Capítulo dieciséis: Ofertas.

El señor Depp se encontraba tumbado sobre el piso y yo a su lado, ya que aún no tenía sillas. Estabamos sentados y me recordó a los monjes chinos que salían en las películas, que se sentaban con las piernas entrelazadas y se ponían a meditar. Pero él en vez de meditar sostenía un pedazo de hielo sobre su mentón. La pelea que había tenido en la calle lo había dejado golpeado, no mucho, pero sí tenía algunos moretones. Y es lo que me preocupaba porque él tenía que filmar películas y su rostro no debía tener ninguna imperfección. Mordí mi labio observandolo fijamente. Me sentía aún mal, y no sólo yo; Mi cuerpo seguía rígido y mis dedos entumidos de la emoción. Sobre todo mí mente que aún no captaba como era posible que alguien tan importante se rebajara a pelearse con cualquiera. 

Hizo una mueca, y se retiró el hielo del mentón. Sabía que le dolía. 

— ¿Señor Depp? —Pregunté alzando mi rostro. Aún sentados él seguía siendo alto. Me miró y luego bajo la mirada.

—De verdad que lo siento, Scarlett.  —Bufó y alzó su rostro mirando hacía la pared de enfrente. Noté que sus ojos irradiaban algo más que tristeza. Furia, quizás.— No sé... No sé como se me ocurrió que podrías vivir aquí... —Murmuraba, en tono de dececpción. Pero no conmigo, con él.

Aunque debía de decepcionarse de mí.

Por no poder ser fuerte, por ser tan débil. Por ser tan ingenua con todo el mundo, por creer que el universo estaba tapizado de Johnny Depp's que se te acercan sólo a cambiarte el entorno. Debía decepcionarse porque yo era una tonta.

Sí, eso.

— Pero... Usted vivió aquí... ¿No?

—Sí... Pero era diferente, Scar... Primero que nada, no existían los bandalos que abundan hoy en las calles... Y segundo... —Se encogió de hombros, para después abrazar sus rodillas contra su pecho. Lo envidiaba, era más flexible que yo—  Era un rebelde... No era tan buena persona en esas épocas... ¡Ni siquiera tenía ambiciones! —Soltó una pequeña risa que parecía suspiro— Siempre creí que sería albañil toda mí vida... —Fruncí el ceño. ¿Albañil? 

—El mundo se hubiera perdido de un gran, gran actor —contesté y sonreí de lado. Él giró su rostro y me miró con una sonrisa a medias.

—Lo mismo pienso de ti —susurró. Agradecía que aquel lugar careciera de luz eléctrica, así no hubiera notado mis mejillas rojas. 

—No soy una gran actriz... —Respondí— Sólo soy una chica Londinense que se topó con el señor más amable del mundo... —Me encogí de hombros. Y era cierto, sí no me lo hubiera topado a él, jamás hubiera soñado con el teatro, o con pantallas gigantes con miles de personas alrededor esperando ver sólo una imagen: La mía. Y seguía creyendo que era imposible. 

—Tú eres, lo que quieres ser —replicó tranquilamente y suspiró— Hablando de cine... Antes de encontrarme con esos golpeadores, venía corriendo aquí a decirte que mañana tienes una entrevista de trabajo —Comentó con normalidad. Como sí fuera de lo más normal llegar junto a alguien y decirle "Hey, parece que quieren que actúes en una gran película, ¿genial, no?" Alcé una ceja incrédula y por un momento, creí que explotaría de felicidad. Pero no, sólo suspiré.

—Genial —Wow, que respuesta. Él me miró y asintió sonriendo gentilmente. Una sonrisa que se quedó para siempre en mi memoria. Porque puedes ver a Johnny Depp siempre, siempre serio. Y me consta, porque en algunas fotos que vi durante mi estadía en el RADA no había ni señales de sonrisas, y casi nunca lo hacía. No sabía el porque, su sonrisa era tierna, gracil, y lo hacía verse aún más alto, apuesto, y sobre todo; Aún más humano.

