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5. Del cómo evitar a la gente

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A R I A   

En las películas, las personas en peligro siempre tienen una presentación súper rápida con los recuerdos más importantes de su vida. Es como si quisiera estar seguro de que no tiene ningún remordimiento, que hicieron lo suficiente para que ellos mismos o las personas a su alrededor fueran felices.

Siempre me pregunté si eso me pasaría a mí.

La verdad es que no había necesidad de preguntar. Me di cuenta de que todo ello era una mierda inventada por Hollywood. Estaba claro que estaba en una situación peligrosa, probablemente la más peligrosa de toda mi vida, y no había nadie en mi mente salvo ese subconsciente silencioso que me regañaba y gritaba que era la persona más tonta de este planeta. Por mucho que quisiera estar en desacuerdo, esto era innegablemente cierto, considerando cómo terminé con ese malvado Walter. Mi rara habilidad para conocer a gente equivocada y meterme en problemas debería ser aclamada.

Respiré cuando Walter trazó una línea con su dedo a lo largo de mi clavícula. Esa acción me llevó a darme cuenta de nuestra proximidad (o más bien, la falta de ella). Mi cuerpo se tensó por sus dedos y su toque. Su sonrisa agració sus labios, informándome que era consciente de su atracción sobre mí. Y aunque quería liberarme, ni siquiera podía empujar un dedo para comenzar mi escape. Ciertamente no sabía siquiera si todavía respiraba. Con los ojos bien abiertos, observé cómo estudiaba cada parte de mi cuerpo. Cerré mis ojos cuando sentí su mano sobre mi cadera. Se acabó, él finalmente va a...

- Te pillé – su voz hormigueaba con satisfacción eufórica.

Sin embargo, lo más importante fue que en cuanto habló, sus manos se levantaron fuera de mi cuerpo. ¿Qué demonios estaba pasando? Abrí los ojos al ver a Walter con mi teléfono en la mano, aunque estaba bastante segura de que el objeto pertenecía al bolsillo de mis pantalones. Estaba escribiendo algo. Antes de darme cuenta de lo que estaba haciendo, una melodía silenciosa llegó a mis oídos: era el teléfono de Walter.

- Toma – lanzó el teléfono en mi dirección y logré atraparlo justo antes de que se estrellara en el suelo (aunque estaba segura de que no le importaba si caía o no). – Responde a todas mis llamadas.

- ¿Q-qué?

Todavía no estaba segura de lo que estaba pasando (aunque al mismo tiempo estaba feliz de que mi cuerpo se hubiera mantenido puro y virgen), cambié mi atención desde el teléfono móvil a Walter, que estaba a dos pasos de mí, pero esa distancia era todavía demasiado próxima para hacerme sentir segura en su compañía.

Por otra parte, sólo podía sentirme segura cerca de Walter si él estaba encerrado dentro de una jaula. Esposado. Y con las piernas atadas.

Me dirigió una mirada, insinuando cuán estúpida e innecesaria era mi pregunta, y tomé nota mental de no hacer preguntas sobre nada en el futuro. Al menos, no si todavía tenía importancia sobre mi baja autoestima.

Pero Walter se tomó su tiempo para repetir lo que había dicho, sus deslumbrantes ojos me avisaron de que no iba a repetir lo mismo una tercera vez. – Dije que debes responder todas mis llamadas.

Metió su teléfono en el bolsillo y giró su rostro para mirarme. Inmediatamente presioné mi espalda contra la pared detrás de mí, encontrando consuelo en las sólidas y estables paredes para evitar que mis piernas cedieran.

- ¿Por qué debería hacerlo? – pregunté sin pensar, y mi voz interior me recordó que no debía hacerle más preguntas, como me había prometido previamente.

Mi pregunta generó asombró en Walter, pero luego las comisuras de sus labios se curvaron un poco y estaba segura de que estaba haciendo todo lo posible por no sonreír.

- Supongo que me divertiré más de lo que pensaba – murmuró más para sí mismo que para mí, pero lamentablemente lo escuché. – Porque soy tu novio – afirmó su razonamiento como si fuera el hecho más obvio del mundo. Sus ojos brillaban y todo su comportamiento se iluminó mientras pronunciaba las siguientes palabras. – Y debido a que serás mi pequeña esclava.

