Capítulo 3

—Hay veces que he pensado en ti como algo más que un compañero—la pequeña Uchiha rio al decir eso—. Veces en los que... he soñado con que me besabas de una forma lenta y amorosa. Sé que... somos totalmente diferentes—miró al frente al pronunciar eso, notó como sus orejas escocían y, de igual forma, sus mejillas se ruborizaban notando que si seguía así, llegar hasta el final sería un caso perdido—, pero... Boruto Uzumaki. Quiero una vida contigo o al menos... intentar ser algo como "novios". No sé... ¿Qué me dices? ¿Me quieres?

Y miró el espejo. La pequeña solo vio su rostro: un rostro que reflectaba miedo en sus ojos negros y sus lentes quedaban algo sueltos. Su mirada agonizó.

—Lo has clavado—rio la pelirosa que se quedó observando a su hija durante todo ese tiempo—. No creo que necesites declararte en frente de un espejo, cielo. Sé que es complicado pero son solo chicos. Tal y como surja, surgirá.

—Yo me enamoraría si alguien tan bonita como tú me dedicase esas palabras—intervino por primera vez el peligris, mirando a la Uchiha. Se puso de cuclillas hacia ella, retirándole un mechón negro de su rostro. La Uchiha miró al ex sensei de su madre algo ruborizada. Siempre lo admiró igual que admiró a Naruto, a Tsunade... etcétera. Sabía todo de los Hokages de pe a pa—. Repítele eso a Boruto en cuando tengas oportunidad.

—¿Creéis que podré?

—Lo harás genial, cielo.

—Y si te rechaza...—musitó el enmascarado—. Yo mismo me encargaré de que vea el tesoro que eres.

La Uchiha mayor no pudo evitar sonreír hasta tal situación. Antes Kakashi no era muy atento con ellas cosa que era normal y entendible. Pero, cuando Sasuke se marchó y dejó la aldea, el peliplateado recordó aquella promesa que le hizo a Sakura en su día. De alguna forma, se sintió mal al no haberla podido cumplir. Ya nada "volverá a ser como antes".

Pero se acordó de algo.

—¡Diablos! Debo de hacer la cena. Vendrán en seguida.

Y al escuchar eso, el corazón de la menor no dejó de latir con una fuerza impresionante. Y más cuando vio cómo su madre, que en cierto modo ya había recuperado el color, desapareciendo para ir a la cocina.

—Dime, Sarada.

—¿Sí, Kakashi-sama?—alzó la vista al notar que el hombre se puso de pie de nuevo para colocar una de sus manos en el cabello azabache de la menor—. ¿Qué sucede?

—Si te rechaza, ¿qué harías?—y esa pregunta iba con segundas: él quería saber qué haría la pequeña para saber a quién se parecía más. Si a Sakura o a Sasuke. Todo era incognito para él.

No cal decir que la pequeña quedó algo impactada pero también dudó. No se lo había planteado. No es que pensase que la aceptaría sino que, no quería que la palabra "rechazo" estuviese en su mente. Al fin quería decirle de forma clara al Uzumaki lo que sentía por él. Y no quería dejar el confesarle sus sentimientos en la lista de "pendientes". Era hoy o nunca.

—Si...me rechazase...—paró de repetir esa pregunta para observar al techo—. Bueno...¿a qué viene esa pregunta?

—Me interesaría saber cómo actuarías.

—Pues... ¡nunca me rendiría! Haría todo lo posible para que ese idiota se fijase en mí.

—¿Y si le gusta otra?

—¿Es que acaso no acabo de responderle, Kakashi-sama? Aun así: no me rendiré.

El peliplateado sonrió al ver que era igual que su madre. Eso le gustaba, más cuando para entonces odiaba al Uchiha que había abandonado a su familia.

"Él no sabe qué es querer. Estuvo quejándose de que su familia fue masacrada pero cuando tiene una que lo ama, la abandona. ¿Qué pasa por su mente?" se preguntó el enmascarado mientras acarició el rostro rojo de la pequeña.

***

Corrió con un entusiasmo fingido hasta la puerta al escuchar aquel sonido que tanto deseaba escuchar aquel día, significaría que al fin han venido los Uzumaki's. El Hokage, Himawari, su tía Hinata... pero más importante: el chico al que debía de declararle sus sentimientos amorosos.
Paró en seco delante de la puerta colocando una mano en el pomo de ella. Entonces, el pánico se apoderó de su diminuto cuerpo Uchiha comenzando a ver todo el lado negativo que antes no pudo ver. Necesitaba algún chico que le aconsejase de eso, y por supuesto, no necesitaba a Kakashi. Necesitaba a su padre.

