DIX-HUIT.
Había pasado alrededor de semana y media desde la celebración de Jungkook y la introducción de Yoongi como novio del cumpleañero a su familia.
Hasta ese momento, las cosas parecían ir bastante tranquilas.
Desde ese momento, Yoongi no había ido ya a la casa Kim; sin embargo, había recibido alegremente la invitación de su cuñado y actualmente se hallaba buscando el momento y excusa perfecta para irse una tarde a casa de su novio (no es como si debiera decirle a alguien, nadie le esperaba en casa. Pero sonaba divertido y quería hacerlo).
Pasó varios días pensando, con la desesperación de no tener ninguna idea en mente para poder volver a esa casa que, a pesar de que lo había recibido fríamente, exudaba calidez. Era como sentir el amor que llenaba cada rincón de ese lugar.
Quería encontrar una razón válida para cumplir el deseo de ir ahí.
Por suerte, su excusa vino de forma sorpresiva (aunque no debería haber sido recibida como tal). La fortuna le vino en forma de desgracia: las evaluaciones de fin de año.
Así que, con los exámenes finales a la vuelta de la esquina, la excusa perfecta para pedirle a Jungkook que lo lleve a su casa a estudiar había hecho su aparición para darle una mano amiga.
Aunque sonara poco confiable, iba a dedicarse a estudiar... Al menos la mayor parte del tiempo (porque incluso leer era divertido con Jungkook).
Así que, con la propuesta lista, esa mañana caminaba a paso seguro hacia el jardín donde estarían Jungkook, Jihyo y Mingyu.
En su mano derecha cargaba cuidadosamente una bolsita con galletas hechas por él para darle a Jungkook como regalo. ¿Motivo? No había. Quizás simplemente ganarse una afirmativa a la petición, incluso si sabía que había pocas probabilidades de que su adorable novio le dijera que no.
Pero, desde su perspectiva, a los adolescentes se les enamoraba con comida. Así que nunca estaba de más un detalle dulce y delicioso como ese.
—¡Jungkookieeeeee! —gritó una vez llegó a la vista de los otros tres, casi lanzándose al menor para besar con cuidado su mejilla sonrojada y adorable.
—Buenos días, hyung —la suave sonrisa del pequeño Kim casi lo hace derretirse, por lo que con prisa se sienta a su lado para evitar caer de lleno contra el suelo. Con una sonrisa tonta, apoyó su mejilla en una de sus manos y se mantuvo observando a su novio: sus pestañas largas y lisas, su sonrisita adorable, su cabello esponjoso que se movía con el viento.
Estaba tan enamorado.
—Buenos días a ti también, Yoongi —mencionó Mingyu con voz burlona. El cambio en la actitud de Yoongi fue casi como ver una escena rosa y feliz romperse en miles de trozos, derrumbándose y dando paso a un ambiente gris.
—Días para ti, Mingyu. Buenos eran antes de que hablaras —la sonrisa que mostró hacia su amigo no alcanzó sus ojos y el más alto solo pudo reír.
—Qué fácil eres de molestar.
—Qué fácil eres de odiar.
—Yoongi, no digas esas cosas —regañó Jungkook, aunque realmente solo reflejaba diversión en sus facciones.
—Por supuesto, amor —obedeció, moviendo su mano con la bolsa de galletas hacia su novio—. ¡Te traje esto! Son hechas con una nueva receta.
El beso en su mejilla fue suficiente agradecimiento. El sonrojo no tardó en acaparar su rostro y cuello, dejándolo hecho, literalmente, un charquito avergonzado.
Mingyu siguió burlándose de él y, a su lado, Jihyo leía un libro recostada contra el pecho de su novio.
Yoongi sonrió al ver el rostro de Jungkook sonriente por el sabor de las galletitas, ignorando a su amigo y sus burlas.
