Unico

Serena aún podía recordar el momento que nació su primer y único hijo, era algo chistoso y con lo que podía llegar a molestar a su esposo durante muchos años. Fueron momentos un tanto angustiantes entre el dolor de las contracciones como el miedo que empezaba a tener, hasta ese punto, empezaba a creer sobre aquellas cosas que las mujeres de su gran familia le habían contado en el momento del parto y gracias a todo eso, no podía evitar tener miedo y querer llorar, rezaba en silencio para que todo saliera bien y no como todo eso que había leído y visto en internet. Abrazaba con cariño su hinchado vientre, quería y deseaba que todo saliera bien, hablaba con su pequeño que no dejaba de moverse y a ella, solo le provocaba un poco de dolor. El enojo y el odio que empezaba a tener a Yuri porque él había sido el culpable de que quedará embarazada, todo había sido culpa de ese idiota. Con suerte, podía llegar a vengarse rompiendo su mano mientras le gritaba algunas malas palabras. Y aunque el mismo se mantenía sereno y tranquilo, se podía ver una pequeña vena saltada en su frente mientras resistía aquellos momentos. Mostraba su usual cara de alguien irritado y molesto, las enfermeras como los doctores y parte de sus hermanos, en ese momento empezaron a temer que el antiguo duelista malvado iba a volver hacer una guerra gracias a que convertiría a toda una población en cartas.

Y todo sería por culpa de Serena y su próxima paternidad.

Sin embargo, Yuri no tenía planeado eso cuando había cambiado y era otra persona gracias a las personas a su alrededor que le apoyaron a ser alguien bueno y ahora próximo padre de familia con Serena, la contra parte de todas aquellas chicas que no dejaban de caminar de un lado a otro por el nerviosismo que solo le contagiaban. Lo que si sabía, era que en algún momento llegaría su dulce venganza a su querida esposa. No sabía cuándo llegaría ni mucho menos sabía el cómo pero en algún momento sería y Serena no estaría lista para aquella sorpresa.

Ambos agradecían que recibieran un entrenamiento militar en la Academia, podían decir que fue gracias a ese mismo que pudieron controlarse y evitar mandarse al demonio. Pasaban las horas, pasaron algunos gritos como el dolor de las contracciones y algunos esfuerzos para que olvidaran por todo lo que habían pasado al momento de escuchar el llanto de un pequeño bebé. Ambos guardaron silencio y miraron emocionados al ver como en los brazos de las enfermeras, se encontraba un pequeño bebé que exigía el contacto con su querida madre, que se movía con un poco de desesperación y que podía decirse, así era como le daban la bienvenida a ese cruel pero maravilloso mundo.

Los gritos eran fuertes que los doctores opinaban que el menor tenía muy buenos pulmones al gritar y llorar de esa manera, fue suficiente para limpiarlo un poco y envolverlo en una suave toalla y mostrarlo a sus padres. Serena tomo al pequeño bebé un poco nerviosa, sus manos temblaban de la emoción y del reciente esfuerzo que había realizado. No pudo evitar llorar y que su corazón latiera de emoción, ese pequeño niño era parte suya y de Yuri. Soltaron una risita cuando lo escucharon estornudar un poco y acomodarse mejor al sentir el calor de mamá. Yuri se quedó paralizado, era tan pequeño e indefenso, era tan hermoso y perfecto que no pudo evitar acariciar sus regordetas mejillas hasta que una acción del menor, provocó que las lágrimas salieran de sus ojos. El pequeño bebé había atrapado uno de sus dedos y al parecer, no tenía intención de soltarlo jamás. Su pequeña fuerza, su pequeña mano que le sostenía, se soltó a llorar. Hasta ese momento, sintió tal alegría que se olvido de donde estaba.

Fue aquella acción tan hermosa y tan tierna, que pensó que era aquella la que podía doblar al hombre más fuerte y serio. Yuri sonrió con cariño, dejaba que su pequeño bebé tomará su dedo, de todas formas, no es como si quisiera que lo soltara.

