4. Tormenta agresiva

Aquí otro capítulo de esta historia de amor. Déjame un comentario porfa. Espero te guste.🖤❤
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Como todas las tardes, el asistente acompañaba a hijo de la mafia hasta su lujosa casa. Esta noche lluviosa, al terminar de realizar un trabajo juntos, Prem iba a mencionar la conversación anterior, pero se escucharon un estruendo fuera y la luz de la mansión fue cortada.

-Vamos a mi dormitorio.- Boun tomó la mano de su asistente y lo llevó con urgencia a su habitación, cerró la puerta y respondió la llamada entrante en altavoz. -¿Qué pasa afuera?

-Joven, quédese dentro. Los de Inglaterra están saludando. Cuando esté resuelto todo, le aviso.

-Está bien. Ya saben qué hacer.- Colgó y se sentó en su amplio sofá tomando su libro con tal tranquilidad que a Prem le inquietaba. El castaño no salía de su zona de calma a pesar de que claramente sonaban golpes y gritos fuera.

Prem estaba inmóvil al escuchar la conversación. Parecía como si estuvieran hablando de una fiesta sorpresa, no de una amenaza a la mansión. -¿Eso es todo? ¿Cómo estás tan tranquilo?

-No es la primera vez. Aunque sí estoy asustado esta vez.

-No lo noto. ¿De qué podrías estar asustado?

-Porque estás aquí, tengo miedo de lo que te pueda suceder. Aún si me odias no salgas pase lo que pase.- ¿Lo que pase? Cada confesión del castaño siempre lo sorprende, resignado Prem se sentó en el sofá y dio un salto repentino. -¿Qué pasa?

-Los rayos...- Prem una vez más, se paralizó. Estaba sin luz, en una mansión con personas amenazando con matar a los de adentro y para acabar, la lluvia había traído a los relámpagos que tanto odiaba.

-Pensé que solo me temías a mí. Si te dejo solo algo malo ocurrirá.

-¡Estando contigo, el resultado no cambia!

-Al menos haría sentir bien a tu cuerpo.- Dijo dando un guiño a su asistente y pasó su lengua por sus labios para humedecerlos. Aunque Prem sabía lo que esas acciones causaban en su entrepierna, no era algo que revelaría a su jefe.

-Cierra esa boca pervertida.- Prem estaba quieto en el asiento, pero reaccionaba a cada rayo que caía.

-Ven, acércate.

-No quiero. No soy un niño pequeño.

-No te haré nada a menos que quieras. Esta vez solo te voy a abrazar.- Prem no se movía de su lugar pensando ¿esta vez? Boun tiró de su brazo y lo atrajo a su cuerpo. Lo rodeó transmitiéndole al chico tranquilidad. No quería que recordara todo lo que estaba sucediendo fuera y al mismo tiempo, sentía que extrañaba el calor del cuerpo ajeno. Prem puso su cabeza en el hombro del castaño, respirando el dulce aroma de vainilla con menta. Una hora después, estaba dormido y Boun recibió nuevamente una llamada.

-Joven todo está listo.

-Okay, descansen y no me interrumpan lo que resta de noche.- Terminó la llamada y llevó a Prem hasta la cama, cuidadosamente lo dejó y lo cubrió. Volvió a su sofá mientras miraba por el cristal de la ventana hacia afuera, solo miraba el exterior en la noche, con la lluvia sin cesar. Pensó sobre el chico que estaba ahí, al que quería tener nuevamente entre sus brazos. Por mucho que le gustara sentir su olor, debía reprimir esos sentimientos de tenerlo cerca en todo momento, solo podía protegerlo a escondidas, después de todo, sabía que algún día el rubio lo dejaría solo, como hace tres años le sucedió con la persona que creyó lo amaba.

A media noche este sintió como el rubio se removía por una pesadilla, su primer instinto fue abrazarlo hasta que se calmara, pero en ello se durmió con el chico de mejillas grandes respirando en su cuello, lo rodeó por la cintura sin soltarlo hasta la mañana.

