Capítulo catorce: Norteamerica.

No recordaba la última vez que había llorado tanto. Me sentía demasiado débil, y es qué se me juntó todo; El ataque de Noah, mi oportunidad perdida, y de nuevo el subconciente traicionandome... Haciéndome recordar cuando estuve en la misma situacion con sólo doce años de vida... Nunca quise ir al psicologo para superar eso porque, bueno además de ser costoso, sé que no me iba a ayudar en nada. Pero fue difícill, muy difícil ver a Noah tirado, sangrando y vómitando sin yo poder hacer nada.

Me sentí una inútil.

Después de eso mi mente comenzó a divagar en mis recuerdos, y según el señor Depp, tuvo que llevarme casi a arrastras hasta su coche porque no reaccionaba. Y le creo, porque no recuerdo nada del trayecto del teatro hasta aquí, la mansión de la señora Depp. Quizás si hubiera estado un poquito más conciente, me hubiera negado a venir. Pero estaba demasiado mal según él, y sé que comencé a reaccionar cuando Rose vino a mi lado, al parecer seguía trabajando ahí de sirvienta.  Me ofreció un poco de agua y me abrazó por los hombros. Ambas estabamos en la habitación de él, y yo le conté todo lo que pasó.

 —Quizás sólo haya sido una reacción alérgica al chocolate, o los nervios lo acosaron demás...  —explicó Rosie, y sé que en un vano intento de consolarme. Yo negué varias veces.

 —No, ross, no... Eso no es alergia..  

 —Bueno, calmate. Nada logras con ponerte así... Anda, mejor dime... ¿Cómo te fue está noche?  —Preguntó. Y recordé otra cosa mala; Ni siquiera había podido subir al escenario. La miré y sonreí amargamente, sabía que no era su culpa preguntarme eso.

 —Mal. Rose... No subí al escenario  —expliqué mientras que otras lágrimas resbalaban por mis mejillas— Noah enfermó segundos antes de mi entrada... No podía subir siéndo que Noah estaba muriendo en mi camerino...  —murmuré y la vi a los ojos. Ella asintió, algo apenada por el tema. De pronto la puerta se abrió para dar paso al señor Depp. Rose se paró inmediatamente y yo con ella.

 —Bueno, si no necesitan nada más, me retiro. Compermiso. —Susurró nerviosa mientras salía del cuarto por la puerta. El señor Depp se hizo a un lado para dejarla pasar, y después de que se cerró la habitación, noté su mirada sobre mí. Y después sentí como se posicionaba a un lado mío, aún viendome. Yo no tenía el valor para verlo, para saber como estaba Noah. Para saber que vendría después.

 —Scarlett...  —susurró para llamar mi atención. Resoplé muy quedo y me obligué a verlo. Sus ojos chocolate toparon con los míos. — Acabo de llegar del hospital... 

 — ¿Y bien?  —pregunté. No podía soportar más esta maldita tensión. Él se mordió levemente un labio antes de hablar.

 — El señor Green sufrió un envenamiento muy grave... —comenzó. Yo no pude evitar mirarlo asombrada—Y... ha caído en un estado de coma. —sentenció. Sentí como las fuerzas me abandonaban de nuevo y él, prevenido, me tomaba en sus brazos y me sentaba de nuevo en la cama. ¿Envenado? Pero si estaba bien... Mis ojos se aguaron de nuevo.

En coma

 — Pero... ¿Va a despertar, no? ¡Tiene que despertar!  —exclamé levantando la voz. Él me tomó por los hombros y me obligó a verlo a los ojos, pero mi desesperación podía más. — ¡VA A DESPERTAR! ¡TIENE QUE DESPERTAR!

 — ¡SCARLETT!  —Gritó él con voz pausada. Me quedé quieta viendo su rostro, que expresaba los sentimientos más tristes de éste mundo. Lástima, melancolía— Su cerebro aún reacciona levemente, quizás... Quizás algún día despierte... Pero, eso no es lo más importante —susurro. Yo fruncí el ceño ¡Claro que era lo más importante! Quizás Noah no volviera a despertar, y todo por mi culpa— Lo qué pasa es qué... Los estudios arrojaron una gran cantidad de veneno en unos chocolates... Tú... ¿No sabes nada de donde los ingirió? O algo que nos ayude... —me preguntó mientras yo tenía la mirada perdida en el infinito... Esos chocolates no eran para Noah...

Eran para mí.

— ¿Y bien? ¿Sabes algo? —insistió aún tomandome de los hombros. Yo lo miré seria, y fría. Aquello me había helado la sangre.

—Eran para mí... —murmuré incoherente. Él frunció el ceño sin comprender. Pero yo aún no lo creía, me habían intentado asesinar... A mí.

— ¿Scarlett? —llamó con voz suave. Lo miré a los ojos y suspiré.

—Esos chocolates aparecieron de la nada... En mi-mi camerino... —Expliqué y luego me recogí un mechón de cabello de la cara.— Tenían una nota... pero... todo es anonimo —susurré aturdida. Su mirada se agravó y me soltó por los hombros. Se quedó pensativo un momento, mientras yo sentía un frío inusual. Después de unos segundos alguien tocó a la puerta; Era Debbie. 