—Sí... Y también estoy aquí por otra cosa —Dijo él y su sonrisa se compuso en una mueca nerviosa. Fruncí el ceño ¿Otra cosa? No podría imaginar porque otra cosa lo pudiera tener frente a mí. Pero después de unos segundos vi como sacaba del bolsillo de su chaqueta una pequeña cajita. Me la tendió pero algo me impidió tomarla... No, no debía tomar más cosas de él. Ladeó su cabeza y me miró frunciendo el ceño, como si no entendiera. Pero debía entender que no merecía nada más de él. 

 ─No puedo aceptarlo, señor ─Murmuré apenada. Él sonrió quizás sorprendido de mi reacción, pero no podía aceptarle nada  más. Me había dado algo que nadie jamás se le hubiera ocurrido darme y que era mucho más valioso que algo material: Una oportunidad. Una oportunidad para destacar, para ser alguien. Y eso era suficiente para estarle agradecida toda mí vida.

─ ¿Por qué no? Vamos, es un regalo por Navidad. ─Insistió. Y tuve que volver a negarme. Observé fijamente a su terca mano que no dejaba de señalarme con aquella caja forrada del más fino terciopelo. Era demasiado.

─Con lo que usted hace por mí es suficiente. ─Contesté y sonreí a medias─ Además, debe ser algo bastante costoso, y me apena que gaste su dinero en mí, una completa desconocida ─Añadí con delicadeza. Él suspiró y luego rió leve. Desconcertándome, pues no había dicho nada gracioso.

─Scarlett, eso no es nada… Y no estoy gastando por capricho, sino por puro gusto en darte algo bonito.

─ ¿No es lo mismo?

─Para mí, no.

Nos quedamos en silencio un momento.

─Pero yo no tengo nada para usted, señor Depp ─dije sumamente apenada. ¿Cómo iba a tener algo en aquel lugar? Y en un rápido movimiento tomó mi mano con firmeza, y sintiendo que caía en un estado de inconsciencia total, él puso la caja en la palma de mi mano, para después cerrarla con fuerza. Alcé mi vista para verlo a los ojos e intentar entenderle y noté un leve brillo. Quizás alguna lágrima traviesa, así que aparté mi mirada para no incomodarlo.

─Scarlett, sí tú aceptas esto, habrá sido el regalo de Navidad más lindo que alguien jamás me haya hecho ─Susurró con potente voz. Al oírlo tan suave y tan duro a la vez, tan cruel, tan cálido y tan frío. Al sentir su imponente presencia aún más imponente, no dudé en asentir quedamente con la cabeza, sintiéndome la cosa más pequeña del mundo. Aunque en realidad lo era. Sus comentarios me confundían y revoloteaban mi mente, pero jamás me ponía a pensar en sentimientos. Eran absurdos.

─ ¿Por qué hace esto? ─pregunté cuando pude recuperar el habla, aún mirando la cajita, nerviosa─ ¿Por qué me ayuda “desinteresadamente”? Sí jamás he hecho yo algo por usted… Jamás me lo he merecido… ─Por toda respuesta, se puso de pie con agilidad e hizo ademán de caminar a la puerta. Yo lo miré fijamente sin saber como actuar, pensando que quizás se había enfadado por ser yo tan preguntona y ahora se iba para siempre.

Genial, Scarlett, hieres a la persona que te apoya.

─Yo… ─Comenzó y se giró hacía mí, pero sin verme─ Yo creo que todos podemos ser buenos… Scarlett, el mundo es cruel, y me consta... Lo fue conmigo, tuve que estrellarme con él para poder fusionarme y formar parte del mundo. Y cuando te vi ─Bajó un poco más la voz y se acercó a mí, de pie parecía un gigante, pero un gigante bueno─ Cuando te vi, me vi a mí. Sola e indefensa… Scarlett lo tienes todo para triunfar, lo hubieras hecho sin mí, pero… Pero yo no quería que te estrellaras con el mundo para lograrlo. ─Se encogió de hombros, y yo no sabía si agradecerle, pero primeramente. ¿Creerle? Esto se parecía a una historia de ficción, sin duda.

─ ¿Habla usted en serio? ─Pregunté con voz quebradiza, alzando mi cuello para verlo fijamente a los ojos. Él asintió.

─En serio.

─ ¿Y sólo porque soy un diamante en bruto estoy aquí?

─Sólo por eso estás aquí.

─ ¿En serio?

─En serio.

─ ¿Por nada más?

─Por nada más.

─ ¿Seguro?

─Seguro.

