Capítulo 11: Echar una mano

—Laughing, concéntrate por favor. 

—Laughing, necesitamos de tu atención…

—Uff, ¡yo entiendo que ya no tenga ganas de seguir vigilando al niño ese! ¡Qué aburrimiento tener la presa al lado todo el tiempo y no cazarla! JAJAJAJA —¡No se vale! La risa de Candy me hizo reír a mí también. ¡Y yo que quería parecer serio por una vez! 

Candy y yo comenzamos a reírnos sin control. Vi a Jason sonreír levemente hasta que decidió unirse al juego. ¡Con una garra levantó a Candy del suelo! 

—¡¿Jason?! —Candy lo miraba con gran sorpresa. ¡Hacía mucho que Jason no jugaba a ser el más fuerte!

—Jason… —Puppeteer parecía preocupado, ¿por qué?— cálmate, somos un equipo… —pero Jason no quitaba la mirada de Candy.

—Exacto, y los equipos trabajan juntos, aunque a veces no guste ese trabajo… —Jason dejó por fin a Candy en el suelo, ahora me miró a mí— ¿Estamos? 

—Pff sííí —dije a regañadientes. Todo esto había empezado porque dije que me aburría jugar solo al "detective Laughing Jack" con Locke, y quería cambiar de juego. 

—Laughing… —Puppeteer se acercó a mí— sabes lo que hay que preguntarle ahora… ¿verdad? 

—Eh… —hice memoria, me lo habían estado explicando antes— ¡Sí! Locke el niño grande debe estar nervioso porque Masky disparó a una de sus amigas… y… ¿qué tenía que hacer yo con eso?

—A ver… —ahora fue Candy quien se acercó a mí. Candy no paraba de mirar a Jason— ¡no es tan difícil! Se supone que el niño confía en ti y todo ese rollo… aún así tendrá miedo por si lo matas como Masky ha hecho con la suya.

—¿¡Matar!? ¡Pero si yo solo juego a los detectives con Locke! —rechisté. ¡¿Por qué iba a hacerle daño yo al pequeño grande Locke?! 

—Que sí, que sí —siguió Candy—, ¡pero eso él no lo sabe! ¡Tiene miedo! Tú tranquilízalo y tráelo aquí, luego empieza a preguntarle por Masky. ¡Seguro que ha visto algo en él que pueda ayudar a Jason! —Jason tosió— bueno, que pueda ayudarnos a todos… ya sabes.

—Vaaale —acepté. Me aburrían los detectives, pero tenía que hacerlo por el bien del equipo—, enseguida vuelvo. ¡Y ya veréis como Locke se alegra mucho de verme! 

Abrí la puerta y me fui camino a las habitaciones de los niños. 

Atravesé las cabañas de los humanos, los aburridos y amargados humanos. Jeff siempre evitaba enfrentarse a mí, le daba bastante miedo que yo fuera más divertido y fuerte que él. Liu trataba de alejar a su hermanito de mí para que no le hiciera daño… No es mi culpa que Jeff sea débil y siempre le estén protegiendo para que no se haga ni un solo rasguño… Ni siquiera los padres de Isaac eran así con él cuando jugábamos juntos, o bueno, la última vez que los vi con vida.

—Hola, Locke —saludé calmado con una gran sonrisa tras abrir la puerta de la celda, aunque fue confuso el ver a Jeff saliendo del almacén— ¿Te vienes? —Locke no estaba feliz, no estaba sonriendo, no estaba contento. Sus manos y brazos temblaban como una gelatina, sus ojos estaban fijos en mí, no me perdían de vista ni por un segundo. Oh, conozco esa mirada… y no me está gustando.

—B-bueno, en realidad voy a salir con Jeff hoy, él me dijo que saliera con él de paseo. —Intenté seguir sonriendo, tal vez se le pasaría el miedo si me mostraba más amable. Con lo bueno que siempre he sido con él…

—¿En serio? —pregunté ladeando la cabeza de lado un poco— Podemos ir los tres a pasear —sonreí mostrando los dientes.

—¡NO! Digo… Sí-sí, claro, pero… He quedado con Jeff, tal vez será mejor que solo vaya yo y ya la próxima vez podré ir cont… —¿Locke no quiere ir conmigo?

—¿No quieres ir conmigo, verdad? Prefieres pasar tiempo con Jeff. —Mi sonrisa se borró, agaché la cabeza y me encogí de hombros. ¿De verdad que Locke es capaz de reemplazarme por Jeff? ¿Eso significa que no fui lo suficiente bueno con él? ¿Que los caramelos no fueron una buena idea? ¿Que los juegos no le gustaron? ¿Que no fui un buen amigo?

—¡Locke! Ya tengo la correa. Laughing, esta vez deja que se venga conmigo, aunque sea por un ratito, sabes que tengo muchas ganas de pasear a alguien por el bosque. Luego será todo tuyo, te lo prometo —Jeff me guiñó un ojo. Se estaba burlando de mí, como siempre. Él quería quedarse con Locke y alejarlo de mí, justo como esa mujer hizo con Isaac. Locke comenzó a caminar por el pasillo de la habitación junto con Jeff.