—Ya se aproximan los exámenes —anuncia de pronto. Se toma un momento para dibujar la mejor carita de cachorro que puede y posteriormente observa a su novio—, ¿me ayudarías a estudiar?
Jungkook parpadea una o dos veces, con la mirada clavada en su novio. Una suave sonrisa se dibuja en sus labios y asiente.
—¿Cómo podría negarme?
—Lo he perdido —masculla Jihyo, con los ojos fijos en la escena frente a ella. Estaba segura que, de ser posible, el entorno se tornaría color rosa y flores brotarían alrededor de la pareja. Incluso podría escucharse una melodía romántica típica de un drama coreano.
—No entiendo como a Jungkook le gusta eso —casi se queja Mingyu, viendo el puchero en el rostro de su amigo –que no se veía nada bien, por supuesto–.
—¡Bien! ¡Gracias, Jungkookie! —besa la mejilla del menor y, una vez ha logrado apaciguar la emoción que bulle porque la primera parte de su plan es un éxito, aclara su garganta y fija su mirada, esta vez seria, en su pareja—. En tu casa, ¿verdad? Yo siempre tengo casa sola, vivo solo —menciona, rascando su nuca con un poco de timidez. Lo mira con una sonrisa avergonzada y prosigue—, así que pienso que tu casa es la mejor opción.
Esta vez son tres personas las que le miran y parpadean una o dos veces. La expresión en el rostro de Mingyu parece reflejar sus pensamientos a la perfección, con sus facciones gritando alguna pregunta sobre si acaso es idiota.
No es que vaya a quedarse con la duda.
—¡¿Acaso eres idiota?! —casi grita, asustando a sus acompañantes—. ¡Casa sola es lo mejor que puede pasarte!
Y ninguno de los otros tres adolescentes pierde el mensaje detrás de sus palabras. Jihyo y Jungkook se sonrojan (ella por esa revelación y él por escuchar algo que parece bastante privado) mientras que Yoongi dibuja una mueca de asco.
—No estoy interesado en eso, pedazo de idiota que no piensa con el cerebro.
—¡¿Cómo me llamaste?!
—¡Como escuchaste!
Los dos jugadores se ven envueltos en una pequeña discusión, mientras Jihyo intenta apaciguar el calor en su rostro e ignorar la sonrisa burlona de su mejor amigo.
—Así que, casa sola, ¿eh?
Jungkook solo puede comenzar a reírse cuando el calor vuelve al rostro de su amiga. Le encantaba molestarla, no es como si fuera a juzgarla por ello. Eran adolescentes con hormonas alborotadas, suponía. Así que, mientras supieran lo que hacía, estaría bien.
—No es lo que piensas —murmura ella, con su piel finalmente adquiriendo el tono natural de siempre—, no hemos llegado hasta ahí.
—Ajá —es lo único que dice el menor—. Yoongi-hyung.
Es casi impresionante como la riña entre los dos altos acaba con un simple llamado del menor de los Kim. Más bien, Yoongi comienza a ignorar a su amigo y este se rinde.
—En mi casa está bien. Avisaré a Jin-hyung —besa la mejilla de su novio con una sonrisa y se despide de los tres, retirándose primero a clase.
Yoongi, usualmente se levantaría y correría detrás de él, pero su mente se había paralizado durante varios segundos.
Fueron los chasquidos de Jihyo frente a su rostro los que le trajeron de vuelta a la realidad.
—Me gusta tanto —comenta mientras se pone en pie, caminando con tranquilidad a su salón de clases.
Esperaba que el día terminara pronto, para ir a casa de su novio, estudiar juntos y comer bocadillos hechos por su cuñado.
Sonaba un poco soñador, pero estaba seguro que eso podría llegar a pasar.
Seokjin observó el reloj que tenía colgado en la pared de la cocina donde estaba trabajando.
