thirteen
capítulo dedicado a adriana771 ❤
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13. Los chicos son idiotas
Entré en la cafetería y miré directamente a mi mesa de siempre, con la esperanza de encontrar a Gina. Para mi deleite ella estaba sentada sola. Pareció darse cuenta de que alguien la estaba mirando, porque de repente levantó la cabeza, me miró y sonrió. Sonreí de vuelta.
Empecé a hacer el camino hacia ella, pero de repente sentí que alguien me tocaba el hombro. Confundida, me di la vuelta y de repente, me encontré mirando a Aiden. El odio se encendió dentro de mí mientras le miraba, sabiendo que si estaba en esta situación era por su culpa.
-¿Qué quieres? –escupí.
-El beso –respondió sin rodeos.- Eso es todo lo que quiero.
-Apesta ser tú –incliné mi cabeza y le di una falsa sonrisa.- Tienes que gustarme para que te de el beso y créeme cuando te digo que eso nunca sucederá.
Los ojos de Aiden se oscurecieron y sabiendo que él no tenía miedo de forzar sus labios contra los míos, di un paso atrás. Me mantuve firme y con orgullo, mirándole. Pensando en todo lo que había pasado, mis manos se cerraron en puños y le fulminé con la mirada.
-No estés tan segura –dijo, dando un paso adelante.- Sé que soy irresistible.
Rodé los ojos, pero entonces me di cuenta de que Aiden realmente era atractivo. Lástima que fuese un idiota.
-Vamos Daisy –dijo, con un suspiro irritado.- Sabemos que no tienes corazón. No te vas a enamorar de cualquier persona, da el maldito beso y deshazte de él.
-No –le dije con los dientes apretados.- Cállate y déjame en paz.
Traté de darme la vuelta para irme, pero Aiden me agarró del brazo, obligándome a mirarlo. Irritada, fruncí el ceño y esperé que mi odio se filtrase lo suficiente para asustarlo. Pero, lamentablemente, no lo hizo.
-Vamos Daisy –dijo, inclinándose hacia adelante.- Solo bésame.
Saqué mi mano, lista para darle una bofetada porque era la única persona que no tenía miedo de hacer daño. Si pensaba que Malcolm era arrogante, no encontraba una palabra para describir a Aiden. Aiden era inútil, grosero y contundente.
De repente, Aiden se alejó antes de que pudiera hacer nada. Estaba echada hacia atrás y Malcolm se paró frente a mí, su cuerpo estaba tenso mientras se cernía sobre Aiden. De espaldas a mí, me di cuenta de que es como si estuviera tratando de bloquear a Aiden de mí.
-Aiden –dijo Malcolm con veneno.- ¿Qué estás haciendo con mi chica?
-¿Tu chica? –se burló.- ¿Desde cuándo?
-Dado que la obligaste cuando le diste el beso –Malcolm dio un paso adelante y supe que tenía el ceño fruncido hacia Aiden, a pesar de que no podía ver su rostro.- El que tendrá el beso seré yo.
Allí estaba otra vez. Malcolm me estaba haciendo de su propiedad, y sólo porque tenía el beso. El beso le estaba volviendo loco y estúpido y todo se estaba convirtiendo en una situación enfermiza. Cerré las manos en puños de nuevo.
-Claro amigo –Aiden sonrió.- Es por eso que he recibido el beso más que tú. Ya que todas "tus chicas" preferían besarme a mí antes que a ti.
El cuerpo de Malcolm se tensó y me sentí disgustada por los chicos delante de mí. Parecían estar teniendo una guerra sobre quién podía ser más arrogante.
-Bueno, todos sabemos que Daisy preferiría besarme a mí, ¿verdad? –dijo Malcolm.
-¿Tu crees? –Aiden levantó una ceja.- ¿Por qué no le preguntamos?
Los dos chicos se volvieron hacia mí y me miraron, incapaz de creerme que de verdad estuviesen discutiendo por esto. Aiden parecía tan seguro de sí mismo y Malcolm parecía esperanzador, pero estaba igual de enojada con él como con todos. Por eso miré a ambos.
-¿Quieren una respuesta sincera? Pues ahí va –dije, con voz aguda.- Nunca, nunca besaré a ninguno de los dos. Prefiero besar a un cerdo antes que a alguno de vosotros, aunque estoy bastante seguro de que los cerdos son vuestros parientes.
Me di la vuelta, apenas notando la expresión de dolor en la cara de Malcolm. Mi corazón se endureció mientras me daba cuenta de lo realmente estúpidos que eran los chicos.
Dudo que jamás pudiese enamorarme.
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-¡Daisy, a comer! –gritó papá.
-¡No tengo hambre! –grité de vuelta.
Mi estómago gruñó y le dije que se callara. Miré el portátil, empecé a navegar por Facebook, con la esperanza de olvidarme de los acontecimientos de hoy. Pero no importaba lo que hacía, nada había cambiado. No dejaba de pensar en Malcolm y sentir una pequeña punzada de dolor, que me dejaba molesta conmigo misma.
