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30. Baile de Graduación

El baile finalmente estaba aquí y tenía sensaciones mezcladas sobre él. Una parte de mí estaba encantada de ir con Malcolm y tenía una explosión en mi interior, pero la otra parte de mí estaba pensando en lo que había dicho mi madre. Papá la había engañado. Había roto su corazón. ¿Y si me pasaba lo mismo?

Sacudiendo la cabeza, supe que estaba siendo tonta. Malcolm no era así. No era un playboy. Pero incluso entonces, me sentía triste, sabiendo que iba en contra de los deseos de mamá. Ella no estaba siendo justa conmigo, pero yo aún quería hacerla feliz.

Suspiré y salí de casa, necesitaba arreglarme el pelo y el maquillaje. Ante la idea de vestirme, me emocioné una vez más. Esperaba que fuera una buena noche.

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Estaba lista y estaba mirándome en el espejo. Malcolm pronto vendría y yo estaba de pie junto a la puerta, esperando a que llegara. Mientras esperaba, me preguntaba si me veía bien.

Mi cabello castaño estaba rizado, mi maquillaje era simple. Llevaba un vestido dorado de manga larga. Todo parecía bien, pero por alguna razón, me estaba sintiendo rara. Probablemente porque rara vez me ponía un vestido.

- Estás hermosa – escuché decir a mi madre, haciendo que me diera la vuelta.

Ella me sonreía, con los ojos suaves, y sonreí de vuelta. Estaba agradecida de que estuviera poniendo las diferencias a un lado.

- Gracias – le dije.

- Malcolm es afortunado – la sonrisa de mamá creció. – Espero que tengas una buena noche.

Mamá se dio la vuelta y se fue, dejándome mirándola fijamente. Sus palabras significaban mucho para mí, y por último, sentí que realmente podía disfrutar. Con mamá no en contra de mi elección, me sentía relajada.

El timbre sonó de repente y rápidamente fui a la puerta y la abrí. Malcolm estaba allí y sus ojos se abrieron al verme. Me sonrojé y sentí mariposas por su reacción y lo guapo que parecía.

- Oh Dios, Daisy – dijo, con los ojos abiertos de asombro. – Estás preciosa.

- Gracias – dije tímidamente. – Tú tampoco estás tan mal.

Malcolm sonrió y extendió su mano hacia mí. La tomé y me llevó al coche. La emoción estaba corriendo a través de mí.

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Malcolm y yo estábamos bailando y riendo mientras manteníamos los brazos envueltos uno alrededor del otro. Gina y Archer estaban bailando junto a nosotros, sonriendo al vernos. El baile estaba siendo increíble y yo estaba amando cada segundo de él.

Todos estaban en la pista de baile, bailando. Las luces eran oscuras y el lugar estaba caliente, pero apenas me di cuenta porque me lo estaba pasando de maravilla con Malcolm. Habíamos estado bailando por al menos una hora.

- ¿Lo estás pasando bien? – preguntó de repente.

- Genial – sonreí. - ¿Qué hay de ti?

Él sonrió. – Igual.

Apretó su frente contra la mía y cerró los ojos por un momento, permitiéndome estudiarlo. Malcolm era precioso. Tan precioso. Mi corazón estaba acelerado.

- ¿Deberíamos sacarnos una foto? – preguntó, abriendo los ojos.

- Sí – dije, sonrojándome mientras le miraba. - Vamos.

Malcolm se alejó y tomó mi mano. Rápidamente le dije a Gina a dónde íbamos y entonces Malcolm y yo fuimos a la zona de fotos. Una pareja estaba tomándose una foto, así que esperamos pacientemente.

- Estás contenta, ¿verdad? – preguntó al azar.

- Por supuesto – respondí, confundida. - ¿Por qué lo preguntas?

- No sé. Sólo quiero que tengas una muy buena noche.

No sé lo que me pasó, pero me incliné hacia adelante y le besé la mejilla. Malcolm se puso rojo y sonreí, encontrándolo adorable.

- Contigo a mi lado, pasaré un buen rato – le dije.

Malcolm sonrió y entonces fue nuestro turno de tomar una foto. Fuimos junto y nos pusimos frente a la cámara. Tenía a mi espalda el pecho de Malcolm y él tenía sus brazos alrededor de mi cintura. Ambos sonreímos a la cámara y en sus brazos, deseé que este momento durara para siempre. Ojalá pudiéramos mostrar a nuestros hijos estas fotos. No había nada más que yo quisiese en ese momento que tener a este chico en mi vida para siempre.

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- ¿Estás segura de que todo está bien? – preguntó, llevándome a la habitación del hotel.

- Sí, sí, es sólo por unas horas – respondí, entrando a la habitación que habíamos reservado. – Es un baile, mis padres entenderán por qué llegué tarde a casa.

Malcolm me siguió a la habitación y cerró la puerta. Muchos de nuestros compañeros estaban en el mismo piso en sus propias habitaciones, y decidimos hacer lo mismo. Nos permitiría estar juntos unas horas más, en privado, sólo para unirnos.

Malcolm me llevó a la cama y nos sentamos. Era difícil moverse con el largo vestido, pero de alguna manera logré deslizarme en la cama. Mi espalda estaba presionada contra la cabecera de la cama y pronto Malcolm estaba a mi lado. Mirándolo fijamente, lo vi mientras sacaba el vino de la chaqueta.