—Falta una hora para que salgan —murmura para sí mismo, haciendo su trabajo de cocina casi de forma inconsciente. A su alrededor retumbaban los choques de espátulas y sartenes, gritos de cocineros y meseros y el bullicio general de los clientes que atravesaba la puerta.
Su hermano más pequeño, Jungkook, le había llamado para avisar que llevaría a su novio esa tarde a casa. Al parecer para estudiar.
Agradecía a todos los dioses de la cocina que ningún otro hermano estaría en casa ese día, no quería toparse con Jungkook llorando sobre el cadáver de su novio. Sonaba tétrico.
Hoseok trabajaba en un nuevo montaje para presentar en una competencia, por lo que comenzaría a tomarse más tiempo para practicarlo con el equipo de su academia.
Taehyung, que era el otro que había pasado bastante en casa, el día anterior había partido a otra ciudad para un pequeño photoshoot de una empresa en la que es embajador. No llegaría hasta mañana.
Los otros dos, que ya no vivían en la casa familiar, se estaban quedando ahí pero también estaban bastante ocupados. Había escuchado de Namjoon que estaba planeando un viaje a América pronto.
Así que, él estaba aliviado porque sus hermanos no se lanzarían a la garganta del pobre chico. Y debía también tomar la responsabilidad e irse a casa temprano para proteger a Jungkook de las manos pervertidas de su novio (aunque no cree que Min sea esa clase de chico).
Observa el reloj una vez más. Cuarenta y cinco minutos para que ambos salgan directo a la residencia Kim.
Emplató la última orden que haría por el día, tomándose el tiempo de mejorar tanto como pudiese la presentación. Cuando lo entregó hacía el mesero encargado de esa mesas, finalmente secó sus manos con un paño que luego arrojó sobre su hombro y abrió su chaqueta de chef.
—Chanyeol —llamó a su amigo y mano derecha mientras caminaba al que era su despacho—, debo ir a casa ahora. Te dejo a cargo.
Anuncia mientras se quita por completo su uniforme de trabajo, quedando con una camiseta de botones arremangada y unos vaqueros negros.
El chico asintió simplemente. —¿Puedo saber la razón?
Seokjin solo ríe y, acomodando sus pertenencias en la mochila que solía cargar, mira con diversión al más alto.
—Kookie irá con su novio a estudiar a casa. No es que no confíe en Yoongi, pero es mi responsabilidad como hermano.
Chanyeol también ríe y le acompaña a la salida trasera del local. —Hazles algo rico de comer —es la forma en que el segundo chef se despide, agitando su mano hacia su amigo que sube al auto y, poco después, desaparece como un borrón.
El mayor de los Kim condujo tranquilamente, tarareando y golpeteando su índice contra el volante. Las calles estaban comenzando a abarrotarse, por lo que su camino terminaría durando al menos un poco más.
Aún así, llegó antes que la pareja a casa y, con una emoción difícil de esconder, se encaminó a la cocina para preparar alguna clase de merienda.
Para Seokjin, la comida era un lenguaje de amor.
Si bien cocinaba para centenares –incluso miles– de personas, había algo especial en hacerlo para su familia. Quizás fuese la sonrisa que nunca dejaba sus labios, quizás el esfuerzo que ponía en que cada pieza fuese del mismo tamaño. También podría ser el detalle que ponía para que a la comida no le faltase ni un grano de sabor.
Desde muy joven, cuando aprendió a cocinar, se dio la tarea de enamorar el estómago de sus hermanos. En especial de Jungkook, que se había vuelto en ese entonces un niño triste que quería a su mamá o a su papá.
En su corazón tiene grabada la imagen de su hermano pequeño con la sonrisa más linda que había visto hasta ese momento, justo después de haber probado un bocado del primer platillo cocinado por Seokjin.
Fue con esa imagen que el mayor notó lo especial que puede llegar a ser un solo plato de comida: salvación para un hambriento, consuelo para un solitario, calor para alguien que pasa frío, amor para alguien que quiera ser amado –como lo era Jungkook–.