Tragué fuerte. Pequeña esclava y novia no eran sinónimos, y el primero realmente no daba la sensación de ser un término cariñoso o algo positivo, la verdad.

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Me concedieron otra noche inquieta. Continuando con esta racha, los círculos oscuros envolverían mis ojos y pronto alcanzarían el control en el resto de mi cara. Además, no estaba de una belleza natural, por lo que fijar dos anillos de panda no sería de gran ayuda para mejorar mi atractivo, pero incluso aunque ese hecho me perseguía, no podía conciliar el sueño. Las crípticas palabras de Walter me estaban dando dolor de cabeza y mi mente estaba llena de preguntas que no podía responder, o preguntarle.

¿Qué quiso decir con esclava? ¿Debería escucharlo o simplemente ignorarlo? ¿Cuáles eran las consecuencias de ignorar sus llamadas?

Suspiré y entré en el instituto. Lo que había hecho, hecho estaba y no podía ver ningún camino para solucionar la situación o retroceder en el tiempo, pero había un pequeño brote de una idea que rondaba por mi mente que me ayudaría a sobrevivir el tiempo que me quedaba de instituto. O al menos, sobrevivir el resto del día. Evitar a Walter, eso era todo lo que necesitaba hacer. Nuestro instituto era relativamente grande, y su circulo de amigos era completamente irrelevante para mi, de modo que, si no me tropezaba con él, estaría a salvo.

Esto, era un plan de tontos, y aunque era lo suficientemente inteligente para darme cuenta de ello, no podía formular cualquier otro plan realista mejor que ese. Abrí mi casillero con los ojos bajos para evitar todas las miradas curiosas de las demás personas, principalmente de las chicas, y saqué los libros que necesitaría para mis siguientes clases. No estaba acostumbrada a ser observada, y probablemente nunca lo estaría. ¿Cómo vivían todas esas celebridades con el hecho de que todo el mundo les estaba observando?

Mis pensamientos fueron apartados por el sonido de mi teléfono. Predicando y prometiendo que seguiría todas las pautas y sería un miembro pro activo de la sociedad, recé a cualquier ser celestial que me escuchara para no ver ese especifico nombre en la pantalla. Parecía que nadie me estaba escuchando, porque efectivamente, el nombre de Walter brilló.

Me encanta mi suerte.

- ¡Hola, Aria! – antes de decidir qué hacer con la llamada, Iris se me acercó por detrás. Me giré para ver su sonriente cara y su vestido nuevo, probablemente caro. - ¿Qué tal tu cita con tu novio? – me dio una palmadita en la espalda, y estaba segura de que quería preguntar algo inapropiado ocurrió entre nosotros (poco sabia ella, de hecho fui violada, pero nada inapropiado en la forma que ella insinuaría).

- Bien – murmuré mientras volvía mi atención al teléfono que vibraba en mi mano.

Antes de que pudiera cambiar de opinión otra vez, presioné el botón rojo con una renovada fuerza de coraje y guardé mi teléfono en el casillero. Haciendo caso omiso de la mirada sorprendida y curiosa de Iris, le agarré de la mano y la llevé conmigo a rastras.

- Vamos a llegar tarde.

- Oye – se detuvo bruscamente.

Nuestra clase era el único lugar donde Walter no aparecía, así que quería estar en ese pequeño refugio lo antes posible. De repente, comencé a arrepentirme de mi decisión de evitarlo. Iris me dio una mirada seria y sabia que estaba en un interrogatorio.

- ¿Pelea de pareja?

- ¿Qué? No claro que no – me obligué a sonreír un poco, pero ella pareció no estar convencida. ¿Cuál sería la mejor respuesta para interrumpirla?

- Pero no respondiste su llamada – señaló e hice lo mejor para no mostrar lo sorprendida que estaba.

¿Ella vio quién me llamó? ¿Qué debería decir ahora? Me rasqué la parte de atrás del cuello, buscando alguna respuesta ingeniosa, pero no me vino nada a la mente.

- ¿Y? – me instó. - ¿Estás enfadada con él por lo que hizo ayer?