Fue hasta un momento determinado que el pequeño abrió sus pequeños ojos y una pequeña sonrisa apareciera en su rostro. Yuri no puedo evitar abrazar a su esposa como besar su frente sudorosa por el anterior gran esfuerzo que realizo, mientras agradecía por ser padres, por tener a un bebé tan hermoso y perfecto. Pedirle perdón por lo sucedido anteriormente. Serena miraba hipnotizada al pequeño ser que le sonreía. Sus ojos de un color más claro, del color esmeralda más hermoso que en toda su vida conoció, un color tan puro y perfecto, ese color que nunca sería contaminado. Un esmeralda que podía llegar a ser igual que el color de sus propios ojos. No pudo evitar besar su frente y volver a llorar.

--Bienvenido Yusaku --Habló feliz, la voz le empezaba a fallar.-- Bienvenido Fujiki Yusaku

El menor parecía entender a las palabras que su madre le había dicho por lo que sólo siguió sonriendo mientras cerraba sus pequeños ojos y volvía a dormir tras un largo bostezo. Yuri no tenia palabras, era un ex duelista militar que le habían entrenado a comerse sus propios sentimientos. Ahora, las lagrimas como ese nerviosismo de padres primerizos, le ganaba, era demasiado fuerte. Que de igual manera, no resistió en besar la frente a su hijo. Acariciar esa arrugada y un poco sucia, piel. Tan pequeño e indefenso que por primera vez tuvo miedo de los retos que traería el futuro. Pero sabía, que lo cuidaría y amaría como tal, lo protegería de todo peligro, estaría siempre a su lado. Deseaba que ese pequeño fuera mejor de lo que ellos eran.

--Prometo amarte, cuidarte y protegerte --Empezaba a jurar Yuri.-- Ser los mejores padres para ti y evitar que pases por aquella horrible etapa que sólo tus estúpidos padres pasaron --Serena soltó una risita.-- Porque nosotros te protegeremos incluso de tus pesadillas como de aquellos mocosos que puedan llegar a molestarte, lo juro

--Disculpe señores Fujiki --Habló una enfermera interrumpiendo aquella bonita escena.-- ¿Podría permitirnos al bebé? Hay que hacer los protocolos necesarios

Yuri y Serena se vieron antes de asentir y entregar al pequeño que estaba dormido, en unos momentos más adelante podrían tener al infante y la mujer podía ofrecerle el alimento de su pecho, podía sentirse ansiosa, rebosante de felicidad y brillo. Fue un momento de emoción donde ambos padres se abrazaron y se besaron con emoción. Donde juntaron sus frentes, se pedían perdón por las acciones de ese día y donde volvían a jurar que serían grandes padres para su pequeño. Una promesa que se encargarían de cumplir cuando unos minutos después, estaría en su cuarto del hospital descansando y recibiendo la atención del mundo. Ver como abrían la puerta de su habitación y sonreír con cansancio a ese pequeño ser en una adorable ropita de color azul y cobijado en una adorable cobija blanca. Cargarlo con cuidado al momento que despertó para pedir comida y abrir su bata para que este recibiera su alimento, acariciar la pelusa oscura que tenía como cabello y volver a jurar que lo iba a proteger. Su pequeño Fujiki Yusaku.

.o.

Pasados los años. Serena y Yuri aprendían a como ser una familia con un pequeño niño en sus vidas que siempre tomaba sus manos y se balanceaba cada que caminaban. Aquel pequeño que soltaba risitas a cada momento, comía ricos helados, odiaba las verduras y amaba dormir en los brazos de sus padres después de una historia para dormir. Seguían algunas discusiones como algunos pleitos de una pareja de casados normal hasta llegar a dejarse hablar pero por el amor que sentían a su pequeño niño, eran capaces de olvidar todo y centrarse en brindar ese amor y protección al pequeño infante de hermosos ojos esmeraldas que siempre sonreía cuando sus padres estaban juntos y le ayudaban a comer o jugar con aquellos juguetes que todos sus tíos le regalaban. Era el más pequeño de la familia y era el más consentido, incluso Yuri tenía que competir contra Yuya, Yuto y Yugo por el mejor regalo en su cumpleaños. Claro, siempre era difícil escapársele algo al que antes que antes fue un soldado y cuidadosamente ya tenía las cosas planeadas.

