Capítulo 2

Daven

Nunca pensé que acabaría asistiendo a clases en un instituto mundano, nisiquiera sabía qué se estudiaba allí exactamente.  Sin embargo, no tenía mucho que hacer y me pareció que era una buena idea apuntarme y probar cosas nuevas.

El profesor Carter me pidió que me presentara a mis nuevos compañeros.

- Buenos días, mi nombre es Daven Lorenz. Soy de Carstair, una pequeña ciudad al norte de Noruega. - me presenté.

Hacía tiempo que me había preparado esta breve presentación. Sabía que llegaría un momento en el que la necesitaría y no podía decir de dónde venía exactamente,  nadie me creería y me tomarían por loco.

- Muy bien, señorito Lorenz. - me sonrió el profesor - Durante una semana tendrás a un compañero que te enseñe el lugar y te ayude a instalarte. - dijo el profesor Carter para mi sorpresa.

Asentí ante la propuesta.

- Desde hoy hasta el próximo lunes, la señorita Blade te acompañará y será tu guía en el instituto. Está en buenas manos. - dijo con una gran sonrisa en su rostro y una de sus manos sobre mi hombro.

En el momento en el que el profesor pronunció esas palabras, una chica en tercera fila que se encontraba distraída mirando el patio a través de la ventana, se giró hacia el frente para observarnos a ambos. Sus ojos nos enfocaron con el ceño ligeramente fruncido, su intensa mirada azul se detuvo cuando encontró la mía. Pude notar como nuestras miradas se conectaban como si ya se conocieran, como si nuestras pupilas reconocieran en el otro a alguien a quien hacía mucho tiempo que no veían y por fin se reencontraran. Su expresión se relajó y su aparente molestia fue sustituida por una gran sonrisa.

- Será un placer enseñarle el instituto. - respondió en señal de aceptación del trabajo que nuestro profesor le había encargado.

- Bien, -el profesor Carter se giró hacia mí - por favor,  tome asiento en aquel pupitre que se encuentra libre. - me señaló un lugar justo detrás de la chica con la que pasaría mucho tiempo esta semana.

Me dirigí hacia mi sitio con las atentas miradas de mis compañeros sobre mí.  No eran miradas acusatorias ni reflejaban ningún sentimiento de desprecio. Eran miradas llenas de intriga, con miles de preguntas a las que buscarían respuestas, respuestas que no sé si podría ofrecerles.

Cuando pasé junto a ella, su mirada se encontraba en el patio de nuevo, lo que hizo que no pudiera detallar bien su rostro y solo pudiera observar su perfecta melena larga, de un negro azabache que se asemejaba a una noche sin estrellas, la cual se encontraba recogida en una coleta alta con un coletero del mismo azul hielo que presentaban sus ojos.

Finalmente llegué a mi pupitre y me acomodé para empezar la clase.

~~~

Mary

Nunca pensé que nuestro profesor me eligiera a mí, Mariane Blade, para ser la guía de alguien que se acababa de incorporar a nuestro instituto. Digamos que no era la alumna "perfecta" a la que le suelen encargar estas cosas.

No se me dan bien la mayoría de materias, mis notas no son destacables, mi comportamiento no siempre es el más adecuado y suelo estar más en mi mundo que en las clases. En resumen, no soy un buen ejemplo para alguien nuevo.

Sin embargo, ese chico tenía algo especial, algo diferente. Lo supe desde que sus ojos grises se encontraron con los míos.

Esa mirada..., la he visto antes.

No puedo decir con exactitud dónde la he visto o si solo son imaginaciones mías pero, si no era una jugarreta de mi mente, necesito averiguar por qué esos ojos se me hacen tan familiares.

***

Tras las tres primeras horas de clase, llegó el recreo.

Me encontré con Kate en nuestra cafetería favorita donde solíamos tomar un café en los días más fríos del invierno durante el recreo. Era un lugar muy acogedor. Apenas tenía espacio para cinco mesas con varias sillas, todas ellas de madera con un acabado sencillo pero elegante; las paredes estaban pintadas con diferentes tonos crema y los adornos eran escasos pero muy bien escogidos con la temática del lugar.

Nos sentamos en la misma mesa de siempre,  al fondo del local. Ese rincón es el más caliente, puesto que estaba alejado de la puerta y junto a él se encontraba un pequeño calefactor a nuestro lado.

- ¿Qué tal con el chico nuevo? - me preguntó Kate.

Abro mis ojos en señal de sorpresa y dejo de beber de mi humeante taza de café.

Mierda, me he olvidado de él.

- Espera, no me digas que te has olvidado de él. - me acusó mi amiga.

- ¿Cómo puedes pensar eso? - me defendí. - Ni que no me conocieras.

- Es por eso mismo por lo que te lo pregunto, te conozco demasiado Mary. Y por eso sé que eres un desastre. - dijo con una pequeña risa burlona saliendo de sus labios.

- ¿Te parece bien si vamos a buscarle? - le pregunté - No quiero tener problemas con los profesores.

Había algo que no me cuadraba en ese chico pero que, a la vez, algo dentro de mí me impulsaba a descubrirlo.

- Sí, será mejor que lo busquemos antes de que algún maestro se dé cuenta de que no estás con él. - aceptó mi mejor amiga.

Tras dejar nuestros cafés a medias, salimos inmediatamente del local para adentrarnos en las frías calles camino del instituto, donde seguramente encontraremos al chico de los ojos grises.

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