Todos los humanos aspiramos a vivir en paz y en armonía.

Independientemente de la religión que profesamos todos fuimos enseñados en nuestra infancia a amar al prójimo y respetar la naturaleza.

Pero conforme crecemos vamos perdiendo el camino de la armonía por la influencia de todo tipo de profetas y redentores.

Quienes más desorientan son políticos, periodistas y comunicadores empeñados en hacer de las noticias un producto de consumo y no una contribución al conocimiento de la verdad, académicos que cómodamente repiten lo dicho por otros sin buscar nuevas respuestas, y líderes religiosos que priorizan la conservación de su poder y prestigio personal sobre los altos preceptos de amor que dicen representar.

Creo que lo que más ha dañado a la armonía mundial a través de toda la historia son estos personajes.

Los que sacando provecho de su influencia en las formas y estilos de convivencia, se asumen dueños de la verdad con soberbia e insensibilidad.

Esa obtusa forma de pensar tuvo su máxima expresión cuando al descubrimiento de América, políticos, pregoneros, académicos, y líderes religiosos, decretaron que todos los millones de habitantes del Nuevo Mundo vivían en el error.

Existen otros enunciados paradigmáticos de cuestionable veracidad, pero ninguno tan irrespetuoso y duradero.

Cinco siglos después aun creemos que gracias a la conquista los que fueron invadidos conocieron al verdadero dios y tienen lenguaje.

Ese criterio justificó el colonialismo con el que los países europeos se apropiaron de territorios en donde quiera que no se profesaba el cristianismo y no existiera un gobierno que tuviera embajadores en Europa.

EL PLANETA SIN MENTIRAS es un trabajo de investigación y análisis de los sofismas más desastrosos para la armonía universal.