23. Extrañarnos

🖤🥦❤
Wow no sé si les está gustando este fanfic.
Déjenme saber en un comentario.

Un día nuevo, una nueva decisión. El chico convertido en hombre decidió salir sin camuflaje más su verdadera identidad. La mayoría de las personas solo lo conocen como un niño mimado que recibió la fortuna de su padre. Pero no, él es quien verdaderamente hizo crecer dicha herencia.

Con un nuevo traje oscuro Gucci, un pañuelo blanco asomado en su saco y sus relucientes zapatos de gala, el chico montó su nueva y lujosa limosina blanca, siendo esta más vistosa que los comerciales en las pancartas digitales de la calle. Llegado a su Empresa NG, bajó del ostentoso auto luego de soltar su pequeña copa con un espumoso champagne el cual ni terminó. Sonrió levemente al hombre que abrió su puerta y pasó por la entrada automatizada principal, un séquito de guardaespaldas y personal de seguridad que no pasó desapercibido para el resto de empleados, le dio la bienvenida al joven multimillonario, hicieron una reverencia cuando el galante jefe con pasos no muy apresurados entró en el enorme edificio. El rumor no se hizo esperar, hubo de todo tipo de comentarios; ''el presidente de la compañía en verdad parece un mafioso'', ''que envidia'', ''es guapo'', ''quisiera que se fijara en mí'', ''seguramente su dinero no es del todo legal''. Pero qué más da, no eran mentiras muchas de aquellas especulativas suposiciones.

En segundos a su lado se encontraba la nueva gerente principal, Yihwa, una chica agradable y habladora, a veces pensaba que ella podía leer la mente o era demasiado empática con su jefe. La recién nombrada gerente a pesar de ser mujer y los malos rumores que circularon sobre la relación entre ambos, la chica desempeñaba muy bien su trabajo. Dio el horario más urgente a su jefe en el tiempo en que caminaban hasta el ascensor para luego darle un café antes de que este se adentrase en su oficina.

-Boun, ¿qué diablos te ha pasado? ¡Pareces un jodido maleante! Uno muy rico e imponente seguro, pero maleante al fin.- Espetó Max cuando entró segundos después en la oficina sin ser invitado.

-Tráeme los balances y propuestas de contratos de esta semana, tengo trabajo que hacer.- Ordenó Boun a la gerente sin prestar atención a su amigo. La chica asintió y salió para continuar con sus labores.

-¡Oye no me ignores!- Gritó Max casi indignado. De momento entró Perth viendo con ojos de dudas a su amigo Max y su jefe Boun mientras se debatía en si había llegado en mal momento. -Dime algo sobre tu maldita apariencia. ¿Prem te vio ya?

-Boun, necesito que revises estos documentos de las nuevas inversiones de seguridad de la empresa.- Perth extendió los documentos para dejarlos sobre el escritorio pasando por alto la soberbia de su amigo escandaloso.

-Claro, en una hora te llamo.

-¿Ha habido algún avance con Prem o sigue teniendo esas reacciones de miedo cuando te ve?- Trató de sacar información. La ansiedad que le provocaba la incertidumbre de Boun lo estaba matando.

-No te importa Ai'Max. No es tu asunto.

-Boun, solo estamos preocupados.- Dijo Perth extrañamente defendiendo la intromisión de su amigo. -Entendemos que necesites poner una prudente distancia pero, pasarse la noche en el club con saber Dios qué cantidad de compañía diaria, y dormir en un hotel, nos hace preguntarnos si todo ha empeorado. Las compañías al azar nunca han sido lo tuyo. Además creemos que no deberías dejarlo solo por si tiene otra crisis.

-No es de interés ajeno mi vida privada pero les voy a contestar.- Boun levantó la vista de los documentos para prestar atención a su propia respuesta. Suspiró hondo para no perder la calma y siguió. -Primero, siempre he ido a mi club y no me importa montarme una fiesta con alguien que me saque el estrés. No interesa cuantos tragos me tome como si fuera tequila, si eso me hace olvidar todo por unas horas, entonces vale la pena la resaca de la mañana. Segundo, es mi maldito hotel, Zeus's King, es mi hotel no un sitio cualquiera.- Dijo resaltando el monosílabo. Consideraba a ese hotel como su bebé, su primera obra maestra, su más ingeniosa creación empresarial. Donde quisiera llevar a alguien especial, lástima que lo había olvidado esa misma persona. -Y por último, Prem no está solo, Tee está en casa y me llamará en caso de emergencia, cosa que solo ocurre cuando llueve. ¿Contentos? Ahora si no les molesta e incluso si lo hace, necesito volver al trabajo.

-Está bien, no intentábamos agobiarte pero no esperes que nos metamos en la vida de nuestro amigo para tratar de cuidar de que no se vuelva peor.- Dijo suspirando fuerte su entrometido compañero Max cuando notó la expresión de piérdete de su jefe y amigo.

-Por cierto, me alegra que hayas vuelto a ser tú aunque no sé si lo haces para huir de alguien o porque de verdad lo querías.- Perth tomó a Max y lo arrastró fuera de la amplia y solitaria oficina.

