04•
La respiración de Jungkook se trabó por una fracción de segundo al igual que los latidos frenéticos de su corazón. ¿Había escuchado bien?.
— ¿A... mí? — su voz se quebró y se señaló con el dedo índice, mirando a Jimin, quien se había alejado de él un poco para darle espacio. El chico le sonrió y asintió suavemente.
— Nadaba de regreso a casa cuando vi tu barco, me dio mucha curiosidad y decidí acercarme un poco. Te vi tras la gran rueda que orienta al barco, la cosa más hermosa que había visto en mi vida, estabas de pie ahí, mirando el mar y el cielo, con una gran sonrisa.
¿Eso era una declaración de amor?, Jungkook no sabía cómo funcionaba el amor para las sirenas y los tritones, pero sus mejillas se calentaron al escuchar de la melodiosa voz de Jimin que era la cosa más hermosa que el tritón había visto jamás. Carraspeó ligeramente antes de soltar una risita nerviosa.
— Jimin yo no soy una ofrenda, no puedo sólo... entregarme a cambio de algo.
Jungkook no creyó que el tritón pudiese verse más triste que ahora, sus ojos se habían marchitado completamente y la sonrisa en su rostro había decaído.
— Si no me dejarás estar a tu lado, entonces no puedo llevarte a El Perla Negra, no podría soportar que me abandonases luego de haberte guiado.
El pecho de Jungkook se contrajo de nueva cuenta. ¿Qué era éste extraño sentimiento?, se apresuró a buscar una solución, una salida.
— No, no te abandonaré. Me salvaste la vida y me guiarías al tesoro más grande que hay en el mundo, no puedo dejarte botado luego de eso, pero tampoco puedo entregarme como un objeto.
Las cejas de Jimin se fruncieron, pero un brillo fugaz recorrió sus ojos.
— Entonces... — Jungkook se apresuró a interrumpirle.
— Te dejaré quedarte en el barco, a mí lado.
Estaba siendo impulsivo y para nada razonable, pero de pronto la idiota sonrisa de Namjoon cuando está con Seokjin en la cubierta invadió su mente. Había sido un flechazo instantáneo y ahora Namjoon lucía como el jodido hombre más feliz sobre la tierra, ¿Y qué si eso del amor a primera vista existía?, Jimin ya había confesado que se sentía atraído a él, y Jungkook no podía negar que había algo en el tritón que le hacía latir el corazón con ferocidad.
— ¿Contigo? — él asintió — ¿Para siempre, Jungkook?
Se sorprendió cuando se escuchó a sí mismo afirmar a la pregunta de Jimin, pero sonrió cuando al chico le regresó el brillo en los ojos y la amplia sonrisa que había desaparecido momentos antes.
La puerta sonó, espantándolos a ambos y haciendo que pegasen un salto. Jungkook dio el pase, un Seokjin con los rizos revueltos y enmarañados entró al cuarto y tras él venía Hong.
— Jungkook, me dijeron que despertaste — Hong se sentó en la orilla de la cama y le dio una mirada de reojo a Jimin, quien se movió para fundirse al lado del pelinegro, mirando a los recién llegados — Y veo que alguien necesita unos pantalones. ¿Vas a estar dispuesto a ponértelos ahora, Jimin?
El tritón se sorprendió al ser llamado por su nombre por el humano desconocido, pero se separó de Jungkook ligeramente antes de asentir.
— Las mantas han ayudado con la sensibilidad que recorría mi piel, creo que estoy listo para esas cosas que llamas pantalones.
La risilla de Seokjin resonó por la habitación y le extendió una mano a Jimin. La idea de Namjoon había sido el mandar a Seokjin con Jimin, pues como el príncipe era pequeño y delgado, quizá haría sentir más confianza al tritón y así se despegaría de Jungkook.
— Soy Seokjin, puedes venir conmigo, te mostraré cómo se ponen.
Jimin frunció la nariz desconfiado, pero tomó la mano del humano y trató de ponerse en pie. Sus piernas temblaban y sentía una extraña sensación, por lo que terminó cayendo sobre sus rodillas y manos.
Todos en la habitación jadearon y Jungkook se lanzó al suelo tan rápido como un rayo, llegando hasta Jimin de un salto. Le rodeó la cintura y lo alzó con facilidad, pues el muchacho era pequeño y delgado. Lo puso sobre sus dos pies, pero no soltó ni aflojó el agarre sobre el ajeno, el chico se aferró también a él.
— Así, un paso a la vez, hazlo conmigo.
Como a un niño pequeño, Jungkook comenzó a guiar a Jimin, pero se estaba convirtiendo en una tarea sumamente difícil. Tras salir del camarote, el sol bañó sus rostros con suavidad, dándole a Jimin un tono mucho más claro y reluciente, el contraste de su negro cabello y el blanco de su piel le hizo tragar saliva a Jungkook, era maravillosamente hermoso.
