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6. Del cómo la mentira acabó por ser mi pesadilla.
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A R I A
¿Cómo debería describirlo? Era como estar acorralada en una pequeña jaula con un león hambriento. O como nadar con los músculos apretados en un océano lleno de tiburones. Sí, estaba en la misma habitación que un depredador voraz sin oportunidad de escapar, teniendo en cuenta cómo Walter me miró con voracidad.
- ¿Qué debería hacer contigo? – su voz controlada me sobresaltó más de lo que haría un grito enfurecido. Él inclinó la cabeza y cruzó los brazos. Después de pensar en algo por un rato, suspiró como derrotado. – Tus molestas amigas me dijeron que querías romper conmigo. ¿Alguna explicación?
Asustada como el infierno, miré a mi alrededor para ver si había alguien a quien pudiera gritar ayuda. La sorpresa y la gratitud me inundaron cuando vi a gente reuniéndose cerca de la entrada de la clase. ¿Alguien había difundido el chisme de Walter teniendo una charla conmigo? Pero esa era mi oportunidad, ¿no? No podía hacer nada cuando había gente mirando.
Nunca pensé que encontraría seguridad en esos espectadores pululando.
- Tenemos audiencia – lo miré con una pequeña sonrisa que empezaba a formarse en mi rostro por el alivio. – Ten cuidado y no destruyas tu imagen.
El nervio de repente llenó mi cuerpo e imité su postura, apoyándome contra el respaldo de la silla con los brazos cruzados, traté de molestarle porque ya no estaba en el lugar para intimidarme.
Pero él solo sonrió, tercamente impasible por mis palabras. Una pequeña burla salió de sus labios cuando vio mi pose, tan segura y tan diferente de mi temperamento habitual.
- Eres tan divertida cuando te engañas tratando de parecer dura y actuando más inteligente de lo que eres.
- ¿Q-qué? – casi me ahogo al escuchar su insulto. Ya no podía comprender la situación. Estábamos rodeados por otras personas y Walter tenía que mantener su imagen de estudiante perfecto con una personalidad amable. Entonces, ¿por qué seguía siendo tan grosero con tanta confianza? - ¿No tienes miedo de que los demás descubran tu secreto? Todo está en mi cámara...
- No, claro que no – me interrumpió y parpadeé un par de veces antes de darme cuenta de lo que decía.
¿Sabía que no tenía pruebas desde el principio? Espera, ¿por qué estaría de acuerdo en ser mi novio?
Mis ojos se agrandaron cuando se inclinó más cerca y su rostro estaba a solo unos centímetros de distancia del mío. Una ola de suspiros celosos y divertidos desde atrás llegó a mis oídos. La gente que estaba fuera del aula observaba cada uno de nuestros movimientos. Walter los miró, luego a mí y sus labios se curvaron en una sonrisa.
- ¿Quieres que te cuente un secreto? – sin esperar mi respuesta, se cubrió la boca con la mano para evitar que los demás estudiantes pudiesen adivinar lo que estaba a punto de decir. – Te apuesto lo que quieras a que no tienes narices de comenzar los rumores sobre mí – con eso, se acomodó en la silla. - ¿Quieres saber por qué?
Tragué saliva, no queriendo particularmente escuchar su respuesta, pero la curiosidad controló mis palabras sin que me diera cuenta.
- ¿Por qué?
- Porque nadie te creería – afirmó con simpleza con un ligero encogimiento de hombros.
Con una sacudida de cabeza hacia la gente que inspeccionaba la situación desde fuera, me incitó a mirarlos. El grupo de estudiantes que nos miraban y cuchicheaban ya era dos veces más grande que antes.
- Todos me ven como un modelo a seguir – dijo con satisfacción. – Estudiante top, gran personalidad, y con voluntad de ayudar a los demás. Pero tú tenías poca reputación a tu nombre antes de convertirte en mi novia. Más de las personas ni siquiera sabían de tu existencia antes de nuestra relación – pasó una mano por su pelo. – Ellos no creerán a alguien que acaba de llegar a sus mundos, especialmente si trata de derribar a su supuesto novio y modelo a seguir de los demás.
Volví la cara para alejarme de la multitud, incapaz de ocultar mi irritación mientras asimilaba cada una de sus palabras. Apreté los dientes inconscientemente, tratando de sacudirme de la ira repentina que sentí cuando me di cuenta de lo sinceras que eran sus palabras. Yo no era nadie. Saber que sus palabras no eran para nada exageradas me dolió como mil cuchillos.
- ¿Entonces por qué? – miré mis zapatos. De alguna manera, tenía mucho miedo de hacer contacto visual con él. Mi voz temblaba aunque intenté reconfigurar lo mejor posible una actitud distante e indiferente. Agarré con mis dedos el borde de la camisa para evitar que temblaran. - ¿Por qué me dejas ser tu novio si no soy nadie? Acaso no tienes miedo de... - me detuve cuando sentí su toque debajo de la barbilla. Levantó mi rostro obligándome a mirarlo. Mi corazón comenzó a latir rápidamente debido al repentino contacto.
