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4. Del cómo las miradas matan

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W A L T E R

Deseaba reírme. Lo juro.

Era lo que más quería en este momento. Pero sabía que no podía, no si quería que mi imagen de chico bueno y maravilloso no se perdiera.

Era tan molesto y frustrante. Tener que mentir todos los días, poner caras de felicidad cuando en realidad lo único que quiero es que todo el mundo me deje en paz, hablar amable cuando lo único que quiero es mandar todo a la mierda, ser humilde cuando lo único que quiero es pensar en mí mismo.

En serio, ¿quién me mandaría a mí pretender ser alguien tan perfecto?

Pero esta chica, la maldita tipa, me había visto y me había pillado como quien dice con las manos en la masa. Pensaba que quizá se rendiría, que dejaría todo atrás si actuaba indiferente o si la amenazaba un poquito.

Pero no.

Tuvo que venir con su estúpida cámara de fotos. ¿Y para qué? ¡Para decirme que a cambio quiere que sea su novio! ¿Tan mal estaba la gente? ¿Tanto deseaban ser populares? ¿Tanto me deseaban? Por favor, si tanto quería estar conmigo sólo tenía que habérmelo pedido. Aunque en realidad no cualquier puede estar conmigo. Obviamente, tenía que mantener una reputación.

La chica esta, Lauren creo que se llamaba, comenzó a gritarle. - ¿Crees que un simple lo siento es suficiente?

Me fijé en ella, parecía como un ciervo asustado a punto de ser atropellado. Y a pesar de que por dentro me estaba muriendo de la risa, hice algo estúpido. Por alguna razón, quise salvarla de la situación, y para eso iba a arriesgar mi preciada reputación por ella.

Oh, los beneficios por esto le iban a salir caro. Ella no iba a salirse de rositas así como así.

Comencé a caminar mientras ponía una de mis mejores sonrisas y me acerqué a ellas.

- Lo siento por eso – dije, sin dejar de sonreír.

Lauren cambió su atención a mí y sus ojos se agrandaron. Quise volver a reír, a pesar de que su reacción me la había esperado. La otra chica, se giró lentamente hacia mí, y su reacción tampoco tuvo precio.

Tenía que parar ya, esta chica era demasiado graciosa.

- Pagaré por ello, envíalo a la tintorería – dije con calma, con mi mejor actuación de caballero al rescate.

No me gustaba ser una persona la cual se echaba flores las veinticuatro horas del día, pero a veces pienso que debería recibir un óscar. Una actuación como la mía pocos eran capaces de realizar.

Saqué la cartera del bolsillo del pantalón. - ¿Cuánto necesitas? – la miré y vi que estaba boquiabierta.

- Walter, ¿por qué vas a querer pagarla? – preguntó con voz temblorosa.

Sonreí más fuerte. Oh Dios, aquí llegaba, el clímax de la situación. Ya podía escuchar los tambores de fondo, anticipando la que sería la respuesta que dejaría a todos patas arriba.

- ¿Por qué? – repetí, haciendo una pausa de forma misteriosa, manteniendo la tensión.

- Sí, ¿por qué? – una chica se unió a la conversación. Su nombre no lo recordaba. – Eres demasiado amable. Ella debería ser capaz de asumir la responsabilidad.

Me reí, no pudiendo aguantar más. – Tienes razón.

Entonces, miré a la chica en cuestión quien estaba totalmente paralizada, a la espera de ver a dónde la iba a llevar toda esta situación. Puse un brazo sobre sus hombros, sonriendo como sólo yo sabía hacer.

- Pero, ¿acaso no puedo cuidar a mi novia?

Y explotó. El momento cumbre llegó a su fin y sonreí mientras notaba cientos de pares de ojos sobre nosotros. Todo se quedó momentáneamente estancado, como si el reloj se hubiera parado, nadie acababa de creer del todo mis palabras.

Pobres, tendría que dejarles un poco de tiempo para que llegasen a comprenderlo del todo.

Pero no es mi culpa señoras y señores, díganselo a la chica a mi lado. La cual, por cierto, me debe unos cuantos favores.

Oh, esto le iba a salir muy caro.

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A R I A

En el momento en el que estaba de vuelta a la realidad después de reproducir incontablemente la repentina confesión de Walter, yo ya estaba sentada en la mesa con Charlotte e Iris mirando a Walter, sentado a mi lado, como si fuera de oro.

