Capítulo 18

La Haruno estaba, por primera vez, tomando una copa. No era nada y el alcohol a ella no le afectaba mucho, pero necesitaba salir, sola, aunque sea salir hacia una taberna llena de pervertidos que no dejaban de mirarla. ¿Y qué si le atacaban? Ella era libre de ser atacada, y de partir caras si eso lo neces... No, ¿qué estoy diciendo?
Sakura a veces tenía pensamientos como: "Si estuviese en peligro, ¿vendría?" "Si me secuestraran, ¿me rescataría?" Antes ella tenía la respuesta más que clara, pero a medida que iba pasando el tiempo, a medida que iba teniendo más noticias; sabía la respuesta. Lamentablemente, una respuesta mala. No. Esa era su respuesta; Sasuke no la rescataría, no se molestaría en mover ni un solo dedo en ella. En Sarada sí, pero no podríamos comparar a su hija con su ex esposa, la mujer a la que le mintió.

—¿Necesitas algo, guapa?—le clavó en vista uno de los ninjas que se encontraba ahí, más bien, un ANBU.

La Haruno le echó una mirada de arriba abajo, sintiendo que no era de confianza y pensando que el hombre se iría de inmediato.

—No. No necesito nada.

Pero lo cierto era que una medicina no le iría nada mal, por Kami-sama, ¡su cabeza daba vueltas! Había dejado a Karin con Sarada. Según ella, tenían mucho de lo que hablar ya que la pelirroja quería contárselo y disculparse con su ahijada como dios manda. Necesitaba suerte, suerte que al parecer no tendría.

—¿Seguro?

—Segurísimo—rodeó sus ojos y se levantó, dispuesta a marcharse de aquella taberna apestosa.

—Déjame acompañarte; te cuidaré camino a tu ca-

—He dicho que no.

—Como quieras guapa, como quieras.

Salió del local después de escuchar unas cuantas risitas provenientes de aquellos hombres inútiles que se pasaban las horas y los días molestando a chicas hermosas. A veces se preguntaba el por qué su mejor amigo, Uzumaki Naruto, seguía dejando que esa taberna estuviese abierta. Seguramente si hubiese algún infiltrado podrían sacar información de futuras violaciones.

La noche ya no era tranquila, si no, demasiado oscura para andar sola, medio borracha—porque aunque cueste admitirlo, lo estaba—, con un dolor de cabeza tremendo, y con un corazón bastante roto en mil pedacitos pequeñitos. La luna brillaba más que nunca; los cantares de los grillos se escuchaban, y de vez en cuando, Sakura no supo si era el efecto del alcohol o no, veía una linda luciérnaga pasando por su frente, hasta posar en su sello del Byakugou.

Cuando la luciérnaga se esfumó, la Haruno sintió como en un momento dado caería. Lamentablemente, uno grito interrumpo sus pensamientos preocupantes:

—Eh, tú.

Al voltear y ver de quién trataba, no pudo evitar sentirse algo asustada. Ella era fuerte; pero no aquel día. La noticia de que su hija no sería la única hija de Uchiha Sasuke la mató por dentro; matando así sus fuerzas.

—Antes me has dejado en una mala posición entre mis amigos.

—Qué pena—ironizó, camuflando su miedo.

—Pues sí. Así que no me queda otra que hacer algo para subir de posición, ¿sabes? Lo lamento chica. La próxima vez te juro que comenzaremos por un café.

Intentó centrar su mirada algo borrosa en aquel ninja, ya que juraría que lo habría visto en alguna parte, o al menos, que contenía rasgos de un criminal. Pero no pudo. Sus piernas, temblorosas, le fallaron justo en aquel instante.

—La suerte está de mi lado hoy, ¿verdad?

A medida que se iba acercando, Sakura iba cerrando sus párpados de una forma muy lenta. Con su vista ya nublada, imaginó a Sasuke delante de ella, protegiéndola. Evitando que aquel malnacido diera un paso más.

—S-Sasuke....-kun—murmuró antes de caer rendida en aquel caminito frío de tierra.

***

—¿Quién es ese tal Sasuke, Kasumi?—preguntó la voz de Shiero, una de las participantes del concurso de belleza.

La pelirrosa recién había despertado de un sueño algo profundo.

—No lo sé, Shiero—respondió Kasumi sirviéndole algo de té a su compañera—. Pero si es su novio, ¡vaya novio!

Shiero rio sabiendo que estaría mal reírse de algo así, pero en el fondo sabía que era verdad.

—¿Dónde... estoy?—preguntó la Haruno abriendo sus ojos.

Visualizó a las dos participantes del concurso sentadas, una frente a la otra, comiendo ramen. Una de ellas, Shiero, la castaña, estaba malherida. No parecían grabes, pero sí parecían molestas. Se levantó del suelo para caminar hacia ella.

