SEPT.
El cuerpo de Yoongi se tensó en el momento en que el timbre retumbó por la escuela. Mordió su labio mientras terminaba de copiar el contenido de la pizarra con prisa.
—Koo, adelántate, voy enseguida —aseguró y con ello el menor se vio satisfecho. Yoongi sabía que no encontraría ni a Jihyo ni a Mingyu, porque les había pedido privacidad ese día. Su idea era darle indicios de lo que quería durante el almuerzo y, dependiendo de sus reacciones, procedería o desistiría a hacer la gran pregunta por la tarde.
Pero ahora, debido al hecho de que no se irían a casa juntos, debía tirarse de una vez. Era como un soldado yendo a la guerra sin armamento; sin embargo, esperaba ser de esos suertudos de película que a pesar de todo sobrevivían todas las adversidades y vivían felices por siempre.
Tenía sus esperanzas puestas en el destino. Cuando acabó, soltó un largo respiro pesado y tomó lo que tenía preparado, escondiendo estos en su chaqueta y yéndose como siempre con un libro y su bento en mano.
Intentó que su paso fuera firme a pesar del miedo y los nervios. Y más rápido de lo que quiso, finalmente llegó al lugar donde siempre almorzaban. Jungkook se hallaba dándole la espalda, comiendo y leyendo con tranquilidad.
Con el corazón latiéndole desbocado, pasó a su lado dándole un beso en la frente y sentándose cara a cara con el chico que tanto le gustaba; a Jungkook le extrañó, pero no dijo nada al respecto y, en cambio, le ofreció un trozo de su comida a Yoongi, quien aceptó gustoso.
Por varios minutos estuvieron en silencio hasta que, con el bento a medio comer, Min inhaló temblorosamente y metió la mano en su chaqueta, apretando el libro y la cajita con fuerza, intentando darse la suficiente valentía.
—Oye, Kook-ah —le llamó, mientras sacaba ambas cosas de su escondite. Jungkook lo observó con curiosidad, Yoongi con la mano temblorosa le extendió el libro. Era de tapa dura, el título rezaba "Cartas de amor a los muertos". Jungkook lo observó con una sonrisa.
—Gracias, hyung. Tenía ganas de leer este libro.
—Ábrelo —pidió—, me tomé la libertad de marcar algunas páginas para ti.
El corazón de Jungkook retumbó con fuerza en su pecho, un sonrojo se extendió por sus mejillas al mismo tiempo en que acariciaba la cubierta.
Lo abrió y en la primera hoja, en letra prolija, estaban escritas cinco diferentes páginas del libro. Con curiosidad, creyendo que serían frases bonitas, buscó la primera. Sin embargo, no había nada subrayado. En la parte de abajo del texto, había escrito un simple "¿me..." que mandó la imaginación de Jungkook a volar, provocándole un sonrojo.
Comenzó a buscar con más rapidez las demás páginas, su corazón latiendo con más fuerza conforme iba leyendo los demás escritos.
"... harías..."
"... el honor..."
"... de ser... "
"... mi novio?"
Se quedó congelado al leer las últimas dos palabras, sus manos comenzaron a temblar y su rostro se puso completamente rojo.
Sorprendido alzó la mirada, encontrándose con Yoongi totalmente sonrojado, sosteniendo una cajita en su dirección. De la emoción, el pequeño Kim se puso de pie y rodeando la mesa, se lanzó a abrazarlo, cayendo ambos al césped.
—Sí quiero, sí quiero ser tu novio. Sí sí sí —repite emocionado, los corazones de ambos latiendo al mismo ritmo. Yoongi vuelve a ofrecerle la caja y el menor finalmente la toma, abriéndola y sonriendo al ver la cadenita con un dije de corazón de plata, con pequeñas piedritas brillantes. En la parte de atrás, tenía grabado el nombre de Yoongi en pequeño.