Nos quedamos serios unos segundos, y noté como una sonrisa se dibujaba en él. Parecía divertido.

─ ¿Algo más que quiera preguntarme, Holmes? ─Bromeó, rompiendo el silencio. Lo miré algo incrédula. Él jamás había bromeado conmigo, y se sentía muy bien. Sonreí de lado y negué─ Entonces me voy ─Anunció. Yo asentí, pero una pregunta, traviesa y escurridiza comenzó a nadar en mí mente.

─ ¿Tiene novia? ─Dios, no podía creer que lo había hecho. Frunció el ceño de pie junto a la puerta, seguro la pregunta lo tomó desprevenido. Y me merecía la peor de las respuestas por andar metiendo la nariz donde no me llamaban.

─Sí…Se llama Amber ─Respondió natural. Pero detecté algo raro en su voz─ Vendré por ti mañana a las ocho, espero estés lista. Feliz Navidad ─Y se fue. Una despedida bastante fría en comparación a la charla que había sido el preámbulo. Me quedé mirando fijamente la puerta aún después de que se hubiera ido. No pensaba, estaba en blanco, aún.

Me levanté pesadamente, desganadamente di cuatro pasos y entré a la otra pieza.  Miré mi nueva cama, que se veía para nada cómoda en comparación a la que tenía en Londres, y al  tumbarme me di cuenta que sólo se veía así: Era demasiado blanda, como si hubieran sacado todas las plumas y pieles del mundo y las hubieran concentrado en ese pequeño espacio tamaño matrimonial. Era el cielo en aquel pedazo de oscuridad.

Claro que intenté dormir, pero no podía. Sí existía alguien que pudiese hacerlo después de aquel día, me gustaría conocerlo.

Raro. Esa es la palabra que revoloteaba en mí mente como mariposa, él era muy raro. ¿Raro? Rarisímo. Creí que la palabra loco lo definía más, pero no, era raro. Porque… ¿Qué persona dice el nombre de su novia sin ánimos ni emoción? ¿Quién te rescata de un par de ebrios violadores? Conozco a algunos que se les hubieran unido en vez de golpearlos.

“Amber” Era un nombre bonito. Pero en los labios de él había sonado aún más bonito, y tierno, (Con esa voz ¿Qué no se escucha tierno?) Pero había algo más que no conocía. ¿Decepción? ¿Nostalgia? Quizás fue mi imaginación, pero lo conocía muy poco para poder anticipar algo…

Pero…

¿Le conocía?

Claro qué no. Ni idea de quien era el tipo que me había traído a Estados Unidos sólo para trabajar como artista en Hollywood. Pero no podía desconfiar. Y menos a éstas alturas… Apreté mis ojos resoplando. ¿Por qué soy tan ingenua? Me repetí una y otra vez… Después los abrí desesperada, buscando algún consuelo para no sentirme así. Y recordé a mi mamá que le repetía a mí papá una y otra vez:

─No te preocupes a donde vayas, ni lo que hagas. Morirás donde debes, cariño. ─Y le daba un beso en la mejilla. Mí padre solía ponerse nostálgico (deprimido a morir) casi todas las noches de su vida. Jamás entendí el porque. Pero lo recuerdo, porque era yo a quién solicitaba después de llorar. Me abrazaba con fuerzas, me besaba, y me decía que me amaba con todo su ser. Yo sólo asentía, aunque era difícil no llorar junto con él.

Él lloraría por sus problemas.

Y yo por verlo así.

─Y todo lo que hago, lo hago por ti. Quiero que seas muy feliz, y quiero que tengas mucha ropa, mucha comida… ─Decía cuando me llevaba a dormir. Y aquella última noche que me arropó, hicimos la misma charla de siempre.

─ ¡Y muchas muñecas!

─Miles, cariño. Tantas que tendré que hacerte otra habitación sólo para ellas.

─ ¿Mañana podemos jugar al té? ─Pregunté con voz aguda. Él sonrió y asintió mientras hacía que las cálidas mantas me cubrieran hasta el pecho.

─Al té, y luego iremos al parque a pasear a Richie y a Louis ─Respondía con emoción fingida. Él siempre tenía que ocultar su voz depresiva para no contagiarla.

─¡Siii! Eres el mejor ─Exclamé. Él suspiró y besó mi frente.

