Capítulo 3
Era un nuevo día, el Uzumaki estaba levantándose en la madrugada y como siempre para seguir con su rutina de ejercicios, ahora le era más difícil con unas pesas que pesaban 13 kilos.
Kenichi: Carajo, cómo pesa esto. – sólo da un calentamiento y procede a correr.
Por una hora y media el Uzumaki estaba sentado un rato, mirando el cielo, después de haber hecho sus abdominales, estaba recuperando el aire.
Kenichi: Qué agotador. – hace presión en sus brazos para levantarse de un salto. – Pero es lo que yo elegí.
Se levanta mientras recordaba la pelea contra Donasheek, pese a que le rompió el brazo, él terminó recibiendo un puñetazo que lo mandó contra los arbustos.
Kenichi: La fuerza de ese caído no es de subestimar, si así de peligrosos son esos caídos... - procede a correr a su casa para poder bañarse.
Luego de haber desayunado, acompañó a Ayumi a su centro de estudios para luego dirigirse a su academia, en su bolsillo estaba cargando la carta que le entregó Ashura, el pelirrojo finalmente llega a la entrada del consejo estudiantil y toca la puerta, siendo Tsubaki la que abre la puerta.
Tsubaki: Oh, Uzumaki-san.
Kenichi: ¿Estará Sona-kaichou? – La chica asiente.
Tsubaki: Pase por favor.
Sona: Oh, Kenichi-san ¿Me buscaba? – El Uzumaki asiente y se acerca.
Kenichi: Tengo una carta para usted de parte de un conocido. – Le entrega la carta y Sona lo examina hasta que se sorprende al ver las iniciales.
A.K
Sona: Ashura...- lo mira. - ¿Acaso tú...?
Kenichi: Supongo que tiene preguntas por lo que estoy aquí para responderlas.
Así Kenichi procede a explicarle lo que sucedió, la cita falsa, la intervención de Ravel, la visita inesperada de Rías, la introducción a lo sobrenatural y finalmente el ataque de un caído que fue interrumpido por Rías y su grupo. Decir que Sona estaba enojada era poco, quería ir a buscarla y a llamarle la atención, primero, descuidó su puesto como vigilante del territorio. Se supone que debía supervisar el lugar y en lugar de eso, dejó que los caídos estén paseando como si nada y posiblemente habrán muertos.
Sona: ¡Esto es completamente indignante! ¿Para eso se hizo de voluntaria? – se levanta enojada pero el Uzumaki sólo levanta los brazos.
Kenichi: Tranquila, no se enoje.
Sona: ¿Cómo no quieres que me enoje? ¡Hasta tú terminaste involucrado!
Kenichi: Sí, pero no hay marcha atrás, además... - levanta su chaqueta y muestra sus muñequeras. – Estoy entrenando.
Sona: *Examina hasta notar la magia* Pesas mágicas... - luego mira la carta. – Está bien, si conoces a Ashura y él está ayudando, entonces está bien, pero si tienes un problema, no dudes en avisarme.
Kenichi: Está bien. – hace una reverencia y se retira mientras que Sona se ponía a leer la carta.
Después de las primeras clases, el pelirrojo con puntas negras estaba a punto de almorzar con Uzaki, sin embargo es interceptado por un rubio.
Kiba: Buenas tardes Kenichi, la presidenta de mi club pidió que fueras un momento.
Kenichi: Tengo hambre así que no.
Kiba: Sólo serán por unos minutos.
Kenichi: Presidenta... - mira a Uzaki. – Ve adelantándote de ahí te alcanzo.
Uzaki: Después nos vemos senpai, te compraré algo para que no hagas fila. – el pelirrojo asiente y acompaña al rubio
Lo único molesto es que sólo por andar con el rubio, las chicas estaban con lágrimas diciendo tonterías de que estaban saliendo ya que según supo es que Kiba no aceptaba salir con ninguna chica, cosa rara.