Incluso Ruri, Yuzu y Rin competían para que entregarán el mejor pastel de chocolate pero nadie le ganaba a Serena cuando se trataba de su pequeño niño y quien lo conocía mejor que nadie. ¡Era su hijo! Su pequeño bebé de hermosa y tierna mirada que observaba las cosas que siempre quería aunque siempre negaba. Yusaku siempre se mantenía jugando con sus primos y sus tíos, se divertida con los trucos de magia de su tío Yuya como los paseos en D-wheel del tío Yugo. Sonreír y escuchar con atención a las historias del tío Yuto, dejarse mimar por sus tías y sus abuelos, quienes lo cargaban en hombros y hablaban sobre cosas maravillosas, cosas que un día le gustaría vivir. Yusaku era bastante feliz. Yusaku, aún era feliz. Claro, que Yuri hacia las mejores fiestas para su pequeño y así sólo él podía coronarse como el ganador de entre toda la familia. Al final, era realmente satisfactorio ver aquella sonrisa, ver aquellos pequeños ojos esmeraldas brillar de la emoción y sentir esos pequeños brazos rodearle mientras le agradecía y le afirmaba que siempre iba a querer a sus padres. Serena sonreía cariñosa cuando Yusaku manchaba su rostro de comida, le gustaba limpiarle el pequeño rostro y ofrecerle varios besos a sus mejillas para escuchar las risitas de su niño. Le gustaba escucharlo hablar animadamente, le gustaba jugar con él y ofrecerle esa seguridad que solo una madre le puede otorgar. Abrazarle en las noches de pesadilla, cargarlo en sus brazos y llevarlo a su habitación donde dormía con Yuri, ambos padres abrazaban al menor para quitarle aquellas lágrimas. Sonreían cuando el menor dormía con tranquilidad y tomaba sus manos para que no se alejaran de él.

Como si ellos lo quisieran.

Con el pequeño Yusaku entre ellos, no tenían porque ser otras personas, eran ellos mismos. Sonriendo y amando la vida que una vez le prohibieron disfrutar. Sonreír, tomarse de las manos y brindar aquel cariño tan grande que su pequeño, era el único que podía obtenerlo. Amaban demasiado a su niño que realmente no les molestaba hacer alguna demostración en público por él. Besar sus mejillas, correr con el pequeño sentado en sus hombros y comer deliciosos helados. Con su pequeño Yusaku, podían tener la vida que siempre desearon.

Yuri Fujiki adoraba las plantas, no por nada estudiaba a las mismas, los usos de cada una como los peligros que podía traer, era un gran investigador y al mismo tiempo, aún hacia algunos pequeños trabajos para el gobierno. Yusaku siempre iba con su padre al invernadero para aprender algo nuevo, era normal ya que hasta su pequeño Yusaku se parecía a una de esas plantas venenosas, la Wisteria o Glicinia. Con sus cabellos oscuros en tonalidades azules, mechones rosas y ojos esmeraldas. Era hermoso su niño y atraía mucho a las niñas, cosa que le causaba risa porque el pequeño huía cuando se sentía acosado, incluso con algunas mujeres mayores que solo jalaban sus mejillas y Yusaku se soltaba para ocultarse detrás de sus piernas con pequeñas lagrimitas en sus ojos. Siempre lo alzaba y lo abrazaba. Así que junto con Yusaku, aprendía sobre las plantas e incluso le ayudaba a cuidar algunas bajo su supervisión. Serena Fujiki le gustaba cocinar, una pequeña tienda de postres abrió en su casa y así muy pronto se hizo famosa por su delicioso sabor. Yusaku le ayudaba mucho cuando llegaba de la escuela y quería que alguien le ayudara a separar algunas cosas como decorar algo pequeño o amasar mientras ella hacía otras cosas. Era lindo porque siempre, su pequeño terminaba con manchas de harina en el rostro. Al final del día, un pedazo de pastel junto con leche, era su recompensa por ser su pequeño ayudante. Eran momentos como esos los que ambos apreciaban.

--¿Me enseñan a jugar Duelo de Monstruos? --Preguntaba Yusaku con inocencia.

Serena y Yuri se miraron. Después miraron a su pequeño niño que jugaba con sus dedos y había agachado la mirada un tanto apenado. Serena sonrió antes de agacharse y acariciar la mejilla de su hijo. Yuri le siguió para después agacharse y despeinar a su pequeño.

