Capítulo 1

De la siguiente historia, la idea y concepto son autoría de @StarcoFantasma siendo de mi parte concerniente solo la adaptación literaria de los mismos. Espero que la disfruten tanto como a nosotros el presentárselas.

El arte de portada y el personajes de Lina Loud son creaciones del fantástico artista @JaviSuzumiya.

Disclaimer. El concepto de "Loud House" y todo lo relacionado con el mismo con excepción de los Oc's pertenecen a su autor y casa productora: Chris Savino & NICKELODEON © 2016. La historia se realiza sin fines de lucro.

* * *

Carla se estaba divirtiendo mucho. Los chicos que habían asistido a su fiesta eran lindos. Sus amigas la habían llenado tanto de obsequios como de halagos por su vestido. No había tenido dificultades para explicarles el concepto de lo que era una fiesta de Quinceañera, incluso algunas de sus invitadas ya se preguntaban si podrían pedirles a sus padres una fiesta así, o forzosamente se tenía que ser en parte Mexicana para poder celebrarla.

El salón aunque mediano, estaba casi lleno. Además de con los chicos, sus padres hablaban animadamente con sus abuelos. El viejo señor Lynn Loud no dejaba de preguntarle a su yerno acerca de ésta tradición para conocer más de la misma, Bobby no tenía problemas en responderle todas sus dudas. Lori al notar a su hija observándola, le hace una seña para que se les acerque.

—¿Cómo te la estás pasando, cariño?

—¡Excelentemente, mamá! La fiesta es fabulosa.

—¿Ya saludaste a tus tías?

—Por supuesto.

Miró hacia las mesas cercanas. En una estaba su tía Lily junto a un hombre latino de su misma edad: el tío Carlos. Carla esperaba que su tío no tardara mucho en declarársele; le parecía que hacían una bonita pareja. Lola lucía despampanante junto a su apuesto novio. La tía Lana se veía deslucida junto a ella, aunque su pareja le parecía mucho más guapo que el de tía Lola con su estilo más casual de vestir. El estilo sobrio y oscuro de la tía Lucy no le terminaba de gustar, ya que le recordaba al de la directora de su escuela. Tía Lisa ya se había disculpado por no poder asistir en persona, pero ocasionalmente el proyector sobre una silla vacía mostraba su holograma en tiempo real cuando se desocupaba de sus labores en el laboratorio para ver la fiesta y sentirse presente, aunque por muy realista que la imagen fuese, la bata informal desentonaba con la festividad; consideraba una pena que se estuviese perdiendo de la magnífica comida.

En ese momento sus primos jugaban en el área infantil, cuando a estos se les unió la tía Leni llevando a sus dos hijos de la mano, mientras el esposo de la misma saludaba a la familia de la tía Luan, quienes atareados trataban de limpiar a su bebé tras derramarle accidentalmente la leche en su cara. Con cierto pesar, la tía Lynn observaba a su esposo mirar con tristeza a los niños jugar, comprendiendo lo que pasaba por su cabeza y dándole un apretón en el hombro en señal de que no estaba solo con aquél pesar. Carla se sintió triste por ellos, su mamá ya le había explicado el problema que tenían, más no les diría nada al respecto para no incomodarlos, especialmente al tío Clyde quien era el más sensible de los dos con respecto al tema.

Sintió que alguien la tomó de la mano. Al darse la vuelta, soltó un chillido de emoción al encontrarse con una niña peliblanca de once años con un mechón de cabello celeste. Era la única chica en la fiesta que en lugar de vestido, llevaba pantalones jeans, además de una blusa naranja junto con una boina gris en la cabeza.

—¡Lina, estás aquí!

—¡Sí! No iba a perderme el cumpleaños de mi prima favorita por nada del mundo.

Carla le dio un fuerte abrazo levantándola en el aire seguido de un beso en la mejilla.

—¿Pero cómo le hiciste para venir? Creí que estarías con tus madres en el concierto de Portland.

—Fue complicado. Vaya que resultó más peligroso de lo que pensé hacer autostop tantas veces durante toda la noche y la mañana. Quizás para estos momentos mis mamás ya finalmente se dieron cuenta que no estoy en casa.

Carla perdió el color de su cara.

—¡Hiciste qué cosa!

Lina comenzó a reír.

—¡Era una broma! ¿Realmente crees que sería capaz de venir yo sola?