El Uzumaki nota que estaban yendo a un edificio con una apariencia muy antigua, cosa que hacía que estuviera con la guardia alta. Al ingresar la sala principal, vio a la peliblanca comiendo sus dulces, el rubio que se colocó en una pared y en un escritorio a la peli roja, acompañada de la peli negra al lado.
Kiba: Ya lo traje como me lo pidió. – el Uzumaki se mantenía alerta.
Kenichi: No quiero sonar grosero, pero tengo hambre, así que me gustaría saber ¿Por qué me llamó? – miraba a Rías con seriedad.
Rías: Oh, lo lamento, pero quería darte la bienvenida al Club de la Investigación de lo Oculto, soy...
Kenichi: No hace falta que te presentes, ya lo sé, te llamas Rías Gremory, una de las onee-samas de la academia. La persona quien está a tu lado es Akeno Hiimejina, también con ese título, la chica que está comiendo es Koneko Toujou, llamada "la mascota" y Kiba Yuto, el "príncipe".
Akeno: Ara ara, sí que sabes. – dijo mientras colocaba su mano en la mejilla con una sonrisa.
Rías: Veo que ya nos conoces, entonces procederé a darte la siguiente pregunta ¿Recuerdas a Yuuma Amano?
Kenichi: Yuuma...Yuuma... ah sí, la chica que supuestamente me pidió una cita diciendo que le gustaba pero que nunca se presentó en el día acordado. – se rascaba la cabeza. – Por cierto ¿Cómo sabes de eso? No recuerdo habérselo contado a ninguno de mis compañeros.
Rías: Tuve un "encuentro" con ella. – dijo ocultando su nerviosismo. – Aunque no sé si sepas de lo sobrenatural o no.
Kenichi: ¿Ángeles y demonios? Pues sí, creo eso pero ¿A qué viene con eso último?
Rías: Pues verás... - se levanta y extiende sus alas al igual que los demás. – Nosotros somos demonios.
Kenichi: Oh...ya veo... - dijo con una leve reacción, sorprendiendo a todos. - ¿Y ahora qué hago?
Rías: Pues, me gustaría que te unieras a mí. – dijo con una sonrisa.
El silencio duró por unos segundos y el Uzumaki da una sonrisa, Rías estaba feliz pensando que aceptaría pero lo que escuchó ....
Kenichi: No quiero. – eso los tomó por la guardia baja. – Además que no estoy interesado y si me disculpan, tengo mucha hambre. – se dirige a la puerta.
Rías: ¡Espera! – El Uzumaki la mira de reojo. – Deberías reconsiderarlo, tendrías una vida longeva y con tus esfuerzos podrías ascender a demonio de clase alta y tener tu séquito, riquezas....
Kenichi: Cosas como esa, no son de interés mío... / Además, entre tú y Ravel que me hizo esa misma pregunta, prefiero estar con Ravel, además, no creas que no me doy cuenta que me quieres para tu conveniencia. – abre la puerta. – No pienso decir nada, pero tampoco me molestes con eso de formar parte de tu grupo, estoy bien así por ahora y le pediré que no insista con eso.
Se retira dejando a la mayoría con la boca abierta, el pelirrojo dejó las cosas claras, claro que Rías no se tomó bien la respuesta.
Al finalizar, el Uzumaki estaba escuchando música mientras regresaba a casa, hasta que es tacleado por Uzaki.
Uzaki: ¿Irás a casa senpai?
Kenichi: *Retirándose un auricular* Pues sí, no tengo nada que hacer.
Uzaki: ¿Y si vamos a jugar un rato?
Kenichi: Bueno, no hay problema. – recibe un mensaje. – Espera.
Ravel: Kenichi, estoy en casa con Ayumi ¿Tardarás mucho?
Kenichi: Oh, lo siento Uzaki-chan, tengo una visita en casa y debo ir.
Uzaki: ¡Te acompaño, además que no veo a Ayumi-chan desde hace tiempo!
Kenichi: Claro, no le veo problema ¿Qué es lo peor que podría pasar?