- No, no – negué, recordando cómo Walter confesó quién era su novia frente a todos y suspiré con resignación. – Escucha, yo solo...

- ¿Rompió contigo?

- ¿Qué? – la miré atónita.

Me miró de arriba abajo con recelo y no me gustó. Había algo en su mirada que me informaba que no era conveniente para el gran y poderoso Walter, así que ella no se sorprendería si me dejaba días más tarde.

- No rompió conmigo – alcé la voz, con la esperanza de que mi volumen pudiera cubrir mi falta de confianza, así como la falta de razonamiento. – La verdad, pienso romper con él. No es tan sorprendente o especial como su reputación dice que es.

Oh mierda, ¿acabo de decir eso? Realmente necesitaba aprender a cerrar la boca. Iris me dirigió una mirada inquisitiva y sonreí tímidamente.

- ¿Quién no es sorprendente? – ambas nos volvimos para mirar a la persona que hablaba. Charlotte caminó hacia nosotras, sosteniendo sus libros. Me miró, y luego dirigió sus ojos a Iris. - ¿Quién? ¡Dime! – lloró, su curiosidad sólo crecía y crecía con cada segundo silencioso que pasaba.

Iris y yo cerramos los ojos antes de que sonara la campana de advertencia, informándonos a las tres de que la clase iba a comenzar pronto. Comenzamos a correr por el pasillo para llegar a nuestra clase.

- Continuaremos esto más tarde.

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Evitar a una persona es un gran desafío, pero agregar dos más a la lista de personas para evitar podía llegar a ser realmente agotador, especialmente si esas dos personas eran tus mejores amigas.

Después de la cuarta clase, estaba segura de que pronto me volvería loca si seguía con el plan. Durante cada descanso, salía furtivamente del aula al baño lo más rápido posible. Estaba paranoica, temerosa de que Walter, Iris o Charlotte aparecieran de la nada.

Mi quinta clase estaba a punto de finalizar y mi mochila estaba ya preparada para permitirme salir corriendo del aula, pero esta vez Iris me detuvo.

- Sabes que huir no resolverá tus problemas, ¿no? – agarró mi mano y me obligó a recostarme en mi silla.

Ella tenia mucha razón, pero esa regla no se aplica con Walter y su mente, no sabia lo que estaba planeando y la verdad es que no quería reflexionar sobre ello. Cuando Charlotte acercó su silla más cerca de nosotras, Iris me estudio con la intensidad de un psicólogo que estaba listo para guiar a otro alma perdida.

– Te he estado observando todo el día y creo que tengo una lectura bastante solida de lo que está pasando.

- ¿Ah si? – pregunté, tratando de sacudirme de la sensación de estar en terapia.

Iris y Charlotte asintieron lentamente en acuerdo. Me moví en la silla, el nerviosismo me inundó mientras esperaba la respuesta de Iris.

- Eres insegura – dijo con calma y todo lo que pude hacer fue dejar un sorprendido "oh". Ahora sabia que ella no era la mejor psicóloga del mundo.

- ¿De verdad? – me forcé a evitar sonreír después de escuchar su revelación equivocada. – Explícalo.

- Cuando la gente descubrió que eras la novia de Walter, comenzaron a juzgarte – está bien, tenía que admitir que eso era cierto. – Walter es el mejor estudiante de por aquí, por no hablar de que es guapo y educado, cualquier chica se moriría por estar en tu posición.

Suspiré. No tenían ni idea de la suerte que tenían de ser completamente ignoradas por él. Toda la población femenina (por no mencionar algunos chicos) estaban enamoradas de la ilusión que Walter había creado. Al final, era como cualquier otro chico: jugaba con las chicas como si fueran un juguete. Me entretuve brevemente con la idea de que su lado horrible saliera y destrozara su impresionante reputación.

- ¿Y? – me recosté en la silla, esperando la conclusión.

- Y... - Iris repitió después de mi, enojada porque la interrumpí. – Tienes miedo de que la gente comience a culparte por destruir su reputación. Todos sabemos que no eres la mas bonita, ni eres particularmente inteligente o amable... - se detuvo un momento para comprobar mi reacción. Me trague los insultos (verdaderos) y le indique que continuara. – Así que por eso comenzaste a dudar de si realmente eres suficientemente buena para él.