Y así creció su determinación. Cocinó y cocinó, dedicando todo de sí a cada platillo, vertiendo su amor en cada acción para prepararlo. Porque si su comida hacía que Jungkook fuese feliz, cocinaría por el resto de su vida.
Seokjin era alguien cariñoso, que no se apena a con decir un "te amo" a sus hermanos. Pero tampoco era efusivo y lo gritaba a los cuatro vientos. Era a través de su cocina que demostraba todo el amor que sentía por los cinco traviesos demonios que tuvo la suerte de tener como hermanos.
Ahora bien. Sentía la misma emoción y estaba poniendo el mismo empeño para algo que, sabía muy bien, estaba haciendo por Yoongi.
Quiso pensar que sucedía porque eso también era para su hermano. Pero sabía que no era así.
Quizás fue la simpatía que sintió por la vida medio desdichada del chico. O quizás porque él notaba la sinceridad del cariño que tenía a su hermano menor. Sin embargo, probablemente era porque ya lo había aceptado, medio inconscientemente, como parte de su familia.
Observó los sándwiches cortados en pequeños trozos, así como las frutas y los jugos que estaban acomodados en un charola.
Sí, era porque Seokjin se había encariñado rápido.
Al mismo tiempo en que acababa de acomodar, pasos resonaron a su espalda.
—¿Quieres agua o algo, Yoo-? ¡Oh! ¡Jin-hyung! Creí que no estabas en casa, no respondiste cuando entramos —saludó Jungkook, corriendo a abrazar al mayor.
Seokjin correspondió al instante, besando su frente como saludo. —Lo siento, Kook. Estaba distraído preparándoles una merienda.
Una vez se separaron del abrazo, el mayor tomó la charola en sus manos y se encaminó a la sala de estar, donde encontró a su cuñado ya acomodando todo para empezar a estudiar.
—¡Seokjin-hyung, buenas tardes! Disculpa la intromisión —saludó, haciendo una pequeña reverencia. El adulto negó y siguió caminando hacia él.
—No es nada, Yoongi-ah. Siéntete como en casa —acomoda la charola a un lado de los libros y se sienta en el sofá de enfrente—. Coman antes de comenzar. Es peor estudiar con el estómago vacío.
—¡Gracias por los bocadillos! —corearon, comenzando a comer los simples pero deliciosos sándwiches hechos por el mayor.
Seokjin solo los observó en silencio, sintiéndose casi enternecido por la vista.
—Por cierto, hyung —llamó el pequeño Kim, urgando en su mochila para sacar la bolsa entregada por Yoongi esa mañana—. Yoongi hizo estas galletas para mí, ¡pruébalas! Son deliciosas.
El adulto alza una ceja, tomando entre sus manos el paquete que contenía apenas dos galletas y toma una de ellas. Se toma un segundo para analizarla antes de llevársela a la boca. Deliciosa.
Parecía como si el dulce se derritiera en su boca. Como una suave caricia a su paladar.
Seokjin entendió el mensaje a través de estas y sabía que Jungkook también, aunque de forma inconsciente. Yoongi había usado su mismo lenguaje.
Sí, cada vez se convencía más de que Yoongi no era malo para su hermanito. No había hecho mal en aceptarlo.
Este capítulo estuvo enfocando en comida fjfjsiao pero quería hacer que Yoongi usara el lenguaje del amor de los hermanos con Jungkook, como para reafirmar que realmente quiere a su novio
Por otro lado...
Ando así
Lmao mentira pero
LLEGAMOS A 1K DE VOTOS?! quedé 🤯 muchas gracias por todo el apoyo a esta historia 🤍 disfruto mucho escribirla y, aunque no suelo contestar comentarios porque #ansiedadsocial, los leo todos y me río con ustedes
Aprecio mucho su apoyo y seguiré trabajando duro para traerles capítulos bomnitos<3
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