--¿Quieres aprender a jugar?

--Todos mis tíos y primos juegan --Hizo un adorable puchero.-- Me gustaría aprender

--Te enseñaremos pero con una condición --Yuri sonrió al ver como el pequeño alzaba su mirada y sus ojos brillaban de la emoción.-- Que sólo jugaras con nosotros antes de querer patear el trasero de toda tu familia

Serena le golpeó el hombro pero poco importó cuando Yusaku saltó a sus brazos agradeciendo por los buenos padres que eran. Le compraron un disco de duelos con insertor de cartas, compraron paquetes de cartas y empezaron armar el deck que representaría a su pequeño. Al principio se había decidido por un deck de Guerreros con invocación Fusión. De alguna manera, tenían que mostrarle aquella invocación que todo ese tiempo fue su compañera en los momentos más difíciles, aquella por la que ambos aprendieron así que pensaban que no existía nada malo si querían enseñarle sus trucos. Fue un tanto difícil para el pequeño pero le empezaban a enseñar que con cabeza fría y analítica, podía realizar cada uno de sus movimientos. Fue así que enseñaban a Yusaku a ser un buen calculador, tener la cabeza fría pero sobre todo, que la diversión no acabará. Fue curioso que el pequeño empezará armar un arquetipo muy poco conocido y que casi no tuviera un buen soporte, un deck Cyberse de atributo oscuridad. Un deck débil porque no había mucho apoyo pero aún así, se esforzaba en hacerlo mejor.

Le enseñaban que debía levantarse cuando se caía. Tal vez fueron un poco rudos y serios con su pequeño pero así lo aceptaba Yusaku, eran momentos como esos cuando les demostraba de todo lo que era capaz. Pronto, se dieron cuenta que su pequeño iba con sus tíos para aprender sobre nuevas invocaciones como de aquella nueva invocación que muy pocas personas sabían, la invocación Link. Fue en ese momento que Yuri y Serena se miraron un poco preocupados, ver a su pequeño sonreír cuando veía sus cartas, como hablaba sólo. Era mejor hablar con él antes de que sucedieran varias cosas.

--¿Zarc? ¿Ray? --Preguntó Yusaku con inocencia.-- ¿Ese es el monstruo que vive en las cartas? ¿Del que hablan los libros de historia?

--Algo así --Yuri hizo una mueca. No sabía cómo explicarle a su pequeño.-- Pero hay algo más de lo que no hablan los libros de historia --Suspiro.-- Zarc fue un humano que aprendió cada una de las invocaciones existentes, pronto fue dominado por las voces de las cartas y fue suficiente para volverlo un demonio --Acarició el cabello de su hijo al ver el rostro asustado del menor.-- Ray fue la persona quien se empeñó en destruirlo pero dejo una pieza de él en diferentes partes para que nunca volvieran a juntarlos ¿Sabes cómo se llamaron esas piezas? --Yusaku negó.

--Pero si los conoces muy bien cariño --Serena sonrió.-- Sus nombres son, Yuya, Yuto, Yugo y papá Yuri --Soltó una risita al ver como su pequeño abría los ojos sorprendido y miraba a su padre sonreír.-- Fueron cuatro partes las que fueron creadas a partir de Zarc

--Y fueron cuatro partes de las que fueron creadas a partir de Ray --Yuri sonrió.-- ¿Puedes adivinar quiénes son?

--¿La tía Yuzu, la tía Rin, la tía Ruri y mamá Serena? --Preguntó Yusaku temeroso.-- Pero si papá es bueno y no hace daño a los demás --Abrazo a Yuri.-- Mamá es buena y hace pasteles deliciosos

--Así es pero pasaron varias cosas para que ahora nosotros podamos ser nosotros mismos y no ser alguien más --Serena beso la cabeza de su hijo.-- Aunque Zarc y Ray se encuentran tranquilos ahora --Subió su mano a su pecho.-- Nos dieron una segunda oportunidad de vivir al lado de nuestra muy rara familia --Beso las mejillas de su hijo para que soltara pequeñas risitas.-- Y la estamos aprovechando a lo máximo, tenemos a nuestro querido hijo y la vida que queremos lejos de toda guerra

--Ahora estamos tranquilos y seguros de que nada nos pasará porque ellos al fin se fueron y podemos tener vidas tranquilas --Yuri sonrió.-- Pero, todos nosotros queremos que nadie de nuestra familia pase por lo mismo al tener sangre o vínculo con quien éramos originalmente así que quiero que me prometas algo --Yusaku asintió.-- ¿Me dirías si te pasa algo?

