Jardín de Sentimientos
Kaoru estaba sentado en una de las bancas del jardín. Esperaba ansioso por la llegada de Kojiro. Ainosuke iba a estar hasta tarde en la biblioteca con Tadashi y Miya ya estaba dormido. Todo cubierto.
–Lo siento– escuchó su voz –Me perdí un poco– sonrió.
–No te preocupes– lo miró –Me alegra poder estar contigo– se puso frente a él –Enserio aún no puedo creerlo–.
–Yo tampoco– tomó sus manos –Estás frente a mí– le pegó a él.
Se quedaron así un rato. Ambos tenían miedo de estar en un sueño y despertar llorando. Pero no parecía querer acabar.
–Oye, ahora que me doy cuenta, no has preguntado por Lang...
–Detente– lo calló –Está prohibido mencionar el nombre de los exiliados– murmuró.
El peliverde notó la mirada triste de su... ¿Novio?
–¿Y si le ponemos un nombre clave?–.
–¿Uh?–.
–¡Langosta!– rio –Se parece ¿No crees?–.
Soltó una carcajada.
–Diosa santa– lo empujó ligeramente –Aunque me parece bien ¿Cómo está Langosta?–.
–Viviendo con Reki– respondió –Son muy felices juntos–.
–¿Cómo fue su boda? Estoy emocionado por saber todos los detalles–.
–No se han casado–.
–¿¡QUÉ!?– gritó –Pero si han pasado seis años–.
–Dijo que no quería casarse si su hermano no estaba presente– se sentó.
El corazón de Kaoru golpeó contra su pecho.
–¿Enserio?– lo imitó –Me siento terrible ahora–.
–No lo hagas– tomó su mano –Lo hace porque te ama mucho. Me parece muy noble– la besó –Eres enserio bellísimo– suspiró –Mucho más que cualquiera flor de aquí o la tierra–.
–¿Desde cuándo eres tan romántico? ¿Acaso practicaste en la superficie con muchas chicas?– preguntó en broma, pero temeroso de que la respuesta fuera sí.
–No he salido con nadie desde ti– confesó –Pero ¿Cómo podría haberlo hecho?– rio ¿Qué hay de ti?–.
–Sabes que has sido mi único amor. Después de perderte a ti, Miya y Langa, perdí todo el interés en esas cosas– suspiró –No sé si contar a Ainosuke como un relación, quiero decir, estamos casados, somos mejores amigos y todo eso, pero no lo amo– lo miró por el rabillo del ojo –Así que puedes dejar de estar celoso de él– canturreó con burla.
–¡No estoy celoso!– se sonrojó.
–Sí claro– rio –Por eso lo mirás con odio–.
–No lo hago–.
–Kojiro, no tienes de qué avergonzarte. Yo también me ponía celoso al pensar que podrías estar con otra mujer. Pero Ainosuke es un amor de tritón– insistió –Nada que ver con su hermana– gruñó –Con ella si debes tenr cuidado– advirtió.
–Contigo a mi lado estoy seguro de que no me pasará nada– arrancó una flor de un arbusto –¿Cierto?– se la acercó.
–No lo permitiría– la tomó con un sonrojo.
Sin embargo, había un peliazul mirándolos dolido por la ventana.
–¿Todo bien?– le preguntó Tadashi.
–¿Cómo sabes si estás enamorado?– preguntó de repente.
Lo tomó por sorpresa, pero solo sonrió.
–Pues si disfruta pasar mucho el tiempo con una persona y lo hace feliz– se sonrojó –Puede que si ya se conocen de mucho tiempo el sentimiento sea aún más fuerte. Los enamorados son personas que estarían dispuestos a dar sus vidas por el otro– hizo una pausa –Yo daría la mía por usted– susurró con un sonrojo.
–¿Puedo decirte un secreto?– se acercó a él.
–Claro– aumentó sus latidos se aceleraron.
–Creo que estoy enamorado– soltó –Y de un tritón que jamás esperé, pero es que hemos pasado tanto. Quiero estar con él el resto de mi vida ¿Eso es tonto?– preguntó.
–Para nada– se apresuró a responder –Quiero decir, no tiene nada de malo ¿Y quién es?–.
–Prométeme que esto se quedará entre nosotros–.
–¿Alguna vez he roto una promesa?- lo miró coqueto.
–De acuerdo– tragó saliva –Me enamoré de Kaoru–.
Se congeló por un momento.
–¿S-su majestad?–.
–Sé que es incorrecto, porque prometimos no hacerlo. Pero es que él es asombroso– suspiró –Quiero algo enserio– hizo una pausa –Pero creo que le interesa Joe–.
–Oh, señor– lo abrazó por los hombros –Lamento mucho que...
–¿Podrías ayudarme a confirmarlo? Sería sospechoso si yo lo hago–.
–Sabe que por usted hago lo que sea– le sonrió con tristeza –Pero si así es, solo quiero que sepa que hay varios peces en el mar que estoy seguro darían lo que fuera por estar con usted, su alteza–.
–Lo dices para que no me sienta mal– rio –Y ya te lo he dicho, tú puedes llamarme Adam– besó su mejilla –Como sea, iré a dormir. Por favor revisa que Kaoru no se desvele mucho. Mañana tiene un día ocupado–.
–Lo que usted diga– el peliazul salió de sala –Amor– murmuró.
Soltó un pesado suspiro y se asomó al jardín. Kojiro y Kaoru se estaban besando.
–Oh señor Sakurayashiki, si tan solo supiera que el corazón más puro de este océano late por usted en estos momentos– dijo –Lo que daría uno por estar en su lugar– cerró la cortina.
Como siempre lo supo, había estado soñando despierto.
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