Se sentía mal el utilizar la palabra nosotros para describirnos a Walter y a mí, porque aún éramos solo extraños que nunca antes habían interactuado. Quiero decir, obviamente conocía a Walter e incluso lo admiraba de vez en cuando como las demás chicas, pero probablemente estaba demasiado ocupada sonriendo y manteniendo su imagen prístina como para notarme.

¿Y ahora?

Éramos reconocidos como una pareja, el novio encantador y la novia encantadora (sí, ese era el nuevo título que me había dado a mí misma, pero seguro que las otras chicas celosas me llamarían algo mucho peor que eso). Incluso sin mirar alrededor, ya podía sentir las miradas asesinas.

- Toma – oí la voz de Walter y cambié mi atención de mi almuerzo a él, sólo para saltar de miedo cuando descubrí el tenedor con un trozo de hamburguesa cerca de mi cara.

Me recosté, asustada de que este delicioso trozo de hamburguesa terminara en mis mejillas si no me movía. Desconcertada, miré a Walter, quien me estaba obligando a comerlo.

- ¡Di, ah! – abrió ligeramente la boca y movió el tenedor con gesto alentador.

Yo incluso no quería saber ni lo estúpida que parecía, siendo la destinataria de su afecto y atención, la cual de repente apareció de la nada.

En serio, ¿estás bromeando? ¿Quién se cree que soy? ¿Una niña de tres años?

Mis dos amigas, a quienes vi de reojo, estaban igual de sorprendidas y conmocionadas que yo. Intenté tanto transmitir un mensaje a través de una mirada atenuada, rogándole que lo dejara, pero sonrió y me la metió en la boca sin previo aviso.

- ¡Buena chica! – me sonrió mientras me ahogaba, sin estar preparada para comer la comida tan de repente.

Definitivamente iba a matarlo por eso más tarde.

- Son tan adorables juntos – Iris fue la primera en salir de su estupor. Tragué el trozo de hamburguesa y forcé una sonrisa para agradecerle el cumplido. – Pero es bastante sorprendente... - ella se inclinó más cerca de nosotros, obviamente, tratando de acercarse a Walter. - ¿Por qué lo escondieron?

Aquí estaba otra vez. Iris obstinadamente mantuvo sus dudas. Ella había sospechado de mi supuesto novio desde el principio y después de saber que era el perfecto Walter, quien estaba demasiado ocupado para siquiera hablar con las chicas más de cinco minutos, ella no estaba dispuesta a renunciar tan fácilmente.

Me aclaré la garganta para prepararme para otra mentira, pero Walter fue más rápido que yo.

- Se lo pedí yo – sonrió mientras dejaba descansar el tenedor en la mesa (suspiré aliviada, al menos no iba a ser obligada a comer algo de nuevo y esa idea me hizo tremendamente feliz). – Como saben, soy muy popular y no quería ser molestado por eso.

Bueno, y eso chicos, es la definición de humildad.

Se encogió de hombros y se echó hacia atrás en su silla con una sonrisa tranquila que, lamentablemente, me pareció demasiado linda.

- Pero después de ver a todas esas parejas juntas, tomándose de la mano y pasando tiempo juntos en clase, no quise esconderlo más – se pasó la mano por el pelo. – Creo que soy demasiado egoísta.

Las chicas, que se inclinaron hacia nuestra mesa, asintieron con la cabeza, y reflejé esa acción sin darme cuenta. Esa fue una excusa razonable, y con Walter actuando natural mientras decía esas líneas, realmente creí por un momento que incluso estábamos saliendo.

No podía dejar de mirarle fijamente con asombro. Si no supiera que todo había sido inventado, me habría conmovido de sus palabras. No, mentira. Me habrían emocionado sus palabras, aunque tenía el conocimiento de que él no estaba siendo tan honesto. Definitivamente Walter sabía qué decir para hacer que las chicas se desmayaran y tomar cada palabra suya como una verdad impresa.

Todo esto me hizo pensar si realmente ayer tuve esa extraña conversación con Walter. ¿Cómo podía una persona cambiar tan drásticamente en un día?

- ¿Qué está mal? – preguntó en voz baja, haciéndome saltar en mi silla.

Mierda, ¿se dio cuenta de que lo estaba mirando todo el tiempo? Me miró con preocupación y no pude evitar sonrojarme un poco. Maldita sea, debería dejar de sentirme tan avergonzada delante de él. No podía olvidar que todo era mentira.