—Locke, ¿no quieres venir conmigo? —hablé antes de que avanzaran más. Quería una respuesta clara de él, quería que se quedara conmigo, que no se fuera, que no me abandonara. No de nuevo.

—Laughing, te prometo que en otra ocasión iré pero ahora quiero ir con Jeff —su voz temblaba… Miedo… Locke tenía miedo. Locke me tenía miedo. Locke tenía miedo de mí.

—¿Quieres ir con Jeff? —levanté la cabeza. Se giró para verme y no pude evitar sonreír. ¡Debía hacerlo! ¡Debía sonreír! ¿Quién querría ver a un payaso triste, amargado, aburrido y mal? ¡Si sonreía lo más que podía, hasta que mis mejillas doliesen, podría convencerlo de que se quedara conmigo y no se fuese con Jeff!

—No, no, me has malentendido, obviamente quiero ir contigo pero… —contestó en un hilo de voz. No puedo dejar que Jeff se salga con la suya.

—¿Pero? Si de verdad quieres venir conmigo entonces… ¡Ven conmigo! —con rapidez me acerqué y agarré su brazo derecho para jalarlo, pero se había aferrado con su brazo izquierdo al de Jeff. Empecé a tirar un poco y cada vez fui aumentando la fuerza al ver que no se soltaba. ¿¡Qué tenía Jeff que no tuviese yo!? Locke gritaba, ¡¡Jeff estaba haciendo que se asustara de mí!!

Poco a poco, mi agarre del brazo de Locke se hizo más… fácil.

[CRACK]

Retrocedí unos pequeños pasos y, cuando me di cuenta, el brazo derecho de Locke estaba entre mis manos. Miré a Jeff para intentar comprender lo que había pasado y él solamente sonreía como un loco, una sonrisa amplia, burlesco, mirando a Locke. Bajé la mirada hacia mi amigo, había un charco de sangre en el suelo y a Locke le faltaba un brazo, miré mis manos y luego a Locke, una vez más, dos veces más, tres… Parpadeé y fruncí el ceño ladeando la cabeza. ¿Le había arrancado el brazo a Locke? ¿Yo?

—T-Tenny… g-gracias por… la advertencia… —dijo Locke a una chica rubia y se fue acostando en el suelo, estando callado y sin moverse, como hacían los niños buenos.

—¡LOCKE! —reaccioné— No te preocupes, puedo… puedo arreglarte… Puedo armarte de nuevo… Los juguetes se rompen y se arreglan, ¡es algo natural, no te preocupes! Y… y te llevaré al bosque, tienes tantas ganas por ir, después, podremos jugar de nuevo, ¿sí? —agarré el cuerpo de Locke junto con su brazo y salí rápidamente por la puerta— ¡N-no te preocupes, L-Locke, t-tengo un amigo que puede arreglarte! ¿M-me escuchas, Locke? ¡Sí! ¡Claro que me escuchas! ¡Y-y no te preocupes por lo de antes! ¡Los amigos se pelean y discuten a veces! ¡V-vamos a arreglarte!

Corrí lo más que pude por el bosque. En menos de dos minutos ya había llegado a nuestra cabaña.

—¡¡JASON!! ¡¡JASON!! —grité al atravesar la puerta— ¡¡JASOOOOOOOOON!!

—¿Qué demonios es este maldito griterí…? —Jason se calló al vernos— ¿QUÉ HAS HECHO? ¿QUÉ TE HEMOS DICHO ESPECÍFICAMENTE QUE NO HICIERAS, LAUGHING?

—¡FUE JEFF! ¡ÉL INTENTÓ LLEVÁRSELO! —Candy Pop y Puppeteer nos miraban con mucha atención, Jason les miró por unos segundos y luego a mí.

—¿Y qué se supone que quieres que haga? Ya está muerto, ha perdido demasiada sangre.

—Revívelo.

—¿Qué? —Jason torció su boca igual que su ceja derecha.

—Revive a mi amigo. Tú puedes crear vida.

—¿Revivir? ¿Qué te crees que soy? ¿Dios o Satanás? ¡Soy un simple juguetero que ni siquiera puede dar vida a sus juguetes! ¿Acaso lo has olvidado el porqué estamos…?

—Haz algo —lo miré fijamente, mi tono era serio. Candy y Puppeteer miraron a Jason. Miedo, otra vez esa maldita expresión… Otra vez esas caras… pero parece que es lo único que mueve a los demás…—. Tú dijiste que interrogara a Locke, que me acercara a él. Tú querías que me acercara a él desde el primer momento que llegó aquí. Ahora haz algo, Jason…

—Laughing… —Jason me habló en un tono calmado y relajado, subió ambas manos levemente extendiéndolas— No puedo devolverlo a la vida, ¿te acuerdas del peluche que intenté…?

—No. Me. Importa. Al menos cósele el brazo —le miré directamente a los ojos. Jason miró a Locke y extendió sus brazos. Dejé a mi querido amigo en sus brazos y Jason se fue a través de su puerta azul sin decir ninguna parada. Giré mi cabeza hacia la izquierda, hacia mis dos otros amigos.