Ya en casa.
Ayumi: Bienvenido a casa Onii-chan.
Uzaki: ¡AYUMI-CHAN! – abraza a la hermana del Uzumaki quien responde gustosa.
Ayumi: ¡Es bueno verte Uzaki!
Uzaki: ¿Cómo has estado?
Ayumi: Muy bien aunque me sorprendiste con tu visita.
Ravel: ¿Ya llegó Kenichi? – pero se detiene al ver a la peliblanca.
Kenichi: Hola Ravel.
Ravel: Hola Kenichi. – dijo con una sonrisa pero su ceja estaba temblando mientras que Uzaki estaba viendo a la rubia.
Uzaki: ¿Ella es tu amiga?
Kenichi: Sí, la conocí el fin de semana.
Uzaki: ¿Ah sí? ¿Y cómo así?
Ravel: Salí con él...- la peliblanca da un paso adelante.
Uzaki: Oh...eso es extraño, no me dijiste que tuviste una cita Kenichi.
Kenichi: Nunca me lo preguntaste. – pero siente una presión y era que Ravel y Uzaki se miraban. - ¿Qué es esta sensación?
Ravel: Soy Ravel Ph-Phoenix... mucho gusto. – da una falsa sonrisa y Uzaki hace lo mismo.
Uzaki: Soy Hana Uzaki, amiga cercana de Kenichi, el gusto es mío. – ambas se miran fijamente y por un momento se vio que rayos chocaban entre sí.
Ravel: No me avisaste que vendrías acompañado Kenichi. – tenía una ceja crispada.
Kenichi: Es que quiso visitarme además que también se lleva bien con Ayumi.
Ravel: Oh...eso es bueno. – recupera la compostura. – dado que tengo tiempo libre quise visitarte y de paso, había traído un pastel para comer entre todos.
Kenichi: Oh, esto es nuevo, pero estoy agradecido ¿Gustas unirte Uzaki?
Uzaki: De acuerdo.
Los cuatro se sientan pero el Uzumaki sentía la presión entre ambas chicas pero lo deja pasar hasta que Ravel le sirve una porción y por alguna razón se veía nerviosa.
Ravel: Espero que les guste. – Ayumi procede a dar el primer bocado, los segundos parecían ser eternos para la rubia hasta que...
Ayumi: ¡Está delicioso! – su hermano procede a comerlo y abre los ojos sorprendido.
Kenichi: Es verdad, el sabor y la textura está muy bueno.
Uzaki: A ver...- procede a comer un poco y queda con los ojos abiertos. – N-no puedo creerlo.
Kenichi: ¿Qué pasa?
Uzaki: Encontré a un buen rival.
Kenichi: Ah, me había olvidado que tu madre te enseña con eso.
Uzaki: Ganaste esta vez rubia oxigenada, pero no te confíes tanto. – mira a Ravel quien esbozó una sonrisa de triunfo, sacándole una vena.
Kenichi: ¿Puedo pedir otra porción?
Ravel: ¡Claro! – de paso le sirve té haciendo que fuera agradable, pero la rubia, al estar emocionada termina con un poco de pastel en la mejilla.
Kenichi: A ver, espera. – se acerca y con el dedo retira la mancha, dejando a Ravel sonrojada, pero aún más cuando el pelirrojo se lo come bajo una mirada llena de celos de Uzaki.
Tras unos minutos Uzaki recibe un mensaje y era su madre que le pedía que fuera a la casa.
Uzaki: Qué mal ya debo irme. – Se levanta y toma sus cosas. – Pero antes. – Se acerca y besa la mejilla del pelirrojo bajo la mirada de celos de Ravel.
Kenichi: Buenas noches Uzaki. – dijo confuso al igual que Ayumi.
Por dos horas más, Kenichi, Ravel y Ayumi estaban tranquilos, luego de comer el pastel, la hermana del Uzumaki se va a hacer sus deberes mientras que el par estaban conversando hasta que el pelirrojo le cuenta lo que le pasó con Rías.