--¿Si me pasa algo? ¿Cómo qué? --Preguntó con inocencia.

--Si escuchas las voces de tus cartas o si sientes que algo más te llama en las invocaciones que estas aprendiendo ¿Nos dirás? --Serena preguntó.

--Si mamá --Yusaku sonrió. Miro a su padre y volvió abrazarlo.-- No importa si antes eras un demonio, yo te quiero tal y como eres papá

--Yo también te quiero Yusaku --Abrazo a su hijo.-- Y siempre te protegeré

Serena sonrió con ternura. Para abrazar a su pequeño que soltó risitas al ser amado por sus dos padres. Pronto llegaron las cosquillas y las risas infantiles no tardaron en llegar. Sabían que Yusaku era bastante inteligente con las palabras recién dichas así que no podían tener miedo de que algo les podría ocultar. Era su pequeño al final en cuentas. Yuri y Serena amaban a su hijo y Yusaku los amaba de igual manera.

Nada cambiaría su relación ni el cariño con el que querían, sabían que su hijo crecería, y realmente deseaban que su pequeño fuera una mejor persona de lo que ellos fueron. Cada día le demostraban cuanto lo querían, cuanto lo amaban, sabían que mientras su pequeño Yusaku tuviera esa atención y ese cariño, nada podía salir más.

Sin saber, que una horrible pesadilla empezaría más pronto de lo que esperaron.

.o.

Yuri y Serena estaban orgulloso de Yusaku, su pequeño niño era realmente bueno en los duelos de cartas que estaban pensando que muy pronto subiría de categoría por sus muy buenas estrategias y por todas esas veces que ganaba entre los primeros dos lugares de los torneos, era satisfactorio ver a su pequeño niño verlo brincar mientras festejaba e iban a un lugar especial para recibir su recompensa o iban alguna tienda y compraban algo que el menor quería. Recibir aquellos trofeos como medallas y correr a recibir el abrazo de sus padres. Aún cuando creían que no podía ver a su pequeño en los torneos, se esforzaban para terminar con todo su trabajo y verlo jugar, verlo divertirse y verlo ser un niño.

Pero ese día llego.

Un día en el que nadie olvidaría ese temor, pánico y horror al no ver a Yusaku llegar a casa temprano. Yuri y Serena al principio pensaron que se quedó jugando con alguien en la escuela o se encontró con alguien de sus primos y tíos para ir a comprar algo o enfrentarse a un duelo pero al ver la hora tan tarde y al llamar a todos sus conocidos, los cuales le dijeron que no habían visto a Yusaku en ese día. Fue el momento en que sintieron aquella presión en su pecho, algo no estaba bien. Tomaron algunas chamarras como sus antiguos discos de duelos para estar comunicados y salir de su casa para buscar a su pequeño. Pedirles ayuda a sus amigos y familia, perder su orgullo y pedir a Akaba Reiji que les ayudará en la búsqueda de su pequeño niño. Serena no podía llorar, había sido entrenada para combatir sus propias emociones pero ahora, sentir aquel terror invadirla, sentir que algo le pasaba a su pequeño, era realmente angustiante, sentía su corazón tan débil, como si alguien lo empezará apretar. No podía caer cuando su niño, probablemente se encuentre en peligro. Yuri dejo a un lado su orgullo para pedirle ayuda a todos, su hijo era más importante que un estúpido orgullo. Pasaron días completos en vela, nadie había visto a su hijo, nadie sabía donde se podía encontrar.