—¿Qué pasa?

Un golpe suave en su hombro la tranquilizó más. Al ver como ambos estaban allí: Kakashi y su madre, los dos mostraron una sonrisa que pudo tranquilizar a la pequeña.

—Estoy...¿nerviosa?

Y no era mentira: su corazón latía como un hombre de cuarenta años dándose cuenta de que su vida solo está a mitad de camino y queriendo aprovecharla toda.

—Tranquila—habló la Uchiha mayor—. Lo harás bien.

—¡Por supuesto! Eres Sarada Uchiha. ¡Hija de Sakura Haruno! Lo conseguirás.

La pelirosa rio ante el comentario, recordando todo lo que había pasado para al fin tener a su amor. Y bueno. Y lo que tendría que pasar, ¿no?

Respiró hondo y se dedicó a abrir la puerta. El Uzumaki mayor miró a las dos chicas y su antiguo sensei algo sorprendido.

—Kakashi-sensei—musitó dedicándole una sonrisa mientras los demás miembros de la familia pasaban—. Un gusto en verle.

—Kakashi-sensei—saludó la esposa del Uzumaki.

—Buenas noches, Hinata—la pelirosa fue hacia su amiga y hacia la pequeña Himawari mientras que, con un rostro ruborizado se escondía detrás de su hermano—. ¿Vamos a la cocina? Me gustaría enseñarles algo.

—Claro—respondió la Uzumaki con una sonrisa a la vez que ambas chicas peliazules se marchaban hacia donde la pelirosa les mostraba.

El rubio, que estaba harto de tanta situación debía de pedir un consejo a alguien exterior. Alguien que conociese a Sakura y por eso, decidió contarle a Kakashi. No era algo que tenía pensado de dos horas, sino, era algo que quiso contar desde un gran principio.

—Kakashi-sensei, ¿podemos hablar?

—Sí, por supuesto.

—Pero papá—se quejó el pequeño Uzumaki dando a entender que si se marchaba, quedaría a solas con la Uchiha. Y eso no lo quería. No es que fuese vergonzoso o algo parecido, era que odiaba que ese sentimiento desconocido despertara en él al quedarse con aquella chica tan problemática.

—Es urgente.

Y tras eso, los dos hombres se marcharon hacia la habitación de matrimonio que tenía la Uchiha. Una habitación en la que hacía tiempo que nadie había dormido.

—¿P-Podemos ir a mi habitación?—habló con dificultad la Uchiha jugueteando con un mechón de su cabello azabache. A ella le pareció algo vergonzoso el mostrar aquella acción de debilidad mientras que a él, le pareció algo tierno de ver. Cosa que en parte le molestaba, ¿por qué ella debería de ser quién pone todo su corazón a cien?—Quiero decirte algo...

—Como quieras—dijo sin apenas mostrar algo de amabilidad. Bolt a veces era así: seco. No tenía ningún problema en expresarse, desde luego, pero en algunas ocasiones quería ser el chico que daba su tiempo para abrazarte y poder apretujarte entre sus brazos de una forma amorosa.

Ambos se marcharon. Bolt, al subir las escaleras, sintió como un pinchado en su corazón. Como era obvio, y era de esperarse: no se dio cuenta de que poco a poco se estaba enamorando de la Uchiha: enamorándose de su tiempo, de sus rasgos, de su cabello azabache, de sus ojos ónix, de su sonrisa, de cada debilidad de ella, de sus pucheros, de sus "eres un idiota, cállate". Todo en ella le gustaba. ¿La lástima? La lástima es que él no lo sabía. No sabía que ese sentimiento se llamaba "amor".

Una vez en la habitación, la Uchiha se recostó en la puerta cerrándola. Suspiró mirando esos ojos azules que, sin dudarlo, fueron causantes del motivo para que apartara la vista.

Bien. Había dado horas para ensayar el "te quiero". Lo había dado todo. Su madre y su "abuelo".

Respiró de nuevo. El rubio la miró preguntándose si lo que iba a decir era tan importante como para que su rostro estuviese rojo porque, sí: era bastante notable como la Uchiha se moría de vergüenza o bien—él pensaba—que podría estar muriéndose de rabia, que también cabe esa posibilidad.

—Ya dilo, Sarada-chan. No creo que sea tan importante.

¿Importante? No, era importantísimo. Era algo que la Uchiha no podía evitar.

Su garganta comenzó a escocer. Sintió como sus ojos estaban sollozando y no lo entendía. ¿Por qué tenía esa sensación de llorar? ¿Será porque ese momento tan importante es su momento débil?