- La pregunta es... - bajó la voz e hizo una pausa para obtener efecto. - ¿Qué es lo que quieres? Primero me pides que sea tu novio falso, y luego vas por ahí difundiendo que quieres romper conmigo.
Walter me soltó cuando las chicas de afuera comenzaron a gritar de ira y emoción. Probablemente asumieron que teníamos un momento privado y romántico. Dejé escapar un profundo suspiro, dándome cuenta de que no había respirado adecuadamente todo el tiempo que me había estado tocando.
Me mordí el labio inferior. Esa era una buena maldita pregunta. ¿Qué quería realmente? ¿Sería mejor tratar de arreglar mi vida y vivir con honestidad o prefería esconderme detrás de todas esas mentiras hasta el final? Por el rabillo de los ojos vi a Walter levantándose de su silla para irse. Él no iba a esperar un minuto más por mi respuesta (si es que incluso tenía una). Respiré hondo, decidí comprometerme con lo que pensé sería la opción más justa.
- Creo que deberíamos terminar con esta mentira.
- ¿Eso crees? – levantó una ceja y asentí. Su risa silenciosa llegó a mis oídos un segundo después. – Sí, probablemente deberíamos – miró hacia el techo y comencé a preguntarme qué estaba pasando por su cerebro en ese momento. No estaba segura de si él todavía estaba actuando o si realmente iba a dejar que me fuera tan fácilmente. Y justo cuando pensaba que había dejado que me fuera, habló, con el rostro todavía dirigido al techo. – Pero no quiero.
- ¿Cómo? – farfullé. Una sensación incomoda abrumó mi cuerpo cuando Walter volvió a fijar sus ojos en mí y suspiró pesadamente.
- He estado tan aburrido, y luego apareciste – afirmó con calma. – Acabo de empezar a divertirme, ¿sabes? No voy a dejar que mi única fuente de diversión escape así como así – mi corazón latía locamente y estaba segura de que estaba tan pálida como las paredes.
Aria, ¿en qué diablos te has metido?
- Puedes hacer lo que quieras – traté de sonar firme y segura, pero mi voz se quebró al final, haciéndolo sonreír ampliamente. Maldita sea, ¿por qué era tan débil? – No soy un juguete, Walter.
Él guardó silencio por un momento, pero luego se inclinó a la altura de mis ojos. – Si quieres contarle a todos nuestra mentira, adelante. Pero recuerda que soy una persona implacable y tenaz y no me gusta que las cosas no salgan según mis planes. En otras palabras, encontraré métodos para jugar contigo, métodos que podrían ser aun más difíciles de soportar – me alborotó el pelo y sonrió, mostrando sus blancos dientes. Sin pensar demasiado, agarré su mano para detenerlo mientras se alejaba. Ignorando la ola de chillidos del pasillo, Walter se volvió hacia mí. - ¿Qué?
- No... - hice una pausa para encontrar las mejores palabras para describir lo frustrada que me sentía por él ordenándome, pero renuncié inmediatamente porque no podía pensar en algo particularmente ingenioso o impresionante. – No es justo – terminé con un suspiro. – Sólo estás pensando en ti.
Walter chasqueó la lengua con decepción y sus ojos se oscurecieron un poco. – Pero tú hiciste lo mismo, ¿sabes? Fabricaste toda esta mentira para sentirte mejor contigo misma – las palabras fueron pronunciadas con calma y su muñeca salió de mi alcance. – Es lo mismo que tus supuestas amigas, quienes no se preocupan por ti. Mientras puedan obtener algo de ti, sigues siendo valiosa para ellas y te mantendrán cerca – lo miré, confundida.
Podía escuchar el remordimiento y el rencor en su voz. Me estaba hablando a mí, pero de hecho sentí que esas palabras no se dirigían a mí. Walter miró hacia abajo y nuestros ojos se encontraron. Los escalofríos bajaron por mi espalda cuando vi lo serio que estaba.
- La gente es así. Son egoístas y codiciosos, así que deja de actuar inocente. No eres diferente.
Y luego su amable sonrisa regresó mientras se dirigía a su clase. Iris y Charlotte irrumpieron en la sala y corrieron hacia mí, chillando de emoción por lo bien que nos veíamos juntos y lo felices que estaban de que lo hubiésemos arreglado. Pero no les presté ninguna atención. No podía, debido a Walter y a sus últimas palabras, que se reproducían una y otra vez en mi mente.
¿Qué había sido eso?
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W A L T E R
Quizás no debería haber actuado como lo hice. Aria estuvo a punto de descubrir parte de mi debilidad. Había luchado con uñas y dientes para ocultarlo, y por un momento estuve a punto de hablar de más. Por la mirada en sus ojos, supe que se dio cuenta de que realmente no le estaba hablando a ella, me estaba hablando a mí mismo cuando le dije esas cosas.
