VINGT-CINQ.
La mañana siguiente.
Era alrededor de las 9:00 cuando el hogar Kim comenzó a despertar. El primer hermano en hacerlo fue Seokjin quien, como siempre, se dio una ducha y finalmente bajó con el objetivo de preparar el desayuno, solo para encontrarse con su cuñado dormido en el sofá de la sala de estar.
—Huh, ¿habrán regresado tarde? —murmuró Seokjin, ignorando al adolescente por el momento y caminando, en cambio, directo a la cocina.
El siguiente hermano en despertar fue Namjoon quien, al igual que Seokjin, tenía una rutina que seguir. Para el momento en que el mayor terminaba de servir la mesa, fue que él bajo encontrándose a Yoongi en una posición... comprometedora.
El adulto, definitivamente, no podía entender como había llegado a estar así. Acomodado en el sofá, de cabeza al suelo, con las piernas dobladas de forma en que terminaban por estar a los lados de su cara. Extraño. La única persona que había visto dormir así en toda su vida era Hoseok.
—Bueno, los vulnerables son presas fáciles —murmuró para sí mismo, abriendo la cámara de su celular para tomarle una fotografía—, así que es su culpa.
—Namjoon-ah, deja de molestarlo —regañó Seokjin, que se había asomado para gritar a sus hermanos que el desayuno estaba listo—. Arrópalo, el clima está demasiado frío.
—Sí, sí —obedece sin quejas y coloca una manta cálida sobre el menor—. ¿Nunca te ha pasado que a veces olvidas que Jungkook es un niño?
—No.
—A mí tampoco —responde, ganándose una mirada exasperada de su hermano mayor. Sin embargo, continua hablando antes de que Seokjin se queje—; pero me pasa con Yoongi. Es muy maduro para su edad y parece cargar con mucho él solo.
La mirada del mayor se suaviza y termina por asentir, riendo al ver el rostro dormido del adolescente.
—Ya lo aceptamos, Nam. Ahora podremos ayudarlo —asegura, dándole unas palmadas en su espalda—. Ve a llamar a los demás o el desayuno se enfriará.
El adulto asintió y, por respeto a la persona durmiendo, subió las gradas para comenzar a gritarle a sus hermanos.
No pasó mucho tiempo para que Jungkook bajara, corriendo, directo hacia la sala de estar. Hoseok y Namjoon bajaron lado a lado, siguiendo a su hermano menor.
—¡Ah! Yoongi no se despertó —se queja el menor—. Se supone que iba a irse al amanecer. Lo siento, hyungs. Se quedó sin permiso.
Hoseok fue quien revolvió el cabello de Jungkook, dedicándole luego una pequeña sonrisa.
—No hay problema, mocoso. Ayer nevó mucho, ¿no?
—Sí, por eso no quise que se fuera solo a casa tan tarde y en medio de la tormenta —dibuja un puchero en sus labios, demostrando su falso disgusto con la acción de su hermano.
El segundo mayor ríe y asiente, caminando luego de ello hacia la cocina.
—Pff, es un idiota —dice el mayor, intentando reprimir una carcajada—, ya cayó y no se da cuenta.
Los hermanos mayores sólo observaron la forma en que el rostro de su hermano menor se iluminaba por ese comentario mientras acariciaba el cabello de Yoongi.
—A desayunar, Kook-ah. Podrás seguir admirándolo una vez hayas comido —intervino Namjoon, caminando hacia la mesa sin prestar atención al menor Kim. Sabía que se había sonrojado, de cualquier forma.
En el comedor, Hoseok ya estaba devorando todo a su paso.
—Come con moderación, no es una batalla Hoseok-ah —regañó Seokjin, sentándose frente a este y recibiendo con una sonrisa a Jungkook a su lado.
—¿Tú qué sabes? Quizás hoy sea el apocalipsis zombie y quién sabe cuando volveré a comer —farfulla, encogiéndose de hombros ante la mirada de Seokjin y Namjoon que le gritaban que era un idiota.
—¿Soñaste de nuevo con eso, hyung? —preguntó amablemente Jungkook, llenando una tostada con mermelada para dársela a Hoseok.
—Ajá —tararea con la boca llena, tragando antes de seguir hablando luego de recibir una mirada de muerte de Seokjin—, soñé que llegaba el apocalipsis zombie.
—¡¿Y tú primer pensamiento es comer hasta morir?! —grita Seokjin, molesto por el desastre que estaba haciendo en la mesa.