Justo cuando Carla iba a responderle que sí, las luces de la fiesta se apagaron dejando todo a oscuras. Apenas los murmullos de la gente se escucharon comenzando a preguntarse por lo que sucedió, cuando la tarima de ceremonias se iluminó.

No solo Carla, sino la familia en general quedó sorprendida cuando un grupo de rock de pronto apareció. Se conformaba en la batería por un hombre inmenso y fortachón con una gorra, los Louds pudieron reconocerlo. Había otro sujeto más joven en el bajo, también una chica de su edad a su lado en el teclado, pero al frente y destacando más, se encontraban dos mujeres guitarristas. Una de ellas de cabello corto castaño con una zona rapada, la cual llevaba un vestido de gala morado, pero con una chamarra de cuero encima; a su lado estaba su acompañante rubia con algunos mechones pintados de azul celeste en su largo cabello como el de Lina, llevaba también un vestido de gala, pero azul, con una gabardina negra abierta.

—¡Están listos para el rock, Louds!

La familia le respondió con entusiasmo a Luna que lo estaban.

—¡Están listos para el rock, Santiagos y Casagrandes!

Esta vez fue el turno de la familia de Bobby de responder con emoción que sí a Sam. De pronto un proyector iluminó a Carla, a la cual ubicaron gracias a Lina que incluso en la oscuridad se hizo notar saltando y agitando sus brazos para señalarla. Ambas mujeres al mismo tiempo le preguntaron:

—¡Estás lista para el rock, Carla!

Un tanto avergonzada al entender que todos la miraban, con entusiasmo respondió que sí.

—Entonces, ¿qué esperamos' ¡Vamos a rockear! —continuó Luna—. ¡Nosotros somos Los Ángeles Ruidosos y esto dice así!

Las chicas abrieron con sus riffs, siendo seguidas por la batería de Chuck, enseguida la joven pareja se integró con sus partes. Luna y Sam alternaban como vocalistas cantando inicialmente un estruendoso "feliz cumpleaños", que de tradicional solo tenía la letra, para continuar para entusiasmo de los jóvenes presentes, con tres de las canciones del último álbum de "The Louds Angels".

Si Carla había pensado hasta hace unos minutos que su fiesta había sido un éxito, la sorpresiva interpretación de sus tías la estaban volviendo en el evento que en su escuela nunca dejarían de hablar, a juzgar por la manera en que todos los presentes extasiados seguían la música del conocido grupo de rock.

* * *

Tambaleándose un poco al salir del vehículo que había contratado para que lo llevaran, dado que no se sentía en condiciones de conducir, una persona en ropa informal le pagó al chofer y miró el salón frente a él con cierta fatiga.

Al acercarse, uno de los encargados de seguridad le cerró el paso augurando problemas con solo ver la condición en que el anciano llegaba.

—Disculpe señor, ¿tiene su invitación?

—¿Invitación? —se indignó—. Pero si soy el tío de la festejada. No necesito de invitación.

El viejo iba a pasar cuando con cierta hostilidad el encargado le puso una mano sobre el pecho para detenerlo.

—Mire, abuelo. Es un evento privado y necesita de una invitación si quiere pasar.

Furioso, sacó un sobre de la parte trasera de sus pantalones que prácticamente le arrojó a la cara al hombre.

—¡Aquí está! ¿Contento? ¡Y sólo tengo treinta y seis años para que se lo sepa!

Cierto, ahora que lo miraba más de cerca, el de seguridad pudo constatar pese a la impresión inicial, que el sujeto a medio afeitar lucía muy joven a pesar de que todo su cabello ya estaba blanco. Miró la invitación y después revisó el nombre en la lista: "Lincoln Loud". De mal modo le regresó el sobre y se hizo a un lado para que pasara, sin molestarse en ocultar el desdén en su expresión y en el modo en que le respondió.

—Que se divierta, señor Loud.

Ignorándolo, Lincoln entró siendo Luna y Sam tocando con su banda en el escenario lo primero que llamó su atención. No esperaba que pudiesen asistir al cumpleaños de Carla dado el concierto que supo darían en Portland. Entendió que si su hermana y la esposa de esta estaban presentes, seguramente Lina también estaría ahí. El sólo había ido por la posibilidad de ver a sus hijos, pero no a ella. La idea lo puso nervioso.

—Creo que necesitaré otro par de tragos.

Siendo un evento parcialmente mexicano, Lincoln abrigó la esperanza de encontrar tequila en la barra.

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