—Sentimos lo de tu amigo… Laughing —habló Puppeteer y Candy asintió—. ¿Quieres contarnos cómo pasó?

—Jeff hizo que Locke quisiera irse con él. Jeff hizo que Locke se aferrara de su brazo y… Locke ya no tenía el brazo en su sitio.

—Y… ¿ahora qué vas a hacer? —preguntó Candy.

—Esperaré a Jason. Pero creedme, Jeff no se va a librar esta vez. Liu no lo va a proteger.

«Veamos… arreglar a Locke… Solo se me ocurre una manera de arreglar el error de Laughing Jack».

Coloqué el cuerpo del chico sobre la mesa del taller. Su brazo estaba bien cosido al cuerpo, tenía que hacer el paripé para que Laughing no perdiera la cabeza, pero en realidad ni con todo mi poder podría resucitar a nadie. Esa es tarea de seres de altísimas vibraciones. 

Miré atentamente el rostro del joven, en parte me recordaba a mí. Tenía los ojos abiertos, muy verdes como los míos, el pelo por la mandíbula, sus músculos estaban bien desarrollados para su edad y había sido un chico alto.  

—Sabes, Locke… —me acerqué a su oído para susurrarle. Sabía que su alma aún podía escucharme— hace mucho que no me hago pasar por humano, pero cuando lo hacía simulaba un envase físico muy parecido al tuyo…

Un frasco cayó de una de las estanterías. Genial, Locke había conseguido comunicarse conmigo.

—Me sorprendes, chico —dije sonriendo—. Normalmente las almas tardáis mucho más en aprender a manifestaros, aunque es cierto que en esta dimensión os lo pongo fácil.

Otro bote cayó.

—Locke… ya es suficiente.

Otro. Y otro. Y otro. Y…

—¡LOCKE! Venga… no me hagas enfadar. No puedo devolverte a tu cuerpo, pero tengo una gran misión para ti —me acerqué de nuevo a su viejo cuerpo y le aparté un mechón de pelo de la cara—. Deja que me presente. Soy Jason, apodado por algunos como “el juguetero”. Yo… soy algo que aún no eres capaz de comprender —miré mis propias manos—. Esto no es una habitación de tu planeta, sino una ilusión creada por mis poderes capaz de hacerse física en una dimensión con espacios vacíos —miré sus ojos de nuevo, los que hacía un rato tenían mucha vida por delante—. Cuando cuente hasta seis, podré verte. Podré ver tu alma porque pasaré al mismo plano que tú. Una vez lo haga, te comprimiré, oirás un ruido muy fuerte y constante y seguramente sentirás miedo. No te preocupes, solo te estaré amoldando para entrar en tu nuevo cuerpo, en el que estarás muy cómodo, mucho… más cómodo. Bien, comenzamos. Uno…

Una balda entera de una de las estanterías se partió. Locke tenía rabia, y estaba ganando mucho poder con ella.

—Dos…

Decidí no reaccionar para no ponerlo más nervioso. Con rapidez abrí un portal a aquel lugar del bosque y recogí ese osito de peluche que necesitaba. 

—Tres… —seguí contando al regresar al taller.

—Cuatro… —me acerqué a la duodécima estantería y agarré el segundo oso de peluche que necesitaba.

—Cinco… 

Me concentré para alcanzar el plano de Locke. Tras lograr detectar sus vibraciones y amoldarme a ellas, pude verlo. Era una masa de energía con luz en el centro y colores cambiantes alrededor. Lo podía percibir… su vida no había sido fácil ni había tomado siempre las decisiones más puras, pero su interior era bondadoso. Aún así su trágica muerte estaba corrompiendo su naturaleza.

—Seis… —dije sonriendo. La masa de luces comenzó a cambiar de forma hasta adoptar una similar a la que su envase corporal había tenido. 

—¿Estoy-estoy muerto? Muerto… Muerto… —me preguntó con una voz acompañada con otras dos voces de eco.

—Sabes que sí, Locke… —le dije con calma.

—¿Tú eres el juguetero? Juguetero… Juguetero…

—Así es.

—Tenny nos ha hablado de ti… ti… ti… Jason The Toymaker… Maker… Maker… Dijo que si tú existías serías uno de los más fuertes. Fuertes… fuertes…

—Alguna vez lo fui, o estuve a punto de serlo —debía hablar con él. Mi plan solo saldría bien si lo convencía de seguirnos. Necesitaba su permiso y no quería recurrir a encerrarlo hasta conseguirlo. 

—Lo he visto… visto… he visto que eres amigo de Laughing Jack… ¿qué queréis de mí? ¿No es suficiente con secuestrarme y arrancarme de mi cuerpo? Cuerpo… Cuerpo… Cuerpo… Cuerpo… Cuerpo… Cuerpo… Cuerpo… —Ahora su eco era de siete voces y su luz empezó a oscurecer. La forma de su cuerpo se fue moviendo.

—Locke… jamás serías libre. Zalgo te perseguiría hasta después de muerto. Pero tengo un plan para salvarte.

