ONZE.
Jungkook llegó a su casa con dificultad debido a los numerosos regalos que llevaba cargados. Un bullicio más fuerte de lo normal lo recibió, por lo que terminó por suponer que algunos invitados ya habían llegado.
Luego de una pequeña lucha, pudo finalmente quitarse los zapatos y se encaminó con manos llenas a la sala de estar, quedándose sorprendido al ver toda la decoración del espacio.
Había globos, serpentinas, un cartel y pequeños detalles dorados y azules en las paredes. La mesa del centro de la sala se hallaba llena de todos los regalos que había recibido de sus hermanos y, probablemente, de los amigos de estos. La puerta que conectaba la sala de estar con el patio de la casa estaba abierta, así que Jungkook pudo ver que ahí estaban todos los adultos conversando mientras decoraban también la zona bajo techo donde suelen hacerse barbacoas.
Dejó con dificultad los regalos en un sofá, al mismo tiempo en que echaba una ojeada al patio antes de finalmente pronunciar: —Ya llegué —lo que provocó que todos los que estaban en el patio entraran con prisas a recibirlo.
Una sonrisa se dibujó en su rostro al ver a aquellos chicos que conocía desde bastante pequeño, los mejores amigos de sus hermanos. Todos vestían de forma semi-formal, con una imagen completa de adultos hechos y derechos.
Todos eran hombres exitosos a sus propias maneras.
El primero en lanzarse a abrazarlo fue Jackson Wang, un chico de origen chino que a una edad temprana se había movido a Corea; era el mejor amigo y socio de Namjoon, ambos trabajaban juntos y era el chico quien viajaba entre países para ayudar a su hermano.
Tenía el cabello castaño peinado de medio lado. Sus ojos parecían dos lindas obsidianas; era musculoso, de estatura promedio, una sonrisa adorable y un rostro con facciones marcadas. Además de eso, era como otro Taehyung con él. Para disgusto de Namjoon, Jackson también se consideraba un hermano mayor para el pequeño Kim.
—Feliz cumple, enano —mencionó mientras le despeinaba el cabello. El menor sonrió y se acurrucó en su pecho con las mejillas sonrojadas; le daba un poco de timidez recibir esa clase de atenciones de parte de otras personas.
—Gracias, Jackson-hyung —le abrazó un último momento antes de finalmente separarse. El siguiente en lanzarse a él, casi de inmediato, fue Lee Taemin; amigo y compañero de baile de Jimin, con él era una especie de copia de su hermano. Era efusivo, cariñoso, expresivo y solía dar miedo cuando estaba serio.
Al igual que Jackson (y que todos los demás amigos de sus hermanos) le tenía un gran cariño a Jungkook. Veía al pequeño como alguien a quien proteger y tenía una sobreprotección tan dura como la de Namjoon, sin dejar de lado la dulzura que lo caracterizaba.
Era alto, cabello rubio castaño, ojos color miel y una sonrisa extremadamente bonita. Trabajaba como bailarín profesional junto a varios idols de una empresa famosa en Corea. Gracias a él, Jungkook tenía una colección de álbumes de sus grupos favoritos.
Taemin, con la ternura que lo caracterizaba, jugueteó un poco con su cabello, robándole suspiros de relajación. Una sonrisa se dibujó en el adulto cuando notó el efecto que seguía teniendo en el pequeño Kim. —Feliz cumpleaños, Kookoo —murmuró, separando el abrazo con lentitud para no aturdirlo. Jungkook se sintió adormilado por otros breves segundo antes que un tercer par de brazos lo rodearan por la espalda, sintiendo luego un peso en su cabeza.
Jungkook suspiró divertido al reconocerlo instantáneamente. Park Chanyeol, el amigo de Seokjin. Era un monstruo de un metro noventa que se deleitaba haciendo chistes de su altura.
Trabajaba como chef asistente en el restaurante de su hermano y era el más coqueto de todos. Sus hermanos lo dejaban pasar, porque creían que eran bromas. Jungkook no estaba seguro de qué creer.
Además de alto, era sumamente atractivo. Su cabello era negro y lacio. Su rostro era proporcionado, muy hermoso; no eran tan musculoso como Jackson, pero podía presumir algo. Su sonrisa era linda y, a pesar de su naturaleza de depredador, era sumamente detallista.
