마피아
Sin corregir bla bla bla, tiene segunda parte, creo.
El primer OS completamente KaiChen, o ago así.
No sé hablar coreano, el título está traducido en Google así que posiblemente esté mal, no lo sé, muchas ¿saben? Tiene temas de violación y una depresión eterna :v bai.
Sometido, de nuevo, sus articulaciones estiradas sobre la gran cama, se removió enfadado, la sangre bajaba por las comisuras de sus labios y jadeó pesadamente ante el nuevo movimiento, no era la primera vez que le sucedía y sabía que no sería la última, su cuello fue tomado con rudeza, apretandolo con algo de fuerza mientras lo hundían en el gran colchón, su fragancia masculina, las venas de sus manos que conocía a la perfección y estaba frente a sus ojos el hombre, mientras fuera él no había que temer, mientras él sometiera su dignidad no había problema.
Porque habían sido años de deseo, años de resistencia hasta que lo atrapó y no lo dejó ir, como ahora, luchando débilmente cuando el oxígeno escaseaba cada vez más, fue soltado, llenó sus pulmones de aire y su pecho subió y bajó con agitación, gimió quedamente cuando su muslo fue apretado con fuerza y su mano presionó su miembro por encima de la ropa.
—Siempre que te niegas es peor —ronroneó en su oído.
—Lo harás igual, hijo de puta —respondió, una sonora carcajada se escuchó cuando se alejaba.
—Váyanse ahora, no tiene escapatoria al final.
Su cuerpo fue soltado, incorporándose en la cama con rapidez tratando de nueva cuenta escapar, sin lograrlo cuando el hombre sobre él le dio un puñetazo de campeonato, dejándolo mirando estrellitas, acostado en el colchón.
—Huye cuantas veces quieras JongDae, regresaras aquí, si no es arrastrandote es sangrando, simplemente para sentir nuestras pollas en tu ano, abriendote de piernas para tu dueño.
—N-no eres mi dueño —mintió, porque sabía perfectamente que cuando él deseara estaría acostado en esa cama de nuevo, la puerta resonó con un lejano portazo y se incorporó levemente, su cabeza dando vueltas, su mentón fue tomado por el hombre frente a él, juntando sus labios con una delicadeza peculiar, casi con devoción, pero él sabía perfectamente que lo único que representaba su cuerpo era un juguete sexual.
Cuando se aburrieran de él lo dejarían, quizá lo matarían y seguirían con el siguiente. Entendía como funcionaba su negocio, no era parte de él pero fue obligado a llevarlo una noche. Secuestrado y violado, extrañamente, aquella noche no fue la tortura que sonaba, simplemente por el hombre que está besando sus labios en esos momentos.
—Algún día Kim JongIn, algún día dejaré este lugar y voy a joderte —respondió, la saliva de JongIn mezclandose en su boca junto a su sangre, al momento en el que bajó por su cuello, besando cada pedazo de su piel, mordiendo suavemente en algunas ocasiones, sin llegar a ser agresivo.
—¿Seguro? Sé dónde vive tu querida madre Dae, tus lindas hermanas y tu respetado novio, si llegaran a saber que eres mi perra ¿no caerá la responsabilidad sobre ti? —JongDae calló, levantando sus manos con cuidado y enrredandolas en el cabello del moreno—. Vas a ser tu culpable de tu propia tortura ¿cómo pudiste abrir las piernas tanto tiempo sin abrir la boca? ¿Por qué no te atreves a hacerlo ahora? —mordieron su cuello con fuerza, gritó adolorido, la sangre que bajaba por su hombro se regó levemente por su pecho.
—Eres un hijo de puta —murmuró—. Te vas a joder JongIn y cuando ese día pase voy a sonreír sobre tu tumba —jalando de sus cabellos, removiendose incómodo todavía. Alejando el cuerpo de JongIn sin fuerza, aún mantenía una pizca de dignidad. Una pequeña porción que ese hombre no le había arrebatado.
—Debería llamar a ChanYeol para que lave esa boquita tuya —tomando sus muñecas con fuerza y empujandolas lejos mientras lo recargaba en el colchón, nadie podía retarlo y vivir para contarlo, menos su puta personal, aquella persona que solo servía para gemir su nombre y abrir su carne para él, desgarrando su playera, JongDae se quejó al roce de su piel.
—Por alguna razón gritas más cuando son ellos, cuando te penetran sin compasión y lloras ¿por qué no puedes complacerme a mí de esa manera? —jalando de su cabello con rudeza el castaño gimió quedamente.
—No te daré ese privilegio.
—Mi teoría es ridícula ¿sabes? Creo febrilmente que te has enamorado de mi, que cada cosa que hago contigo es gozo pero mientras yo no toque tu piel es tortura...
—Estás en un error —callado por una nueva bofetada.
—Hablarás cuando yo lo diga, tan rebelde entre mis manos y tan sumiso en otras ¿qué carajo pasa por tu mente al retarme? —gruñó con molestia, bajando sus pantalones para dejar la suave piel al descubierto, desgarrando su ropa interior en enfurecido jaleo, el cuerpo de JongDae se estremeció ante el frío y el agresivo agarre de las manos del moreno.
—No podría enamorarme de ti, eres un monstruo —jadeó, sabía que sucedería ante sus ojos en llamas, poco a poco se cohibía, una de las cosas que odiaba era mirar la furia en su mirada, prefería ver el ardiente deseo que sentía por su maltratada piel y solo desvió la mirada, JongIn se recargó en sus clavículas, dejando pequeños besos en ellas, relajando la fuerza con la que sostenía su cintura.
