twenty four
24. Tengo celos de ti
- Entonces, ¿a dónde vamos a ir? – pregunté mientras me metía en su coche negro.
- A una colina – respondió con indiferencia mientras se acomodaba en el asiento del conductor.
Parpadeé. - ¿Una colina?
- Si – me sonrió. – Conociéndote, no te gustan mucho los sitios con mucha gente, prefieres la naturaleza y te gusta hablar de la vida, eso es lo que vamos a hacer.
Lo miré con la boca abierta, sorprendida por el hecho de que me conociese tan bien. Sin que le dijera nada sabía este tipo de cosas. Era extrañamente chocante y tuve que forzarme para mirar hacia otro lado, al darme cuenta de que había estado mirándolo por mucho tiempo.
- ¿En qué piensas? – preguntó, saliendo del estacionamiento de la escuela.
- En lo bien que suena eso – respondí con sinceridad.
De mi visión periférica, pude ver que Malcolm sonreía. Mi corazón dio un respingo ante la vista.
▬▬▬▬❀▬▬▬▬
Estábamos en la cima de una colina cubierta de hierba. El viento soplaba y su pelo volaba. Así como de costumbre, tenía ese impulso de correr mis dedos por su cabello. Quería colocar sus preciosos hilos de chocolate en su sitio, pero obviamente no podía hacer eso. No sin avergonzarme a mí misma.
- ¿Te molesta tumbarte en la hierba? – preguntó, mirándome.
- No, en absoluto – respondí, cayendo al suelo.
Me acosté y miré hacia el cielo. Era claro, de un azul hermoso. El azul era perfecto, recordándome a los ojos de Malcolm.
Malcolm se acercó a mi lado y se dejó caer. Pronto se acostó junto a mí, mirando también al cielo. Se acostó cerca de mí y tuve que luchar contra el impulso de mirarlo, con miedo de perderme en sus ojos. Era un mal hábito que no podía evitar.
- ¿De qué quieres hablar? – le pregunté, deseando iniciar una conversación para olvidar mis preocupantes pensamientos.
- De cualquier cosa – respondió. – De todo.
- No creo que tengamos tiempo para todo.
- Ojalá lo tuviéramos.
La voz de Malcolm era suave y no pude evitar mirarle. Sus ojos parecían tristes para mi sorpresa, y me pregunté si algo le estaba molestando. Quería preguntar, pero sentí extraño hacerlo.
- ¿Odias nuestra escuela? – preguntó de repente.
- Un poco – contesté. – Quiero decir, odio a la gente, la escuela no es tan mala.
- Comprendo por qué ahora los odias, pero, ¿por qué antes?
Lo miré fijamente. – Creo en cosas que la mayoría de la gente no cree y no estoy de acuerdo con lo que la mayoría hace. Naturalmente, no encajo y no me importa.
- ¿Cómo que no te importa?
- Pues no – me encogí de hombros. – Estoy contenta con quién soy y hago que mis padres se sientan orgullosos, no me importa lo que piensen los demás.
Malcolm no dijo nada por un momento y lo miré, incapaz de ayudarlo. Sus ojos estaban pegados al cielo y estudié sus rasgos, dándome cuenta de lo cerca que estábamos. Normalmente las personas cercanas serían menos atractivas debido a sus defectos, pero tuve que admitir que en el caso de Malcolm, no era así. Él era de alguna forma hermoso con sus afilados pero delicados rasgos.
De repente, me miró. Tenía los ojos suaves, pero parecía solemne. La vista hizo que mi corazón se parara y me acerqué más, preguntándome si necesitaba consuelo.
- Tengo celos de ti – dijo de la nada.
- ¿Qué? – dije de inmediato, sorprendida.
Abrí los ojos y lo miré, incapaz de comprender sus palabras. Ni en mil millones de años me habría esperado oír eso.
- Siempre he estado celoso – repitió, dándome una pequeña sonrisa. – Desde que te vi el primer año, he estado celoso. Veo lo confiada que eres y cómo no te importa lo que los demás piensen, y me pongo celoso. La confianza es algo atractivo.
De alguna manera, Malcolm estaba celoso de mí.