—Por supuesto —respondió, acariciando su estómago lleno mientras bebía jugo—. Debo estar fuerte y listo para una pelea.
—Hoseok, tus sueños nunca son verdad. Son, en realidad, todo lo contrario a lo que sucede.
—Jum... —balbuceó, quedando en silencios unos segundos mientras parecía pensar—. Ah, es así —asintió para sí mismo, golpeando su puño contra la superficie de la mesa—. Tiene sentido. Una vez soñé que Jungkookie nunca se casaba y vivía con nosotros por el resto de su vida. Y ahora ya tiene novio.
Los tres hermanos lo miraron con expresiones incrédulas.
—Cada vez más idiota —se queja Seokjin en broma.
—Déjalo, Jinnie-hyung. Hace mucho no se comportaba así —pide Jungkook mientras ríe observando a su hermano mayor.
¿Cuándo había sido la última vez que se comportaba así? ¿Fue durante su última pesadilla?
Jungkook sabía que era su forma de lidiar con el trauma, pero era divertido y adorable para él ver a su estricto hermano mayor ser de esa forma al menos por unas horas.
Al principio, no entendía su súbito cambio de comportamiento cada tanto y la relación extraña que esto tenía con lo que soñaba la noche anterior.
Fueron Seokjin y él quiénes se lo explicaron.
Hoseok era el más sensible de entre los seis hermanos. Era susceptible, miedoso y solía vivir las experiencias más terroríficas.
Él fue el primero en ver un fantasma y, supuestamente, lo tuvo como amigo imaginario.
Sonaba extraño, pero esa clase de cosas eran las que llenaban las anécdotas de su hermano. Pero, a pesar de haber sufrido toda clase de cosas extrañas con fantasmas, apariciones, remanentes de almas o lo que sea, la experiencia que le dejó un trauma que aún a su edad lo molesta, fue otra más... Tranquila.
Sucedió el 1 de septiembre, 16 años atrás, Hoseok había soñado con su mamá. Ella había jugado con él todo el día, aplaudido luego de su baile, acariciado su cabello y cantado una canción de cuna para que durmiera. Y lo último que recordaba de ese sueño, era que mamá le susurraba un: —Adiós, Hobi. Cuídate a ti y a tus hermanos.
Y cuando Hoseok despertó llorando, buscando el consuelo de su familia, solo se halló con la terrible noticia de la muerte de su madre. Y, aunque era joven, había entendido que aquel sueño era su despedida.
Desde entonces, sueños que le suelen aterrar le hacen creer, al menos por algunas horas, que sucederán y que debe estar preparado.
Y a sus hermanos les entristece un poco, porque la única vez en la que vuelve a ser un niño buscando refugio, es cuando su trauma es revivido.
Para Jungkook, Hoseok merece vivir en paz y poder superar ese sueño que cambió tanto en su vida.
—Bien, terminé.
—¿Ya vaciaste toda mi cocina? —farfulla Seokjin, apretando sus puños y sonriendo de forma amenazante. Namjoon y Jungkook, algo temerosos, solo intentan ignorar la situación.
—Ajá —dice, despreocupado antes de levantarse y salir de la cocina.
—¡Ese muñeco de trapo!
Al pasar por la sala de estar, Hoseok se topa con la imagen de Yoongi sentando, con rostro adormilado y, al parecer, severamente desorientado.
—Buenos días, bella durmiente.
—¿Uh? —balbucea el adolescente, limpiando el resto de saliva de la comisura de sus labios. Hoseok retiene una carcajada ante la expresión que hace el joven cuando lo nota—. ¡Ah! ¡B-buenos días! —torpemente se levanta para hacer una reverencia, tropezando con sus propios pies y cayendo de rodillas frente al adulto que, finalmente, sucumbió a sus necesidades y comenzó a carcajearse.
Ignorando al chico medio dormido y tirado en el suelo, sube las gradas entre risas hasta perderse por el pasillo.
—Ah, qué vergüenza —murmura para sí mismo, levantándose del suelo y sacudiendo su ropa—. Será mejor que me vaya —revuelve su cabello y restrega sus ojos para quitarse el sueño, tomando luego sus pertenencias y caminando hacia la salida.
—No te lo recomiendo —dicen a sus espaldas, sobredaltándolo. Namjoon lo observaba apoyado en la pared del fondo con una taza de café humeante en una de sus manos—, la tormenta bloqueó varias calles.