De repente, oí un golpe en la puerta. Suspiré, pensando que sería papá o mamá. Por una vez que me habría gustado no tener unos padres tan amorosos.
-¡No tengo hambre! –grité, esperando sonar honesta.- ¡Estoy bien mamá o papá!
-Soy Walter –dijo, para mi sorpresa.- Así que al parecer me llamo como ellos.
Rodé los ojos.- ¿Qué quieres?
-Ver a mi maravillosa hermana.
-Cállate Walter. Lo digo en serio.
-¿Puedo entrar?
De mala gana, dije que sí y Walter abrió la puerta. Llevaba puesto su usual pantalón de chándal gris y una sudadera blanca, sus ojos se suavizaron mientras me miraba, sorprendiéndome. Walter nunca admitía que se preocupaba por nada ni nadie, por lo que era extraño verlo mirándome de esa forma.
Se acercó a la cama y se sentó en el borde. Me moví hacia el centro apoyando la espalda contra la cabecera, mirando el portátil mientras navegaba por las noticias. A pesar de que quería a mi hermano, no nos comunicábamos muy a menudo. Nuestras habitaciones estaban separadas, así que era raro todo esto.
-¿Qué quieres? –pregunté, con la esperanza de que me dejara sola.
-Quiero saber qué es lo que pasa contigo –respondió.- En serio. Tú siempre tienes hambre.
Apreté los labios, sin querer responder. Walter era mi hermano pequeño y yo no era el tipo de persona que confiara mis problemas. Por eso traté de mantener mi atención en el portátil.
-Está bien, está bien –dijo, fingiendo dolor.- Ya veo cómo va esto. Trato de ser un buen hermano. Alguien que se preocupa por su hermana, y esto es lo que me pasa. Me estás ofendiendo.
Suspiré, cediendo. Walter era el típico hermano pequeño y yo constantemente me preguntaba si quería asfixiarlo con cuidado o simplemente darle una patada en el culo.
-¿Por qué los chicos son idiotas? –pregunté.
-Um, ¿perdona? –me miró con confusión escrita en su rostro.
-Son molestos y complicados –continué despotricando.- Y bipolares. Un día son dulces y atentos, y al día siguiente son arrogantes y groseros. ¿Cómo sabes cuándo están diciendo la verdad?
-Si esta es tu sutil forma de meterte conmigo, espero que sepas que estoy muy arrepentido por lo que sea que haya hecho –dijo, con cara de preocupación.
-Tú no, idiota –suspiré.- Los chicos en general. Los odio.
Levantó las cejas.- ¿Odias a los chicos?
Asentí con la cabeza, creyendo que lo hacía. Me causaban tensión y después de recibir el beso, no me dejaban en paz. Ni uno de ellos me daba mi espacio y me dejaba respirar, y los odiaba. Odiaba sus personalidades egoístas y engreídas.
-Son idiotas –dije.- Están absortos en ellos mismos y son arrogantes. Quiero ir a una escuela de chicas.
-No todos son malos –me interrumpió.- Me refiero a que siempre va a haber algún típico gilipollas, pero lo mismo pasa con las chicas. No puedes generalizar a todos en su conjunto.
-No lo entiendes –gemí.- Estos días se han dedicado a arruinar mi vida.
-Si estamos hablando de Malcolm, entonces déjame decirte que él no es uno de esos gilipollas.
Me quedé inmóvil ante la mención de Malcolm y mis mejillas se pusieron rojas. Fui completamente atrapada con la guardia baja.
-¿Conoces a Malcolm? –pregunté, con la esperanza de sonar casual.
-Sí –respondió.- Y es un tipo bastante decente. Sé que tienes el beso y él seguramente está tratando de que se lo des, pero no es malo. Me cae bien.
No podía creer lo que estaba diciendo. Walter parecía conocer a Malcolm personalmente y eso me dejó curiosa. Tantas preguntas aparecieron en mi mente.
-¿Qué te hace pensar que es un tipo decente? –pregunté.
Para mi sorpresa, Walter se puso de pie de forma repentina.
-Eso debes descubrirlo tú. Nos vemos hermanita.
-¿Qué? –abrí la boca mientras Walter comenzaba a alejarse.- Tú... ¡no puedes irte así!
-Daisy, sé paciente –dijo, mirándome desde la puerta.- Sólo sé que hay tipos buenos y Malcolm es uno de ellos.
Walter se marchó, dejándoma sola.
Suspiré. Definitivamente tenía que ser paciente, pero no podía dejar de preguntarme cosas sobre Malcolm. Mi hermano decía que era decente, y él rara vez exponía sus pensamientos.
¿Tal vez Malcolm era decente de verdad?
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Sé que me tardé, lo siento millones de vecessss. Yas, pero ya estoy aquí.
¿Qué opinan del capi? ¿Y de lo que dijo Walter? ¿Creen que es decente?
El próximo cap igual lo subo mañana o el viernes. Porque el sábado no creo poder... ya queda poco para cambiar de año *O*
Cheeky Love, xx.
Nos leemos en uno o dos días!
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