- Nada... - murmuré para que me dejara en paz.

Volví la cabeza en la otra dirección para cubrir mi rostro, que probablemente ahora se parecía a un tomate grande y rojo. Oí su risa tranquila y el sonido de la silla arrastrarse un segundo más tarde, pero no pude obligarme a mirarlo de nuevo. Sus ojos me distraían demasiado.

- Entonces me iré – me di cuenta de que se puso de pie porque no pude escuchar su voz tan clara como antes. – Nos vemos más tarde, chicas.

Charlotte e Iris le sonrieron y saludaron enérgicamente mientras miraba mis manos con fascinación recién descubierta. Cuando no escuché el sonido de sus pasos, suspiré de alivio.

Eso fue... ¿cómo lo describiría? Extraño.

Sí, eso estaba bien con Walter y su actuación. Lo estaba exagerando y debería discutirlo con él más tarde para atenuarlo, especialmente porque no tenía que alimentarme. Bueno, abrazarme y besarme era una cuestión aparte, porque prefería reservarme para mi novio real, si pudiera tomarse un tiempo y encontrarme, por supuesto.

Además, no podríamos fingir por siempre, así que tal vez deberíamos fingir una ruptura después de dos semanas juntos. Una semana sería demasiado sospechoso, pero no creía ser capaz de soportar las miradas asesinas durante más de dos semanas.

14 días como una novia falsa sonaba perfecto.

- ¡Aria! – Charlotte se sentó a mi lado y se aferró a mi brazo, casi haciéndome caer de la silla. - ¿Cómo pudiste escondernos esto a nosotras? – me gritó directamente a la oreja y cerré los ojos, con la esperanza de que de alguna manera pudiera soportar ese ruido.

- Lo siento chicas – sonreí con tono de disculpa. – Como él dijo, no podía.

- ¡Esto es increíble! – Iris se cambió de asiento y también se sentó a mi lado, dejándome sin mucho espacio. - ¡Estás saliendo con Walter Clark!

Forcé otra sonrisa, sin saber realmente por qué estaban tan entusiasmadas con eso. Bien, eso es una mentira. Sabía exactamente por qué no podían mantener la calma. Nadie podría.

En el interior, sentía como una explosión debido a todas las emociones mezcladas que de repente inundaban mi cerebro. Era un error pensar en Walter y en mí como pareja, pero, querido Dios, era Walter Clark, una perfección andante.

Incluso aunque fuera una novia falsa, ¿no podía gustarme el hecho de que fuera mío?

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El timbre que indicaba el final del día me hizo sonreí como si acabara de ganar la lotería. El día fue bastante pesado y me alegré de que mis clases finalmente terminaran.

El chisme en nuestra escuela se extendió bastante rápido, así que tres clases más tarde, todos sabían que estaba saliendo con Walter. Traté de actuar con normalidad, pero no era tan fácil cuando las personas que me rodeaban me daban miradas hostiles y se comportaban como si quisieran matar a alguien.

- ¡Aria! – dejé de meter mis cosas en la mochila y levanté la cabeza para ver a Iris parada a un par de pasos. Estaba sonriendo como una idiota. ¿Estaba feliz de irse a casa? - ¿Ya has terminado? – preguntó y pude escuchar la impaciencia en su voz.

El destello en sus ojos mostraba que estaba ansiosa por algo, aunque no tenía ni idea de por qué.

- Sí – metí el último libro en la mochila y cerré mi casillero. - ¿Por qué tienes tanta prisa?

- ¿No lo recuerdas? – hizo un puchero, y me sentí más confundida. ¿Había planeado algo para hoy? Iris cruzó los brazos, con ligera decepción en su rostro. - ¡Hay una nueva pastelería cerca de aquí y pensábamos ir a visitarla hoy! ¡Me lo prometiste hace tres días!

Sinceramente, yo no recordaba nada de eso.

¿Tanto ignoraba las conversaciones en la cafetería? Algún día, seguramente me metería en problemas por no prestar atención.

Le sonreí tímidamente. Bueno, no me importaría dedicarme a comer un pastelito de chocolate. Diría que me lo merecía, después de sobrevivir al anuncio de Walter y recibir tantas miradas amenazadoras.

- ¿Pastelitos? – dije, mostrando mi entusiasmo. – Suena bien, vamos.