—Boruto. He estado ensayando esto...—murmuró bajando su mirada al techo. Falló: ella tenía claro que en la declaración tenía que mirarlo a los ojos. También pensó que no habría problema para cumplir eso porque, oh, qué diablos, esos ojos le encantaban. No porque sean los ojos del Hokage, sino, porque eran hermosos para su vista. Al mirarlos, se sentía en una barca en el mar y esa sensación, para ella, era tranquilizadora—...pero no sé cómo decírtelo—dijo tras un silencio algo aterrador.

—Solo dilo.

—Te quiero.

Y sí, fue demasiado directa. Tenía un discurso preparado en papel, y no cal olvidar que estuvo todas esas horas practicando el discurso con Kakashi y memorizándolo. Se lo sabía. Desde la primera palabra hasta el último, incluso, se sabía todas las expresiones que debía decir.

Pero claro, fue mirar esos ojos y olvidarse de sus palabras.

El rubio quedó atónito. Las miradas podrían matar en ese mismo instante. ¿Será debido a que Sarada no esperaba que pusiese esa expresión tan fría y seca? No decía nada en los dos sentidos. ¿Su rostro? Sin expresión. ¿Sus labios? Sellados y tan... deseables para la chica.

—¿N-No dirás nada?—y esa preguntó le molestó a la Uchiha a pesar de que fue ella quién le pronunció. Apretó sus puños.

Bolt de repente sonrió provocando que sus mejillas ardieran.

—No digas tonterías, Sarada-chan. Seguro que te estás confundiendo.

Y esas palabras le dolieron como mil agujas en su pecho. Sus ojos se cerraron, no por nada o porque le moleste la luz, lo hizo para reprimir aquellas lágrimas que querían salir. Y no podía permitírselo, no era de llorar nada pero por su culpa... por culpa de los chicos importantes que ha habido en su vida, no dejó de ser una llorona. Algo que no quiso ser.

—¿S-Sarada?—el rubio no se podía creer que lágrimas de la pequeña Uchiha caían de forma lenta deslizándose por su mejilla para terminar en el suelo. Tenía ganas de abrazarla sin saber por qué, pero no podía. No después de rechazarla indirectamente, aunque no era su intención hacer que su compañera de equipo llorase de tal forma—. N-No llores...

Sarada colocó su mano por su mejilla dándose cuenta de que estaba algo pegajosa y húmeda, fue entonces cuando se dio cuenta de que estaba llorando. No en cualquier sitio sino, en frente de él. Rápidamente se secó las lágrimas y sonrió.

—Idiota, no me refería a querer-querer—intentó arreglarlo algo que por la cara de Boruto, estaba funcionando—. Kakashi-sama me dijo que era muy importante que en un equipo haya compañerismo y me recomendó que te dijera que te quiero. Obviamente me refiero a quererte como amigo o compañero. Solo a eso. Mis lágrimas son porque... ¿me recordaste a mi padre?—a pesar de que eso último no fue muy convincente, Boruto lo dejó estar sabiendo que ese tema era algo delicado.

Sintió algo de alivio pero a la vez se sentía decepcionado y otra vez, esos pensamientos tan bipolares venían a su mente cual rayo en una tormenta.

—¿Vamos? Me muero por probar la comida de tu madre—ni hizo falta romper el hielo ya que el rubio pensaba que todo esto era eso: una prueba de compañerismo de Kakashi.

Sarada recordó sus mismas palabras pronunciadas, más decidida que nunca al seguirlo al pie de la letra: "haré que te fijes en mí."

***

En cuanto la familia Uzumaki se marchó, solo quedaron ellos tres de nuevo. La puerta se cerró para que al fin Sarada pueda mostrar sus verdaderos sentimientos. Sin más, comenzó a llorar de forma ruidosa. Su madre y Kakashi no preguntaron porque solo cabía una opción además de que en la cena había estado algo extraña.

—¿Te...rechazó?—preguntó el "abuelo" abrazando a la pequeña mientras con su mano frotaba su espalda mientras su madre se incorporaba en él.

Era un abrazo de tres. Una familia, aunque Kakashi no hacía más que empezar a formar parte de esa familia.

—Me...dijo que me confundía.

—¿Y por qué no le dijiste nada? A lo mejor él siente lo mismo.

—No, mamá... Sino...su rostro se hubiese vuelto rojo... ¿no?

El abrazo fue dispersado. La pequeña madre acarició con su suave mano la mejilla de su hija acariciándola con ternura.

