17. Dos veces atrás
Prem POV
Tul llegó a la mansión después de mi llamada. Aún sentía algo de dudas sobre el mensaje, aunque le dije a Boun que confiaba en él, tengo un vago recuerdo de lo que supongo fue nuestra primera noche.
-¿Qué piensas hacer Prem? No podrás ocultarle esto por más tiempo. Si no estás seguro, déjalo superarte, él está amarrado a ti pero ahora mismo dudas de su amor.
-¡Carajo Ai'Tul, te llamé aquí para que me hicieras sentir mejor no para que me hundas!
-Escucha, si lo que necesitas es mentiras llama por la ayuda moral en algún maldito número de teléfono. Yo soy tu amigo y debo decirte la verdad sobre lo que pienso.
En ese momento sentí mi vida correr ante mis ojos y alejarse con prisa de mí. Boun abrió la puerta de golpe dejando ver sus lágrimas. Espera ¿lágrimas? Mierda la regaste. Salió tan rápido de la mansión que no me dio tiempo a seguirlo, se fue solo, sin protección y me dejó con un simple: ''Siempre has dudado''. Mi corazón estaba al volverse polvo de arena cuando recibí otro mensaje. 'En Future's Bar a las 10pm. Nos vemos. Tu novio.'
¿Novio?... Mi mente tuvo un clic. La única persona que se consideraría mi novio por no saber que mi lapsus de memoria son solo de cuatro años es....
............................
Y ahí me encontraba, sentado frente a la barra a pesar de los regaños e intentos de Tul por hacer que me quedara. En un rincón estaba el pegajoso guardaespaldas de Boun, no me perdía pie ni pisada, incluso si iba al baño, se aseguraba de que nadie más entrase.
Al volver a la barra un fuerte dolor pasajero de cabeza llegó a mí, imágenes centellando en mi mente me hicieron dejar los tragos a un lado, intenté concentrarme en ellas pero fue más que inútil. Una mano en mi espalda me sacó de mi nube de pensamientos. Baboso, fue mi primer pensamiento hacia el repugnante hombre que me palmeó con descaro, era Yatch, tenía una copa de algo que se veía bastante caro y espumoso y una actitud abusiva. Con la mirada busqué al hombre que se suponía, debía cuidarme pero no estaba. No sabía cuándo me comenzó a dar pena y asco pero lo hizo tan pronto como lo vi. Yo sí lo recuerdo y la razón de nuestra ruptura. Se acercó a mí oído pero no entendí lo que dijo, pues se encontraba ya en el suelo con un visible golpe en la mandíbula.
-¿Nadie entiende que mis cosas no se tocan? ¡Es mío! Y si te veo rondándolo otra vez, tendré que hacer que se borre tu registro de tu paso por la Tierra. ¿Fui claro?- Yatch asintió antes de que la seguridad salida de la nada lo sacara del lugar. Ahora entendía por qué nadie se me acercó. Salido de la nada, ahí estaba, Boun justo frente a mí.
Como una fuerte explosión, mi cabeza volvió a doler. Un recuerdo me erizó la piel por completo. ¿Cómo es que siempre me salva? Solo veía imágenes de Boun, pero siempre con los nudillos rotos de golpear. Después de una pequeña siesta o desmayo que es lo mismo, obviando las intensas luces amarillas, lo primero que vi fue esa sonrisa hermosa que me recibía. Esa camisa abotonada hasta la mitad dejando al descubierto la carne que me apetecía y unas manos fuertes ayudando a levantarme del sofá. Me incorporé lentamente buscando la presencia de alguien más, la cual no hallé.
-Prem ¿estás...?- Me lancé a besarlo interrumpiendo su preocupación. No tardó en satisfacerme siguiendo mi beso. Marcó un ritmo tierno y cuidadoso pero con la reciente revelación de un fragmento de mi memoria, solo me nacía tomar más de él. Metí mi lengua en su boca en busca de la suya jugueteando con su interior mientras nos sacaba pequeños jadeos al empezar a devorarnos. Cerré mis manos tras su cuello y con un toque de disimulo lo llevé a quedar sobre mí. Sus manos no descansaban, trataban de tocar todo lo que pudiera de mi cuerpo, iban desde acariciar suavemente mis mejillas hasta tomar mis muslos y hacer que rodeara su cintura. Nos separamos en busca de aire con la respiración entrecortada.