—Es mi corazón, te lo entrego por completo —murmura tímido y, con toda la valentía que tenía, le rodea la cadera y lo atrae en un abraza fuerte—, me gustas mucho, Jungkookie. Estoy tan feliz —asegura, besando su mejilla numerosas veces.
Lo que restó del almuerzo, lo pasaron acurrucado juntos y dándose tímidos besos en las mejillas y frente. Yoongi le ayudó a ponerse la cadenita y con una sonrisa de tonto admiraba lo bello que se veía Jungkook sonriendo.
Ese era el inicio de una relación en la que ambos trabajarían para que fuera tan fuerte como sus sentimientos. Era sólo adolescentes, nuevos en cuestiones de amor, pero se esforzarían porque sabían que eran sus personas especiales.
Se querían. Mucho. Y el cambió en su relación se notó de inmediato; al acabar el almuerzo, ambos regresaron tomados de la mano, sonrojados y con Jungkook abrazando el libro contra su pecho.
Nadie se sorprendió, el chico popular de 1-C se veía lo suficientemente cercano al nuevo as del equipo de básquet como para que todo el Instituto se esperara eso. Las personas cercanas a alguno de los dos incluso los felicitaron.
El resto del día de clases fue tranquilo; pasaron una tutoría normal, respetando el momento y el lugar con prudencia. Solo al finalizar, Yoongi le dejó un beso en la comisura de sus labios antes de finalmente retirarse, para que Jungkook pudiera irse con su hermano.
Con un suspiro tembloroso, Kim lo vio alejarse mientras apretaba el dije en su mano. Escondió el corazón bajo su camiseta y se dispuso a caminar a la salida, donde su hermano le esperaba recargado en su Tesla rojo de dos puertas. Corrió hasta él y al notar la sonrisa de Taehyung, se lanzó a abrazarlo con fuerza.
Yoongi, que ya caminaba unos metros lejos de ellos, se detuvo a verlos con una sonrisa. Adoraba ver a su novio tan feliz; su novio.
Taehyung despeinó los cabellos de su hermano y le depositó un beso en la frente. —Anda, sube. Compraremos libros, mangas, materiales de arte y luego iremos a comer —menciona y Jungkook se siente conmovido, porque su hermano ha elegido sus tiendas favoritas. Se nota que él desea consentirlo ese día, y el pequeño Kim no puede sentirse más amado.
Sube en el asiento de copiloto y, luego de poner la música favorita de ambos, el mayor de los hermanos conduce hacia su centro comercial favorito, uno más alejado del centro de la ciudad, pero que valía la pena ir a visitar.
—¿Cómo te fue en clases hoy, Koo? —el más pequeño mordió su labio para evitar hablar de Yoongi, de cuanto le gustaba y de que ya eran novios; no era buena idea hablarlo con un hermano tan celoso como lo era Taehyung.
—Bien, hyung. Las clases interesantes como siempre y las tutorías fueron divertidas. En el club, tengo un nuevo proyecto en el que debo comenzar a trabajar —Taehyung sonrió, adorando la forma en que Jungkook le tenía la confianza de contarle su día a día.
Ambos podían considerarse los más cercanos junto a Jimin, el gemelo de Taehyung; a pesar de que ambos tenían casi seis años cuando Jungkook nació, fueron los encargados de jugar con él todos los días, a veces incluso todo el día.
Los gemelos terminaron por imprimarse*(1) de Jungkook. Era un bebé adorable, tierno, con unos preciosos ojos grandes y brillantes que les robaban los corazones cada vez que cruzaban miradas; un risita adorable y un abrazo bastaron para no querer separarse jamás de su pequeño hermano.
Taehyung sabía que a los demás, a pesar de ser mayores, les había ocurrido lo mismo con Jungkook. En pocas palabras, se habían enamorado del niño tan adorable que tenían por hermanito.
El menor creció en un hogar lleno de amor gracias a todos los demás.
Sin embargo, al gemelo menor le gustaba creer que su conexión con Jungkook era aún más especial. Ninguno de sus hermanos lo amaría tanto como él. Nadie amaría a su pequeño más que él.
