|𝟎𝟏| 𝐋𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐜𝐚𝐥𝐥𝐚𝐧 𝐞𝐬𝐭𝐨𝐬 𝐥𝐚𝐛𝐢𝐨𝐬.

"Entonces te vi en el espejo, y supe cuan rota estabas.🦋"

No todo en la vida es lo que solemos mostrar frente a todos. A la gente le miento siempre, ya no llevo la cuenta de la última vez que dejé de ser honesta. Ahora mi boca está cerrada, cocida y nadie sabe lo que callan éstos labios.

A simple vista, para todos solemos ser la pareja prototipo ideal, llena de amor y respeto. Puertas adentro no existe ninguna de las dos palabras.

Dos años pasaron desde que llevaba aguantando ésto, aunque muy en el fondo me quería ir, mi corazón sentía que él podía cambiar para bien. Yo podía mejorarlo para un futuro.

—¡Maldita estúpida!

Un golpe, eso sonó en toda la silenciosa habitación. No lloraba, porque ya no sabía cómo hacerlo, no me ayudaba en nada y menos me favorecía. No me dolía el puñetazo, porque más me dolía mi alma.

Quedé inmóvil contra la pared, sosteniendo mi mejilla lastimada. Podía sentir el sabor de la sangre entre mis dientes. Luke me cogió del cabello y me empujó contra uno de los muebles que habíamos comprado.

Recuerdo a la perfección que ese era su favorito. De hecho, sabía cada cosa que le gustaba, ¿Él también sabría lo que me gustaba a mi?

—¡No vuelvas a cocinar esa porquería!

Otro golpe, ésta vez en el estómago. Y a ese le siguieron más y más golpes fuertes que me dejaron en el suelo inconsciente. Mientras él tomaba su chaqueta de cuero marrón y salía por la puerta como si nada pasara detrás de ella.

Permanecía tirada allí como una basura durante media hora, en ese momento el teléfono sonaba, entonces me levanté tambaleando aún y atendí al tercer pitido.
Era él, siempre lo era.

¿Estás mejor?

Podía notar que estaba más calmado así que limpié unas lágrimas traicioneras que se deslizaron por mi mejilla. Amaba con locura a Luke, pero anhelaba como era cuando nos conocimos.

Él era una persona que se preocupaba de mi bienestar, traía lo que necesitaba cuando me lastimaba o me sentía mal, inlcuso faltaba a su trabajo y cuidaba de mi. Extrañaba al hombre del que me enamoré hace dos años atrás.

Ahora no quedaban ni migajas de lo que una vez fue, ya no se preocupaba por mí como solía hacerlo, él era quien lastimaba mi ser. No faltaba a su trabajo por mi, lo dejó y vivía del dinero de su padre y del mío como un holgazán, y yo lo permitía porque lo amaba.

El amor es como un círculo vicioso del cual necesitas demasiada ayuda para salir, a mi nadie me ayudaba, ni siquiera mis amigas. Ellas me veían los morados, porque eran difíciles de ocultar, pero en vez de preguntar el porqué solo decían que la culpa era mía por ser tan fastidiosa.

Y en cierto modo, comenzaba a pensar que si lo era.

—Si amor, no me duele. — Susurré ahogando un quejido cuando me punzó la cabeza.

Me alegra amor, perdoname. Me descontrolé.

¿Perdón?

Esa palabra no tenía sentido para mí, él siempre que hacía algo lo pedía y yo siempre lo perdonaba porque tenía el presentimiento de que podía llegar a  cambiar. Pero dejó de tener sentido cuando no lo hizo. El perdón ya era algo normal en mi vida, como decir un hola.

No pude responderle porque mi estómago comenzó a doler demasiado y salí corriendo al baño. Unos segundos me tomó en recomponerme, lo malo, me había bajado. Un problema, Luke era una persona que necesitaba sexo todas las noches y a mí, no me gustaba hacerlo cuando tenía mi regla. Me sentía incómoda, pero a él no le importaba.

Él solía decir que me amaba en todos los estados, que no le importaba mancharse porque era normal. Aún así, siempre me reusaba y terminaba en lo mismo, discusiones, golpes y al final de la noche la cama.

El edificio era muy grande, tanto que todos los vecinos presenciaban nuestra vida diaria, pero todos se hacían oídos sordos. Las mujeres solo me observaban con desprecio, para nadie era un secreto, en éste lugar, que Luke me golpeaba. Pero siempre era por amor, o eso me decía él.

De vuelta era lo mismo: nadie hacía nada. Nadie me ayudaba.

Fuera del edificio, Luke tenía que mantener una reputación. Él era el hijo del empresario más poderoso de la ciudad y las cámaras siempre lo seguían a todas partes, en ese ambiente yo era una incógnita. Él me había pedido explícitamente que no me acercara a él porque las marcas se notaban, tenía que soportar ser una sombra. Pero él me amaba, lo sabía. Luke siempre decía que tenía una novia muy hermosa pero no quería mostrarla porque muchos me querían.