—¡NO TE CREO! Creo… Creo… Creo… Creo… Creo… Creo… Creo… —Su masa de energía comenzó a moverse de forma bruta. Estaba confundido y enfadado, tenía que ir rápido— ¡DEVUÉLVEME A ESE CUERPO QUE ME HAS DICHO! ¡DÉJAME IR!

—Locke… te estás contradiciendo, ¿no te das cuenta? Estás confundido.

—¡DÉJAME LIBRE! ¡Libre!

—Locke, quiero explicártelo todo antes de meterte en tu nuevo cuerpo. Tengo poder de sobra para hacer lo que quiera con tu alma ahora mismo, y sin embargo aquí estoy, hablando contigo. Déjame explicarte el propósito de todo esto y qué tienes que hacer para ser libre…

—¡NO! ¡DEVUÉLVEME A LA VIDA!

La masa comenzó a moverse para todas partes, envolviéndome, rompiéndose y volviéndose a unir. Estaba realmente enfadado.

—Solo Dios podría resucitarte, y él no está aquí…

La masa paró de repente y se volvió más líquida. Locke estaba experimentando demasiadas emociones. 

—Locke, dividiré tu alma en dos cuerpos, dos muñecos encantados. Uno te servirá de cuerpo para escuchar y el otro para hablar. Te meteré dentro del peluche de Sally Williams, al que utiliza como confidente todos los días, y dentro de otro peluche que tenga yo en mi poder, para que podamos conversar y me puedas contar todo lo que Sally te cuente…

La masa de energía no reaccionó.

—Slenderman y Zalgo, alguno de los dos tiene en su poder mi corazón, la fuente de mi magia… si me das la información suficiente para recuperarlo, tendré energía suficiente para dejarte libre sin que Slenderman ni Zalgo puedan interceptar tu alma. Ya no podrás volver a la vida, pero serás un alma liberada. Todo este dolor y toda esta confusión se irán para siempre…

Locke volvió a tomar la silueta de su antiguo cuerpo humano. Sin decirme nada, afirmó con la cabeza. 

Al cabo de tres minutos y treinta y tres segundos, el alma de Locke estaba dividida en dos ositos de peluche. Uno para mí, y el de Sally para Sally. Regresé a la cabaña.

—¡Jason! —Laughing vino corriendo hacia mí— ¡¿Has arreglado a Locke?!

Sonreí y le tendí el peluche.

—No he sido capaz de devolverlo a su cuerpo, así que he hablado con él y me ha dejado meter su alma en este peluche. Ahora podrás hablar con él cuando quieras… pero no rompas el peluche por nada del mundo.

—¡Bien! —Laughing comenzó a dar saltos de la emoción, tan contento se puso que golpeó su propia cabeza contra el techo. Candy comenzó a reírse de él.

—Jason… —se me acercó Puppeteer— ¿de verdad has encantado el peluche?

—He partido su alma en dos. La otra parte está en el peluche de Sally, que sabes que ya hablamos sobre hacer algo con él…

Puppeteer sonrió muy levemente y sus ojos se iluminaron.

—Jason… ya que tú has aprovechado su alma, se me ha ocurrido cómo aprovechar su cuerpo… —sonreí— Creo que es hora ya de involucrar a nuestros amigos de la policía…

—La PCE… —bajé el volumen— Ahora que Laughing ha matado a uno de los chicos temo que nos vigilen más de lo usual… No sé si podré comunicarme con ellos sin que nos intercepten.

—Jason, déjame a mí la parte de justificar que ha sido todo de Laughing… —Puppeteer sonrió levemente y de su boca salieron pequeños destellos de luz.

—No me atreveré a dudar de ti —respondí con otra sonrisa—. Bien, iré a por el juguete… Un osito de peluche estará bien, información intermedia.

—Bien, yo… —siguió diciendo Puppeteer— iré a hablar con alguno de los tres proxys y con Ben para explicarnos ante Slenderman y Zalgo y que ellos elijan qué hacer con el cuerpo, sabré convencerles de dejarlo a plena vista… 

Puppeteer se esfumó convirtiéndose en humo y yo volví a mi taller. El cuerpo de Locke seguía tendido ahí, mirando hacia el inexistente techo sin alma ninguna. Ahora solo era un saco de carne y huesos. 

Del estante más alto de la primera estantería saqué la cajita que guardaba a mis mensajeros: solía comunicarme con la Policía de Casos Especiales, encargada en parte de investigar a los Creepypastas en secreto, y teníamos un sistema de juguetes muy mío para hacerlo: una muñeca, información de carácter leve; un osito de peluche, información de gravedad intermedia; un soldado de plástico para información más relevante como la muerte de algún Creepypasta; finalmente, un ratón rojo para la información de extrema urgencia. 

