Capítulo treinta y cuatro: La premiere
—Buenos días, Scarlett.
La voz de April me sacó de mis sueños; abrí los ojos y me topé con la luz del sol que entraba por las ventanas alegremente. Me tallé los ojos, sintiéndome cansada después de todo lo que había hecho la noche anterior en el concierto de Noah. Sin embargo, no podía darme el lujo de quedarme cinco minutos más en la cama; ese día era la premiere de la película.
—Hola, April —saludé, sentándome en la cama. Vi que April llevaba en sus manos la bandeja del desayuno, sonreí al verla; las salchichas, el jugo, e incluso los huevos eran de distinta manera en España.
—Te dejo el desayuno, iré a prepárarte la ducha, ¿Está bien? —Asentí, viéndola a los ojos—. Bien, ya regreso.
Cuando April salió, volví a ver la bandeja del desayuno; olía delicioso, así que me apuré a tomar los cubiertos y a comer como si no hubiera comido en varios días. Pero cuando iba por la mitad de mi nutritivo y grasoso desayuno, mis ojos se desviaron de éste hacía la izquierda de la bandeja; ahí estaba una rosa, si, no me equivocaba, una rosa roja, parecía recién cortada.
"Qué lindos los del restaurant" pensé antes de tomarla; pero al sostenerla en mis manos me di cuenta de que a ella estaba atada una nota. Sonreí, pensando en que quizá había sido obra de Robert, y la desdoblé.
"Quiero que sepas que a ésta hora de la mañana te amo. Y no puedo pensar en otra cosa que no seas tú.
-Johnny Depp."
Mis ojos repasaron una y otra vez las líneas. ¿Qué demonios? ¿Cómo había llegado eso a mí plato? Leí una vez más, pensando que quizá estaba ya tan desquiciada que leía entre líneas cosas inexistentes.
—Tierra llamando a Scarlett, ¿Scarlett ahí? —April estaba frente a mí, y a juzgar por su expresión, llevaba varios segundos delante de mí.
—Lo siento, ¿Qué decías? —dije, doblando rápidamente la nota y ocultándola en mi mano. April sonrió.
—Richie me mandó a preguntarte sí mientras estabas en la premiere podían ir a nadar. Yo los llevaría.
— ¿No me acompañarás? —pregunté, arqueando una ceja. April negó.
—No, ya tuve un trauma enorme. Es suficiente en mí vida.
—De acuerdo, pero jamás los he llevado a una piscina, por lo que no saben nadar así que no dejes que se metan en lo hondo. Por favor.
—No te preocupes, los cuidaré como si fuera tú —prometió y la tranquilidad inundó mi corazón—. Ahora, iré a preparar mis cosas, la ducha está lista. Llámame cuando estés para peinarte ¿Bien? —asentí—. Ahora, me llevaré la bandeja.
Me levanté mientras April recogía los restos del desayuno. Me estiré y me acerqué a la ventana para disfrutar de una vez más de aquella hermosa vista que ofrecía Madrid. Al ver hacía abajo a la entrada del hotel, me alejé de inmediato al percibir que en toda la banqueta estaba lleno de chicas con pancartas que decían mi nombre. Y otras el nombre de Johnny Depp. Fruncí el ceño.
—April, ¿Johnny Depp está aquí? —pregunté, directa y sin apartar mi vista de la ventana.
—Sí, me lo topé hoy a las siete de la mañana en la cocina del restaurante.
— ¿Ah, sí? —Abrí los ojos, sorprendida de lo temprano de la hora—. ¿Qué quería?
—Oh, pues —hizo una pausa, pensativa—. Fue casualidad, él quería desayunar temprano porque tenía muchas cosas que hacer. Y me saludó y preguntó por ti. Le dije que estabas mejor... Sólo eso.
Me giré a ver a April. Ella me devolvió la mirada, sin embargo, yo pensaba. ¿Qué quería Johnny ahora? Se hospeda en el mismo hotel que yo, ni Robert lo había hecho. Él se hospedaba a más de diez cuadras donde yo estaba. Aquello estaba raro.
— ¿Pasa algo malo? —preguntó April.
—No, ve a alistar tus cosas —dije. Ella asintió y salió de mi habitación.
En cuanto salió, exhalé un profundo suspiro. ¿Qué hacía Johnny? No lo entendía, sinceramente. Después de la última vez, creí que se había resignado, que se había ido. Fue sin duda un fuerte golpe a su honor, incluso yo me sentí mal por él. Pero era tan difícil entenderlo. Respiré profundo mientras buscaba la toalla para meterme a la ducha. Probablemente él me buscaría, o quizás sólo quiere ponerme nerviosa, o muy poco probable se hospedó ahí sin saber que estaba yo ya.
No, claro que no.