Ravel: Estoy seguro que no será la última vez que te pida eso. – dijo apenada. – Si tan sólo pudiera tener mi juego de piezas...
Kenichi: Bueno, con el entrenamiento que me está dando Ashura, podré defenderme.
Ravel: *Tomándolo de la mano mientras examina las muñequeras* ¿No te incomoda?
Kenichi: No, además que siento que poco a poco mi cuerpo ya no siente ese peso extra. – por accidente entrelazan dedos, dejando ruborizada a la rubia, inconscientemente trata de acercarse al pelirrojo pero son interrumpidos por Ayumi.
Ayumi: Lo lamento hermano pero ¿Podrías ayudarme? – ve que Ravel suelta la mano del su hermano y eso hace que la pelinegra con mechón rojo de una sonrisa pícara. - ¿Me perdí de algo?
Ravel: ¡N-NO PASA NADA! – Dijo totalmente roja. - ¿Qué acaba de pasar? – mira su mano para luego ver al Uzumaki ayudar a su hermana con sus clases.
Estuvieron conversando un rato más hasta que el Uzumaki acompañaba a Ravel a la residencia Kure.
Ravel: N-no era necesario que me acompañaras. – dijo ruborizada.
Kenichi: Es lo mínimo que puedo hacer, te tomaste la molestia de invitarme un rico pastel.
Ravel: Eso me hace feliz. – el rubor aumentaba pero estaba feliz y así siguieron hasta que llegaron a la entrada. – Bueno, me retiro, la próxima vez te escribo antes ¿Sí?
Kenichi: Claro. – la rubia le besa la mejilla.
Ravel: Buenas noches, escríbeme cuando llegues. – ingresa a la mansión mientras que el pelirrojo tocaba el lugar donde fue besado.
Kenichi: Je, podría acostumbrarme a eso. – se va con calma a su casa.
En los próximos días, el Uzumaki estuvo siendo observado por los siervos de Rías, así que le escribió a Ravel que por ahora evite ir a su casa de manera estándar, pero afortunadamente tenían esos panfletos para traerla a su habitación, al menos se reunían ahí y se conocían más. Otra cosa es que Ashura lo visitó en un par de ocasiones haciendo que las pesas pasaran a 18 kg y luego a 24kg, si bien era pesado, el Uzumaki siguió entrenando.
Hasta que en una mañana mientras estaba caminando a la academia, escucha una conversación y era Issei hablando con una rubia con ropaje de monja hasta que nota algo, cuando el castaño recoge una cruz termina con unas marcas en las manos, llamando su atención.
Kenichi: Los demonios obviamente no soportan las cosas sacras, si se marcó... ¡No me jodas! - se retira de ahí, molesto tanto por Rías como Issei.
Al llegar a la academia, el Uzumaki estaba algo aburrido por las clases, por lo que miraba la ventana hasta que recuerda de un dato importante.
Kenichi: Un momento, ¿No se supone que la iglesia de Kuoh está vacías? – recordó que la rubia que vio tenía ropaje de monja. – No puede ser.
En la tarde, el Uzumaki estaba caminando por la casa hasta que nota la puerta de una casa abierta, pero a la fuerza, además que escuchó unos disparos, por lo que procede a ingresar con cuidado y abre los ojos al vera a Issei herido mientras frente a él estaba un peliblanco con una espada similar a un sable laser como de la película Star Wars y una pistola.
Oh, así que tenemos a otro demonio de mierda. – el Uzumaki sólo sale del lugar donde estaba escondido. - ¿Qué tal demonio-kun? ¿Viniste a salvar a tu amigo?
Issei: Ke-Kenichi... - dijo adolorido mientras se sujetaba la herida de la pierna.
Kenichi: A decir verdad, no es mi amigo, sólo es un compañero de mi misma academia. – mira el charco de sangre en la sala. - ¿Tú hiciste esto?
