4
Las anomalías entran al bosque, hacen una fogata y arman sus tiendas de acampar. Gulf los observa hablar y reír mientras comen carne junto a una pasta de aspecto desagradable. Gulf olfatea el aire y saca la lengua con asco.
Cuando todos los doce hombres duermen, sólo queda el rubio, limpiando el artefacto con un paño. Ese hombre tiene brazos fuertes y 'dos pozos' que ocultan sus ojos, según Gulf.
—Es hora de irme. — Gulf descuelga una pierna y se congela al ver cómo el hombre se levanta y apunta al árbol en el que está. Sin embargo, parece que no lo ha visto, porque no hace nada. Gulf aguanta la respiración aunque tenga el corazón en la garganta.
El hombre le da la espalda a la arboleda. Permitiendo que Gulf vuele de regreso hacia su aldea.
· · ─ ·𖥸· ─ · ·
En la mañana, Gulf duerme pacíficamente cuando Nelfa lo sacude desesperada. —¡Yo no fui! — Niega los actos en sus sueños y despierta. —Mamá. ¿Pasa algo?
—Graset y Rionfa, hijo. Tu padre sabe de lo tuyo con Mew. Él con un grupo de aves han salido a guerrear con los leones. Me temo que no te hará nada porque eres su hijo, pero descargará su ira en los leones.
—¡Mew está en peligro! — Gulf corre a la puerta de la casa cuando voltea confundido. —¿Tú no piensas que soy un monstruo, mamá?
Ella niega y se detiene frente a él para acariciar sus mejillas. —Sin importar cuánto crezcas, siempre serás mi bebé. Siempre te apoyaré y admiraré tu necesidad de conectar con otras especies cuando tu padre ha perdido eso. Eres un líder, Gulf. Mientras tu pareja te ame y sean felices, sólo veré su alma.
—Gracias, mamá.
—Ve por él, hijo. Ten cuidado.
—Tú y los demás cuídense. Ayer llegaron personas no animales. Anomalías.
—Bien. Les avisaré a los otros. Ve.
· · ─ ·𖥸· ─ · ·
Graset y los demás tienen a Mew y Rionfa cautivos al margen de un acantilado mucho más alto y mortal. De rodillas con las manos atadas detrás de la espalda y rasguños por doquier. —Tu hijo abusó de mi hijo. Manipuló su mente y lo sodomizó bajo su asqueroso cuerpo de caníbal. — Graset acusa.
—¡Mi hijo no ha cometido mis errores! Y jamás habría abusado de Gulf. Es un buen amigo de los leones. — Rionfa defiende, recibiendo el impacto del asta de la lanza. Él escupe sangre y gruñe.
—¡Deja a mi papá! Estás enojado conmigo, ¡gasta tu energía en mí! Hazme el culpable de tus mentiras y el villano de la historia que cuentes como si Gulf no tuviera voz propia. Al hacerme esto, le fallas a tu hijo. — Mew escupe sangre.
—Si es para protegerlo entonces, con gusto. — Graset levanta la lanza cuando Gulf se entromete implorando misericordia y desmintiendo a su padre. Diciendo que él sugirió el acto del apareamiento en lugar de Mew. —Porque lo amo. Eso es lo que las parejas hacen cuando se aman. Así me lo enseñaste tú. Le he dedicado mi vida desde el momento en que rearmó el collar para mí. Ellos pueden ser amigos de las aves. Juntos somos fuertes.
—Llamas inocentes a quienes masacraron todo un nido de Anacondas la noche anterior. No dejaron ni las crías.
—Pero Mew estuvo conmigo anoche...
Graset lo abofetea y Gulf cae sentado al lado de Mew. El león cuestiona su bienestar y ante la respuesta positiva, el ave lo abraza. —Papá, en lugar de centrarte en esto, deberíamos vigilar a las anomalías que entraron a la isla. Personas no animales. ¡Las vi ayer!
—Deja de mentir. Acabaré con esto aquí y ahora. ¡Muévete!
Escuchan un fuerte sonido. Tanto que perturba sus oídos. Observan a una ave convulsionar detrás de Graset. Su abdomen perforado por un agujero sangrante. Cuando el ave cae, se revela el hombre rubio, con el artefacto que limpiaba en la noche. El pánico inmoviliza a todos. Sienten el corazón en la garganta, pero no hablan.
—Siento interrumpir su fiesta, fenómenos. Pórtense bien si no quieren terminar como su amiguito.
Gulf besa a Mew. Poniendo a los demás en pausa excepto a ellos dos. —¿Confías en mí?
—Siempre.
—Papá, Rionfa, ¡salten! — Gulf empuja a Mew y escucha a los demás gritar durante el descenso. Las anomalías disparan de manera aleatoria y Mew, aunque Gulf sea quién lo abraza, los voltea para protegerlo del abrazo, siendo él impactado por uno.
· · ─ ·𖥸· ─ · ·
Lejos de las anomalías, en lo profundo de la jungla, Gulf despierta abrazado de un adolorido Mew. Escuchan los gritos de sus clanes y los disparos. —Mew... Nuestra gente. Mi mamá. — Gulf siente las lágrimas al margen de los ojos y agrieta los dientes con el nudo atorado en su garganta.
—Lo sé. — Responde sin abrir los ojos.
Gulf toma asiento y ve la sangre en el costado. Le avisa que está herido como si no lo supiera y agrega que le sacará el artefacto introducido. Saca de la riñonera un hilo con alfiler y une ambos objetos antes de examinar la herida. —Cubriré tu boca para que no nos escuchen. ¿Está bien?