—¿Qué le vas a hacer?—preguntó Kasumi, la pelirroja, ante la mirada de ambas.

Sakura centró algo de chakra en su mano para curar a la chica.

—¿Cómo te lo has hecho?—preguntó—. ¿Dónde está Sasuke?

—L-Lo siento...—se disculpó la castaña. Al ver los ojos esmeraldas de Sakura, con algo en ellos que desearía leer, supo que trataba de una situación incómoda—. Pero ese tal Sasuke no apareció. Bueno, al menos, no vi a nadie.

—¿Me salvaste tú?

—Nosotras—contestó Shiero.

—Sí. Te vimos desde que saliste de aquella taberna—respondió la pelirroja, dándole un sorbo a su té—. Deberíamos estar enfadadas y luchando por el puesto del concurso, pero en cambio, te salvamos la vida.

—G-Gracias...

—No hay de qué, pero se la debes a Shiero. ¡Se puso delante de ti! Al parecer, esa persona no era... una persona.

Cuando Kasumi dijo aquello, Sakura prestó mucha más atención que antes.

—Es cierto. Era humano, pero parecía que... hubiesen experimentado con él.

Orochimaru.

Ella lo sabía; tenía claro que lo que más puede distraerte son los pequeños ataques, uno tras el otro; y lo peor, es que no sabía qué querían.

—Parece que te quisieran, Sakura-san—brindó Kasumi, algo preocupada, aunque entusiasmada. Si habría guerra, ella sería la que correría sin apenas dudarlo—. Ten cuidado.

—S-Sí...

—Iré a avisar a Kakashi-kun de esto.

—¿Kakashi...-kun?—preguntó la Haruno ante el honorifico que Shiero estaba usando para su maestro. En cierto modo, le hacía algo de gracia.

—S-Sí, el hombre peliplateado, ya sabes, aquel tan atractivo, guapo, musculoso—cada vez que iba describiendo a su maestro, la castaña no podía evitar ponerse algo roja—, caballeroso... Lo que más me gusta es su libro. ¡Me encanta los chicos que leen! Debe de ser un libro bastante culto, ¿no? ¿Qué es el Icha Icha?

Kasumi y Sakura rieron a espaldas de Shiero, aquella chica tan inocente que parecía estar enamorada.

***

La mirada de odio que la pequeña Haruno le echó fue demasiado duro para ella, aunque, bien merecido. Ella jamás pidió quedarse embarazada del Uchiha. Ella jamás pidió que, de todas las chicas, le tocara a ella. En realidad le dolía más de lo que aparentaba, pero debía de mantenerse fuerte, o bien todos pensarían que es una gran estratega, queriendo conseguir el corazón de todos a base de pena.

—N-No espero que me perdones, Sarada-chan, pero...

La chica se quitó sus lentes y los rompió, sin piedad alguna, delante de su madrina. Eso le rompió aún más el alma.

—Ya no los usaré—dijo, marchándose hacia fuera de casa. De su apartamento.

Necesitaba un apoyo; necesitaba a su novio; necesitaba que alguien le dijese que su madre aguantaría aquella batalla, pero sintió que no lo haría. Habían sido suficientes cosas, todas en el mismo año, y jamás una chica Haruno, por muy fuerte que sea, podría recuperarse de aquella.

Una vez que estaba en frente de la residencia Uzumaki, tocó al timbre. En realidad tenía muchas ganas de llorar, pero no aún. No hasta que lo hiciera delante de su novio.

Boruto, aquel rubio que ella tanto quería, le abrió la puerta. No tardó ni un segundo para abalanzarse sobre él, cayendo así en el suelo. Por suerte, ninguno de los familiares de aquel Uzumaki estaban en casa, por lo que no le dio nada de vergüenza recibir aquellos mimos de su novia.

—¿S-Sarada-chan?

Posó sus manos en la cintura de la Haruno como intento de abrazo. ¿Qué? Ella era la primera novia que tenía, la primera chica con la que estaba.

—¿O-Ocurre algo?

Sí que ocurría, pues no dejaba de llorar. Se aferró más a él, con sus ojos lloroso de los cuales caían lágrimas que iban a parar al cuello del rubio.

—V-Vamos, anímate, mañana es tu cumpleaños...

Nada la animaba.

—U-Uzumaki K-Karin va a tener un bebé—Bolt se asombró, y se preparaba para la peor noticia. Si su novia lloraba así, no era precisamente por felicidad—... un bebé de Uchiha Sasuke.

Ya está.

Incluso Boruto comprendió algo; su antiguo maestro la había cagado hasta el fondo.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top