño.

Oh...

—¿Qué te pasó? —respondí con otra pregunta, señalando con mi dedo el lazo izquierdo de su boca. Parecía que alguien le había golpeado, haciéndola un corte en el labio inferior como señal de su fuerte desacuerdo sobre lo que Jake hizo o dijo. De alguna manera sentí que sabía quién podría haber hecho eso y Jake se dio cuenta. Suspirando cansadamente, se acercó, se cruzó de brazos y me miró con resignación.

—Digamos que tuve una intensa e interesante conversación con Walter.

Me mordí el labio, preguntándome si algún día mi corazón dejaría de dar un salto mortal al escuchar su nombre. Respiré hondo e intenté alcanzar dos cajas a mi derecha, cerca de la cama, me di la vuelta para cubrir el daño que había causado la mención de su nombre. Tenía que parecer fuerte, al menos delante de Jake.

Me aclaré la garganta, sintiendo su mirada. Probablemente sabía lo que estaba pensando, pero no debería sorprenderme. Siempre fui como un libro abierto para él y Jake podía notar incluso el más mínimo cambio de humor. Ocultarle algo era imposible, pero todavía quería intentarlo una última vez, durante este último día con él.

—Supongo que no fue fácil, ¿eh?

—Podría ser peor. Después de todo solo me golpeó una vez —Jake se acercó y tomó una de las cajas en mis manos, mirándome por un breve momento. Incluso si se daba cuenta de cuánto fingía sonar normal, como si los últimos días no hubiesen sucedido, decidió ignorarlo. —Podría haber esperado esta reacción de él después de escuchar tus noticias.

—Como puedes ver... —me detuve a mirar su moretón en el labio. —No se lo tomó muy bien. Lo siento por causarte más problemas.

—No lo sientas —Jake agitó su mano en el aire. —En realidad después de esto tuvimos una conversación honesta y decente. Por primera vez, dijo lo que pensaba en lugar de evitarme o pretender estar bien, así que debería darte las gracias. Quiero decir, estuvo mal que primero me pegara antes de decir lo que pensaba, pero bueno, no se puede tener todo ¿no? —se rio en voz baja y no pude evitar sonreír, al ver sus ojos brillando con repentina alegría. —Debería estar agradecido de que no viniera con un cuchillo escondido debajo de la camisa.

Esta vez fui yo quien se rio entre dientes. Jake me lanzó una mirada de satisfacción, probablemente aliviado de verme reír, aunque sea por un momento.

—Me alegro —dije, arreglando el bolso en mi hombre. Y realmente lo hacía. Por una vez fue agradable escuchar que no destruí algo y causé un completo desastre. Me sentía contenta porque Jake era una de esas personas que merecían ser felices y pude ver que definitivamente se sintió aliviado después de hablar con Walter.

Jake me devolvió la sonrisa, parpadeando perezosamente como si quisiera apreciar el momento antes de volver a hablar. —¿Qué vas a hacer ahora?

—No lo sé —inhale profundamente, sabiendo a qué se refería. O quién. No quería que esa persona volviera a ocupar mi mente, así que intenté enfocar mis pensamientos en otra cosa. Respiré hondo y me di cuenta de que el aroma ligeramente perceptible de la cocina de mi padre todavía estaba colgando en el aire. Pasó tres horas en la cocina, haciendo mi plato favorito, pero no comí nada en el almuerzo. De hecho, no comí mucho estos días.

Miré la caja que sostenía y luego miré a Jake.

—Solo habla con él —la suave voz de Jake llegó a mis oídos y segundos después sentí su mano en mi brazo. Vio el pánico en aumento en mis ojos y decidió consolarme. —Sabes lo terco que es Walter. Necesita tiempo.

No podría estar en desacuerdo con él. Pero, ¿qué hay de mí? También necesitaba tiempo y espacio para pensar en todo, para volver a vivir. Tenía que dejar que mi dolor se aflojara y dejar que el tiempo arreglara mi corazón roto porque el pegamento y la cinta que estaba usando ahora eran solo temporales. Tenía que empezar a pensar en mí, en mi propio bien en lugar de correr tras alguien que no planeaba detenerse y esperarme.