Me despojé de mi vestido y me dí un baño rápido, me sentía un poco sucia y molesta.

Cuando salí fui hasta la habitación y me observé frente al espejo. Mi aspecto era deprorable, tenía morados en la mejilla y en los brazos, el labio inferior tenía una cortada. Mis ojos estaban vacíos por dentro, no tenía el brillo que una vez poseían.

Mi cuerpo no era el mismo, mi peso aumentó un poco porque mi ansiedad no me dejaba mantener el peso normal. El peso que tenía. Siempre que Luke se iba comenzaba a comer sin parar porque me sentía nerviosa y estresada. Quería pagar para ir a un especialista y que ayudará a trabajar sobre mi autoestima rota, pero Luke decía que a él le tenía que gustar, no a los demás. No me sentía cómoda, pero según Luke el sí.

No pude ver un segundo más el estado de mi cuerpo así que con rapidez lo cubrí con un vestido de estampado floreado. Cepillé mi cabello mojado y lo alcé en un moño.
Tenía que hacer las compras del mes así que otra vez frente al espejo me maquillé lo suficiente para que no se notará el desastre que era. Usé mucha más base de lo normal porque los morados eran bastantes notorios, adorné mi cuello con el collar que me regaló cuando cumplimos el primer mes de noviazgo; sólo eran eso. Recuerdos.

Antes de salir cogí todo lo necesario, tomé incluso la opción de ponerme una campera de jeans por encima, mis brazos estaban maltratados. Agarré las llaves del departamento y salí de el.

Mientras cerraba la puerta pude notar que Mikael me observaba. Sus ojos eran muy inquietos, él era una especie de hombre ricachón. Lo delataba su gran reloj de marca sobre la muñeca de su mano derecha, hoy vestía de traje gris y se estaba alisando el cabello, parecía tener algo importante.

—Buenos días Mikael.—Saludé amable.

Sabía que él no era idiota, él escuchaba todo lo que Luke me hacía y él también era de esos poquitos que si se daba cuenta de mí vida.

—Hola, buenos días para ti también Beca.

—¿Tienes algo importante hoy?— Cuestioné con una sonrisa.

—Algo así, Emma Hawks viene a mí empresa hoy.

Al oír ese nombre no pude evitar ocultar mí entusiasmo.

—¡No puede ser! ¡Llevo su vestido puesto!— Dije señalando mí ropa.

Emma Hawks era una diseñadora muy famosa en todo el mundo, ella realmente se fue internacional. No podía creer que alguien tan conocido viniese a la ciudad. Mikael me regaló una de sus sonrisas y me di cuenta de que estaba dando pequeños saltos como una niña. Me avergoncé tanto que tape mí rostro con el bolso que traía en manos.

—Así me gusta verte, Beca.

Me destapó la cara y me observó aún más.

Me gusta verte feliz, esa es la energía que él te está apagando.

Corrí la mirada cuando lo mencionó, mordí mí labio inferior cuando la tensión se formó en el aire. Decidí saludarlo y seguir mí camino.

¿Luke había apagado mí energía? Creo que en cierta parte mí vecino tenía razón, aunque me doliese admitirlo.

Presioné el botón del ascensor hacia el primer piso, me metí dentro y esperé pacientemente pero al parecer se descompuso, me agarró un miedo cuando noté que se paró. Me daba miedo quedar atrapada aquí dentro, Dios santo.

Para mí suerte me abrió las puertas, ojeé el número de piso y me marcaba el 4. Genial, ahora tenía que bajar tres pisos por medio de la escalera. Mis piernas aún me dolían.

Visualice que alguien se estaba mudando, habían muchos hombres por todo el pasillo entrando muebles a un departamento. Uno casi me da en la cabeza por no prestar atención, agradezco el jalón de brazo que me dieron antes de que eso pase.

La miré agradecida, su boca me dió una sonrisa de labios cerrados. La tez de la chica delante mío era media morena, su cabello color negro estaba cortado por encima de la oreja. Le quedaba fenomenal, incluso hacia un buen contraste con el piercing de su labio inferior.

—Soy Casey Prie. Un gusto— Extendió su mano y la acepté más que encantada. Ella transmitía un aura muy diferente al resto, siento que irradiaba felicidad por todos sus poros.

—El gusto es mío, me llamo Beca.

—Lindo nombre, ese vestido te queda genial.

—Gracias Casey ¿Te mudas?

—Si, necesitaba un cambio de aires. Estar con mi madre en los Angeles era un dolor de cabeza.

—¿Vivías en Los Angeles?

Ésta chica me sorprendía demás. Quién se mudaría de L.A hasta ésta ciudad común y corriente.

—Así es, pero no es como lo pintan en las pelis, he.

Ella sonrió y sus hoyuelos se hicieron visibles.

—Que suertuda eres.

—¿Dónde vives tu, Beca?— Soltó de repente husmeando por el pasillo.

—Oh, no vivo en éste. Soy del quinto piso, del número 116.

—Entonces te visitaré, te aviso que me gusta mucho el café.