—¿No vas a desayunar? —interviene ahora la voz de Seokjin desde el comedor.
—Ah, sí. Quizás pase..
—Desayuna con nosotros —ordena Namjoon, regresando a la mesa como si nada. Yoongi no puede evitar sentirse frustrado incluso si termina obedeciendo.
En la mesa toma el asiento que Hoseok dejó vacío y comienza a comer moderadamente, solo escuchando las conversaciones de los mayores.
—Hoy regresa Jimin, ¿no es así?
—Sí, quizás no tarde mucho más. Taehyung será el último en llegar a casa este año.
—De todas formas vendrá al menos tres días antes de navidad. El idiota no puede dejar en paz a Jungkook en estas épocas.
—Es porque son épocas especiales, Namjoon-ah.
Y algo así es como pasa el extraño desayuno de Yoongi.
Extrañamente, luego de haber sido atendido por sus cuñados, haber tomado un baño y estar usando la ropa de Hoseok (que era el más cercano a su talla), estaba sentando junto a los cuatro hermanos, viendo alguna caricatura de algún canal que no le interesaba saber.
Estaba desconcertado, por no decir asustado y perturbado. Sí, Seokjin y Namjoon lo habían aceptado hace un tiempo pero ¿Hoseok? No, ciertamente no.
Por no contar, por supuesto, que lo estaban tratando como a un niño.
¿Sigue soñando? ¿Viajó a un universo alterno? ¿Murió? ¿Es una broma de cámara escondida?
—¡Yoon, presta atención! —regaña Jungkook, apretando el agarre que ambos mantenían.
—Ah, sí —responde distraído, viendo de reojo a Hoseok, sentado a la derecha de Jungkook.
¿Realmente no hay nada malo? ¿No quiere golpearlo o algo?
Gruñe al sentir el codazo de Seokjin en sus costillas.
—No pienses tanto en eso. Solo anda raro hoy —murmura y le revuelve el cabello. Con eso, Yoongi decide finalmente que dejará el tema de lado porque, de todas formas, es beneficiosos para él.
Son tres cuñados. Necesita una ayuda que le permita sobrevivir en ese lugar.
—Jum, ¿ya se acabó? —se queja entonces Jungkook, recostando la cabeza en su hombro—. Yoon, vayamos a hacer algo más.
Asintió, besando su frente. Justo en el momento en el que iba a hablar, el sonido de la puerta de entrada cerrando de golpe lo interrumpió.
—¡Jungkooooooookiiiiieeeeeee!
—Ay, no —se queja Namjoon. Yoongi observa con una sonrisa la forma en la que el rostro de su novio se ilumina y como casi sale volando de sus brazos hacia el pasillo que conecta a la entrada.
—Escandaloso —gruñe Hoseok. Seokjin solo ríe un poco.
Y, en el momento en que el adolescente decide exteriorizar sus dudas, es interrumpido una vez más.
Un cuerpo esbelto y delgado se mueve como un borrón hasta impactar contra Jungkook quien, por la fuerza del golpe, cae de espaldas.
—¡Jimin-hyung! ¡Dolió! —lloriqueando, abraza a su hermano con la misma fuerza con la que es abrazado. Jimin solo comienza a reír aun más fuerte.
—Te extrañé, Jungkook-ah. No seas malo con tu hermano favorito.
Y eso fue suficiente para que los tres hermanos restantes se pusieran de pie, gritando improperios mientras se acercaban para saludar.
—Un cuñado más no me matará. Espero.
¡Finalmente volví!
Lamento mucho la tardanza, pero tuve dificultades para escribir el inicio del capítulo y al final la historia avanzó no mucho y ya tengo casi 2,000 palabras 🤕
En este capítulo decidí darle un poco más de personalidad a Hoseok así que, luego de pensarlo un poco, quise irme por los sueños.
En Corea los sueños son muy importantes. Y he escuchado que ese tipo de sueños, donde alguien se despide de ti, significan que esa persona ha muerto y quería saludarte por última vez.
No sé, siento que eso hace a Hoseokie más interesante ^^.
Pensaba terminar la historia este mes pero, ya casi es fin de mes y al ritmo en que vamos, quizás falten unos 5 o 10 capítulos más. Así que seguiremos aquí al menos otro mes.
Por ahora, terminamos aquí y es peor que volvamos a leernos pronto.
Alie xx.
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