Entré en la bañera que olía a las flores más hermosas que se podrían encontrar. El agua era relajante, y poco a poco sentí como mis hombros se volvían cada vez más flácidos. Cerré los ojos y pensé que ahí estaba más cómoda que en la cama. Solté otro suspiro, e intenté alejar a Johnny para pensar en la premiere de esa tarde. Ahora no tenía nada que temer, iría con los de seguridad. Y ellos eran buenos en su trabajo, o eso esperaba.
Abrí los ojos para tomar el jabón, pero al abrirlos vi una silueta ante mí. Recargado en la puerta del baño, Johnny Depp me miraba con una sonrisa en los labios. La sonrisa más linda que hasta ahora le he visto. No era retorcida, ni enferma, tampoco seria. Era una sonrisa limpia.
—Eres tan linda —musitó Johnny. Aunque en el fondo quería agradecerle, mi primera reacción fue llevarme los brazos al pecho.
— ¡¿Qué demonios haces aquí?! —grité—. ¿No ves que me estoy bañando? ¡Largo! —exigí. Johnny se cruzó de brazos, aún recargado en la puerta. Seguía con su cabello corto y le sentaba bien.
—Tranquila, no voy a hacerte nada —murmuró, yo lo vi escéptica—. Nada que no quieras, por supuesto —una sonrisa traviesa abordó sus labios. Pero yo seguí perforándolo con la mirada.
— ¿Qué quieres, pervertido? —Arquee una ceja, viéndolo fijamente y sin retirar mis brazos del pecho.
—Hablar... —musitó, y bajó la mirada al piso—. Saber cómo te encontrabas. Lo de la última vez, bueno, estuvo un poco fuerte... Así qué, ¿Cómo estás?
—Bien.
—Que fría —dijo Johnny en tono sarcástico—. Oye, Scar, sobre lo que te dije la otra vez... Yo, estaba muy irritado. No sabía lo que decía.
—Claro... Está olvidado.
—Gracias.
— ¿Es todo? ¿Puedo bañarme en paz? —pregunté. Dudaba si debía tratarlo tan frío, pero en verdad me había hecho sentir mal con lo que me había dicho. Johnny se acercó a la bañera y se sentó en el borde. Aún más cerca.
—No —replicó, con voz pausada—. ¿Desde cuándo amas a Robert?
Fruncí el ceño.
—Siento que la palabra "amar" es muy fuerte —respondí, hundiéndome un poco más en la bañera para que la espuma me cubriera y así pudiera bajar los brazos.
—Y yo te amo —contestó, acercando su rostro al mío—. Es un sentimiento fuerte entonces, ¿No?
—Supongo —miré fijamente sus ojos color chocolate. Tan cerca, tan tristes, tan ausentes.
— ¿Y tú no sientes algo fuerte por mí, Scarlett?
—No sé. No creo —Susurré, sin despegar mi mirada de la de él.
—Te lo preguntaré otra vez, pero primero hagamos una prueba ¿Te parece?
—No, Johnny, no...
Pero sus manos ya estaban en mi rostro. Sus labios tan cercas de los míos que rozábamos. El beso fue lento y su aliento olía a yerbabuena, fresas, y algo de whisky. Su lengua entró con timidez en mi boca y tuvo una danza lenta y deliciosa con la mía. Me gustaba. No quería admitirlo, porque Robert estaba primero, y no quería tratarlo como juguete, como Johnny lo había hecho conmigo.
Puse una mano en el pecho de él y lo alejé de mí. Cuando se separó, sus ojos cerrados lo hacían verse adorable, y no como el siempre serio Johnny Depp. Mordí mi labio, y bajé la mirada. No sabía que era, más que un desastre.
—Eres hermosa —musitó, para después abrir los ojos.
—Johnny, me tengo que alistar.
—La premiere puede esperar todavía más —dijo con un susurro desesperado—. Yo te necesito a ti. Es injusto. Todos pueden hablarte cuando quieran, menos yo —apretó los labios y negó con la cabeza—. ¿Acaso tienes la menor idea de lo que yo daría por un segundo junto a ti? Si posible fuera, mi alma misma.
Turbada, lo miré fijamente.
—Sal de aquí Johnny —Pedí casi en súplica—. Por favor.
—Bien —murmuró, y su rostro se tornó frío, al igual que su voz—. Es inútil, ¿verdad? Siempre querrás a Robert antes que a mí, ¿No es cierto?
—Johnny —supliqué una vez más. Johnny me vio fijamente al rostro, y después de unos segundos, asintió. Se levantó de la bañera. No miró hacia atrás. No era necesario para darse cuenta de que miraba todavía al piso.
Solté un suspiro pesado. Me sentía extrañamente bien y mal. Bien por aquel beso tan suave, había sido como si todo lo malo del mundo hubiera desaparecido por algunos segundos; mal porque ahora le había prometido una oportunidad a Robert.