La tripulación se encontraba haciendo sus tareas diarias cuando les vieron salir del camarote. Todos saludaron al capitán y miraron con curiosidad los pasos — si se les podía llamar así— desastrosos que Jimin daba.
Sus piernas eran gelatina y comenzaba a sentirse enojado y frustrado consigo mismo. No había caminado una sola vez desde que las piernas aparecieron reemplazando su amada cola. Se aferró con fuerza a Jungkook y gruñó con desesperación, comenzaba a impacientarse.
— Está bien Jimin, por ahora lo dejaremos así, te llevaré cargando al camarote de Seokjin.
Jungkook pasó un brazo tras las odillas del muchacho y lo alzó con facilidad, caminando entonces hasta la habitación de Namjoon y Seokjin bajo la mirada de toda la tripulación.
Lo depositó con cuidado sobre la cama y salió de la habitación, prometiendo a Jimin que ni Seokjin ni nadie sobre ese barco le iba a hacer daño, y que podía quedarse solo.
~*~
— En serio Jungkook, parecía que ese chico había nacido pegado a ti — Hoseok reía mientras le contaba a Jungkook lo que había estado pasando mientras estaba inconsciente, ambos estaban en la sala de mapas del pelinegro, junto a Namjoon y Honey.
— Eso no es todo, cuando los dejamos a ambos en tu habitación, regresé un par de horas más tarde para ver cómo estabas, y como dejé la puerta entreabierta, pude ver cómo acariciaba tu cabello y cantaba una canción en voz baja, y dejen aclarar que no me sentí hechizado ni nada.
Namjoon contaba lo que él había visto con una sonrisa y una mirada en sus ojos que le hacía parecer un poco chiflado. Jungkook escuchaba todo con una sonrisa en sus propios labios, pues el tritón había estado cuidando de él mientras estaba inconsciente.
— Dejando de lado las muestras de afecto por parte del chico tritón, ¿Le preguntaste si sabe cómo llegar a El Perla Negra? — Honey los regresó a todos al modo serio. Las miradas se fijaron en Jungkook y éste asintió.
— Sí, me respondió que qué le daría a cambio si nos llevaba.
— Joder, un tritón tenía que ser — Hoseok masculló, irritado.
— ¿Y luego, qué le dijiste?
— Le pregunté directamente que qué quería a cambio.
La voz de Hoseok murmurando un "Sí serás idiota" se escuchó por lo bajo. Namjoon se enderezó en su silla y apoyó un codo sobre la mesa con el mapa extendido a lo largo de ésta.
— ¿Y qué quiere? ¿Qué te respondió?
Jungkook dudó unos segundos en responder, recordando lo que le había pedido Jimin a cambio. — Dijo que me quería a mí.
Las mandíbulas de los tres hombres presentes se hubieran caído al suelo de no ser a que estaban pegadas a las cabezas de cada uno de ellos. Honey se ruborizó ligeramente, quién sabe qué estará pensando, Hoseok se llevó una mano a la boca y Namjoon sonrió ampliamente.
— ¿Así que entregaste tu tesorito, eh, Kookie? — Namjoon subía y bajaba las cejas rápidamente, divertido ante la situación. Jungkook le propinó un puñetazo en el brazo y luego negó.
— No se refería a esa forma, idiota pervertido. Le dije a Jimin que no podía entregarme a cambio como si fuese un objeto, pero le prometí que tras encontrar El Perla Negra, le dejaría quedarse en el barco, a mí lado.
Namjoon silbó y se llevó las manos tras la cabeza, todos miraban a Jungkook fijamente.
— Y me reprochabas que me haya enamorado de Seokjin tan rápido, si tú estás igual, mañoso.
— Si Jungkook nomás vio ese par de piernas que el tritoncito se carga y cayó rendido, ¿Apoco no? — Hoseok reía mientras codeaba a Honey.
— ¡Cállense, idiotas! — les reprochó Jungkook, con las mejillas encendidas porque, joder, en parte tenían razón. En los últimos minutos había estado fantaseando con Jimin y ese hermoso par de piernas.
La puerta de la oficina se abrió sin toques y apareció Seokjin, diciendo a Jungkook que el chico ya estaba listo para que fuera por él al cuarto.
Lo cargó de nuevo, ésta vez a la sala de mapas donde JunMyeon también se les había unido. Depositó con cuidado al tritón sobre una silla al lado de la suya y luego tomó lugar. Los rostros serios se asomaron y en el aire se podía sentir la curiosidad, todos mirando al capitán y al tritón.
— Está bien, Jimin, nuestra ubicación es ésta actualmente, ¿A dónde fijamos rumbo?
Namjoon se caracteriza por ir directo al grano al igual que Jungkook, por lo que apoyó su dedo índice en uno de los extremos del mapa, mientras miraba al tritón. El chico, con las cejas fruncidas, se inclinó sobre la mesa y estudió durante unos momentos el mapa. Al final, elevó su propio dedo pulgar y señaló una ubicación.