A penas y dormían, no querían comer. No sin antes, saber donde se encontraba su pequeño. No querían perder lo que les había dado sentido en su vida. No querían perderlo sin embargo, nunca pudieron encontrar rastro alguno por algunos meses. Meses donde empezaron con algunas bebidas alcohólicas y cigarrillos. Donde empezaron las discusiones y como aquella furia inundar sus pechos. Empezaban a tener aquellas personalidades de cuando estaban en Academia, empezaban a meterse en problemas, hackeando o golpeando a cualquier tipo que pudieron presenciar algo pero no hicieron nada. La esperanza era lo que moría al final, la esperanza era lo único que aún les mantenía en la búsqueda de su pequeño y cuando menos se lo esperaron. Una sola llamada del hospital, fue lo que provoco que su alma regresara al alma y sin esperar más, fue a donde les habían indicado, donde se encontraba su pequeño niño. Manejaron desesperados, pasándose varias luces rojas y llegando al estacionamiento para lanzarse a correr en la espera de poder abrazarlo y besarlo. Mientras le pedían perdón por no hacer aún más por buscarlo. Pero aquello que vieron, fue lo que les partió el alma y por primera vez, empezaron a llorar, cayendo de rodillas y sufriendo por aquel cruel escenario.

Su pequeño niño tan amado, ahora solo parecía un cuerpo sin vida con aquella palidez y casi estando en los huesos. Sin aquel brillo de la inocencia y vida misma que estuviera en sus ojos. Los labios agrietados como los gritos que empezaba a soltar al momento que una aguja atravesó su piel y le causaba dolor. Lo escuchaban gritar, pedía a sus padres, pedía que lo salvaran, pedía a mamá y a papá pero estos, no supieron cómo reaccionar. Se habían quedado paralizados ante el miedo y el terror. Se habían quedado hechos piedra que solo observaban a su pequeño soltar gritos, como empezaba a llorar y casi le regañaban por mojar la cama. Tuvieron que sedarlo, tuvieron que tranquilizarlo y poder saber que fue lo que paso.

--Él, junto con otros cinco niños, fueron encontrados en pésimas condiciones en una de las fabricas más apartadas de Den City --Les hablaba un policía, él que les había informado que habían encontrado a su pequeño niño.-- Por lo que sabemos, los torturaban con esto --Alzo el disco de duelos que inmediatamente, Yuri lo identifico como el de su hijo. Se notaba un poco maltratado y algunas de sus cartas se mantenían ahí.-- Si no ganaban, no eran merecedores de comida y choques eléctricos recorrían su cuerpo, fue realmente horrible que a cinco maravillosos niños con una gran futuro en los duelos, les sucediera esto

--Cinco niños --Murmuro Serena un poco sorprendida.-- Todos esos niños estaban relacionados con el juego de cartas, ¿Verdad? –El policía asintió.-- ¿Todos de la misma edad?

--Si, niños menores de 6 años que fueron secuestrados en diferentes días y en diferentes lugares del país --El policía soltó un suspiro.

--¿Quién fue el responsable? --Pregunto Yuri con furia, hasta ese momento, ya no escuchaba nada más que sus instintos.

--Lamento que no puedo decirle esa información, solo recibimos una llamada anónima, un niño que paseaba por esos lugares, escucho gritos y no dudo en denunciar que algo extraño sucedía en ese lugar, si pudiéramos saber otra cosa, ya se lo hubiéramos dicho

--¿Quién fue el maldito responsable de quitarle la hermosa sonrisa a mi hijo? --Grito Yuri, tomo del cuello al policía.-- ¡Quiero que me diga el nombre del maldito bastardo! --Pequeñas lagrimas salían de sus ojos, poco a poco, su fuerza se fue alejando para solo caer de rodillas.-- Le había prometido a mi hijo desde el momento que nació, que siempre lo cuidaría, que siempre le protegería, ¿Qué clase de padre seré cuando no pude cumplir con mi palabra? ¿Qué clase de padre seré ahora que no quiero mirar a mi propio hijo por el dolor que le causa a mi corazón?

--Por favor Yuri --Serena le rogaba a su lado, le abrazaba como hace tiempo ya no lo hacía.-- Él no tiene la culpa y mucho menos tú o yo, por favor, Yusaku ahora nos necesita, nuestro pequeño grita y llora por nosotros, por favor Yuri, yo te necesito

Al momento que entraron al cuarto de su pequeño, este ni siquiera les miraba. Sus ojos estaban en un punto en específico pero cuando quisieron tocar sus pequeñas manos, Yusaku empezó a gritar y llorar. Implorando que no le hicieran daño, implorando que lo dejaran en paz. Las cosas más difíciles a penas empezarían.