—Si, tienes razón, nadie podría amarme a mi —desabrochando su propia camisa, botón por botón, deslizandola por sus hombros con sensualidad capturó los labios del chico en un beso, desabrochando su pantalón, cortando el beso al momento de levantarse y quitarselo, JongDae se levantó de la cama con rapidez y corrió a la puerta. Descuidado, es lo que pasaba por su mente.
Su cintura fue sostenida con fuerza provocando que casi cayera, perdiendo el contacto de inmediato cuando ambas manos del moreno se ocuparon en distintos puntos de su cuerpo, una de ellas en su miembro, y la otra en uno de sus botones, gimió quedamente al contacto, se removió, erróneamente, causando que el contacto se propagara y la excitación recorriera su columna vertebral, el aliento caliente en su nuca no funcionaba para calmar su cuerpo, besando con erotismo y frotando su piel, sus piernas temblaron, cayendo arrodillado cuando fue soltado y cargado en su hombro para devolverlo a la cama.
—Aún si huyeras de mí ellos van a tomarte —JongDae se removió levemente, no deseaba eso aunque su cuerpo traicionara a su cerebro—. Esperaba que hoy fuera diferente, que no tuviera usar la fuerza contigo, pero todos los días serán iguales.
Sobre su cuerpo, bajando su ropa interior y dejando a la vista su gruesa polla, JongDae se removió una vez más, nuevamente su cuello fue aprisionado, llevando sus manos a su muñeca intentando apartarla sin éxito, abriendo sus piernas con rudeza y presionando su muslo con tanta fuerza que su piel se coloreó en tonos morados, el miedo que recorría por su espalda al sentir el húmedo glande presionar contra su ano, gritó, cuando en un rudo movimiento se adentró en su interior.
Su cuello fue soltado pero sus muñecas fueron aprisionadas sobre su cabeza, entrando y saliendo de su interior sin posibilidad de acostumbrarse, gritó nuevamente, las lágrimas se deslizaban por sus mejillas y con sus piernas intentó separar al moreno, provocando únicamente que su muslo fuera abierto con más rudeza, lastimando sus piernas, su interior se contrajo, la cabeza de su pene tocó un punto que le envió escalofríos.
Gimió quedamente entre las lágrimas que seguían bajando por sus mejillas, dejándose someter cuando no le quedaba más voluntad, cuando sus caderas dolían ante la fuerte presión, cuando sus maltratadas piernas eran cada vez más abiertas, al momento que repartió mordidas por sus clavículas y pezones, se aferró a las almohadas solamente para sostener un poco de su cuerpo antes de la inconsciencia, el fuerte olor a sangre que llenaba el ambiente y sus graves gemidos resonando en su cabeza.
Cuando su interior fue llenado de semen, caliente y abundante, que resbaló por su entrada y manchó las sábanas en las que estaba acostado, cuando después del orgasmo del hombre tomó su miembro y lo masturbó con fuerza, estaba duro, lo sabía, el placer era involuntario cuando se trataba de él, su cabello revuelto y completamente exhausto cuando terminó en su abdomen, respirando agitadamente esperando que las lágrimas en su rostro se dispersaran.
Levantado con furia, el chirrido de la puerta siendo abierta para que su cuerpo fuera limpiado como un objeto, colocandole ropa nueva para llevarlo a la camioneta de vuelta, tirándolo en cualquier callejón oscuro que encontraran para deshacerse de la responsabilidad. JongDae se quedó en el piso, llorando como siempre hacía cuando ellos se iban.
Realmente dolía, él no quería que lo lastimara de esa manera, al menos no él, pero mientras menos resistencia pusiera más rápido sería desechado, como un juguete inservible, sabía cómo funcionaban esas cosas y también sabía que pasaría si lo descubrían. Ninguna opción era buena.
Si lo desechaban y vivia para contarlo no soportaría la soledad en la que estaba metido una vez más, terminaría atándose una soga al cuello al saber que él amaría a alguien más en su lugar, maldición si lo amaba, desde que tenía memoria porque había sido la única persona capaz de entender la situación en la que estaba metido y de la que no podía salir, vendido como ganado al mejor postor, hoy, alcalde de la ciudad, las miradas de odio que recibió por estar con él y ahora las que recibiría por prostituirse para la mafia, pero aún sabiendo que su cuerpo no tenía exclusividad, que era prestado como una bufanda y masacrado como un peluche.
¿Cómo es que JongIn no lo había notado hasta ahora? Y más que nunca esperaba matarse en ese mismo lugar, por un amor unilateral tan desgarrador, tan penoso que le bastaba tan solo con abrirle las piernas porque de otra manera no sería siquiera visto, pero no tenía ganas de caminar ese día, llegar a la misma casa de fría de siempre, en los brazos de la persona que lo usaba de tapadera para ocultar su amorío con aquella linda joven, no tenía ganas de fingir que su mundo no se estaba desmoronando poco a poco, pero aún se levantó y caminó, agarrándose de las paredes y preguntándose cuándo sería la siguiente vez que Kim quiera violar su cuerpo.
Porque no había día, era si quería, lo secuestraban, ultrajaban su cuerpo y lo abandonaban de nuevo, como cada maldito momento de su vida. Sonrió con ironía, JongIn no sabía nada de él, podía ir tras toda su sangre, cada pariente en su árbol genealógico y solo encontraría dinero en sus ojos, no había persona que daría su vida por el chico, simplemente voltearían y fingiría que nunca existió, al menos podía mantener esa mentira para volver a ese lugar, fuera o no fuera JongIn quien lo tocara, olvidaría por un momento el vacío que se extendía en su corazón.
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