Antaño solía crear uno de estos cada vez que mandaba un mensaje, pues era más sencillo hacer que funcionaran con magia al completo y se autodestruyeran una vez el mensaje grabado fuera escuchado. Ahora que era consciente de que sin mi caja no podía crear más magia de la que me quedaba, utilizaba siempre los mismos muñecos, que solo usaban la magia para volver a transportarse hacia mí y, para todo lo demás como ver a los agentes y elegir cuándo y quién escuchará la grabación, utilizan un sistema eléctrico convencional de cámara, grabadora y altavoces, todo activado cuando yo quisiese a distancia. Tampoco podía hablar con ellos en directo pues cualquier llamada dentro del bosque podía ser interceptada por Ben Drowned. Aunque yo sea más de magia, algo de ciencia no hacía daño. 

«¡Agente Connor, que alegría volver a hablar con usted! Desde la juguetería Meyer queríamos informarle de que será necesaria la intervención de su equipo en nuestra sucursal actual, la que con anterioridad le habíamos informado que iba a ser abierta por un tiempo… No se preocupe por el cuándo, recibirá un mensaje muy claro cuando sea totalmente apropiada su visita. Un saludo y que su relación con nuestra empresa siga siendo próspera».

Una vez grabado el mensaje, que por supuesto tenía que ser en clave para que solo John Connor pudiera entenderlo, era hora de usar ese poquito de magia para transportar el osito a su destino. Una vez ahí, podía usar sus ojos como cámaras.

«Bien… ya está en su escritorio… aunque Connor no está ahora mismo ahí. Siendo un oso y no un soldado o un ratón, lo más seguro es que alguien le avise del juguete en cuanto lo vean, pero Connor no lo escuchará hasta que no llegue su descanso. Solo hay que esperar…», dije en mi mente.

Tras una hora y cuarto esperando a Connor, por fin llegó el momento de hacerle escuchar el mensaje. Él ya sabía que estábamos en Precesypata, por lo que ya estaba al tanto de que el secuestro era cosa nuestra, pero aún no había motivos suficientes para intervenir sin que se me delatara como topo. Sin embargo, un tercer cuerpo era motivo de sobra para que una policía más especializada interviniera. Cuanto más saboteáramos y debilitásemos a Slenderman y Zalgo, más posibilidades de recuperar mi corazón… Vi como John llamó a tres de sus agentes para enviarlos a Precespyata: un señor que ya había dirigido otras veces misiones así, Franco Rodríguez; una mujer joven a la que solo había visto haciendo papeleo por las oficinas, Paris Wilton; y un hombre joven que no conocía; Dawoud Burhan.

Al regresar a la cabaña, Puppeteer me informó sobre lo ocurrido con los proxys y Ben: aunque al principio dudaban de su palabra, entendieron que Laughing estaba implicado desde el principio y por su naturaleza sería raro que no hubiera intervenido. Gracias a la insistencia de Puppeteer de aprovechar el cuerpo para lo que Slenderman y Zalgo quisieran, ya fuera mantenerlo oculto o hacer que fuera descubierto para causar más revuelo, terminó por convencerles de que no queríamos problemas con ellos ni con su plan. Al final, acordaron que el cuerpo fuera puesto en un sitio en el que la policía lo fuera a encontrar antes o después y nos perdonaron lo ocurrido a los cuatro si no volvíamos a pisar ni nosotros ni Laughing las celdas.

La PCE estaba de camino a Precespyata, e intervendrían tan pronto como Locke fuera descubierto. Al final el error de Laughing parecía haber adelantado nuestro plan.  

Laughing se acababa de cargar a otro crío… No servimos para canguros, han muerto cuatro en menos de dos semanas, aunque nunca nos dijeron un mínimo de días para mantenerlos con vida.

Ojeé la celda mientras Laughing se iba. Brian y Lana estaban en una esquina llorando, Carl, el raro, sonreía mientras se cargaban a su amigo… Tenny y yo cruzamos miradas, ella también lo había notado y, no le había parecido normal por su cara. Bien, ya sabía quién era el conflictivo del grupo entonces, esto me lo acababa de confirmar.

El ambiente estaba bastante tenso y quería aprovechar para charlar un rato con Tenny y ver qué tanto sabía de nosotros alguien que no era fangirl a simple vista sin que el raro nos mirase o interrumpiese.

—Bien, ¿y ahora con quién doy yo el paseo? Vamos a ver… Lana… No, está demasiado alterada, qué débil, como si nunca hubiera visto algo así… Brian ni de broma, Carl… demasiado rarito... ¡Oh, pero mira a quién tenemos aquí! Tenny, te vienes conmigo. —Sonreí muy amablemente a la rubia, contuve mi risa al ver su cara desconfiada. No era nada tonta.

—¿Para qué? ¿Para que me mates como hacen los demás?

—¡Qué importa! —me encogí de hombros, tampoco podía parecer un payaso ahora, pero tampoco podía meterle miedo— No es como si tuvieras otra elección, además, si decido matarte aquí no tienes escapatoria, si decido matarte allí… podrías salir corriendo al menos unos 2 metros, ¡tanto como llegue la correa! Oh, ¿sabes qué? ¡Te dejaré ir sin correa, para añadirle emoción!

—¿Y cómo sé que no hay ninguna criatura extraña rondando por el bosque? De todas formas, eres más rápido y fuerte que yo, en menos de cinco segundos me atraparías y degollarías. —Solté una risa nasal.