"Sasuke... Si estuvieras aquí, seguro que irías a por Boruto, ¿verdad?" rio internamente al imaginar esa imagen que tanta risa daría. Muy en el fondo sabía que Sasuke la quería. Llamémoslo masoquismo. Pero, no que sí sabía, es que aunque volviera, diese la excusa que diese, no sería así de fácil volver a recuperar a su familia. Ya sea por un "lo hice por la aldea" o "era para protegeros", no valdría.

—Si me disculpáis...—sollozó de nuevo cosa que entristeció a su madre. El amor no era tan simple como cuando hacía años pensaba. Era más difícil que una simple palabra—...iré a mi cuarto.

Y la pequeña subió hasta su cuarto en un paso moderado dejando a dos adultos solos, mirándose uno al otro.

—Sakura...—murmuró el antiguo Hokage, jugueteando con sus dedos—. Tienes algo que decirme, ¿verdad?

Y la pelirosa se extrañó bastante al escuchar eso. Sí, tenía cosas que decirle y visto lo visto, no era algo fácil de decir porque ella no podía exigirle nada, y menos a él. Pero la curiosidad mató al gato, ¿verdad?

—¿Qué es eso que Naruto te dijo?—habló. Y el mayor se lo esperaba. Esperaba que la pelirosa que no era tonta, notara su conversación—. Era de Sasuke, ¿verdad?—bufó—. Mira, Kakashi...-sensei. Hace un mes y un día que no lo veo. Y me gustaría verlo, créeme. Pero voy a hacer lo mismo que hará mi hija: "no rendirme". Sé que ese imbécil—sonrió al decir esas palabras. Era un imbécil pero, era SU imbécil—no lo ha hecho por placer. O sí. Pero sé que tendrá unas razones que no validaré porque le costará conseguir mi perdón. Y no lo buscaré.

—¿No lo harás?

—Dejaré que él venga.

—¿Cómo estás segura de ello?

—Porque es mi marido, Kakashi-sensei. Sé que nada de esto ha sido una farsa—rio—. Lo sé. Es patético. He estado un mes para llegar hasta aquí porque al principio me ha costado, sí, pero ahora estoy totalmente convencida de que él nos ama.

Kakashi pensó en el motivo que le dio Naruto. Le contó todo al detalle, incluyendo que el beso de Karin solo fue para que Sakura se pudiese olvidar de él, aunque le doliese al principio. También le contó que el plan de hacer que Sakura odiara a Sasuke con aquella fotografía falló y que la pelirosa quería intentarlo de nuevo.
Y era un motivo bastante bueno, la verdad. Pero a él se le ocurrió otra solución y no era abandonarlas.

—No es patético—le sorprendió Kakashi Hatake—. Es admirable como puedes amar tanto a una persona, Sakura—y acarició el cabello de su alumna como en los viejos tiempos, le gustaba hacerlo. Al hacerlo el cabello de la pelirosa soltaba un aroma a cerezo que a Kakashi le encantaba. A él y a todos los chicos de la aldea, no hace falta olvidar que la pelirosa era una flor de Konoha muy bella y muy deseada—. Por eso eres una buena persona y te admiro.

La oji-jade mostró unos ojos algo acristalados. No tenía ganas de llorar por tristeza sino, por felicidad.
Esas palabras significaban un "adelante" para ella y proviniendo de su sensei, era bastante importante.

—Maldito bastardo...—murmuró un Uchiha cabreado y algo celoso desde la rama de un árbol. Espiar está mal pero necesitaba verlas de vez en cuando. Y lo que vio no le gustó nada: Un pervertido muy cerca de su esposa, y una hija llorando en su habitación sola. La cosa se había derrumbado desde su abandono. Solo que se iba notando poco a poco, pero nada volvería a ser igual aunque todo pintase bien. Las cosas no son como creemos.





N/A

En el próximo capítulo... (sí, me dio por hacer "adelantos").

—Explícame qué mierda es esta, Naruto—dejó en la mesa del Hokage un folleto no muy agradable de ver. Era ella. Desnuda. Algo que cabreaba mucho a la pelirosa. Lo peor es que la fotografía era real y estaba tomada desde un ángulo perfecto, verificando que tenía un espía rodeando su casa—. ¡Explícamelo!—pero él también estaba aturdido apretando sus puños intentando mantener la calma. Era su mejor amiga. Y el simple hecho de que todos esos folletos estén por toda Konoha no le agradaba: No solo porque estuviese prohibido sino, porque miles de imbéciles irían a por Sakura para "conquistarla" al ver esa figura tan perfecta.


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top