Crecer juntos le dio el poder a Taehyung de conocer todas las facetas de su hermanito: era tranquilo, trabajador, inteligente, estudioso, talentoso, amaba leer y también amaba ver televisión. Fruncía su nariz cuando estaba disgustado y dibujaba un puchero al pensar. Él lo sabía todo de su hermano.
Al menos hasta ese momento, eso creía.
Cuando llegaron al mall, con emoción caminaron ambos, Jungkook enlistando las cosas que compraría y Taehyung escuchándolo, orgulloso de poder cumplir sus deseos.
Se pasearon por casi todas las tiendas del lugar, los ojitos del menor brillando al ver cada tienda que tenía cosas que le gustaban. Y la sonrisa del mayor haciéndose cada vez más grande conforme llenaba a su hermanito de más y más objetos.
No es que fueran así todo el tiempo, pero el Kim más alto deseaba recompensar de alguna forma toda su ausencia; aunque le desagradaba decirlo de ese modo tan superficial, quería comprarle todo lo que no pudo mientras no estaba. Tenía el dinero y las ganas le sobraban, así que se encargaría de consentir tanto como pudiera a su pequeño Koo.
Durante años vio como eran los mayores quienes malcriaban a Jungkook con infinita cantidad de regalos, deseando tener suficiente dinero para hacer lo mismo. Ahora que había trabajado duro, usaría su dinero para llevar a cabo ese deseo que había permanecido en su pecho por años.
Luego del sinfín de vueltas y de haber puesto las bolsas en el auto, se dirigieron a un restaurante del mismo mall y cenaron algo liviano, Jungkook escuchando atento las historias de trabajo de su hermano, riendo y disfrutando de finalmente tenerlo de nuevo a su lado.
Ninguno de los dos se cansaría de decirlo, se amaban y se habían extrañado. Cuando Jimin había dejado la casa, ellos sólo se tenían el uno al otro; su conexión se transformó en algo aún más fuerte, parecían ser una sola persona.
Y ese tipo de conexión no lo había podido romper la distancia o la falta de comunicación. Al contrario, parecía que su hermandad estaba fortalecida.
A eso de las 20:30 finalmente regresaban a casa, cantando a todo pulmón las canciones de la radio, una sonrisa permanente en ambos rostros.
Jungkook no podía explicar el nivel de felicidad que sentía en ese momento: primero su hermano, luego Yoongi.
Ese día había sido fácilmente uno de los mejores de su vida. Y esperaba poder tener más momentos así durante el tiempo que restaba junto a su familia, hasta que él creciera y todos tomaran finalmente diferentes caminos.
Taehyung detuvo el auto y ambos se bajaron, el mayor llevó todas las bolsas sin dejar que su hermano le ayudara y al momento siguiente, ambos estaban arrojados en el sofá medio dormidos, con la pesadez finalmente haciéndose presente.
Jin, quien se había asomado de la cocina, rió al ver a los dos desparramados por el asiento. Despertó a Taehyung con pequeño movimientos y voz suave: —Hey, Tae. Despierta, vete a tu habitación —indicó y, más dormido que despierto, se levantó y caminó en la dirección de las gradas.
Seokjin, mientras tanto, tomó al menor en sus brazos y lo llevó a su habitación; acomodándolo bajo los cobertores, le dio un beso en la frente y finalmente lo dejó descansar.
Así finalizó el día en que Jungkook se reencontró con uno de sus amados hermanos e inició una relación con el chico que le había robado el corazón.
Definitivamente deseaba más días así en su vida. Y le gustaría aún más que pudiera incluir a su novio y sus hermanos en un mismo plan.
Pero eso se vería en el futuro.
Tan lejano como le fuera posible.
Finalmente nuevo capítulo. Lamento mucho la tardanza, pero he estado dando las últimas patadas de ahogado del cole y ya por fin puedo decir que acabé. Espero les guste el capítulo.
Muchas gracias por los 100 votos, aprecio mucho el apoyo❤️
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