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capítulo dedicado a @epicstars ❤

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15. Sentimientos de vergüenza  


-Tú, yo, en el almuerzo fuera –dijo Malcolm, sonriendo.

Levanté las cejas. - ¿Qué?

Me di cuenta de que Gina estaba sonriendo a mi lado y elegí ignorarla mientras miraba a Malcolm, preguntándome lo que quería. La clase estaba a punto de comenzar y algunas personas nos estaban mirando, dejándome una sensación incómoda. No quería que nadie pensase que Malcolm y yo teníamos algo cuando no era verdad.

-Durante el almuerzo saldremos fuera –dijo.- Vamos a conocernos mejor.

-Qué rápido eres –dije, sorprendida.- Fue ayer cuando me dijiste que querías que te diera una oportunidad.

Sonrió.- No podía esperar.

Rodé los ojos pero encontré a mi corazón agitado. Esta sensación estaba siendo muy molesta. Suspiré sabiendo que tenía que ver más allá de los defectos de Malcolm. Sólo entonces podría empezar a odiarlo de nuevo y era lo que más quería en estos momentos.

-Bien –dije.- Acepto.

-¿Alguna vez te dije que eres una persona muy agradable? –preguntó, levantando las cejas.

-Alguna vez.

Malcolm negó con la cabeza pero me llamó la atención su pequeña sonrisa. A continuación, se pasó la mano por el pelo y me quedé mirándolo, tratando de captar cada movimiento. Había algo en su manera de moverse que me llamaba la atención.

-Nos vemos después –dijo, guiñándome un ojo.

Se dio la vuelta y se marchó mientras lo observaba. Me di cuenta de que todavía estaba sonriendo y algo en mí se torció.

-Estoy muy contenta –dijo Gina de repente a mi lado.- No puedo esperar a ver en dónde acaba todo esto.

-En ninguna parte –le dije, mirándola.- Mírame mientras me doy cuenta de cuánto le odio.

Gina sacudió la cabeza y sonrió. Nadie se creía mis palabras. Ni siquiera yo.

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-¿Qué vamos a hacer? –le pregunté mientras guardaba los libros en el casillero.

Malcolm se apoyó contra el casillero junto al mío. Su cabello caía sobre sus ojos y mis manos se apretaron alrededor del libro de texto cuando sentí una necesidad de tocar su pelo. Es cierto que tenía un pelo hermoso. Podía ver incluso que sentiría suave tenerlo entre mis dedos.

-Ey –dijo, trayéndome de vuelta a la realidad.- Ni siquiera hemos empezado nuestra cita y ya estás perdiéndote en mis ojos.

-¡N-no! –contesté.- ¡Ni siquiera es una cita!

-Pasar el rato juntos –negó con la cabeza.- Es lo mismo.

-No, la cita significa que la otra persona te gusta –cerré el casillero y me volví hacia él.- Pasar el rato sólo significa pasar el rato como amigos.

-Espera. ¿Me estás diciendo que sólo saldrías con alguien si te gusta?

-Pues claro.

-Eso... eso se contradice con el propósito de las citas –de repente parecía confundido.- El punto de las citas es conocer a alguien. Ver si estás interesado en la otra persona.

-No para mí –crucé los brazos sobre el pecho.- Mis puntos de vista son diferentes a los de la mayoría de personas.

Sacudió la cabeza.- Tienes puntos de vista raros.

Puse los ojos en blanco, empezando a caminar fuera. Oí los pasos de Malcolm detrás de mí y sentí gratitud, aunque estaba un poco ofendida. Mis puntos de vista eran diferentes, pero no los consideraría raros.

-¿Sabes a dónde vamos a ir? –preguntó desde detrás de mí.

-Al lugar de siempre –contesté.

-Me conoces tan bien.

Una vez más, puse los ojos en blanco, pero no dije nada. Pronto llegamos a nuestro destino y suspiré feliz ante el buen tiempo. Si Malcolm no fuese mi compañía, probablemente habría pedido un paseo por el campo.

Malcolm se sentó, presionando la espalda contra la pared de ladrillo. Me uní a él, dejando un montón de espacio entre nosotros, y me quedé mirando hacia el cielo. Era muy claro y azul.