─Y tú la mejor, Scar ─Susurró, apagó la luz y se fue.

Para siempre.

Eso había pasado hace mucho. Pero hasta éste momento que estoy en otro lugar que no es ese sitio. Que estoy en otra época que no era esa… Hasta éste momento siempre he necesitado de él. Bueno, en realidad de un beso de buenas noches, de un abrazo, y de cálidas palabras de alegría.

He estado necesitando a alguien que me protegiera.

Porque siempre era yo la que protegía a los demás, a Louis y Richie de sus agresores de la escuela, a Dan de nuestra malvada jefa, a Rosie de sus ex─novios malvados y golpeadores. Todos, absolutamente todos podían contar conmigo, pero yo… Sería un sueño contar con un beso o palabras de aliento de algunos de ellos.

Quizás por eso el señor Depp era tan importante para mí.

Porque fue el único que me abrazó cuando Noah se enfermó.

Porque fue el único que me defendió cuando su propia hermana me denigró.

Porque es el único que llegó con buenas intenciones, y que no se ha marchado.

Porque es el único (además de mis padres) que me ha dado un regalo por Navidad.

Porque es el único que apuesta por mí.

Él es como mí Cinna siempre confiando y pensando en lo mejor para mí, y yo su Katniss, siempre desconfiada, e imperfecta. Muy imperfecta pero que sabe que es grande. Y que será alguien.

Y lo quiero.

Y mucho.

Pero jamás se lo diría. Sería como manchar el más puro de los contratos con suciedad, y no quiero que esto terminé. No quiero que ésta loca y peligrosa aventura se acabé jamás. Porque sí terminaba, también terminaría todo con él. Y no quiero terminar con mí único amigo.

Pero terminará.

Y cuando ésta idea asaltó mí mente, lloré.

Por todas esas veces que me contuve.

Por todas esas veces que jamás imaginé.

Y por todo lo que venía.

Lloré hasta que mis ojos hinchados no pudieron más, lloré hasta que el sueño tuvo que callarme. Lloré hasta que mis padres aparecieron para consolarme.

─Te ves cansada ─fue el saludo que me dio el señor Depp a la mañana del día siguiente. Había sido una osadía levantarme después del insomnio de anoche. Asentí ante su comentario.

─Un poco ─Respondí. Él asintió de nuevo.

─ ¿Ya desayunaste? Podríamos comer por ahí cualquier cosa ─Negué ligeramente. Los nervios me comían viva, era mí primer entrevista y no quería llegar tarde.

─No, vámonos mejor ─Contesté seca. Él asintió de nuevo, y sin decir nada salimos del edificio. Subimos a su coche, y ésta vez sin chofer. Él era el piloto y yo su copiloto.

El día era soleado, y casi no hacía frío. Inclusive pensé en dejar mi abrigo por ahí, pero sabía que era una mala idea. Gente ahí, allá, edificios enormes, mascotas, parques. Era enorme aquella ciudad, y no sabía sí alguna vez memorizaría aquellos recorridos. Sí me daban trabajo, tendría que ir en taxi todos los días y regresar de la misma forma. O algo más económico, el bus.

Fueron treinta minutos de recorrido para llegar a un edificio enorme. Gris, tenía nombre pero no me fijé, además era igual, no conocía de estudios. Entró en el estacionamiento, aparcó y abrió mi puerta, como los caballeros. Le sonreí y me bajé, pero mi confianza desapareció al entrar al imponente edificio. Gente por todos lados.

─Sígueme ─dijo el señor Depp. Yo asentí y  lo seguí por un largo pasillo hasta los ascensores. Entramos en él. Estaba vacío y yo suspiré de alivio. Quería moverme de un lado a otro, pero no, esa era una costumbre de la cual me deshice en el RADA en la lección “cosas que no hay que hacer al estar nerviosos” Miré de reojo y noté que el señor Depp miraba al frente, a las puertas, con aquellas gafas no sabía como estaban sus ojos, pero si no lo conociera, diría que es el tipo más frío del mundo.

Las puertas se abrieron y salimos. Caminamos por otro amplio pasillo a la única puerta de ése piso… Él entró sin tocar, a esa oficina tan simple con un escritorio y una silla de piel detrás de él con sus dos sillas al otro lado. Donde debíamos sentarnos.