—Inteligente, no tanto como tu amigo chino… ¿Entonces vienes o te tengo que arrastrar por las piernas? —sentencié cruzándome de brazos. Tenny echó un vistazo a sus amigos y, sabiendo que no tenía más opción, salimos al bosque. Tenny se encogió de hombros y dirigí la marcha hacia nuestra cabaña. Tenny caminaba a mi lado pero manteniendo cierta distancia. Eso me agradaba.

—¿Tienes miedo? —pregunté, Tenny miraba a todos lados por si alguien o algo saltaba a atacarla o si la estaba dirigiendo a una trampa. Me moría de ganas de decirle que The Rake, B.O.B ni otra criatura no pasaban por aquí, pero su expresión… me causaba cierta gracia.

—¿Tú qué crees? —contestó.

—¿No piensas escapar, verdad?

—No, es un suicidio, si no me matas tú me matará algo de ahí fuera. —Alcé mi vista por encima de mi hombro para verla mejor y le sonreí.

—Haces bien.

—¿A dónde vamos?

—A una cena romántica que tengo preparada bajo la luz de la luna llena en el lago —Tenny rio, aunque trató de disimularlo—. Me agradas, realmente me agradas, eres la única que se ríe con mis chistes. Si os tenemos que matar a todos, tú serás la última, prometido, a no ser que dejes de reírte, claro… —bromeé, pero luego me di cuenta de que en mi cabeza sonaba muchísimo mejor— No, no quiero que te rías por miedo a que te mate, ¿sabes qué? Puedo llevarte a la cabaña para que comas algo decente —traté de rectificar, ahí cojeé un poco humorísticamente. 

—¿De verdad? —frunció levemente el ceño.

—Sí, ¿por qué preguntas tanto?

—Para que no te saques nada de la manga ninguna excusa para hacerme algo, como torturarme o matarme.

—Tenny, ¿puedo hacerte una pregunta? —paré de caminar y me giré hacia ella, Tenny retrocedió un paso. Seguramente fue por autoreflejo— ¿Qué has leído de nosotros exactamente?

—Las historias de internet… 

—Las historias de internet… —comencé a imaginármela leyendo fanfics creyendo que algo de esas historias pudiesen ser verdad y no pude contener la risa— ¡JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA! —Tenny me miraba confundida.

—¿Qué pasa?

—¿Esas en las que Ben y yo nos casamos y un hombre tiene hijos? ¿O las sadomasoquistas en la que Zalgo y Slenderman tienen sexo con tentáculos? ¿O en las que la tal Jane The Killer y yo tenemos una hija no reconocida y que me intenta matar?

—Para tu información, leo historias de terror de verdad, no fanfics mal hechos… ¿Cómo sabes de esas historias? ¿Las has leído? —Ups, ahí me había atrapado.

—Puede, no, no lo sé, ¿quién sabe? —Sonreí de lado, al menos no leía esas porquerías de forma seria— De todas formas, ¿crees que nuestros "orígenes" son reales? —hice comillas en la palabra "orígenes", Tenny entrecerró los ojos, como si estuviera analizándome.

—¿Y por qué no? Son vuestras historias, lo que os pasó e hicisteis —tragué saliva y dejé de sonreír. Tampoco puedo culparla por creer en esas páginas donde personas agarraron nuestras historias de falsos testimonios imaginando o quitando hechos que nunca pasaron.

—Ya… Claro, eso dicen todos —me di la vuelta—. Sigamos caminando, tienes que comer o te desnutrirás en este bosque.

Seguimos caminando, no tardamos mucho en llegar, ya que nuestra cabaña era la que más cerca estaba del almacén. Abrí la puerta dejándola pasar.

—Las damas primero —distorsionó su sonrisa con sus labios tanto como pudo. No quería demostrarme que le parecía gracioso pese a ser su secuestrador.

«¿Qué ilógico, verdad?», pensé.

—Así que esta es una de vuestras famosas cabañas —comentó asombrada. Cerré la puerta apoyándome en ella.

—Sí, pero la verdad es que la nuestra es mucho mejor que la de los demás, ya sabes, tiene dos habitaciones, está mejor cuidada y todo eso.

—¿Nuestra? Jeff, agradezco tu amabilidad, pero creo que estás... —Incliné mi cabeza para mirar a Tenny y confirmar que estaba escuchando bien. ¿Se creía que nada más conocerla la iba a invitar a vivir conmigo? De solo pensarlo, volví a reír sonoramente.

—Creo que es un poco pronto para que nos mudemos juntos, ¿no crees? A parte, mi hermano no dormiría tranquilo. —Me senté en el sofá teniendo la cara que pondría mi hermano en mi mente. Podría decirle a Tenny que se quedase solo por ver la reacción de Liu…

—Hermano... —dijo en bajo— ¿Te refieres a Liu?

—Que yo sepa es el único hermano que tengo. No me digas que te crees también las historias esas de mi supuesta hermana —reí mirándola.

—Entonces... ¿No está muerto ni te odia? —escuché unos pasos, mi hermano mayor había salido de su cuarto.