Sí, aquellos que dependen de los demonios dejan de ser humanos y merecen ser castigados. – hace una reverencia. – Oh, no me he presentado, soy Fred Sellzen y soy un sacerdote.
Kenichi: ¿Sacerdote? No había visto un sacerdote asesino antes, además que veo que tienes una mirada psicópata.
Fred: Sí que tienes huevos para decir eso. – le apunta con la espada. - ¿Qué prefieres? ¿Un corte o... - le apunta con la pistola. – una bala?
Kenichi: ¿Y si mejor te doy un puñetazo en la cara? – dijo mientras apretaba los puños y se colocaba en guardia. – Debo tener cuidado, mi cuerpo aún no se adapta con el peso que llevo.
Fred dispara pero el pelirrojo se hace a un lado, el sacerdote procede a atacar con un corte horizontal pero el Uzumaki da un salto hacia atrás evitando el corte, justo cuando iba a usar su pistola, el Uzumaki da un golpe en la mano, desviando el tiro hacia el techo.
Fred: ¡Golpe de suerte, no volverá a pasar! – da un corte diagonal descendente pero el Uzumaki se hace a un lado y le da un rodillazo para luego retroceder.
Kenichi: Bien, así está bien.
Fred: Tú ...
¡Kyaaa! – Issei, Kenichi voltean a donde fue el origen del grito y se sorprenden al ver a la chica rubia con traje de monja.
Fred: Oh, Asia-chan, mi asistente. Tal parece que no colocaste la barrera.
Asia: Esto...Esto es... - dijo temerosa mientras se cubría la boca.
Fred: Oh, eres nueva en esto y lo olvidé. Nuestro trabajo es esto. Eliminamos a personas insignificantes que fueron corrompidas por demonios.
Asia: ¡Eso...! – abre los ojos al reconocer al castaño. - ¡Issei-san!
Fred: Oh ¿Se conocen? – Issei sólo baja la cabeza mientras que el Uzumaki se mantenía en guardia. – Es una lástima Asia, pero los demonios y los humanos son incompatibles.
Kenichi: Yo estoy conversando con un par de demonios y me llevo bien, excepto con la pelos de menstruación. – Pero lo que escucharía lo haría enfurecer.
Fred: Además que no podemos vivir sin la protección de los ángeles caídos.
Kenichi: Un momento, ¿Estás afiliados con ellos?
Fred: Sí, pero bueno, acabemos con esto. – le apunta con la pistola al pelirrojo quien retrocedió a la cocina donde estaba una tetera.
Kenichi: ¿Qué? ¿Piensas huir así de fácil?
Fred: No hagas esto más difícil cabeza de tomate.
Kenichi: Oh, qué pésima elección de palabras. – Toma la tetera y le arroja hacia el sacerdote loco que lo esquiva por poco, pero al chocar contra la pared se derrama agua caliente y le cae un poco en él.
Fred: ¡AHHH! ¡MIERDA! – trataba de calmar la quemadura pero el Uzumaki le da un fuerte empujón.
Kenichi: ¿Puedes luchar?
Issei: S-Sí...
Kenichi: No somos amigos, pero derrotemos a este psicópata.
Fred: ¡Maldito bastardo! ¡Me quemé la pierna por tu culpa! – les apunta con la espada. - ¡Los mataré!
Pero antes de que se lance contra ellos Asia se interpone.
Asía: ¡No, por favor, no los mates por favor!
Fred: ¿Acaso vas a proteger a esos demonios?
Kenichi: Ni siquiera soy un demonio pero este hace oídos sordos. – pero tanto él como Issei abren los ojos al ver que Fred, en un arrebato de ira usa su espada para cortar la ropa de Asia.
Issei: ¡Asia! – la rubia es levantada a la fuerza bajo la mirada amenazante del loco.
Fred: Los ángeles caídos me dijeron que no te mataran todavía, pero no me dijeron nada que podía castigarte, esto te pasa por apoyar a esos asquerosos demonios. – lame la mejilla de la rubia mientras la manosea. – El sacerdote le dará un castigo lujurioso a esta monja desobediente.