Estaba a punto de envolver mi brazo alrededor del brazo extendido de Iris cuando alguien más envolvió una mano con la mía.

- Disculpen, señoritas – Walter se interpuso entre nosotras, su espalda se volvió contra mí. Logré ver su sonrisa por un segundo antes de enfrentarme a Iris. – Hoy te la robo. Espero que no te importe.

Al estar tan sorprendida como yo, Iris no pudo pronunciar ni una sola palabra y simplemente asintió. Él apretó su agarre y me arrastró fuera del edificio. Le dije adiós con la mano a Iris y murmuré una disculpa antes de desaparecer de mi vista. Fijé mis ojos en su mano sosteniendo la mía. El calor que pude sentir de su palma era tan extrañamente agradable que realmente no me importó la idea de que sostuviera mi mano con más frecuencia.

Espera... mis pensamientos iban en una dirección equivocada y debería dejarlos antes de que sea demasiado tarde. No podía apegarme a este tipo. No, si quería seguir viva para mi próximo cumpleaños. Sus fangirls eran definitivamente demasiado aterradoras.

Además, ni siquiera lo conocía. No podía desarrollar este tipo de pensamientos hacia Walter. Necesitaba un novio que fuera menos popular para que nadie quisiera matarme por celos.

- Oye, ¿a dónde vamos?

Finalmente encontré algo de coraje para hablar y me solté de su agarre. Él dejó de caminar y se volvió hacia mí. Una voz silenciosa en la parte posterior de mi cabeza me dijo que huyera lo más rápido posible, pero mis piernas se sentían lentas e insensibles.

En ese momento, me di cuenta de que estábamos de pie entre dos edificios en una calle tranquila, la cual no reconocí. Miré a Walter y me quedé helada un segundo después. Y él precisamente no se veía muy bien, su sonrisa linda y cálida había desaparecido, probablemente tan pronto como dejó la escuela.

- ¿Qué pasa? – dije tratando de sonar tranquila, ignorando su intensa mirada.

Era aterrador. Estar en este callejón daba miedo. Estar con Walter era aterrador.

Por un segundo, consideré decirle que sonriera de nuevo, pero al final me di cuenta de que era una idea estúpida. De todos modos no es como si fuera a escucharme.

Walter respiró hondo y se revolvió el cabello, arruinando su peinado previamente engominado. Tragué saliva, finalmente comprendí que el Walter malo estaba de regreso. Sus palabras sobre el arrepentimiento de mi elección aparecieron en mi cabeza de inmediato y empecé a extrañar el viejo y lindo Walter.

- Fingir ser tu novio es tan molesto... - habló. – Tuve que explicar lo que pasó entre nosotros a todos.

Me sonrió de forma indiferente. Se acercó unos pasos, y antes de que pudiera reaccionar, estaba a pocos centímetros de mí.

- Es tan molesto, ¿sabes? – escaneó todo mi cuerpo y una extraña sensación de dèja vu me inundó.

- Lo sé, lo sé, pero fuiste genial...

Intenté poner las palmas sobre su pecho para evitar que se acercara, pero él agarró mis manos y las inmovilizó contra la pared. Jadeé, sorprendida de este repentino movimiento. ¿Qué estaba haciendo? Si esto era una broma, no era divertido en absoluto.

Walter, tu sentido del humor no me gusta.

Traté de liberarme de su agarre, pero era demasiado fuerte.

- ¡Déjame ir! – lo fulminé con la mirada, pero su respuesta fue acompañada por una sonrisa diabólica.

- Te lo dije, no hay nada gratis – se inclinó más y miró directamente a mis ojos. – Ahora es mi turno para cosechar los beneficios.

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No pude subir capítulo el miércoles porque tenía examen ese día, y luego tenía que estudiar para un examen que tuve hoy. Ya les dije que no subiría si había una buena razón, y esa es...

¡PRIMER CAPI CON POV DE WALTER! ¿Qué opinan? No soy de escribir POVS de chicos como podrán comprobar en mis otras historias, pero es bueno comenzar a escribir cosas nuevas y experimentar. Así que si tienen alguna crítica, sea bien recibida, lo agradeceré ^^ 

¿Siguen pensando que esconde algo? ¿Y creen que esa sea la razón de su comportamiento? ¿Qué piensan de la historia hasta el momento?

Espero que les guste, ¡nos vemos!

Cheeky Love, xx

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