—¿Muerto? Puedes ver que no, ¿odiarlo? Hmm... Tal vez eso no esté tan claro —Liu se paró en medio del pasillo.

—No es lo que parece, ¿no se suponía que tendrías que llegar más tarde? —Sonreí tirando mi cabeza hacia atrás para verle, Liu nos estaba observando a ambos.

—Tienes condones en la cocina, no quiero sobrinos aún, ni te imagino con ellos —siempre que Liu me veía con una mujer soltaba alguna broma así con la esperanza de que finalmente tuviera algo de contacto femenino, cosa que yo repudiaba. Giré mi vista a Tenny y no podía esconderse más en sí misma porque no cabía. Sus mejillas pálidas estaban sonrojadas. Me incliné hacia delante para verla mejor.

—Ah, no me digas que soy tu asesino favorito —hablé y solté una risa viendo cómo el tono rojo era más notable—. No va a pasar como en las historias esas donde te pido matrimonio y somos felices para siempre con noventa hijos llevando una vida normal y la policía saludando como si no hubiese matado a gente —me estiré en el sofá y bostecé, había trabajado muy duro hoy, competí en fuerza contra Laughing y no cualquiera hace eso.

—C-como si quisiera eso... —Tenny dejó de mirarme. Debería darle un respiro.

—Oye, Jeff, una pregunta —dijo Liu saliendo de la cocina—, ¿qué demonios hace esta aquí? ¿No se suponía que eran prisioneros y todo eso? Además, mira lo que Lexy y Locke les hicieron hacer a Masky y a Laughing por empeñarse en jugar a los amiguitos felices con nosotros —Liu ya había empezado a ser Liu, Tenny agachó la cabeza—. Eh, mírame, sabéis de sobra lo que somos y luego lloriqueáis cuando alguno de nosotros os mata cuando literalmente somos una panda de asesinos que de hecho, no os buscaron, vinistéis voluntariamente —Liu no apartaba la vista de Tenny. No iba a matarla ni hacerle daño físico, pero es cierto que a Liu a veces le gustaba… destruir a otros con palabras, así que intervine antes de que se pusiera peor.

—Es la única que se ríe de mis bromas y no la obligo a ello —contesté sin quitarle el ojo a Tenny.

—Tienes razón, Liu... No deberíamos tomaros tan a la ligera... Tienes razón en todo menos en una cosa, no venimos voluntariamente, invocamos a Zalgo, nos empezó a acosar y luego nos hizo creer que viniendo aquí se arreglaría todo de alguna manera... —iba a abrir la boca, pero Liu se acercó al sofá, aquí iba la segunda ronda.

—Oh, en ese caso, me has dejado sin palabras, pobrecitos, Zalgo os engañó... —Liu se burlaba de Tenny mientras sonreía— Y... Dime, ¿quién os obligó a invocarlo? Porque, supongo que no fue para nada voluntario. Y, dime también... ¿Por qué demonios creíais que viniendo a una parte abandonada del bosque se arreglaría todo por arte de magia? Te crees muy lista pero no eres más que una adolescente ilusa como el resto de los demás —y ahí está el demoledor hermano que conocía. Tenny apretó los puños sin dejar de mirarle y, para mi sorpresa, seguía manteniendo contacto visual con Liu, cosa que no cualquiera, después de ser humillados de esa forma por él, hacían.

—Liu, para —me levanté del sofá—, es mi invitada, tampoco te pases con ella, es una cría... —miré a Liu para que se le bajaran los humos. Estaba tratando con una cría de… ¿12? ¿15 años? Tampoco debía ser tan duro con ella.

—Es una prisionera Jeff, ¿por qué la defiendes? —soltó un suspiro cruzándose de brazos. Metí mis manos en los bolsillos de mi sudadera.

—No la defiendo, solo creo que te estás pasando con ella —Liu hizo una mueca con la boca.

—¿Y a ti cuándo te ha importado que me haya pasado con alguien?

—Sí, pero ella... Ella... —intenté pensar en algo,pero solo podía balbucear. Odiaba discutir con Liu porque siempre me dejaba sin palabras. Solté un suspiro frustrado— La invité yo a estar aquí.

—¿Y? —Liu hizo puntapió el suelo esperando mi respuesta.

—Pues que no me parece bien que la trates así. 

—¿Y? —insistió Liu y respiré profundo, a ambos se nos estaba acabando la paciencia.

—No tengo porque explicarte porqué tratar mal a la gente que no te ha hecho nada está mal —Liu abrió bastante los ojos de la sorpresa.

—Ayer matamos a una familia porque sí, no nos atacaron ni nada. ¿Y ahora me hablas de paz y amor? —Me seguía acorralando.

—¿Y qué tiene? Esto es diferente —respondí frustrado. Agarré el mango de mi cuchillo con fuerza dentro del bolsillo de mi sudadera, jugando con él.

—Jeff, ¿podemos hablar un rato a solas en la cocina, por favor? —asentí y caminamos a la cocina y hablamos lo más bajo que pudimos, ya que no había paredes que separasen la cocina y el salón.

—¿Qué pasa? —pregunté cruzándome de brazos, Liu imitó mi acción.