Por alguna razón, me asusté. En ese momento de debilidad pensé por contarle todo, pensé en los pros y los contras. Pero logré controlarme justo a tiempo.
Nada debía cambiar. Ella solamente sería una distracción, una diversión. Cuando le dije que estaba aburrido, no le estaba mintiendo en realidad. Fue así, todo se había convertido en monótono en mi vida.
Odiaba volverme débil.
Y odiaba la idea de pensar que la gente pudiese ver mis paredes.
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A R I A
Golpeé mi cabeza contra el casillero con resignación. No había esperanza para mi, mi vida estaba completamente revuelta. Si quería vivir en paz, tenía que escuchar a Walter. No, si quería vivir en paz, no debería haberle pedido ayuda en primer lugar. Pero desafortunadamente, lo hice, y para ser sincera, estaba demasiado asustada como para objetar. Pero había algo en sus palabras que realmente me tenían, y por mucho que no quería ver la verdad en ellas, Walter tenía razón, no tenía amigos. No estaba ni siquiera siendo honesta con la gente que llamaba amigos. No podía construir relaciones a partir de mentiras.
Suspiré. ¿Por qué siempre tomaba decisiones equivocadas?
- ¡Oye, tú! – escuche la voz de una chica detrás de mí, me di la vuelta. Cinco pares de ojos enojados me recibieron. Si no recordaba mal, una de ellas era la chica del incidente de la cafetería en la que accidentalmente leche café sobre su falda. Su ceño fruncido y cejas enojadas se hundieron mas cuando su ira se multiplico al verme. – Ven con nosotras – ordenó antes de dirigirse a un aula al azar.
Antes de que pudiera pronunciar una sola palabra de protesta, me arrastraron al pequeño patio que estaba en la parte trasera de la escuela. Desafortunadamente, nadie estaba allí, porque todos se habían ido a casa. ¿Por qué me había rehusado a irme a casa con Iris? Ah, claro, porque ella estaba hablando de Walter todo el tiempo...
Levanté la cabeza para ver a mis secuestradoras. Solo una mirada a esas chicas fue suficiente para decir lo mucho que me iba a arrepentir de haberme decidido a ir a la escuela hoy.
- ¿De verdad eres la novia de Walter? – la chica de la cafetería rompió el silencio. Ella no tenía ningún plan para andarse por las ramas, ¿verdad? Seguramente ella y sus amigas eran admiradoras de Walter.
Suspiré, cansada de escuchar su nombre y constantemente ser atacada por él. – Sí, parece que soy la afortunada – dije con ironía, pero esas chicas decidieron ignorarlo. Endurecieron sus rostros y al instante me di cuenta de que ser sarcástica no fue la mejor opción.
- Rompe con él – dijo de inmediato y me burlé.
Como si no lo hubiera intentado ya.
- No sé cómo demonios le convenciste, pero te obligaré a romper con él. No podéis ser novios.
- ¿Por qué? – no podía dejar de hacer preguntas. ¿Qué oiría esta vez?
Ella sonrió con desdén. – Debido a que no eres nadie. Simplemente derrumbaras la reputación de Walter.
De acuerdo, eso fue demasiado. Sí, sabía que no era una Abeja Reina o una Srta. Popular, pero, ¿todos tenían que frotármelo en la cara? Primer mis presuntas amigas, luego mi supuesto novio y la chica de la cafetería. ¿Cuántas personas necesitaban insultarme? ¿Cómo podían decir cosas tan duras a una persona que apenas conocían? Eso fue grosero.
Cerré los ojos irritada. – Escucha, yo...
- ¡Ah, que pesadas! – fui cortada por alguien por detrás. Alguien que sonaba realmente molesto. Me voltee para ver al dueño de esa voz y vi a un chico descansando sobre un banco. Estaba revolcándose el pelo con frustración. Parecía que acababa de despertarse. – No puedo dormir debido a vuestro incesante ruido – lloró mientras se frotaba los ojos.
Si, definitivamente acababa de despertarse.
- ¿Quién demonios eres tú? – grito la chica de la cafetería.
Esa fue una gran pregunta, teniendo en cuenta que ese chico ni siquiera era de nuestra escuela.
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Aún no es jueves, así que realmente he prometido lo dicho y he subido en miércoles. A pesar de que falten exactamente cinco minutos para las doce. Probablemente cuando esto se suba ya sólo quedarán tres minutos, pero aún así.
En fin, la excusa que tengo es la de siempre, estuve estudiando y después se me pasó el tiempo por completo (mis padres tuvieron la culpa, lo siento).
En fin, ¿qué piensan del capítulo? ¿Qué les ha parecido? ¿Qué piensan de Walter y que podrá estar ocultando? ¿Y ese chico que supuestamente no pertenece a la escuela...? Hmm, espero sus comentarios!
Nos vemos el próximo miércoles playboys!
Disfruten con la lectura :3
Cheeky Love, xx
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