CAPÍTULO ÚNICO
"Algunas personas son tan extraña demostrando su amor, que te hacen dudar si te quieren o te odian"
Verónica como todas las mañana caminaba por los amplios pasillos de su escuela en donde como simpre se encontró al grupito que la molestaba.
Ares el peor de los bravucones estaba como todas las mañana parado frente a la puerta obstruyendo su paso. El alto muchacho sonrió con malicia cuando noto que ella intentaba entrar en la habitación sin éxito alguno.
—¿A donde vas querida Vero? —inquirió con su profunda y ronca voz.
Los amigos que estaban con él se fueron en cuanto el rubio hizo un gesto con la cabeza dejándolo con la pequeña y aterrada morena.
Verónica estaba cansada de todo, cada día era lo mismo, simpre la molestaban. Por más que trataba de ignorarlos no podía y algo que no entendía era el por que la molestaba precisamente a ella, no era mala, de hecho ni siquera le dirigía la palabra a nadie se limitaba a convivir con sus compañeras y luego se alejaba del mundo con su música o libros, ella simplemente no entendía cual era la razón.
—Déjame en paz, Ares —escupió ella reuniendo todo el valor de su interior.
Estaba cansada de todo ya no aguantaba más esas asquerosa rutina donde ella simpre salía perdiendo, con su tarea robada o incluso sus cosas personales que nunca volvía a ver; como fue el caso de un oso de peluche que su prima le había obsequiado, Ares se lo arrebato un día y hasta la fecha no volvió a verlo.
Ares el gran Ares, el chico respetado por todos, el que lograba intimidar con tan solo una mirada estaba siendo desafiado por una niña cualquiera, eso no lo permitiría.
La tomó de su brazo jalandola hacia el patio trasero. Verónica sintio miedo que él puediera agredirla de alguna u otra forma, nunca desde los años que tenía molestandola lo había hecho, sin embargo no podria asegurar que no lo hiciera ahora.
Ares estaba muy enojado, la niña después de tantos años se había revelado contra él, le había gritando y nadie podía hacerlo, así que salió con ella para poder darle una lección que nunca en su insípida vida olvidaría.
La tensión entre ambos era palpable en cuanto llegaron a fuera Verónica como pudo se soltó de su fuerte agarre haciendo que él conectara su mirada con la suya.
El bosque con el mar fueron encontrados el uno del otro, el bosque que habitaba en los ojos de Ares y el mar que poseía los de Verónica. Por primera vez en año, verónica se sintió valiente, ella se había revelando y ya no había marcha atrás no importa lo que Ares le quisiera hacer ella lucharía con todas sus fuerza, no callaria más, no se dejaría intimidar.
La Verónica callada y sumisa había sido remplazada por un alma libre y compulsiva o al menos por un rato, iba a provecharlo al máximo y quien mejor que usarlo contra Ares, su tortura desde que tenía diez años.
—¿Quién te crees que eres para gritarme?
El rubio hablo volviendo a tomarla por uno de sus brazos provocando que pudiera sentir su aliento rozando su cara, ella abrió los ojos tanto que parecía que saldría de su cráneo ante la potente voz del rubio.
Tomo una bocanada de aire llenándose de valor y contesto: -Me creo una persona cansada de tus horribles tratos, me creo alguien con voz y derecho, alguien que puede defenderse. Me creo un ser humano común que no es mejor o peor que nadie, eso me creo Ares.
Terminó sus discurso separando los ojos de los suyos, le costaba demasiado parecer tan segura de sí misma cuando todo su interior le gritaba que hullera del lugar, pero Al fin se había enfrentado a él y no huiria esta vez.
Ares respiro con más fuerza y volvió a acercarse más a ella, ante sus peligroso acercamiento toda la seguridad de Verónica se fue, dejando un manojo de nervios en su lugar. La morena no entedia por que Ares estaba tan cerca, no sabía que pensaba o que haría, pero hiciera lo que hiciera no sería bueno, nada que viniera de él lo era.
—Entonces somos humanos y todos tenemos derechos por igual ¿no? —inquiero él de una forma falsamente pensativa mientras sus verdes ojos brillaban con diversos, la morena apenas pudo tragar saliva y asintio —Bien entonces reclamo este derecho como ser humano —susurro cerca de sus labios antes de unirlos con un beso.
Al fin despues de tantos años de espera Ares había hecho lo que por tanto tiempo deseo; la beso, beso a la supuesta chica que decía odiar y que en realidad amaba desede años atrás, la beso y sin duda no fue lo que el esperaba... Fue mucho mejor.
No sabía que sus labios podrían ser tan dulce como la miel pero ese día puedo confirmarlo, no sabia que podía ser tan Suaves como la seda, sin embargo ahí estaba ella rompiendo todo esquema de la naturaleza.
Verónica rompió el beso aún sorprendida de todo, aún no le cabía en la cabeza que Ares la estuviera besando a ella, precisamente a ella que por tantos años hizo de su vida un infierno.
De inmediato ese pensamiento hizo clic en su cabeza, se separo bruscamente de él y sin decir una palabra comenzó a caminar de vuelta a los pasillos. Fingiria que nada pasó y volvería a lo mismo de antes, ella no podría admitir, o más bien le daba miedo hacerlo, el beso con Ares le causó miles de nuevas sensaciones una más allá del odio o terror y eso no podía ser, ella no podía darse el lujo de tener sentimiento por alguien tan cruel como él.
Por otro lado el rubio no se rendiría fácilmente, él se aseguraría de que ese beso no fuera el último entre ellos, ese sería el comienzo de muchos. Volvió a tomarla de uno de sus brazos y la atrajo hacia él.
—Verónica ¿a adonde piensas ir?
—A donde sea mientras no esté tú.
En ese momento Ares sintió como su corazón se estrujaba en su pecho. Ella aprovecho su momento de debilidad y se soltó de su agarre para volver a caminar.
—¡Yo te amo, verónica! —grito El rubio más fuerte de lo que esperó, la moreno detuvo sus pasos al instante y se giro sobre su eje para verlo, ahí parado en medio del pasillo con expresión de dolor.
—Perdoname por todo el maldito daño que te he hecho, soy una basura que no sabía que hacer con los sentimientos que llevaba dentro, no sabía como dejar de amarte y te hice daño todo estos años.
Verónica se acercó dando zancadas para llegar hasta él. De cerca pudo ver como, Ares derramada lágrimas sin control
estaba llorando, estaba llorando por ella, estaba llorando porque se sentía arrepentido. Y lo que ella no sabía, estaba llorando por sentirse rechazado.
Verónica apoyo una mano sobre su mejilla y él volvió a conectar su mirada con la suya dejando a su vista lo indefenso que se encontraba, lo indefenso que siempre había sido.
—Tu rechazo es lo menos que merezco, fui un completo imbécil, soy un idiota debi enamorate en lugar de hacer que me odiaras y...
Pero él no pudo terminar de hablar ya que la verónica decidida, audas y compulsiva había vuelto y uno de sus primeros actos de valentía fue besarle. A ella también le dolía verlo en ese estado tan indefenso, la única solución fue besarlo para desmostrarle que si era correspondido.
Verónica tal vez Lograra perdonarlo y vivir una historia de amor, o tal vez no. No importa lo que pasaría después, en ese momento a medio de un pasillo de escuela, ellos se encontraba besándose, experimentando sensaciones nunca antes vividas.
Tal vez ellos no tendría una historia con final feliz, sin embargo podría asegurarte que después de aquello los dos no volverían a ser los mismo.
Fin
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top