— Su mapa sólo marca la mitad del camino, pero está bien, cuando lleguemos al punto muerto de él, puedo nadar junto al barco para indicarles el rumbo.
Jungkook se sorprendió ante el tono de voz del tritón, sonaba sumamente profesional y dedicado a su tarea, incluso su rostro reflejaba una gran madurez que anteriormente en su habitación no había visto, quiso pensar que esa determinación era por la motivación de quedarse a su lado cuando los hubiera guiado.
Fijaron un nuevo rumbo y alzaron las velas, aprovechando que el aire les favorecía para ir en esa dirección. Jungkook no lo hubiera querido, pero el resto del día tuvo que dejar a Jimin en manos de Seokjin mientras él y Namjoon se encargaban de arreglar varios problemas y eventos que tras la noche pasada, la tormenta les dejó.
~*~
El cielo se cubrió de un manto azul con miles de estrellas parpadeantes. Jungkook estaba tras el timón, guiando el barco mientras miraba el cielo entre diferentes pensamientos. Hasta hace unos momentos no había podido dejar de pensar en Jimin, le parecía una criatura intrigante y a la vez encantadora. Tenía demasiadas ganas de correr en su encuentro y secuestrarlo en su habitación para preguntarle un millón de cosas, pero a la vez temía, no del tritón, sino de lo que le estaba haciendo sentir.
Nunca había tenido problemas de concentración, y ese día Namjoon y los demás tripulantes le habían llamado la atención muchísimas veces, tantas que se había sentido como un niño pequeño. Pero no podía dejar de pensar en esos atrayentes ojos, esos gruesos labios y, ha de admitir, en ese par de blancas piernas. Su corazón se aceleraba ante la idea de ir en su búsqueda de nuevo, pero como todo hombre necio, quería negarse a seguir sintiendo eso, a aceptar lo que esa emoción corriendo por sus venas significaba.
Seguiría perdido en sus pensamientos de no ser por una voz llamando su nombre. Giró el rostro ligeramente para ver la característica maraña de chinos de Seokjin.
— Hey Jungkook, deja ya eso.
A veces el príncipe era demasiado mandón.
— Más tarde iré.
— No, debes ir ahora — Jungkook no entendía cuál era la jodida urgencia de Seokjin, pero cuando miró en sus ojos un brillo extraño, entrecerró los suyos.
— ¿Por qué?, yo no soy Namjoon, no obedeceré cualquier deseo que tengas.
La risa de Seokjin sonó fuerte mientras el viento soplaba contra sus rostros ligeramente.
— Claramente no, si fueras Namjoonie serías más alto y atractivo. Sólo hazme caso y deja eso, Namjoon estará aquí en un momento y si aún estás aquí te va a patear el trasero.
A Jungkook le sorprendía la confianza que Seokjin se había tomado en tan sólo semanas, y no sólo con él, sino con toda la tripulación, no cabía duda que ese era el verdadero lugar en donde el príncipe debía estar, no en un castillo encerrado bajo la vigilancia de unos guardias gordos.
Con un suspiro, el capitán dejó el timón y se despidió, caminando entonces a su habitación.
Mientras se aproximaba pudo ver la suave luz filtrarse bajo la puerta. Se aproximó pensando que Jimin debería estar ahí dormido, quizá había caído rendido luego de esperarle, pues había sido un largo día para el tritón.
Cuando abrió la puerta sus ojos se ampliaron y su boca se secó. La imagen de Jimin, con una nueva camisa suelta de manga larga y un gran escote en V que originalmente era suya, le recibió de lleno. El muchacho estaba acostado de lado frente a la puerta, la camisa le quedaba obviamente grande — pues incluso a él le quedaba suelta esa prenda— , tenía las piernas desnudas enredadas entre las sábanas y observaba con interés un libro, cambiando de página lentamente.
Se aclaró la garganta para atraer la atención del tritón, quien elevó la mirada para encontrarse con sus ojos y sonreír ampliamente hacia él.
— Seokjin me prestó éste libro, me dijo que me gustaría porque tiene más imágenes que letras.
Jungkook se acercó a la cama luego de haber encontrado su valentía de vuelta. Se sentó en la orilla, pero aun así estaba muy cerca del muchacho. Observó el libro y sonrió, eran fotos del mar y diferentes paisajes alrededor del mundo.
— ¿No puedes leer, Jimin? — el aludido negó, cerrando el libro y desenrollando las piernas de las sábanas para abrirlas y darle espacio a Jungkook.
El pirata sonrió ante una idea que invadió su mente y se deslizó en la cama luego de quitarse la camisa que había usado ese día.
— Podría enseñarte luego, si tú quieres — le propuso.
— ¡Por supuesto que quiero!, nada me haría más feliz — el tritón sonrió ampliamente antes de aplastar la cabeza en la almohada.
Jungkook se dejó caer sobre la suya con pesadez, terminando todo rígido mientras miraba el techo de madera. Escuchó una leve risa a su lado y giró el rostro mecánicamente, encontrándose con Jimin observándolo detenidamente.
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