-Buenos días Prem. Hay ropa en el baño, cuando salgas baja y desayuna para irnos.- Habló Boun casi atropellando las palabras, se levantó del sofá donde leía.

-Boun ¿qué pasa?- Preguntó levantándose de la cama mientras restregaba sus ojos, las palabras que escuchó al despertar, debían ser lindas al despertar pero sonaron ásperas y distantes.

-Date prisa.- Salió de la habitación evitando el contacto visual.

En el salón de clases. Prem estaba pensando sobre la mañana cuando Lay interrumpió sus pensamientos.

Lay parecía asustado. Corrió hasta Prem revisando si estaba herido. -¡Ai'Prem! ¿Dónde rayos estabas? Tu padre me llamó anoche diciendo que no habías llegado a casa, por qué apagaste el móvil. -Genial, Prem había olvidado la cena con su padre, ahora tendría que explicarle al cavernícola que había ocurrido.

-Ai'Prem, ¿pasó algo entre ustedes?- Susurró Lay a su amigo que estaba notablemente sumergido en sus pensamientos.

-No lo sé, un día me dice que le gusto y otro se comporta como si fuésemos desconocidos.

-¿Qué hizo qué? Qué...- Su amigo calló sin saber que más decir, y también porque pegar semejante grito en medio de la clase hizo que el profesor lo mirara con una terrible cara.

Prem solo miraba a su extraño jefe. Al principio, pensé que solo era un chico mimado y desagradable, un completo imbécil. Ahora sé que aparenta muchas cosas que no es. En verdad se preocupa por sus amigos y su familia. Pero siempre que pienso que nos acercamos vuelve a tratarme como si fuera nadie importante. Salió de sus pensamientos y le susurró de vuelta. -No importa, de todos modos solo somos jefe y asistente, haré que me deje de gustar a las malas.-

-Sí claro, amigo, lo que te deje dormir tranquilo. Una pregunta extra. ¿No han hablado de la noche del bar?- Prem se estaba arrepintiendo de haberle contado a su nuevo amigo sobre aquella noche donde la pasó tan bien. Aunque omitió ciertos detalles... Solo negó con la cabeza. De todos modos él prefirió sacarme de su memoria esa noche.

Prem POV

Horas después voy saliendo de la oficina de profesores para entregar el trabajo que hice con Boun y un playboy de la universidad al que detesto, tiró de mi brazo, comenzó a arrastrarme a un salón que no estaba vacío. Había otros chicos y reconocí a la chica que Boun había rechazado antes. Entendí de qué se trataba esta pesadilla.

-Eres el juguete de Boun ¿no? Puedes servirme también.- Justo en el instante antes de responderle, vi al chico caer al suelo. Boun le había golpeado una y otra vez. Me sorprende que siempre que me ocurre algo así, esté cerca y actúe tan impulsivo.

-¡Tendré que enseñarte a no tocar mis cosas! ¡Es mío!- Yo estaba tan sorprendido que me quedé paralizado al inicio. Cuando reaccioné, lo separé.

-¡Boun basta! ¡Déjalo, ya entendió! ¡Le harás más daño!

-¡Quítate Prem! Aún no he empezado a dañarlo de verdad.- Solo alcancé a abrazarlo fuerte y hablarle. Definitivamente, este no es el chico que conocía, estaba sacando su rabia acumulada por segunda vez y por mi culpa.

-Estoy bien, no tengo ni un rasguño. ¡Mírame Boun!- Él me abrazó con una mano al ver mis ojos con lágrimas a punto de salir, aunque volvió a mirar al chico sangrando.

-Es mío. Si te vuelves a acercar terminarás perdiendo más que un poco de sangre. ¿Te queda claro?- Tomó mi mano y comenzó a caminar en silencio. Cuando salimos de la vista de todos los testigos que se sumaron por los gritos. Lo llevé a la fuerza a la enfermería, donde por suerte la enfermera nos dejó solos.