De veras tenía mucho en lo que no quería pensar y, todo se reducía a Prem. Necesitaba alejarse o lo que es lo mismo, huir de los sentimientos que lo estaban asfixiando para no lastimar al otro. Quien no está acostumbrado a ceder el control de nada a su alrededor, si de pronto lo pierde, sentirá que el ego sobresaltando en su pecho, lo está desgarrando. Habían pasado días, tormentosos días en los que solo se dedicaba a actuar de chofer de su ahora hijo y de Prem. Algunas veces pasaba tiempo con el pequeño pero al llegar la hora de dormir del niño, Boun se iba a su hotel más preciado. Trató por todos los medios de parecer invisible ante el rubio de ojos perspicaces pero su propio cuerpo lo impulsaba a estar más cerca....

Prem POV

El día anterior...

Como por costumbre, Boun siguió buscándome en la universidad para luego ir por Ten. Luego, se desaparecía misteriosamente, eso, tras unos escasos minutos en su oficina en casa. Sin más se despedía del niño y se iba después de un corto y frío ''me llaman si ocurre algo''. Todos los días se repetía estas acciones sin sentido, parecía huir cada vez más de nosotros. De mí, para ser exactos y realistas. Incluso si había un problema con Ten, volvía a casa repentinamente y cuando todo estaba bien, se esfumaba como destello de estrella fugaz. Según Tul, era lo consideró mejor para no dejar interferir nuestros ''problemas'' en la vida de Ten.

Mientras yo me dediqué a ser un tipo de padre soltero con un pequeño realmente enérgico pero actualmente poco sociable, retraído. Ten trae tantos conflictos escolares como buenas notas. Su intelecto le propicia más golpes y peleas que amigos. Entrando a su etapa rebelde de adolescencia adelantada, se vuelve a veces incorregible y solo lo puede controlar Boun, quien por extraño que parezca, tiene un poder irrefutable sobre el niño, tanto para convencerlo de dejar las disputas con sus compañeros como para desviarle la atención de los dichosos videojuegos a los que ya no le encuentro la diversión. Digamos que gritar frente a una pantalla, o estar delante de ella por horas perdiendo e poco bulto de mis glúteos, dejó de ser lo mío desde hace tiempo. Y allí estaban, sentados viendo por no sé qué vez la maldita película Cómo entrenar a tu dragón, primera parte. Ambos pareciendo padre e hijo. Ríen al mismo tiempo y reaccionan muy parecido también, con esas expresiones exageradas. Jamás hubiese pensado que Boun tenía este lado infantil y alegre.

Tampoco me pasó por la mente que podríamos estar cenando jovialmente los tres en la inmensa mesa del comedor. Hablando de algún tipo de marca de autos de la cual detesto escuchar, por mi obvio desconocimiento de los mismos, me mantengo en silencio y observando la tonta discusión sobre cuál auto de Boun tiene más caballos de fuerza y sobre motos de carrera en algún parqueo de su familia, una conversación realmente inentendible para mí e increíblemente deslumbrante para ellos. Pero me gusta ver sus sonrisas, esa sonrisa...

Aunque me empeñé en engañarme a mí mismo diciendo que lo de la noche en que dormimos juntos fue una crisis psicológica aumentada por los truenos a los que temo. La verdad es que en algún momento deseé que este hombre frente a mí volviese a casa, si esta mansión de dos pisos, un exceso de habitaciones y derroche de lujos se puede llamar casa, quiero que vuelva. Creo que a veces.... a menudo, extraño verle en las mañanas desayunando su café dulce mientras se sienta en la mesa a revisar en su laptop cosas de negocios, entre finanzas y desarrollo de acciones empresariales. Extraño su irresistible media y cohibida sonrisa, cuando a escondidas lo puedo ver trabajar en su oficina luego de una ducha que parece recargarle las pilas, con su cabello húmedo aún, su ligera ropa de seda de pantalón holgado oscuro y su habitual camisa blanca abotonada hasta la mitad revelando así su torso lampiño y definidamente sexy. Quiero verlo otra vez luchando por mantenerse a una distancia prudente de mí en caso de que mis crisis existenciales vuelvan, sus muestras de preocupación hacia todo y su interminable bombardeo de preguntas sobreprotectoras hacia nosotros, pero por encima de lo inimaginable, necesito su calor estrechándome entre sus brazos. Lo que sentí esa noche no creo haberlo sentido antes con nadie más. Que recuerde.

Sacándome de mi encierro mental al que me confiné durante lo que duró la comida que nunca llegó a mi boca, está Boun nuevamente preguntando sobre la universidad. Comienzo a pensar que no quiero tanto esa parte preocupada por absolutamente todo, más bien es un hábito que no necesito en mi pequeña lista de deseos de navidad.

-Pa, ¿tienes trabajo esta noche también? ¿No te puedes quedar hoy?- Dijo el pequeño Ten con unos ojos más tristes que cuando le prohibí comer golosinas en la noche. Y nombrándolo recientemente.

-No ¿Por qué quieres comer helado mientras vemos la segunda parte de la película?- Con eso mi cara de molestia llegó hasta los sentidos de Ten quién me miró con susto, como si eso fuese un tabú mencionarlo.

-N...no. Papi Prem no me deja comer chuches después de la comida.- Dijo mientras me miraba tratando de cuidar sus palabras y Boun haciendo lo mismo con cara de disculpa, más desvió la mirada en seguida cuando Ten saltó de su asiento casi llevándose a rastras del brazo al otro. -¡Pero la idea de la segunda parte la acepto!

Y como de costumbre, quedé lavando todo.

Siguiente día...

-Sube.

-Bo... Boun.

-Asíes imbécil, soy yo.



《Notas de la autora》

Gracias por leer brocolines 🖤🥦❤

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