- Eres todo lo que alguien podría querer ser – continuó. – Inteligente, hermosa, amable, graciosa, lo tienes todo, pero lo que destaca es tu confianza, se irradia de ti y no creo que lo notes, pero la gente te mira cuando pasas.
- Eso es mentira – no pude evitar decirlo. – Todos me odian.
- La envidia es algo feo – sus ojos se oscurecieron ligeramente. – Los que quieren ser tú, pretenden odiarte.
Sus palabras me golpearon fuerte y si tenía que ser honesta, fueron increíblemente conmovedoras. Nunca había pensando en mí de esa manera. Siempre había pensado que era demasiado obstinada y testaruda. Confiada en este punto era halagador y viendo a Malcolm tan genuino me hizo sonrojar.
- No sé por qué estás celoso – dije, mirando sus ojos azules. – La gente también te mira, y si no fuera tan terca, nombraría algunos de tus rasgos más decentes.
- No, Daisy – suspiró. – Todo es un acto, no soy el tipo confiado que crees que soy.
No sabía qué decir. Pero como se estaba haciendo tarde y estábamos hablando de cosas tan profundas, decidí seguir adelante. Este era mi tiempo para aprender más sobre Malcolm.
- Entonces, ¿quién eres? – susurré.
- Soy Malcolm West – respondió. – Soy el tipo que fue acosado en la pubertad justo antes de la secundaria, siempre me consideraré a mí mismo como el tipo gordo y feo que solía ser. Soy el tipo sin talento que no tenía nada de qué estar orgulloso. Mis padres se preocupan menos de mí, ya que soy el chico del medio y ellos de todas formas piensan que soy inútil. Yo...
- Para – le interrumpí, incapaz de escuchar. – Deja de ponerte por los suelos. No eres ninguna de esas cosas.
- Lo soy, Daisy – dijo exasperadamente. – Por eso no puedo ser alguien confiado.
Me dolió el corazón escuchar a Malcolm hablar así porque él era mucho más de lo que él creía. No era ninguna de esas cosas y me preguntaba cómo en el mundo este chico (el cual todo el mundo pensaba que era arrogante) pensaba que no era nada. Era frustrante y desgarrador.
- Sólo quiero ser alguien que a los demás les guste – dijo en voz baja. – Es por eso que trato de ser el Malcolm engreído que ves en clase. A la gente le gusta ese Malcolm. No se dan cuenta de que sólo soy un desperdicio.
Incapaz de seguir, me senté. Me moví delante de Malcolm y agarré su chaqueta, forzándolo a sentarse. Nuestros rostros estaban cerca y le hice mirarme. Con la esperanza de que se diese cuenta de que iba en serio, le obligué a poner su atención sobre mí.
- Me gusta este Malcolm – le dije, seria. – El Malcolm que he llegado a conocer. Es alguien simpático. Eres mucho más de lo que piensas. Eres gracioso, inteligente, dulce y cariñoso. Eres precioso y Dios Malcolm, no sé qué decir. Sólo creo que eres increíble y no entiendo cómo no sabes lo que eres. Eso...
Malcolm me atrajo hacia él y me rodeó con sus brazos. Le devolví el abrazo y acurruqué la cara en su pecho. No estaba segura de si se daba cuenta de la verdad sobre sí mismo, pero esperaba que lo hiciera. Malcolm necesitaba darse cuenta de que era increíble.
Mis mejillas se pusieron rojas y en sus brazos, sabía lo que estaba pasando. Me gustaba Malcolm. Era evidente por la forma en la que había estado actuando a su alrededor y con mi arrebato, sabía que él era especial en ese sentido para mí. Sabiendo que esto era un problema, decidí pensar en ello más tarde.
Justo entonces, sólo disfrutaría de estar en sus brazos.
▬▬▬▬❀▬▬▬▬
Por fin sabemos algo más de Malcolm !¡!
¿Qué piensan de este capítulo? ¿Les ha gustado? Díganme que sí (o al menos eso espero)
¿Ahora confían en Malcolm, o siguen viendo un lado oscuro en él? ¿Qué piensan de su confesión?
De nuevo muchas gracias por su apoyo constante :3
Cheeky Love, xx
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