Lo senté en una camilla, cogí un botiquín de primeros auxilios para limpiar las heridas de su mano y me senté a su lado. Él parecía acostumbrado, no reaccionaba al dolor y no dijo nada hasta que terminé. Con la mano vendada, quitó unos mechones de pelo en mi cara pero por impulso quité su mano. La verdad era que me gustaba su calor y los momentos donde era un chico dulce y protector, pero este día todo eso había cambiado desde la mañana.

-No me tengas miedo.

-¿Es broma? Dices que no te gusta la violencia pero casi matas al chico delante de media escuela, lo amenazas, ¿Y me dices que no tenga miedo?

-No me gusta que toquen lo que es mío.

-No lo hizo, no tengo ni un golpe.- Volvía a estar enojado pero eso cambiaría rápido.

-Por fin admites que ser mío.

-Eres imposible. Deja de mirar mis muñecas, no me duelen.- Dijo al ver que la mirada del castaño estaba buscando moretones.

-¿Te arrepientes de haber estado conmigo?... gatito... salvaje.

-No sabes cuán... Espera ¡Sí te acuerdas de mí! ¡Eres un mentiroso!- Grité por la vergüenza y el enojo mientras me levantaba e iba alejándome de él. Sí me reconoció pero hizo como si fuéramos extraños.

-Haré que te arrepientas el doble.- Me empujó contra una pared y puso sus manos a cada lado de mi cuerpo para impedirme huir.

-B... Boun dé...jame.- Dije mientras comenzaba a besarme y a meter sus manos frías por debajo de mí camisa, cosa que me provocaba escalofríos. -Boun, aquí no. Alguien vendrá.- Dije esperando que me soltara al saber que podían vernos.

-No vendrán si gimes bajito. Ya no puedo esperar más, quiero estar dentro de ti de nuevo.- Volvió a besarme robándome el aliento y un poco las fuerzas de resistirme. Imaginé mi cara roja y mis piernas temblando...

Susurró con sus labios pegados a los míos. -Quiero hacerte mío como la noche anterior.

-¿Estás... loco? No vas a...- No pude continuar hablando. Tomó mi mentón bruscamente y comenzó a devorar mi boca, mientras nuestra ropa caía al suelo. Sus besos bajaron a mi cuello, sentí que succionó y mordió, me cargó y rodeé su cintura con mis piernas. Solo era exceso de deseo desordenado y caótico lo que dominaba nuestras mentes, como la primera vez, dejaría que me arrastrase a ese abismo. Cuando se introdujo en mí sin aviso, solté un grito profundo de dolor mezclado con éxtasis que él ahogó con besos.

Cada palabra que intenté articular para negarme, se apagaron con mis gemidos por las rápidas embestidas que arremetían contra mi cuerpo ardiente. Mis deseos de pelear con él los sustituyó la necesidad de volver a sentir su piel rozar con la mía. Claro que cedería a su lengua invasiva sobre mi piel, esta ocasión no estaba propicia para repetición. -Mi gatito salvaje.- Dijo en un suspiro con excitación en mi oído, gesto que aumentó mi agarre en su sedoso cabello.

Cuando terminó nuestro segundo encuentro, nos vestimos rápidamente. Di gracias porque nadie entró y porque no hubo cosas frágiles sobre el escritorio donde estuvimos. Mis aventuras sexuales solo eran mejores con este chico que tatuó la palabra ''peligro'' en el placer.

-No hay nada que me excite más que escuchar a mi gatito intentar rugir como un tigre. Eres un gatito salvaje pero tentador.- Dijo con su voz seductora mientras caminaba hacia mí, con ambas manos agarró mi cintura con rudeza pegando su pecho a mi espalda. -La próxima vez que te hagas el difícil, te secuestro.

Sin necesidad de pensar en mi corazón en mis pies cuando muerde el lóbulo de mi oreja, le di mi mejor mirada de enojo pero hizo el efecto contrario porque un pequeño puchero en mis labios delató verdad de mis pensamientos '' ¿Secuestrarme? Solo si eres tú''. -¡Eres un demonio! ¡Por tu culpa me duelen las caderas!

《Notas de la autora》

Gracias por leerme, espero te haya gustado.😁🐱

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