Desde que conoció a Jungkook, cuando Seokjin y Chanyeol tenían quince, se dedicó a mimar y malcriar al pequeño hermanito Kim. Al tiempo en que aquel bebé crecía, sus actitudes comenzaron a camuflarse entre coqueteos, pero el menor sabía que la realidad era otra. Cada tanto recibía mensajes suyos, preguntándole por su bienestar y, en los días en que Seokjin estaba ocupado, él iba a su casa a cocinarle algo de comer.
—Felicidades, lindura —murmuró contra la piel de su frente antes de besar la zona. Jungkook escuchó un quejido y el peso se fue, suponiendo que Seokjin lo había golpeado.
—¡Jungkookieeeee! —llamaron a su izquierda. A puras penas pudo volver a ver quien era cuando un peso chocó contra su cuerpo. Chae Hyungwon, el amigo de Hoseok. Tenía la misma edad que su hermano, era profesor de medio tiempo en la academia y el más cariñoso de entre todos con él.
Era el mejor amigo de su hermano, a pesar que Hoseok asegurara que le hartaba su existencia. En realidad solo era molestia, porque si los demás eran sólo amables con él, Hyungwon definitivamente tenía un apego a su persona. Siempre estaba a su lado, haciendo berrinches en busca de atención y recibiendo golpes de su segundo hermano mayor para que se detuviera.
Sin embargo, el chico no era ninguna mala persona. Un poco más alto que Hoseok, con cabello negro y ojos color gris. Tenía un cuerpo contorneado por ser bailarín y una voz increíble que le había llevado a abrir una pequeña academia de música, que prosperaba poco a poco. Era un chico de un talento asombroso y había conocido a su hermano durante los tiempos en que bailaba en las calles.
—Felices dieciséis añitos, Jungkookieeeee —canturreó, meciendo al menor en sus brazos. Hoseok caminó hasta ellos y con una palmada en su nuca le provocó un quejido mientras era separado.
El último chico que se acercó a saludarlo era con quien Jungkook se sentía más cercano, algo un poco más íntimo. Kim Minjae, el mejor amigo de la vida de Taehyung.
Era el chico que más tiempo había estado entre ellos. Se llevaba bien con todos y, junto a los gemelos, se había encargado de hacer de su infancia una llena de alegrías. Al igual que Taehyung, parecía totalmente enamorado de Jungkook, con la diferencia que lo suyo no era tan fraternal. Fue el primer crush del pequeño Kim.
Sin embargo, nunca se pasó de sus límites ni irrespetó su espacio. Minjae era prácticamente un ángel.
Aquellos brazos que le rodearon le hicieron sentir seguro, por lo que se acurrucó en ellos y suspiró con una sonrisa. Hace mucho tiempo que no veía a Minjae.
—Muchas felicidades por tus dieciséis añitos, Kookie. Ya has crecido demasiado —murmuró, besando su frente y abrazándolo con más fuerza. El aroma de Minjae lo rodeó y le ayudó a relajarse.
Para Jungkook, Minjae tenía la misma esencia de Seokjin; era calidez, amor y seguridad. Además de diversión y amistad. El adulto había permanecido a su lado tanto como Taehyung, así que definitivamente tenía un puesto especial en la vida del pequeño Kim.
Era alto, tan alto como Taehyung, y tenía cabello castaño oscuro con rizos. Su piel era levemente bronceada y su rostro era enmarcado como el de su hermano. Tenía una sonrisa adorable y ojos color chocolate.
A diferencia de Taehyung, el trabajaba como diseñador de interiores y al ser conocido de este, comenzó a ambientar las escenografías de dramas. Tenía un trabajo entretenido y genial.
Luego de los saludos de los cinco chicos, mejores amigos de sus hermanos, no pudo borrar la sonrisa en su rostro.
Con una reverencia frente a todos los adultos, pronunció un simple —Gracias, hyungs. Estoy muy feliz de verlos —lo que robó sonrisas de las visitas.
—Koo, ¿qué es todo eso? —preguntó entonces Hoseok, notando el montón de regalo en el sofá.