.o.

Cuidar a un pequeño niño que no podían tocar porque había desarrollado una fobia a todo contacto humano, incluso al de sus padres pero que lloraba y gritaba por estos mismos. Las noches de desvelo por cuidarlo en el hospital y cuando llegaron a casa, cuidarlo de sus ataques de pánico. Aquel pequeño niño que adoraba la vida, adoraba a sus padres, adoraba a su familia como también, amaba y adoraba el juego de cartas, se había esfumado. Era otro niño, ya nunca más sería su pequeño, ya nunca más volvería a la luz aquel niño amado que ahora, ahora solo se ocultaba en la oscuridad, no salía de su cuarto y mucho menos, salía a la escuela. El menor, tenía el temor que todos empezaran a burlarse de él. Aquellas terapias psicológicas a donde lo llevaron, todos decían lo mismo, era imposible que aquella tiernas sonrisa, regresara a él.

Sin embargo, lo siguieron tratando como su hijo, como a su pequeño niño, como a su pequeño bebé. Siguieron estando a su lado aunque muchas veces les pedía que se fueran y que no lo tocaran. Solo se quedaron a su lado, observando lo que hacía cuando se aseguraba que nadie le descubriría, apoyando secretamente a su hijo, darle aquel apoyo que solo un padre le puede dar. No compartían palabras o gestos como anteriormente hacían, solo miradas que decían todo, solo acciones que hablaban por si solas. Sabían de buena manera, que tenían que esperar a que él volviera abrir su corazón, que él saliera del cascaron y pudiera obtener todas las fuerzas para hablar de aquello. Nunca lo presionaron, nunca hicieron que se sintiera incomodo. Tal vez ya no podría existir manera de que se entendieran cuando preferían darle su espacio y llegaban hasta tarde a la casa para que no se sintiera incomodo y pudiera hacer lo que quería hacer. Aunque en algunas veces, no podían evitar sorprenderse al encontrar algunas toallas con sangre y ver como su niño tenía vendas en los brazos. No pudieron decirle nada, solo hicieron como que nunca vieron aquello.

Ver en aquellos ojos esmeraldas del joven alto y delgado que había crecido después de 10 años que aquel cruel suceso de su vida, la venganza. Sabían que no podían detenerlo, sabían que su niño solo estaría mejor en el momento que pudiera tomar cartas en el asunto y terminar con el problema de raíz. Como ex-militares de academia lo entendieron. No podían regañarlo y mucho menos podían hablarlo con él al sentir que aquella confianza y seguridad se había esfumado, realmente sentían que no era lo correcto. Las palabras no podían salir de si, las acciones menos. Solo, Yuri y Serena se veían, se sonreían y se abrazaban. Se daban apoyo mutuo, se daban confort a esos corazones que necesitaban más que valor por no poder hacer nada por su pequeño niño.

--Me iré de casa --Hablo Yusaku aquel día.-- Estoy empacando mis cosas, solo llevare lo esencial, lo demás lo dejare aquí --Alzo la vista. Aquellos ojos esmeraldas que brillaban de miedo, de temor se hicieron presentes. Serena no pudo evitar morderse el labio.-- Necesito irme, realmente lo necesito --Su voz sonaba como suplica.-- Por favor, quiero recuperar el tiempo que perdí, quiero saber lo que realmente paso, quiero volver a vivir, realmente quiero volver a vivir

Un pequeño silencio se formo. Yuri se levanto de su asiento y un poco dudoso, poso con suavidad su mano en el hombro de Yusaku. Le sonrió como todo padre orgullo que era. Con aquella amabilidad que creía perdida.