—No —levanté la cabeza para mirar a Jake directamente a los ojos, con determinación. Retiró la mano casi de inmediato, sobresaltado por mi movimiento. Había sorpresa en sus ojos y confusión escrita en su rostro. —No voy a hablar con él.

—¿Por qué? —puso su mano de nuevo en la caja. —¿Ahora lo odias?

—No —o sí lo odiaba. Odiaba el hecho de que me dejara. Odiaba el hecho de que no me dejara hablar y explicarme. Odiaba tanto que lo quería, y no importaba que lo hiciera, no podía enfadarme con él. Y encima de eso odiaba lo que me hacía. Estaba destrozada, cerrada en un bucle de pensamientos sobre él, incapaz de funcionar sin Walter. Era cierto, lo extrañaba como si fuera necesario para respirar. Pero también tenía un poco de orgullo.

—Sabes que no puedo odiarlo... pero, ¿por qué? —apreté los dientes, sintiendo rabia. Mi voz se hizo más suave, llena de frustración y arrepentimiento. —¿Por qué siempre tengo que ser yo? ¿Por qué siempre tengo que correr tras él y explicarme como si fuera una criminal?

—Sabes que está enfadado porque no le dijiste que te ibas a mudar. Me lo dijiste y...

—¿Pero me escuchó, Jake? —interrumpí. —¿Quería escucharme al menos una vez? ¡Maldita sea, fuiste el primero en saberlo porque no te escapaste de mí o dijiste que era asquerosa y que debería alejarme de ti! Entonces, dime, ¿cómo podría decirle cuando me estaba alejando cada vez que lo intentaba?

Esta era la primera vez que probablemente expresaba mi ira hacia Jake y mi repentino arrebato me sorprendió tanto como a él. No dijo nada y siguió mirándome con las cejas levantadas y los labios apretados en una línea delgada. No se movió, como si eso pudiera volverme más loca. Lo vi mirando brevemente la puerta como si estuviera comprobando si tenía alguna posibilidad de huir, luego sus ojos se fijaron en los míos.

Exhalé fuerte, de repente sintiéndome estúpida por gritarle. —Lo siento.

—Debería ser yo quien lo diga —Jake se pasó una mano por el pelo, se arruinó el peinado y dio esa mirada sexy e irresistible. Exhaló con cansancio. —Quiero decir, lo primero que no debería interferir, pero no puedo ayudar y ver cómo los dos complican todo cuando es obvio que ambos sienten lo mismo.

—Tal vez no nos adaptamos —dije con tono serio, haciendo que Jake alzara su frente. —Walter es mucho más experimentado que yo —continué. —Él tenía un montón de chicas, mientras que yo solo tuve un novio y fue él. Lo que quiero decir es que, para mí, Walter siempre fue el primero, mientras que yo solo era otra chica en su vida. Estamos en niveles distintos, eso simplemente no puede funcionar.

—¿Y vas a huir y te rendirás solo por esto? —Jake se burló y entrecerré los ojos, sintiéndome ofendida. —Es estúpido, Aria. Las personas no se eligen entre sí según su experiencia en relaciones.

—Me di por vencida porque estoy cansada de ser la única que se preocupa y lo intenta todo el tiempo —corté a Jake con voz firme, esperando que dejara el tema. Toda esta conversación era inútil, ya que ambos teníamos una opinión diferente sobre Walter y me sentía cansada de eso, incapaz de seguir arrastrándome. Arreglé la bolsa constantemente cayendo de mi hombro, dando a Jake una última mirada. —Y no estoy huyendo. Pero tampoco voy a intentar arreglar todo entre nosotros. A veces tienes que darle a una persona la oportunidad de demostrarte lo que mucho que significas para ella, y eso es lo que estoy haciendo ahora mismo. 