—Johnny... Sólo quería confirmarte tu vuelo... Es a media noche. —comentó con voz queda y leve.  Se veía muy seria, más de lo normal. Y al verme, yo esperaba un acto grosero: pero no fue así. 

—Gracias, Deb. En un momento bajo... —respondió él. Ella asintió y cerró sin más la puerta. Y luego giró su rostro hacía mí, a la vez que sus facciones se volvían a contraer.

—Scarlett.. ¿Estás conciente de lo que significa? Alguien busca tu cabeza... —Susurró apurado.— ¿Alguna vez te peleaste con alguien? ¿Algo anormal que haya sucedido? Dime, por favor. —Suplicó en un tono de voz que jamás le había escuchado. Negué varias veces, pues no me había pasado nada... 

—Nada. Siempre he trabajado aquí y vivido en mi hogar. Nunca estudié más allá de los diecisiete años, y no hablaba con nadie en la escuela... ¡Soy una marginada! No sé a quien pueda interesarle...—bajé la vista ante lo que acababa de decir. Él levantó mi rostro por la barbilla y me sonrió leve, provocando en mí otra sonrisa y un leve rubor. Me soltó y luego suspiró.

—Pues es algo extraño... Quiere decir que corres peligro... —murmuró aún pensativo. Yo me mordí los labios, había algo que me inquietaba más.

—Señor... ¿Quién ganó lo del RADA? —Pregunté sin poder ocultar el interés. Él me miró alzando una ceja y después de un silencio pesado suspiró.

—En la categoría de actores, el señor Thomas,  y Megan. —Contestó quedo. Sentí como el estómago se me cerraba de golpe. Ahora entendía el extraño silencio de la casa; Megan ha de estar festejando su triunfo... 

— ¿Y Noah, Noah ganó? 

—Era el favorito, pero ya ves... —Se encogió de hombros, mientras que un sentimiento de culpa recaía en mí. Yo creía en mi amigo pelirrojo, y no sólo yo, sino también sus padres... Todos apostaban por él. Y yo, yo le eché por tierra todas sus oportunidades dejándolo en coma— Scarlett, sí no me he movido es porque he estado pensando en una posible solución... —Me dijo, yo lo miré con una ceja alzada.— No puedes quedarte aquí en Londres. Porque si todo es cierto, buscarán otra manera de acabar contigo... Wow...Nunca pensé decir eso en la vida real... —se despeinó un poco. Se le veía nervioso.

— ¿Que sugiere, señor? —pregunté directa. Él me miró.

—Scarlett, ven a Estados Unidos... Conmigo —propuso. Yo alcé ambas cejas, no me había esperado aquello. Me pedía que abandonara todo... Todo. Durante unos segundos sentí que la voz me faltaba, pero me repuse.

—Señor... Tengo varios inconvenientes...

— ¿Cómo cuales? —inquirió viendome de reojo. 

—Como mis hermanos... No los puedo llevar, ellos tienen su vida aquí... Además, ¿De que voy a vivir allá? No quiero vivir a costa suya. Y yo, no estoy muy familiarizada con la cultura de allá. —expuse nerviosa. Él suspiró y me miró fijamente.

—Si no quieres llevar a tus hermanitos, podemos internarlos en el mejor colegio de Londres para caballeros así no correrían ningún riesgo... Y vivirás de lo mismo que yo; Actuando. Y no te preocupes, las personas podemos familiarizarnos con todo. Somos humanos —respondió tranquilo. Me mordí el labio, todo sonaba tentador. Pero había algo que no me convencía.

—Lo que pasó hoy es una prueba...

—¿De qué? —preguntó con interés.

—De que el mundo de la actuación no es para mí. No podría con la fama, el dinero, la cotización... —él rió leve ante mi sorpresa. ¿Por qué reía? No había dicho nada gracioso.

— Cada quien hace su mundo, Scarlett —parpadee algunas veces sin entender y él prosiguió— Cuando eres un actor no tienes sólo un mundo, ya que cada personaje que interpretas te arrastra a otro lugar totalmente nuevo —sonrió y se inclinó hacía mí— ¿No te suena interesante? Un día estar rodando una película en un barco pirata, y al otro día ¿Quién sabe? En el espacio como astronauta, o persiguiendo a un conejo blanco. —sonrió aun mas amplio y suspiró para después verme directo a los ojos— Cada personaje contribuye a formar tu mundo. Te dejan una enseñanza buena y una mala, para que después la apliques en tu vida... ¿Acaso existe profesión más bella? —yo lo había estado escuchando con atención. Y tenía razón. Todo eso era hermoso. Y quería vivirlo, y quería escapar de la realidad.

—Entonces ayúdeme...—pedí en un susurro. Él sonrió complacido. Había logrado convencerme mucho antes de hablar.

