CAPÍTULO 4

—¡Cielos! Es muy fácil hacer que te pongas nervioso. — bromea el padre de Aisha, viéndome poner pálido ante su pregunta.

—Espero que sepas disculpar a mi esposo— dice entonces Lucinda—, le fascina hacer que las personas se sientan incomodas. — le lanza una mirada extraña y él solo se recompone en su silla.

—Cuéntanos un poco más sobre ti. — dice entonces el padre de Aisha, poniéndose más serio.

—Estoy en tercer año de Medicina— le digo—, tengo veintiún años, nací y crecí en el condado de Elbert, a dos horas de aquí. Somos tres hermanos y mis padres que tienen una tienda de abarrotes en el pueblo.

—¿En qué planeas especializarte? — pregunta el padre de Aisha, justo cuando entran dos mujeres que parecen ser del servicio de la casa, a servir los platos de comida para todos en la mesa. Se me hizo raro que Aisha me haya dicho que su madre cocinaría para nosotros si ahora entraban estas personas a servirnos. Evito hacer cualquier comentario ante eso.

—Pediatría. — respondo al instante. Los padres de Aisha asienten en aceptación. Es entonces cuando noto que una de las mujeres se acerca a Aisha—quien está a mi lado— y le dice algo al oído, Aisha extiende su mano abierta y la mujer le deposita una pastilla y le pasa un vaso de agua. Aisha se toma la pastilla y anoto mentalmente preguntarle para qué es el medicamento.

Empezamos a comer el platillo que nos han servido. Es algo que nunca antes había probado, pero sabía realmente delicioso.

—¿Qué te parece el Vitello tonnato? — me pregunta Lucinda.

—Nunca antes lo había probado, pero me gusta — ella sonríe ampliamente—, mis felicitaciones al chef.

—Gracias, gracias— asiente—, lo he preparado yo. Me especializo en cocina internacional.

Me impresiono, ahora entendía más las palabras anteriores de Aisha. Volteo a verla y se mira muy concentrada en comer su comida. Mueve sus manos por el área donde se encuentra su comida y con mucha facilidad toma el vaso de agua y lo lleva a su boca. Pienso en cuantos años de practica le llevó aprender a comer de esa manera, sin derramar nada en la mesa, y vuelve a parecerme fascinante.

Continuamos con la cena, noto como los padres de Aisha aprovechan cualquier oportunidad que tienen de enviarse indirectas, y todos los demás somos conscientes de la tensión que emana de ellos. Charles solo mira su plato de comida, avergonzado, y Allen se dedica a enviarle miradas enamoradas al hermano de su mejor amiga.

—Si me disculpan— dice el padre de Aisha al terminar de cenar, las mujeres que antes nos sirvieron, vuelven a entrar para retirar su plato vacío—, mañana me espera un largo viaje de negocios. Iré a descansar.

—Claro, no querrás hacer espera a tus negocios. — dice Lucinda de inmediato, en tono recriminatorio.

—Mamá. — advierte la voz de Aisha, noto como su rostro se enrojece de la vergüenza.

—Feliz noche — dice el padre de Aisha, se acerca a su esposa y le besa lo alto de la cabeza, es un acto cariñoso, sin embargo él lo hace parecer más una obligación que algo voluntario. Es entonces cuando descubro que las cosas no están bien entre ellos—, un gusto conocerte, James.

—El gusto es mío, señor Beckett. — le respondo.

—Llámame Rafael. — me da una mirada de despedida y luego sale de la habitación del comedor.

—Yo también quiero ir a leer un poco antes de dormir. — Lucinda se levanta de su lugar, y se despide de nosotros para luego salir también.

—Descansa, Luci. — se despide Allen de ella en tono de broma, cuando ella ya ha dejado el lugar.

—Así más se cansará de ti. — se burla Charles.

—Me ama, y ama verme todos los días aquí. — le responde Allen de manera altanera.

—¿Quieres ir a mi habitación? — dice entonces Aisha lo suficientemente alto para que Allen y Charles nos escuchen.

Me sorprendo por su propuesta, pero cuando Allen se pone nerviosa y mira a Charles, entiendo su plan.

—Me parece buena idea. — digo cómplice.

Nos levantamos de nuestros asientos y volvemos a entrelazar nuestros brazos para caminar.

—Aisha...— le dice Allen en tono de súplica.

—Vamos James. — la ignora Aisha, con una sonrisa pícara.