—¿Dónde están nuestros padres?
—No aquí. Los buscaremos más tarde. Concéntrate.
Recordando la pregunta, asiente y Gulf le cubre la boca antes de introducir sus dedos en el pozo de sangre. Mew grita e incluso tiembla, pero intenta no complicarle la cosa a Gulf. Al paso de segundos, saca la bala y la analiza. Cose tras guardar la bala en la riñonera, pero ya no le cubre la boca a Mew, sólo acaricia su cabello. Salta al escuchar los gritos adjuntos a las explosiones en sus clanes. Mirando el humo rozar el cielo. Pero no pierde la concentración.
—Vuela, polluelo, vuela.
Lograrás ir a
dónde quieres
Siempre mira arriba
Tus ancestros te
guían con orgullo.
Gulf canta la canción de cuna que su madre solía cantarle. Mew le presta atención. Enfocándose en eso.
Termina de coser y corta el hilo con los dientes.
—Vuela acompañado
de mi...,
Gulf escucha el grito de su madre.
—amor.
Con el paso de los minutos, Mew y Gulf están sentados debajo de un árbol. Abrazados y atentos a su alrededor. —Son doce anomalías. Hablan un idioma diferente a nosotros. ¿Crees que sean dioses? ¿De dónde salieron esos artefactos?
—No son dioses. Piénsalo. El dios sol nos da luz, diosa luna nos da frutos y diosa naturaleza cuida de nosotros. Son anomalías... Debemos encontrar la manera de pelear con ellos.
—¿Crees que podamos, Mew?
—Hemos desafiado a nuestros padres, podemos con esto. ¿Sabes en qué momento te dedique mi vida? En el momento en que nos defendiste de los anacondas.
Ambos sonríen.
· · ─ ·𖥸· ─ · ·
Rionfa despierta con un enorme dolor en el costado, pero al tocarse ya lo cubre una hoja y Graset está sentado frente a él, mirando afuera de la cueva en la que están. —¿Dónde estamos? ¿Dónde están nuestros hijos?
—Han atacado nuestros clanes. Escuché los gritos y los disparos.
—Graset, nuestros hijos.
—¡No lo sé, Rionfa! Pero ellos trajeron está maldición. Su anomalía maldijo nuestro hogar.
—Imposible. Mi anomalía jamás trajo maldiciones. La anomalía que cometimos tu y yo nunca trajo maldiciones.
—Eso fue tiempo atrás. — Graset finalmente lo mira. Ambos con recuerdos no discutidos. Permanecen en silencio con el dolor en sus corazones.
—Gracias por ayudarme.
—Sólo te salve para ayudarnos mutuamente. Nada más.
...
Gulf le dice a Mew que lo esperé en el árbol mientras investiga a los hombres y vuela hacia las ramas de arriba. Ve a su gente junto a los leones atados en una esquina con las alas lastimadas. Ve a los hombres agarrar a mujeres y hombres para entrarlos a las casas y cerrar las puertas. Él vuela hasta el otro lado de la aldea y sigilosamente se acerca a una de las casas.
Mira a través de la ventana y ve a un hombre aventar al muchacho a la cama. Amenazándolo con el artefacto peligroso. Con las alas inhabilitadas, el ave simplemente llora. Aquella anomalía desabrocha sus pantalones y fuerza el apareamiento.
Gulf ahoga un grito en sus manos porque no conocía este tipo de violencia. Jamás, en sus dieciocho años, había visto algo tan brutal. Ni siquiera los animales más carroñeros hacían esto. El moreno mira sobre la pared de la casa a las aves cautivas y ve a su madre, nerviosa y sollozante. Mirando el césped bajo sus rodillas. Gulf derrama lágrimas, pero investiga las demás casas a través de sus ventanas no vidríales. En la casa al final del pasillo encuentra al hombre rubio analizando una pluma arrancada de unas alas. Sentado frente la mesa de alguna familia ave. —Señor, ya pedimos refuerzos. Vendrán hombres con un barco más grande y jaulas. — Informa otro hombre, entrando por la puerta.
—Mm. Buen trabajo. Son un espécimen interesante. Seguro nos darán dinero por ellos.
Gulf agranda los ojos y siente la ira correr por sus venas. Él no lo duda más y busca su casa. Entra por la ventana y agarra una cerbatana, riega especias venenosas en las pequeñas flechas y cruza un arco sobre su hombro con flechas gigantes. Tras agarrar esos dos artefactos, vuela de nuevo al bosque dónde Mew lo espera, agotado.
—Mew, no sé cuándo, pero vendrán más hombres. Tienen a tu clan junto al mío gravemente heridos y los fuerzan aparearse. Es horrible. ¿Crees poder atacar conmigo?
—No estoy del todo bien, pero podemos utilizar mis trucos.
Nota de Autora: ¿A QUE NO SE ESPERABAN ESO DE RIONFA Y GRASET? AHHH. Espero que les haya intrigado el capítulo, y les digo que probablemente alcancemos diez capítulos con esta historia. O eso espero. Qué horrible debe de ser todo para nuestros príncipes, pero créanme que nos faltan muchas cosas para sorprendernos.
También quiero decirles que estoy un poquito cansada por lo que puede que mañana no actualice esta historia, ¡pero me esforzaré en los demás días! Muchas gracias por el apoyo y por la paciencia, ¡lxs quiero y nos leemos! 💝🥰
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