—En mí tienes más que un servidor, también un amigo —dijo y se puso en pie— Haré unas llamadas... Y luego te llevaré a casa... —me explicó. Yo asentí aún sonriente. Él salió de la habitación y yo me sumergí en mis pensamientos.

Norteamerica sonaba a misterio. Cosas nuevas, muy distintas a las de aquí. Creo que ni siquiera toman té allá. No sé, sentía como si Norteamerica no fuera sinonimo de éxito, sino de todo lo contrario. Pero es que la verdad es que le tenía miedo al cambio.

—Scarlett...—me llamó el señor Depp. Yo lo miré y él sonrió leve.

—Mira... Sé que te quieres despedir de tus amigos y hermanos, así que yo me iré en el vuelo de las doce... Te dejaré en casa, y saldrás en el vuelo de las dos de la mañana. No te preocupes, no iras sola... —yo fruncí el ceño. ¿Quién me acompañaría? — ¿Recuerdas a tu profesor de Arte Dramatico? Sí, Robert te acompañara. Estamos de suerte, ya que se iba a ir en el vuelo de las once... Vamos al mismo destino, Los Angeles, California. Así que ven, vámonos para que prepares tu maleta... —Yo me paré y lo seguí a través del vestibulo hacía las escaleras y después a la puerta. Seguro aquella sería la última vez que pisaría esa mansión y entré al coche sin mirar a atrás.

El trayecto a mi hogar fue muy silencioso. Supongo que las palabras sobraban si todo estaba ya muy claro. Sin embargo aun no estaba del todo segura, y eso lo notó el señor Depp cuando estacionamos en frente de mi casa. Antes de bajarme, me detuvo del brazo.

—Scarlett, antes de que te bajes debes prometerme algo —Yo lo miré y noté cierto tono serio en su voz. Asentí. — Que en cuanto pongas un pie en ese avión, olvides todo. Lo del señor Green no fue tu culpa... Nada de lo que te ha sucedido es por tu culpa...Sino por los errores que cometemos en el pasado —sonrió y luego soltó mi brazo— Y ahora, en éste presente, no estas cometiendo ningún error al irte. Al contrario, tu futuro sera dichoso gracias a este pasado que estás forjando hoy... Y apuesto por ti —dijo de la nada. Yo asentí.

—Lo prometo, señor —murmuré. 

—Bien, anda... Nos vemos en California... No lleves mucha ropa, y no le abras la puerta a exraños—me aconsejó. Yo asentí porque no podía hablar, tenía mucho encima para hacerlo. Su coche arrancó perdiendose en la oscuridad y yo caminé pesadamente a mi casa. Obvio, mis hermanos estaban dormidos así que no hice mucho ruido para llegar a mi habitación. No estaba segura de soportar una despedida en esos momentos.

Guardé lo poco de ropa que tenía, mis pocos accesorios, mis pocos zapatos. Y era tan poco, que todo cupo en una sola maleta, la cual bajé al recibidor. Después subí a la habitación de mis hermanos; Dormían profundamente. Así que sólo les di un beso en la frente. Parecían ángeles autenticos... Los amaba profundamente, pero sabía que a la que querían dañar era a mí. Lo mejor sería alejarse... Ellos lo entenderían.

Después bajé a la sala... Miré consternada hacía nuestro árbol de Navidad de bolsillo; Estaba vacío de regalos. Aunque eso no sería nada nuevo, por desgracia mis hermanitos estaban acostumbrados a no recibir nada. Y eso me dolía profundamente, porque eran niños, ellos merecían juguetes al por mayor, y muchas golosinas. Mordí mi labio recordando que nuestros padres si nos compraban todo lo que queríamos, pero aun no sé como lo hacían. 

Unos toquidos me exaltaron, así que me puse en pie y revisé por la rendija de la chapa de la puerta a ver quien era. Pero no había nadie. Fruncí el ceño y con mucha cautela abrí la puerta...

— ¡Sorpresa! —gritó mi profesor de arte dramatico saliendo de la nada.  Yo me llevé una mano al corazón sintiendo como quería salirse de los latidos.— ¿Te asusté? Perdón...

—No, nada de eso —mentí. Llevaba puesto un enorme abrigo, y una sonrisa en su rostro.

— ¿Dónde está la maleta? ¿Es esa de ahí? —preguntó señalando mi pobre imitación de equipaje. Asentí y él entró por ella, sonrió al tomarla y me vio— Ojalá y todas las mujeres fueran como tú. Casi no llevas nada —sonreí de lado tomando aquello como un cumplido. Después salió de ahí.— Al coche, Scar... Que se nos hace tarde —dijo y él caminó al auto negro estacionado en frente. Yo asentí.

Miré por última vez a mí pobre hogar.

Le dediqué un último pensamiento a mis hermanos, porque estuvieran bien. A Danny y Rose, agradeciendo su amistad. Y a Noah una disculpa por lo que le ocasionó el juntarse conmigo, esperando que yo al volver lo encontrara de pie de nuevo y componiendo. Esperando, sólo esperando, que él y todos encuentren en mí a una Scarlett Blackwood nueva, renovada. 

Alguien de quien sentirse orgullosos. 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top