Sonreí divertida. También era fan número uno del café, era un viaje de ida y vuelta una buena taza llena.

De pronto apareció un pequeño animal peludo entre sus piernas, me arrodillé y lo acaricié suavemente. Era muy bonito su color blanco y negro, le eché un vistazo a Casey y ella asintió orgullosa.

—Es mi gato, se llama papa frita.

Me agarró un ataque de risa con tan solo escuchar ese nombre. Ella me lanzó una mirada y me avergoncé por segunda vez en el día. Madre mía.

—Es muy lindo de verdad, perdoname.

—Beca, cuando quieras puedes venir a ver al señor papa frita, te aseguro que es muy simpático.

Asentí emocionada, observé su puerta y ella era del 69. De pronto cortó nuestra conversación una llamada a mi celular. Lo chequé y efectivamente era él de nuevo.

—Ya debo irme, tengo que hacer algo. Bienvenida Casey.

No dejé que pueda decirme algo, salí corriendo y bajé deprisa, aún con dolores en las piernas, las escaleras. Luke estaba afuera esperándome.

¿Qué habrá pasado?

Él nunca quería estar afuera conmigo.

—¿Qué sucedió, amor?

Amor. Una palabra tan subjetiva, una palabra que cargaba cariño dentro de ella.

—Te harás un cambio de imagen.

Quedé sorprendida, hace bastante tiempo que no me decía esas palabras. A él dejó de importarle mi imagen cuando su mano dejaba lastimada mi piel, un escalofrío recorrió toda mi espalda.

—¿Por qué?

—Emma Hawks vendrá a la oficina y necesito que estés presentable para ella.

—¿Espera, qué?

—¿Qué? No te sorprendas tanto, sólo estarás unos minutos, necesito que te muestres hermosa.

Auch. Un golpe. A veces no eran los golpes los que dolían, si no las mismas palabras que salían de la boca de alguien al que le tenía aprecio.

Mi familia se la había pasado toda mi vida diciéndome que yo estaba demasiado gorda, que yo comía demasiado. Que mi estándar de belleza no era digno de la familia. Desde chica se fijaban en lo que comía, en la cantidad que me servía y siempre tenían algo para decir sobre mi.

—Emma iba a estar en la empresa de Mikael— Murmuré, me lanzó una mirada fulminante que me hizo saber que no lo pensé, lo dije.

—Mi padre compró las acciones de la empresa de Mikael, así que ahora come de la palma de mi mano— Dijo Luke con aires de suficiencia.

—Amor...

Quería decirle que estaba en mis días, pero el me cogió del brazo con una brusquedad disimulada y me metió dentro del auto. Por la ventanilla pude ver qué Casey salía a dejar una caja en el basurero, me observó y saludó. Le devolví el gesto.

—¿Y esa quién es?

—Se acaba de mudar, vino de los Angeles.

—¿En los Angeles hay personas con su color de piel?

Guardé silencio cuando mi novio soltó ese comentario, él era así. Despreciaba a las personas por su apariencia, por lo que tenía y por lo que le faltaba, por su forma de ser, de vestir, sobre su sexualidad. Era homofóbico. Nunca me gustaba tocar ese tema con él porque siempre terminaba en una golpiza peor.

—Amor, de verdad que hoy no tengo ánimos de ir.

Luke le pidió amablemente al chófer que suba la ventanilla negra que daba a nosotros, dejándonos separados de él.

Agarró fuerte mi cabello entre sus dedos y muy cerca de mi oído me susurró.

—A mí no me interesa lo que te pasa, hoy es mi día y no vas a arruinarlo.


—————°•🌷•°—————

¡Holis! Espero estén bien.

La historia es muy fuerte, como verán tiene escenas un tanto despectivas y personas que son horribles. Pero cada cosa es lo que le hace ser a nuestra protagonista.

Todavía tienes tiempo de retroceder y dejar ésta historia si te incómoda, porque yo no busco incomodar a los lectores.

Sólo quiero plasmar en el libro, situaciones que suelen, LAMENTABLEMENTE, pasar en la vida cotidiana de muchas personas. Y no solo hablo de la violencia, si no también de los abusos tanto emocionales como físicos en todos los aspectos. Así mismo con los pensamientos de Beca, ella es una persona que perdió toda esperanza. Transcurren muchas cosas con las cuales alguien se sentirá identificado.

Quiero mostrar su historia, su vida. 🦋

¿Por qué pongo mariposas? Porque para mí son sinónimo de libertad, de vivir la vida sin estar atrapada.

Espero que la historia pueda ser de su agrado, tengan en cuenta que no hago finales felices, sólo finales que queden acorde a la historia.

Cómo aclaré antes, tendrá escenas fuertes y sensibles, así como también LGBT+ y es la primera vez que hago una así.

Si estás pasando por algo así, por favor, no estás sola/o. Tu puedes, hay números para llamar 🦋.

Sin más, bienvenidos a la historia de Beca Walker y sobre el peso del amor que tiene en su alma.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top