- Y al final decidiste evitar a Walter por su propio bien, pensando que es mejor para él y su reputación – finalizó Charlotte.

Durante unos pocos segundos, me quedé quieta en silencio, tratando de descubrir cómo diablos llegaron a esa conclusión. ¿Realmente me veían como una persona desinteresada? Parpadeé un par de veces incapaz de encerrar completamente mi mente en su lógica.

- Estáis bromeando, ¿verdad? – rompí el silencio cuando Iris tomó mi mano y me miro con preocupación.

- No necesitas evitar a tu novio. Por otra parte, tampoco deberías sacrificarte por otra persona – Charlotte me dio unas palmaditas en el hombro y una sensación extraña se apoderó de mi cuerpo.

De alguna manera, sabia que no me iba a gustar lo que ellas fuesen a decir. Iris abrió la boca para cerrarla un segundo después. Le paso una sonrisa significativa a Charlotte, quien respondió de manera similar. El temblor sacudió mi cuerpo. ¿Acaso...?

- Deberían resolver sus problemas juntos, asi que los dejamos.

Observé con confusión cuando mis amigas se levantaron de sus sillas y se marcharon. Unos segundos mas tarde, un hombre tomo el asiento de Iris. Observé cómo se paso una mano por el pelo y suspiro de cansancio.

- Te he estado buscando por todas partes – dijo Walter.

Su voz era aguda y firme. Tomé una respiración profunda cuando me di cuenta de que estaba enojado y yo estaba en un gran problema. Levantó la cabeza y me miró a los ojos.

- Espero que hayas disfrutado de jugar a las escondidas, porque la diversión ya se acabó.

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W A L T E R

Era más inteligente de lo que le gustaba mostrar. Simplemente no sabía que podría llegar a serlo tanto. Pensaba que se rendiría fácilmente, y sin embargo, cuando la llamé por la mañana y me colgó... ¡Me colgó! ¡En mis propias narices! ¿Cómo demonios se atrevía a hacer eso? ¿Acaso no le había quedado claro? Ella sería mi esclava, debía responder a mis llamadas. Solamente le había pedido eso, ¿y qué es lo que hace? Ignorarme.

Intenté que no me molestara. Quizá estaba ocupada (aunque si es para responder mis llamadas no debería estarlo). Pero cuando intenté buscarla y ella no aparecía. Mi enfado fue a más. Estuve todo el maldito día de mal humor, intentando sonreír y poner buenas cara cuando sólo quería partir dientes. De verdad, ¿por qué lo hacía todo tan complicado?

Pero cuando la vi en el cuarto periodo salir de clase y esconderse en el baño a hurtadillas, lo supe. Lo había estado planeando durante todo el día. Había planeado evitarme y no tener que enfrentarse conmigo, lo peor fue que el plan le había resultado. Y obviamente ella sabia que yo no tenia pensado faltar a clase si no quería manchar mi reputación.

Por eso era demasiado lista. Más de lo que pensé.

Pero eso sólo me gustaba más.

El problema era que ella no sabia con quién estaba hablando. Yo era Walter Clark. Conocía su juego porque había estado jugando a algo parecido desde hacia mucho tiempo.

Intenté ser bueno, pero me parece que ella sólo aprendería por las malas.

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¡Hola Playboys! ¿Cómo ha estado su semana? La mía estuvo medianamente bien... siento no haber subido capítulo el miércoles. Lo he estado pensando y quizá cambie el día de actualización a los sábados, es mejor para mí y para ustedes. Sobre todo por los exámenes y que por la semana no tengo demasiado tiempo libre. Espero que no les importe así que... cambiaré el día de actualización.

¿Qué les ha parecido el capítulo? ¿Qué opinan de lo de ser una pequeña esclava? ¿Que tipo de cosas creen que podrá pedirle Walter? ¿Y sobre las amigas de Aria, que piensan? 

Muchas gracias por todo su constante apoyo, es genial saber que la historia les agrada :3 La verdad es que tengo muchas ideas para esta historia y espero aumentar las expectativas.

Nos vemos el sábado playboys!

Cheeky Love, xx

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