-¿Que me hiciste gatito? ¿Por qué no puedo estar enojado contigo por más de una hora? Necesito tenerte cerca siempre.- Dijo tratando de calmar su respiración y su erección que sentí más grande cada segundo de cercanía cuando rozaba con mi propia doliente entrepierna.
-¿Qué tan cerca me quieres mi sexy chico de la mafia?- Pregunté con coqueteo y planeando una forma de mantenerlo en esa habitación lo suficiente como para que me hiciera el amor.
-Te has vuelto un gato zalamero.- Sonreí ampliamente ante su comentario que tomé como un halago ya que a él le brillaban los ojos al decirlo. Comenzó a besar mi cuello e imaginé que dejaba marcas por las succiones y mordidas que daba. Abrió mi camisa y bajó a mis pezones, al pasar su lengua fría provocó que mi espalda se arqueara involuntariamente. Sin tiempo para pensar, ya estaba bajando mi pantalón junto a la ropa interior mientras continuaba besando mi abdomen donde se detuvo. Me miró con malicia y se separó. Iba a protestar por la acción pero mis pensamientos se llenaron al ver la tela desaparecer de su cuerpo, dejando el torso desnudo. Se deshizo de su ropa tan lenta y sensual que parecía querer hacerme un striptease sin música.
-Dios, qué deseos de enterrar mis uñas allí.- Cerré de golpe mi boca al ver su sonrisa y sus ojos iluminarse. Supe entonces que hablé en voz alta. Volvió a caer sobre mí entre mis piernas y me besó apasionadamente. Metió dos dedos en mi boca y los lamí con placer y uno que otro gemido extasiado. Levantó uno de mis muslos y llevó los dedos a mi entrada para prepararme, y torturarme con sutileza. Al sentirme dilatado los sacó y comenzó a jugar con su miembro cerca de mi agujero hasta que lo metió poco a poco. Mis manos que estaban agarrando lo que podía del sofá, ahora estaban en su espalda clavando las uñas en ella. No se hizo esperar, embistió una vez más fuerte y rápida que la otra. El eco de nuestros cuerpos chocando, sus jadeos y mis fuertes gemidos llevaban a mi cara pasando por varias tonalidades.
Entre un beso muy demandante mordí su labio haciéndolo sangrar por el fuerte golpe en mi punto de declive. Sonrió evidentemente excitado y pasé mi lengua sobre la herida. Colocó mi pierna sobre su hombro y con un insaciable aumento de sed sexual, aceleró los movimientos reemplazando la racionalidad con lujuria desenfrenada. Luego de horas en el paraíso con cambios de posiciones como si de ropa se trataran y varias llegadas al clímax por nuestra parte, era momento de descansar. Mi espalda baja y mi interior me lo estaban agradeciendo.
La habitación donde nos encontrábamos, ahora en la cama en posición de cucharita, era enorme, supuse que era una suite. Estaba bien amueblada y llena de colores neutros oscuros, una calidez impresionante y lujos indescriptibles, comenzando por la bañera de la que nos demoramos alrededor de una hora en salir.
-Acabo de inventarme el octavo pecado capital.- Dijo el dueño de los brazos que me rodeaban. Repartió besos por mi cuello y cabello. -Te estuve mirando desde que entraste al club y te pavoneaste delante de todos. Por un momento pensé que habías venido en busca de compañía.
No sabía si me estaba jugando una broma o hablaba en serio pero lo tomé como la primera opción me decía. -Mmm.... es difícil saciar mi apetito. Mis gustos son más de cuerpos exóticos y sensuales como el suyo señor Boun Noppanut. ¿Crees de veras que mi cuerpo anhela a otra persona que no seas tú? Cada célula de mí lo necesita como al agua en un desierto.
-Esa boca te hará llegar muy lejos.
-Cuando nos conocimos, me dijiste que mi boca grosera me haría terminar mal.
Instantáneamente se sentó con inquietud y alegría en la cama. -¿Me recuerdas gatito?- Dijo tomando mis mejillas.
-No todo pero sí algunas cosas que no diré.- Mis mejillas se calentaron ante el recuerdo de nuestro primer asalto en esta misma habitación de hotel hace años.
《Notas de la autora》
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Gracias por leer, espero que les haya gustado como a mí. 😘😘😘
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