—Es la tercera habitación del segundo piso. — indica Charles. Asiento y ambos caminamos rápido hacia el piso de arriba.

Cuando entramos a la habitación estallamos en risas.

—Eres mala Aisha Beckett. — logro decir cuando mi risa se calma. Ella pasa su mano por la pared de lado izquierdo y empieza a buscar el encendedor de la luz, cuando lo encuentra lo presiona y la habitación se ilumina.

—Sé que está mal jugar así, pero no puedo evitar divertirme un poco con ese par. — camina por la habitación, se para al pie de su cama y queda de frente en mi dirección.

—Es muy linda tu habitación. — le digo, observando todo pintado de color verde limón, con decoraciones de muebles blancos bien limpios, todo se encuentra ordenado y muy bien decorado.

—Charles tiene buen gusto en decoración— dice—, está estudiando diseño de interiores, él ha ido perfeccionando la casa, empezando por mi habitación.

—¿Puedo preguntarte algo? — le digo, temeroso de hacerla incomodar.

—Lo que quieras. — asiente segura.

—¿Te has preguntado como son las personas a tu alrededor?

—Por supuesto— sonríe tímidamente—, tengo muy pocos recuerdos de lo que son facciones de los seres humanos, a penas puedo recordad que mi cabello es rojo y que tengo la cara llena de pecas— me acerco un poco a ella, se sienta al borde de la cama y me siento a su lado—, Allen y Charles me han ayudado a darme indicaciones de como son las personas a mi alrededor.

Acerca su mano a mi y va tocando desde mi cabello, bajando por mi rostro, estudiando cada parte de mí.

—Por ejemplo, Allen dijo que eres muy guapo— sonríe traviesa—, sé que tienes unos ojos color miel muy atrayentes, o así los describió Charles— me río, pero me quedo callado para dejar que continúe—, sé que tu cabello es oscuro y que tu barba incipiente— pasa su mano por mi mandíbula—, te hace ver como un hombre maduro. — a medida que su mano me estudia, siento como mi corazón late cada vez más rápido.

—¿Qué más? — mi voz sale en un susurro grave, cierro mis ojos y disfruto de su tacto en mi rostro.

—Sé que tienes una sonrisa muy tentadora, y que me ves como si fuera la única chica en el mundo.

—¿Eso quien te lo digo? — pregunto sin abrir los ojos.

—Eso yo misma lo puedo sentir. — susurra, acercándose a mí. Abro mis ojos y la observo, de repente su mirada perdida está directamente puesta en mí, como si pudiera verme.

—Me gustas mucho, Aisha. — confieso.

—Y tu me gustas mucho también, James — dice ella, haciendo que la respiración se me corte, pasa sus suaves dedos por mis labios y yo lanzo un beso a estos—, tus labios se sienten muy suaves.

Trago fuerte y no puedo evitar que mi amigo allá abajo reaccione ante su tacto.

—Tu tienes los labios más hermosos que he visto. — le digo sin pensarlo.

Me acerco a ella, baja su mano y noto como se pone nerviosa por tenerme cerca y sentir mi respiración en su rostro.

—Nunca he besado a nadie. — confiesa. Me sorprendo y me detengo antes de besarla.

—¿En serio? — digo extrañado. Ella asiente, pero no se aleja de mí.

—¿Que se siente? — pregunta curiosa.

—Bueno— empiezo, volviendo a acortar la distancia entre ambos—, cuando besas a la persona que te trae loco—, coloco mi mano delicadamente en su mejilla—, Tu corazón se acelera— digo sintiendo como mi corazón se acelera, ella se pone aún más nerviosa—, Acortas la distancia entre los dos— veo como pasa su lengua por sus labios, dejándolos tentadoramente húmedos—, Y cuando tus labios rosan los de ella, es la mejor sensación del mundo. — nuestros labios se rozan a penas.

Tomo una respiración profunda y mis ojos se cierran automáticamente cuando ella termina con mi sufrimiento y por fin choca sus labios contra los míos.

El beso es suave, lento, delicioso. No tengo prisa por encender más las cosas, simplemente disfruto de sentir sus suaves labios contra los míos, no quiero parar, quería estar de esa manera, besándola hasta el amanecer si fuera posible.

Dejo mis manos acunando su rostro y disfruto de su sabor, y por primera vez en mi vida, me siento extasiado y a la vez, insaciable de ella. 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top