--Si realmente tienes necesidad de irte, entonces hazlo, ni mamá ni yo, nos enojaremos por la decisión que estas tomando --Murmuro con suavidad.-- Tienes todo mi apoyo hijo, siempre lo tendrás --Estuvo tentado a revolver su cabello pero detuvo esos instintos.-- Solo te pido que te cuides, el camino que buscas, no será fácil, encontraras dolor pero sé que tú lo podrás superar, porque eres mi hijo, porque siempre has sido fuerte cuando hay veces en las que ya no lo creas, siempre tendrás que levantarte, volverás a luchar por tu pasado y espero que en el momento que regreses, la tranquilidad al fin pueda estar en tu corazón, aquí siempre te recibiremos con los brazos abiertos

--Yusaku --Murmuro Serena. Con suavidad, poso su mano en la mejilla de su hijo. No pudo evitar soltarse a llorar.-- Perdona a estos estúpidos padres que te toco tener por no saber qué hacer, perdona a tus estúpidos padres por dejarte solo todo este tiempo –Se acerco para pararse de puntitas y besar su frente. Su niño pequeño había crecido.-- Papá y mamá siempre te esperaran en este lugar que es tu casa, aquí siempre estaremos él día que quieras regresar, él día que tu corazón se calme y la furia de la venganza se apague, te recibiremos con los brazos abiertos, porque amamos y adoramos a nuestro pequeño niño Fujiki Yusaku

Vieron a Yusaku bajar su rostro y pronto. Solo los abrazo como cuando era un niño pequeño. Aquellos brazos, aquella calidez. Yuri y Serena no pudieron evitar envolverlo y darle una vez más, aquella seguridad, protección y calidez para desearle buena suerte a su nuevo camino. Que este se volviera a dejar abrazar y tocar, fue lo que provoco que se sintieran felices, que se sintieran mejor.

--Regresare una vez que todo esto se calme y sepa la verdad, lo prometo --Yusaku hablo, juraba ante ellos.-- Gracias por ser los mejores padres que uno puede desear, por no rendirse conmigo y por permitirme tener una segunda oportunidad

Aquello fue lo más hermoso que Yuri y Serena escucharon que no pudieron evitar mirarse y sonreírse. Sin duda y a pesar del tiempo que estuvieron lejos sin poder llegar a comprenderlo, criaron a un buen niño. Al día siguiente, fue cuando su niño abandono la casa. Por primera vez, sintieron vacio su hogar pero sabían que era lo justo y lo necesario para que Yusaku pudiera seguir avanzando. Yuri beso a su esposa en la frente, ambos miraban el cuarto de su único hijo tan limpio y ordenado.

--Perdona por culparte de todo --Hablo Yuri.

--Lo entiendo, fue por nuestro hijo, siempre fue por él --Sonrió Serena con cariño. Lo abrazaba a su lado.-- Nuestro pequeño se convertirá en una gran persona, odiara los duelos pero terminara disfrutando como nosotros aprendimos, será un pesado y cruel camino que él solo abrirá, este es el destino de duelistas como él y nosotros como sus padres, tenemos que apoyarlo ¿No es así?

--Así es --Soltó un suspiro Yuri.-- Solo hubiera deseado que le tocara un mejor futuro, un mejor camino, ahora, nos toca esperar, esperar a que Unknown decida regresar como el héroe que siempre quiso ser

Yuri y Serena sonrieron mientras compartían un dulce y suave beso. Las noticias anunciando el nacimiento de un nuevo héroe llamado Playmaker y aquellos ojos esmeraldas que solo ellos reconocerían en cualquier lugar. Sabían que debían dejar de preocuparse por su niño, ya no era un niño pequeño e indefenso, ahora, ahora solo era un joven adulto que se encargaría de mostrarle la verdad al mundo y calmaría su corazón una vez que todos aquellos secretos salgan a la luz. Esperar todo el tiempo que sea necesario, darle aquel espacio y volver hablar sobre lo sucedido. Era lo que a Yuri y Serena les daba esperanza, les ofrecía tranquilidad y se levantaban siempre para que aquello, se hiciera realidad. Su niño nunca regresaría, eso lo tenían muy bien entendido. Pero aquel hijo que dejaron ir y que le dieron su apoyo incondicional, sería el que regresaría sano y salvo.

El padre debe ser el amigo, el confidente, no el tirano de sus hijos. Yuri y Serena lo comprendieron, ante la adversidad del momento y el daño a su único hijo, estar siempre para él y esperar a que regrese, era más que suficiente para que la felicidad y la tranquilidad regrese a ellos.

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