-Sabes –dijo mientras admiraba la escena frente a mí.- No muerdo.

-No me fío –dije, dándole una mirada.- Tengo que ser prevenida.

-¿De verdad? –sacudió la cabeza.- ¿Qué tengo que hacer contigo?

Lo miré y lo vi mirar fijamente el suelo.

-Háblame de ti –dijo finalmente, mirándome.

-¿Qué deseas saber exactamente?

-Cualquier cosa. No me importa.

Fruncí el ceño, preguntándome por qué estaba aquí si no le importaba. Malcolm pareció entender mi malestar porque sus ojos se abrieron.

-No, no me refiero a que literalmente no me importe –dijo, sonando extrañamente nervioso.- Me refiero a que no me importa lo que elijas.

-Oh –aparté la vista, pensando.- Um... no sé. ¿Por qué no empiezas tú?

Me sentía rara. La verdad era que esta era mi primera vez conociendo a un chico. En realidad, no había estado a solas con muchos chicos. Probablemente por eso mi corazón latía con fuerza.

-Me gustan los conejos –dijo, sorprendiéndome.

Giré la cabeza.- ¿De verdad?

-Sí –parecía avergonzado.- Tengo uno.

-Eso es genial –sonreí.- ¿Cómo se llama?

-Cacao. Es de color marrón –sonrió.- ¿Tienes mascotas?

-No –le contesté, mirando hacia arriba cuidadosamente.- A pesar de que mi hermano podría considerarse uno por su parecido con los simios.

Él rió.- ¿Walter, no?

-Sí. ¿Le conoces?

-Sí –sonrió, pareciendo reflexivo.- Es un buen chico. Sobreprotector.

Me quedé quieta, incapaz de dar crédito a sus palabras. Walter no era ni bueno ni sobreprotector. Empecé a preguntarme si estaba hablando de otro Walter.

Malcolm me atrapó en mis pensamientos.- Los hombres tienen problemas de orgullo. Ellos nunca muestran lo que les importa.

-¿Eres así?

-No –se encogió de hombros.- Pero voy a admitir que no tengo que admitir que me importa. Es cosa de hombres.

Malcolm y yo hablamos de chicos contra chicas y acabamos debatiendo sobre qué género tenía una vida más fácil.

Naturalmente acabé ganando yo con mis ejemplos y luego comenzamos a hablar de la escuela y de lo que queríamos hacer en el futuro. Malcolm quería convertirse en programador y yo quería ser médico. Sin embargo, los dos queríamos ir a la misma universidad. Mientras hablábamos, me enteré de que, aunque teníamos un montón de cosas que nos hacían diferentes, había también cosas que nos hacían similares.

Seguimos hablando y pronto me sentí a gusto con él. Ya no me sentía nerviosa ni reacia, hablaba de la misma forma en la que hablaba con Gina. No oculté nada y me burlé de él, y pronto me di cuenta de que no iba a dejar que se terminase aquí. Con cierta decepción, supe que realmente no odiaba a Malcolm.

-Quien pensó que podrías tener una personalidad brillante –dijo, cuando la campana sonó.

-Gracias –entrecerré los ojos.- ¿Quién sabía que no eras un completo idiota?

Sonrió.- Gracias.

Nos pusimos de pie, sabiendo que pronto teníamos que ir a nuestras respectivas clases. Pero antes de irnos nos quedamos mirando fijamente el uno al otro, aparentemente incapaces de decir nada. Había cosas que quería decir, pero me sentía extraña de admitir lo que quería.

-Entonces, ¿me odias? –preguntó.- Puedes ser sincera.

Negué con la cabeza de inmediato.- No. Bueno, al menos no de momento.

-Eso es bueno –sonrió y aparté la mirada, sintiéndome repentinamente tímida.- Espero que podamos tener más días como este.

No dije nada y me di la vuelta, con sentimientos de vergüenza. Porque la verdad era que esperaba lo mismo.

Y una parte de mí estaba aterrorizada.

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Siento la espera, estuve con muchos exámenes y no pude subir antes. Y sin embargo, aún no terminé con ellos...

¿Qué piensas del capítulo? Espero que te guste :D

Cheeky Love, xx.

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