—¡Oh! -respondió, como si acabará de recordar el asunto—, son regalos que me dieron en el Instituto —menciona emocionado. Sus hermanos observan con cuidado y Jungkook nota la confusión y molestia en ellos al visualizar el ramo de flores que Yoongi le había dado y que había puesto con cuidado a un lado de todo.
Con timidez se aclara la garganta y toma el ramo entre sus manos, al igual que la gran caja donde estaban los dulces y el peluche de conejito. No puede evitar el sonrojo que sube por sus mejillas y que sus hermanos claramente notan, pero antes que ellos puedan decir algo, él les interrumpe con prisa.
—¡Iré a poner las flores en agua! Y me daré un baño, mis amigos no tardan en llegar —con eso dicho, toma su mochila al hombro y sube corriendo las gradas, prácticamente huyendo del interrogatorio que le esperaba.
Todos le observaron alejarse hasta que lo perdieron de vista y el primero en acercarse con prisa a los regalos fue Hoseok seguido de Taehyung. Comenzaron a acomodarlos con los demás luego de leer quienes se los habían dado. Todo en silencio.
—¿Quién creen que le dió esos regalos? —preguntó entonces Jackson, quien ayudaba a Seokjin a mover toda la comida previamente preparada al patio. Solo faltaba cocinar la carne en la parrilla.
—Bueno, es un regalo ciertamente especial —comenta Hyungwon, viendo atentamente la tarea que Hoseok y Taehyung llevan a cabo.
—Se sonrojó —añadió Minjae, comenzando a buscar música para colocar de ambiente.
—No hablaremos de eso por ahora —la voz grave de Namjoon se hizo escuchar. Estaba molesto, igual que sus hermanos. Incluso Seokjin parecía fastidiado—. Sus amigos están por venir y si arruinamos esta fiesta, probablemente nos deje de hablar un tiempo.
Todos asintieron y en un incómodo silencio siguieron trabajando. Al menos hasta que, gracias a la música que puso Minjae, todo se relajó un poco y el bullicio inicial volvió.
Mientras tanto, Jungkook se había encerrado en su habitación con las mejillas rojas. Se apresuró a llenar un florero con agua y acomodar el ramo junto a su tocador. Observándose al espejo, se sorprendió con el tono rosáceo de toda su piel.
Con prisa se sacó el saco y la camiseta del Instituto, sonriendo al ver la cadena que Yoongi le había dado en su pecho, además de el brazalete de ese día en su muñeca. Aquellas dos cosas recordándole lo que pasaría en unos minutos.
Aunque el miedo y los nervios lo consumían poco a poco, estaba decidido. Quería demasiado a Yoongi y definitivamente arriesgaría tanto como pudiera para estar juntos, porque sabía que Yoongi sentía lo mismo por él. Terminó por desvestirse, quedando solo en ropa interior y caminó hasta su baño.
Como no tenía mucho tiempo, decidió que lo mejor era tomar una ducha así que, bajo el agua, el tiempo pasó rápido. Una vez limpio y con el cabello seco, regresó a su habitación para vestirse; las ganas de sorprender a Yoongi le ganaron, así que terminó por usar un pantalón de mezclilla ajustado y rasgado en el muslo y rodillas; junto a esto, una camiseta totalmente negra y con los dos primeros botones sueltos, fajada; y para finalizar el estilo, un cinto que ajustaba el pantalón a su cintura (que siempre había sido marcada, sin importar cuanto se ejercitara).
Viéndose en el espejo, sonrió y se dedicó a peinar su cabello alborotado. Con eso listo, se colocó sus anillos favoritos junto a unos botines negros. Se tomó el atrevimiento de colocarse un poco de color en los labios, rociarse con un poco de su colonia y finalmente se sintió satisfecho con el resultado.
Los nervios comenzaron a abrumarlo en el momento en que acabó de arreglarse, por lo que se quedó un rato más en su habitación. Se sentó en una silla del balcón y observó, soltando suspiros temblorosos, el jardín de la gran casa en que vivían.
Los recuerdos de los juegos y risas vividos ahí lograron calmarlo un poco, y su mente comenzó a pensar entonces en su madre; nunca la conoció, pero sus hermanos siempre le hablaron de ella. Por cómo las describían y la foto que él tenía, sabía que era una mujer preciosa. Jungkook podía imaginarla con una actitud parecida a la de Seokjin.