─Johnny Depp… ─Susurró el tipo con voz divertida. El señor Depp sonrió de lado y se acercó, yo seguía detrás de él, aún nerviosa.

─James ─dijo simplemente. Él hombre rió y le tendió la mano. Después noté su mirada sobre mí.

─ ¿Y quien es la dama? ─Preguntó sin dejar de verme. Yo compuse la mejor de mis sonrisas.

─La señorita Scarlett Blackwood. Originaria de Londres, Inglaterra… ─Me presentó con voz profunda─ Única en su tipo ─Añadió mirándome. Controlé un rubor que quería asaltarme a la vez que el señor que estaba detrás del escritorio se levantaba y se acercaba a mí. Me miró fijamente, casi me intimida. Tomó una de mis manos.

─Un verdadero placer, señorita ─Susurró y besó mi mano.

─El placer es mío ─Contesté. Él sonrió y miró al señor Depp. Después comenzó a caminar detrás de mí, noté su mirada, yo sé cuando las personas me miran.  Después se acercó al señor Depp.

─ ¿Te molesta dejarnos solos, linda? ─Preguntó. Yo negué y miré al señor Depp que asintió, suspiré y salí de ahí al solitario pasillo.

Quizás estuvo mal, pero no pude evitar acercar mí oído a la puerta.

─ ¿Y bien? ─Esa era la voz del señor Depp, reconocible.

─Hermosa, sin duda…

─ ¿Pero…?

─Sí, hay un pero. ─Escuché un suspiro─ No tiene experiencia, John. ─Dijo con fríaldad.

─Se gradúo con honores, sí no hubiera sido por un accidente en éstos momentos tendrías a ésta estrella en cartelera de los mejores teatros británicos… ─Replicó con tranquilidad el señor Depp. Suspiré, era bastante lindo cuando se ponía en plan “padre defensor”

─Sí, Johnny, podrá tener miles de diplomas. Pero la escuela es una cosa, y la vida real es otra…

─ Entonces, ¿Eso es un no? ─fue al grano y sentí mi corazón estrujarse.

─No te exaltes… Y sí, es un no. Lo siento, Johnny, éste trabajo es una súper producción están en juego millones de dólares… Claro a menos de que tu quieras pagar por tu superestrella.

─No me hagas reír, James. ¿Quién está en el elenco? ¿Robert de Niro, Al pacino, Anthony Hopkins? ¿Pierce Brosnan, Christian Bale, Leonardo di Caprio? Vamos, dime… Porque para mí, aún siendo ellos grandes actores, Scarlett puede compartir el escenario con cualquiera de ellos. Porque la experiencia no hace el alma de un actor…

─Johnny, por favor. No seas terco, y sí quieres saber el elenco visita la página web de la película… ¿Por qué no mandas a tu estrella a la ABC? Ya ves, tienen una serie de televisión que podría ayudarla…─Y escuche una silla arrastrarse.

─No James. Ella no se preparó para series de televisión. Sólo cine… Mil gracias de todas formas ─Y me alejé para que no me descubriera. Salió a los pocos segundos y como me lo imaginé: Su rostro duro y tenso de la molestia.

─Lo siento, Scar ─susurró con una voz suave, para nada lo que había oído hace rato. Yo asentí.

─No importa ─respondí. No quería que se sintiera responsable de mí.

─Vámonos…

─ ¿A dónde? ─Pregunté mientras caminaba a su lado. Él me miró.

─No sé, a donde quieras ─Respondió y entramos en el elevador. Aquella respuesta me pareció un poco graciosa, dado el hecho de que no conocía aquel lugar.

Suspiré, era apenas la primer entrevista

De muchas que me deparaban, pero dolía aún así.

Nota de autora: 

¡Hola a tod@s! Espero hayan tenido una Navidad increible, y que hayan comido mucho.

¡Feliz año 2015! 

Que todo lo que se propusieron lo logren n_n

Y que consigan a su Johnny o Robert para ustedes 7u7

¡O un Batman! Tengo una reciente obseción con Christian Bale (intentaré que salga, intentaré)

Un capítulo mas, mil disculpas por la demora pero es que tenía que planear todo primero (?)

Paz, plumas y amor.

-W.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top