—Eso mismo te pregunto yo, ¿qué te pasa?

—A mí nada, eres tú el que la trata mal —Liu arqueó una ceja.

—¿Y a ti qué mierda te importa cómo la trate? —abrí mi boca, pero Liu me calló con su mirada y tampoco sabía qué responder. Odiaba bloquearme— Jeff, te lo preguntaré seriamente, ¿te gusta la rubia?

—No —traté de contestar lo más serio posible, pero noté que me temblaba levemente la voz.

«Mierda».

—Oh, Dios… Jeff, ¿es en serio? —preguntó Liu soltando un suspiro— Puedes conseguir algo mejor que eso.

—Te estoy diciendo que no me gusta…

—Te conozco, Jeffrey, a mí no me engañas. Sé que es la chica a la que le has estado mirando el teléfono desde el secuestro. Y, nunca has mostrado interés por una mujer —ladeó levemente la cabeza. Me crucé de brazos apretándolos.

—Liu, no digas tonterías… —Liu miró por la ventana y cerró los ojos alzando sus cejas.

—Tengo que ir a comprar más comida y van a cerrar la tienda, pero esta conversación no se acaba aquí —Liu apretó mi hombro— No volveré muy tarde —y salió de la cabaña. Dejándonos solos a Tenny y a mí.

—He conseguido hacer que nos deje solos un rato. Estás intrigada, ¿verdad? —por su expresión había dado en el blanco, me acerqué a ella— Por qué Liu está vivo, por qué no me odia, por qué insisto tanto en que tus historias no son reales... Estarás llena de preguntas —entrecerró los ojos, causándome una sonrisa—. No eres tan ingenua como Liu dice para pensar que te lo voy a contar todo, ¿no? —me senté a su lado y miré al techo apoyando mi cabeza en el respaldo.

—Claro que no... Lo extraño sería que confiaras en mí para contármelo —miré sus manos, estaba acariciándolas entre sí y luego subí mi mirada a sus ojos. Se notaba que quería que le contase, pero no podía decirle todos nuestros secretos a alguien a quien acababa de conocer, ¿no?

—Me alegra, ¿tienes hambre?

—¿Qué hay para comer?

—Comida —sonreí de lado y Tenny hizo una mueca.

—Suenas como una madre... —murmuró creyendo que no lo iba a escuchar, haciéndome reír. Me gustaba su sentido del humor.

—Vamos a ver qué hizo Liu hoy —me levanté por tercera vez del sofá y caminé a la cocina. Saqué de la nevera el bol con la masa de palitos de cangrejo, mayonesa, y atún, un cuchillo, pan de molde sin corteza y hunté la masa en el pan, haciéndola sándwich.

—¿Qué es eso? —preguntó Tenny mirando lo que preparaba. La boca casi se le hacía agua.

—Sándwich de atún y palitos de cangrejo, ¿nunca lo has comido? —negó con la cabeza siguiendo mis movimientos con la vista— No es mucho, pero es un trabajo honesto —le di un plato y comimos juntos, uno en frente del otro.

—Está bastante bueno. —Sonreí al escuchar su halago. Noté que Tenny era una persona callada, ya que comimos en silencio en todo momento, aunque de vez en cuando nos mirábamos.

—¿Quieres otro, Tenny? 

—No te preocupes, estoy bien —dudó y nos miramos a los ojos, noté que teníamos un tono de azul bastante parecido.

—Bueno… entonces debería ir devolviéndote a la celda —dije y ella no me contestó, se había quedado pensativa con algo. Hablé un poco más fuerte— Oye, oye —se sobresaltó levemente, efectivamente no fui el único que había divagado un poco—. Tranquila, solo te decía que es tarde y deberías volver a la celda, si no pensarán que te has escapado.

—Ah, es cierto... No me di cuenta que habíamos pasado tanto tiempo aquí...

Nos levantamos de la mesa y coloqué los platos en el fregadero, salimos de la cabaña y caminamos por el bosque.

Al notar el frío, metí mis manos en el bolsillo de mi sudadera. El bosque estaba más oscuro que por el día, pero afortunadamente ya me conocía el camino y por dónde no debíamos ir a esas horas. Tenny se acercó a mí y la miré de reojo, ella, al notarlo, se alejó.

«¿Pasará frío en la celda?», pensé.

Abrí la puerta y luego la celda. Los otros tres estaban comiendo pollo y ensalada. Solo se me vino una persona que pudo tener esta caridad humana, Sally.

En cuanto Tenny entró, la cerré. Volvimos a conectar miradas mientras giraba la llave.

—Adiós —dije. Ella achicó sus labios.

—Adiós... —En cuanto se despidió, salí a paso ligero de la celda y cerré la puerta. En cuanto volví al bosque solté un suspiro y volví a la cabaña.

«Es mejor de lo que esperaba, tenemos el mismo humor o, al menos, uno parecido».

Curiosidad n°11: A Jeff no le gusta tener mucho contacto con las personas, menos sin mujeres, aunque esto no significa que las desprecie. Simplemente evita hablar con ellas a no ser que sea necesario, exceptuando a Sally.

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