Y al día siguiente se cumplían dieciséis años de su fallecimiento.
Bajó su mirada a sus manos, un anillo que había pertenecido a ella descansaba en su meñique. Sonrió suavemente y finalmente tomó la valentía de bajar. Yoongi no tardaba en llegar.
Bajó a paso lento las gradas, sonriendo al encontrar a los diez adultos charlando con tranquilidad.
—Estoy listo —anunció mientras se acercaba a tomar asiento al lado de Hyungwon, quien le ofreció un vaso con soda.
—Hasta que bajas, cumpleañero —menciona Jackson, suspirando luego de tomar un trago de lo que imaginó era alguna bebida alcohólica.
—Lo siento, me quedé pensando un rato —murmura, viendo hacia sus manos. Los adultos lo notan y sonríen suavemente.
—Por ahora hay que disfrutar, Koo. Te gusta bailar con nosotros, ¿no? —pregunta Hoseok, poniéndose de pie y dejando que Hyungwon levante al menor. Minjae se encarga de poner un mix de random play dance y los tres comienzan a bailar las canciones que conocen y reír junto al resto.
Mientras bailaban Gee de SNSD, llamaron a la puerta y Jungkook fue quien se separó para ir a abrir entre risas por ver a Taehyung tan apasionado con esa canción.
Al abrir, sus ojos se iluminaron al momento en que se encontraron con los de su novio. Yoongi se sonrojó ante la imagen tan preciosa del menor y a Jungkook le sucedió lo mismo.
El mayor vestía un pantalón negro, una camiseta blanca y holgada de botones, unos zapatos negros y unos aretes de plata de los que tanto le gustaban.
El mundo se detuvo por unos instantes y el menor se lanzó a abrazarlo con fuerza.
—Viniste —menciona emocionado.
—Claro que iba a venir —acaricia su cabello antes de dejarlo ir y permitir que salude a Jihyo y Mingyu, que se encontraban a sus espaldas.
Los adultos, mientras tanto, se asomaron al pasillo debido a la tardanza y alzaron una ceja curiosos por la efusividad de Jungkook con ese chico. Los cuatro adolescentes regresaron entonces a la sala de estar y Jungkook tomó aire, dispuesto a hablar antes que alguien más lo hiciera.
—Hyungs, Jihyo ya llegó —anunció primero y ella se acercó a saludar a todos los adultos que, como él, conocía desde pequeña—; y ellos son Kim Mingyu, novio de Ji —con timidez el más alto saludó, todos se sorprendieron ante la noticia pero rieron y comenzaron a molestar a la chica sonrojada.
Yoongi lo vio con curiosidad, una sonrisa suave dibujada en sus labios. El mayor debía preparar su corazón para el momento en que Jungkook lo introdujera como su amigo.
—... Y Min Yoongi —lo señaló con sus manos, llamando la atención de todos una vez más—, mi novio —aclaró. El calor subiendo a sus mejillas.
Yoongi lo observó sonrojado, los ojos bien abiertos al igual que su boca. Mingyu parecía haber entrado en pánico al igual que Jihyo, y los diez adultos parecían congelados. Jackson, Namjoon, Taehyung y Hyungwon - que tenían bebidas en mano- las soltaron, mojando sus regazos.
Hoseok, Jimin, Seokjin y Minjae parecían haber dejado de funcionar. Taemin y Chanyeol sólo estaban en silencio, sin saber que hacer al respecto.
El silencio duró por casi un minuto, antes que Yoongi comenzará a temblar al ser el blanco de cinco pares de ojos asesinos.
Iba a ser una larga tarde.
Olvidé publicar esto el 25 jiji, pero este es mi regalo de navidad.
Espero que hayan pasado un 25 bien. Tengan presente que bien sentirse triste - o sentir emociones "negativas"- en estas fechas, recuerden que no deben encapsular sus sentimientos.
Este es el último capítulo del año 😱 así que nos veremos el 1 o 2 de enero con otro capítulo.
De todo corazón, gracias por todo el apoyo dado en este año con esta historia. Disfruto mucho escribirla y me gusta saber que hay gente que la lee.
-alie xx
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