Después del peinado, el vestido y el camino del hotel a la premiere, podría decir que olvidar a Johnny Depp era un trabajo más complicado del que creía hacia seis meses. Era una red de telaraña en la cual si vuelves a caer, dudo que tengas fuerzas para salir de ella de nuevo sin daños.
—Hemos llegado —anunció Brown estacionando frente a un lugar lleno de personas.
—Bueno, aquí vamos —bufé, nerviosa.
La puerta trasera donde viajaba fue abierta; alguien me tendió una mano y yo la acepté ya que con los tacones temía el caer apenas pusiera un pie afuera. Cuando salí del auto los flashes de las cámaras me dejaron cegada por varios segundos. Al girar mi rostro a la derecha, vi a Robert que, sonriente y bien vestido me esperaba.
—Hoy seré tú guía. Ya basta de secretos, ¿No crees? —susurró en mi oído.
—Tienes razón —musité, nerviosa. Él sin soltarme la mano, comenzó a guiarme por la enorme alfombra roja que tenía fans de ambos lados. Intenté acercarme a todos los que pude, y tomaba el bolígrafo que me prestaban para firmar sus fotos, posters, y algunas otras cosas. Les dediqué mi sonrisa, y a más de uno le besé la mejilla. No sabía que tenía fans hasta que gritaban mi nombre.
— ¡Los amo! —grité antes de internarme en el interior del lugar para la prensa internacional. Al hacerlo vi que la gente ahora estaba distribuida en gradas, cuidados por seguridad. Sólo había que caminar y dejarse fotografiar. Pude ver a lo lejos a mis compañeros de rodaje. Primero Robert y yo nos acercamos al anuncio de promoción donde se suponía debían sacarnos varias fotos. No sabía cómo actuar.
—Sólo sé tú misma, sonríe en pose natural —me dijo Robert quedamente en el oído. Yo asentí, y dejé que me abrazara por la cintura para las fotografías. Después él se fue y fue el turno de Josh y Liam, para una foto de los tres juntos. Por último los tres con la autora Suszanne Collins que apenas venía conociendo.
—Un placer, Scarlett —me dijo antes de ponernos en plan de pose.
—Es mío en realidad —respondí con una sonrisa.
Para finalizar, una breve entrevista con el reportero que eligiéramos. Yo elegí en realidad a nadie, sólo me acerqué al primero que vi y Robert tras de mí.
—Scarlett, ¿Cómo te sientes con éste éxito?
—Bien —respondí viendo la cámara con una enorme sonrisa—. Creo que es una buena película, con un gran significado gracias a la autora.
— ¿Es cierto que son pareja? —nos señaló a Robert y a mí. Yo abrí la boca, pero la volví a cerrar. En cambio, Robert respondió por ambos.
—Así es, ella es mi novia —dijo y me dio un beso en la mejilla. El reportero sonrió.
—Pues les deseamos mil felicidades, y mucho éxito, Scar... —el reportero se interrumpió por los fuertes gritos que comenzaron a invadir el lugar. Todos giramos la cara a la entrada de la alfombra, y detrás de Anne Hathaway, Johnny Depp hizo aparición en la alfombra.
— ¡Johnny! ¡Johnny! —gritaban tanto las personas de afuera, como los reporteros, fotógrafos y demás. Alcé una ceja; Johnny Depp era demasiado querido por todos. Y después de tomarse la foto en el anuncio promocional de la película, como era de esperar se acercó a nosotros. El reportero con ojos brillosos de tener a tanta estrella que entrevistar, se puso nervioso.
— ¡Johnny! Nunca creímos que te veríamos en una premiere.
—Las cosas cambian, además, ¿Cómo no venir a la premiere de mi propia protegida? —respondió Johnny con una sonrisa, y pasó un brazo por mis hombros.
—Es bien sabido que gracias a ti, Scarlett logró una oportunidad en el mundo del cine. ¿Estás orgulloso?
Johnny me miró fijamente, y con una sonrisa en los labios, se volvió al reportero.
—Muy orgulloso.
— ¡Perfecto! Porque es de verdad talentosa. Mil gracias a los tres.
Nos alejamos de los reporteros, y vi como Robert se tensaba de pies a cabeza, viendo a Johnny con casi odio.
—No pasa nada —le dijo Johnny—. Es tú chica —Johnny se alejó hacía los demás actores de la alfombra para saludar, y yo vi a Robert. Le di un beso en la mejilla, y se relajó un poco más.
—No te enojes, Bob —le pedí en un susurro.
—No estoy enojado.
—Te quiero.
—Y yo a ti —me musitó—. Anda, vamos al cine. A ver a la chica en llamas.
Asentí y caminamos hasta la entrada del cine; si Johnny estaba orgulloso de mí, ¿Qué más daba si fracasaba en la película?
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