- ¿Bebemos? – preguntó levantando las cejas.

Debido a que era el baile de graduación y era tan atractivo, tuve que estar de acuerdo, a pesar de que probablemente era una idea tonta la de emborracharse. Pero lo hice de todos modos, sabiendo que sólo quería pasar tiempo con él. El alcohol tenía una manera de aflojar a la gente, así que sabía que esto sería bueno para nosotros.

Malcolm y yo nos pasamos el vino el uno al otro hasta que nos embriagamos. Entonces estaba riendo y Malcolm sonreía perezosamente, lo cual era extrañamente atractivo. Mi corazón palpitaba y de repente, había una pregunta que quería hacer.

- ¿Por qué aún no me has besado? – pregunté. – Te dejaría si lo intentaras.

Malcolm se quedó inmóvil ante la pregunta, frunciendo el ceño. Lo miré fijamente, preguntándome por qué reaccionaba así.

- Honestamente, quiero que lo guardes – dijo. – Sólo creo que es lo mejor.

- ¿Por qué? – pregunté, confundida.

- No sé – se encogió de hombros. – Simplemente parece mejor si lo guardas, es lo que originalmente querías.

- Lo que quiero ha cambiado. Ahora lo que quiero es a ti.

Puse una mano en su pecho y lo miré fijamente. Me miró fijamente, sus ojos eran gentiles, y supe que realmente quería besarlo. Realmente quería que nos conectáramos de esa manera, lo cual era sorprendente porque una vez pensé que el contacto físico era una pérdida de tiempo. Pero ahora, sabía que era una cosa tan sencilla, ya que te hacía sentir más cerca de otra persona.

- Daisy, ¿por qué eres tan perfecta? – susurró. - ¿Cómo yo, alguien que no vale nada, fui capaz de conseguirte?

- No digas eso de ti mismo – dije enojada. – Eres mucho más de lo que crees que eres. Eres increíble.

- Daisy...

Entonces empecé a inclinarme, queriendo que él entendiera que era increíble. Era tan increíble que había cambiado mis valores, sólo por él. Una vez había pensado que nunca saldría con alguien o que incluso no besaría a nadie, pero él me había cambiado. Me había hecho aprender que el amor era increíble.

- Daisy, no te obligues – dijo, deteniéndome agarrándome de los hombros suavemente.

- No me estoy obligando – le dije, con los ojos cerrados. – Esto es lo que quiero.

Me incliné hacia adelante y nuestros labios se encontraron. Malcolm al principio parecía vacilante, pero antes de que lo supiera, me estaba besando apasionadamente. Él me estaba besando y sabía que había estado esperando esto. Era evidente por la forma en la que sus labios devoraban a los míos.

Comprendí por qué la gente se besaba. Te hacía sentir tan conectado con tu pareja. Te hacía sentir como si estuvieras verdaderamente vivo al mismo tiempo que tus sentimientos por esa persona mejoraban. Besar era una cosa maravillosa.

Finalmente, retrocedí y de repente, mis manos se movieron a la chaqueta de su traje. Comencé a desabrocharla, demasiado embriagada para pensar bien. Ahora que sabía lo bien que besaba, me preguntaba cómo era el resto.

- Daisy – dijo, poniendo sus manos encima de las mías para detenerme. – Para, estás borracha.

- Pero – dije, sonrojándome. – Yo...

- Esto no es lo que quieres – dijo, poniéndose serio. – No tomes decisiones precipitadas. Recuerda lo que te dije. Si tienes valores, vela por ellos hasta el final. Estarás feliz y no te arrepentirás de nada.

Lo miré con los ojos ensanchados cuando me di cuenta de que tenía razón. Me arrepentiría al día siguiente. Debía esperar. A veces no pensaba con claridad, afortunadamente, él era lo suficientemente amable para ponerme en mi lugar.

Lo abracé agradecida, el beso había sido perfecto y estaba feliz. Realmente me gustó, el baile fue el mejor día de mi vida.

- ¿Cómo fue el beso? – preguntó, sonando divertido.

- Increíble – sonreí contra su pecho. - ¿Cómo se siente al tener el beso ahora?

- Me da igual – dijo. – Estoy más feliz por saber que tengo a la mejor chica del mundo entre mis brazos.

Cerré los ojos y sonreí. Estaba más que feliz. Malcolm era muy dulce y era una muy buena persona.

Era claro el hecho de que no se había aprovechado de mí, y supe que no le dejaría ir nunca.

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Hola Playboys! De seguro que ahora mucha gente se está preguntando, ¿por qué sube capítulo cuando dijo que sólo subiría los miércoles? Verán, me sentí algo culpable... además de que hubo algunas personas que lo comentaron; el anterior capítulo fue corto y aburrido, así que me sentía culpable por ello y me parecía mal que tuvieran que esperar una semana para leer un nuevo capítulo, por eso me decidí a subirles hoy uno...

¿Sorprendidos? Ya sé :3

¿Qué les pareció el capítulo? ¿Qué opinan sobre que ahora Malcolm tenga el beso, se lo esperaban? ¿Qué creen que sucederá ahora, acaso Malcolm la ignorará al ver que ya tiene lo que quería en un principio, o realmente siente algo por Daisy y no será tan traidor...?

Todo eso y mucho más en el siguiente capítulo, espero que disfruten mucho :3

Cheeky Love, xx

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