Jake abrió la boca para decir algo, pero una repentina conmoción en el pasillo nos llamó la atención. Los dos miramos hacia la puerta, escuchando los pasos de alguien. No esperaba ningún otro visitante, pero estaba segura de que, fuera quien fuera, esa persona estaba escuchando a escondidas, esta vez el sonido de pasos se hacía cada vez más débil. Definitivamente, alguien bajaba las escaleras después de escuchar toda la conversación entre él y yo.

Miré a Jake, tratando de encontrar alguna señal de que supiera quién podría ser. Lo vi tragar saliva y cuando me miró y vi que sus ojos estaban inundados de perplejidad y pánico, la verdad me golpeó con fuerza.

¿Cómo pudo hacerme esto?

—¿Lo planeasteis juntos? —le espeté a Jake, cubriendo la distancia entre mi lugar actual y la puerta en un segundo. No podía creer que vino aquí con él y fingió que estábamos solos para dejarme hablar. Estaba lista para detener a Walter y decirle lo cobarde que era para esconderse en lugar de enfrentarme, pero cuando salí de mi habitación, vi a alguien a quien no esperaba.

Iris estaba a mitad de camino, sosteniendo la barandilla de madera como si su vida dependiera de ello, observándome.

—Hola —dijo Iris, forzando una pequeña sonrisa.

—¿Qué estás haciendo aquí? —pregunté y ella me miró como si acabara de decirle que explicara cuál es la teoría heliocéntrica. Miré a Jake, que estaba ahora de pie junto a mí. Parecía sorprendido, tal vez incluso más que yo.

—Solo quería decir adiós... —se explicó, todavía sujetando la barandilla. —Quiero decir, ahora vivirás lejos, así que no tendremos muchas oportunidades de vernos, pero si hubiera sabido que estabas ocupada...

—Me tengo que ir —la repentina voz de Jake me sobresaltó y cambié mi atención hacia él. Le dio una palmadita a la caja entre sus manos y me sonrió. —La llevaré —habló, caminando y parándose junto a Iris y dándole un breve examen antes de girarse hacia mí y guiñar el ojo juguetonamente. —Espero verte pronto, Aria. ¡Recuerda darme tu dirección!

—Tú serás el último en conseguirla —le sonreí y él sonrió con satisfacción, sabiendo que no lo haría. Dios, definitivamente iba a extrañarlo. Agitando su mano en el aire con un corto adiós, me dejó sola con Iris. Puse mi atención sobre ella y se acercó unos pasos, sintiéndose más valiente y menos torpe que antes. Justo en ese momento, noté sus mejillas con un delicado color rosa.

—¿Te estás sonrojando? —le pregunté sorprendida y ella me lanzó una mirada aterrorizada, solo para golpear mi brazo y burlarse.

—¡No! —gritó, tratando de defenderse y me reí entre dientes al ver que su rostro se ponía aún más rosado. —Será mejor que me digas qué está pasando aquí.

—No está pasando nada, Jake solo vino a decir adiós. Como tú.

—¿Y qué hay de Walter?

Mi corazón dio un salto mortal e hice una mueca. —¿Qué hay de él? Sabes que no quiere verme.

Iris miró la puerta principal y luego volvió su cabeza hacia mí de nuevo. Confundida, decidí ignorar su comportamiento. Dándole la caja que estaba sosteniendo, tomé otra de mi habitación y comencé a caminar, dejando todo atrás. —Vamos, tenemos que darnos prisa.

▬▬▬▬❀▬▬▬▬  

Hola Playboys, mil años después aquí estoy :v

Me he estado tomando un tiempo de vacaciones de Wattpad y preparando algunas cosas que tenía por ahí pendientes, so... sí, estoy de vuelta.

¿Qué les ha parecido el capítulo?

¿La actitud de Aria? ¿Os gusta el camino que ha decidido tomar, o habríais hecho otra cosa en su situación?

Quedan unos cuantos capis antes del final, aprox... ¿3? Más o menos, i don't know.

SIGANME EN INSTAGRAM: @cheekybrotherswattpad

VIVA LA PUBLICIDAD

Cheeky love, xx

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top