Asia: ¡No!
Issei: ¡Déjala en paz!
Kenichi: Eres repugnante. – pero Fred suelta a la rubia y mira al par.
Fred: Esto termina aquí, ¡Acabaré con ustedes! – El Uzumaki se lanza primero pero el loco lo esquiva, Issei trata de darle en su punto ciego pero recibe una patada. - ¡MUERE!
Justo antes de que reciba un corte mortal, una espada intercepta el ataque, resultando ser Kiba.
Kiba: La ayuda ha llegado. – un círculo rojo hace presencia haciendo que aparezca Akeno.
Akeno: Ara ara, esto es un desastre. – dijo sonriente y luego sale Koneko.
Koneko: Un exorcista.
Fred: Oh, así que más demonios, esto es muy divertido. – pero esquiva una ataque rojizo, siendo Rías la responsable.
Rías: Deberías desaparecer. – dijo con seriedad.
Issei: ¡Buchou!
Rías: No te preocupes Ise ya todo está bien. – En toda la distracción, el exorcista se coloca detrás del Uzumaki y le coloca la pistola en un lado de la frente.
Fred: ¡No se muevan o le vuelo la cabeza a este bastardo!
Issei: ¡Kenichi! – todos se pusieron en guardia.
Kenichi: ¿En serio crees que vas a escapar?
Fred: ¿Qué estás diciendo? – pero para su sorpresa, el Uzumaki le da un codazo en el estómago, quitándole el aire para luego darle un rodillazo en las costillas. - ¡Arghhhhh!
Kenichi: Me subestimaste psicópata asqueroso. – se coloca en posición de muai thai y le da varios golpes en la cara y en el cuerpo, luego le da un rodillazo en las partes bajas y lo remata con una patada de hacha. – Ya está.
Rías: Tenemos que hablar Kenichi, además que ....
Kenichi: Te he dicho que no me uniré a tu grupo Rías, además la única razón que estoy aquí es porque vi la puerta rota y disparos. Además ¿Qué hacías? ¿Haciendo la manicure? Este loco afirmó que trabaja con los ángeles caídos y están en esta ciudad como ese sujeto del sombrero.
Rías: Tuvimos inconvenientes, además ¿Qué forma de hablarme es esa?
Kenichi: Te hablo así por lo incompetente que eres como supervisora.
Issei: ¡Oye!
Rías: Reconozco que cometí un par de errores pero ...
Kenichi: ¿Qué me dices del panfleto que recibí cuando tuve mi cita? – eso dejó callada a la pelirroja. – Además, estos no son simples errores, estas personas fueron asesinadas por culpa de ... - señala a Fred, pero se sorprende que no había nadie. - ¿Qué mierda? ¡Escapó!
Kiba: Buchou, esto no es bueno, se acercan varios caídos.
Kenichi: Esto no es bueno. / Entonces será mejor que me vaya.
Rías: Espera...
Kenichi: No me hagas repetirlo. – se va de ahí mientras que Issei y Rías discutían por llevar a Asia.
Tras unos minutos y fuera del peligro, el Uzumaki estaba cerca de casa mientras se aseguraba que nadie lo siguiera.
Kenichi: Bien, me salvé. / Por ahora, pero debo tener más cuidado, es muy posible que los caídos. – mira el lugar donde estaba y supone que los caídos ya llegaron a esa posición por lo que sigue avanzando y mira sus muñequeras. – Debo pedirle a Ashura que aumente mis pesas y aumentar mi entrenamiento. – procede a ir a su casa mientras sacaba su celular para enviar un mensaje.
FIN DEL CAPÍTULO.
ESPERO LES HAYA GUSTADO...
https://youtu.be/ht6HidxKYnQ
NO OLVIDEN DEJAR SU COMENTARIO Y SU ESTRELLITA, SIN MÁS QUE DECIR, HASTA LA PRÓXIMA.
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