Día 2: El sumario

Uruguay

—Umm, que agraciada. —Con ambas manos tomando la revista las aprieta formando puños haciendo que se arrugue un poco la imagen que con lujuria admira de una mujer vestida parcialmente de mucama.

Olivia detecta los sonidos de perversión provenientes de la sala así que se acerca a un lado de su tío para admirar su sospecha, haciendo crecer su molestia.

—¿Qué dijiste? —inquiere evitando que se manifieste el enojo.

—Dije que gracias. —Se cubre más con la revista—. El disfraz del hámster quedo bastante presentable.

Abaraja aquel manojo de imágenes.

— Y hubiera quedado mejor si no te quedaras como imbécil mirando una revista de unas mujeres con mensajes muy apropiados para una mente muy imaginativa como la tuya tío... ¡Porque la única mierda que haces es lo mismo! ¡Puto asco das marrano que prefieres esta basura a hacer algo de provecho a tu vida que ser un mantenido! —Lo señala— ¡Mira! Sigue, sigue con lo tuyo, pero más bien que sea lejos de mí, no quiero verte más. —Se aleja unos pasos de él—. Mañana me largo de esta casa y hay verá si aprende a vivir sin nadie. —Se le corta la voz—. El porno es buena compañía..., me imagino.

Se va tirándole la comida del comedor sin pronunciar nada, solo temblando de la impotencia de ver la razón por la que debía dejar su hogar.

Se queda perplejo y aunque desea recoger la revista solo se para evitando tocarla más.

—También me doy asco... —Se agacha y recoge la comida en un plato para comer su última comida de su sobrina.

Al terminar de comer empieza a lloviznar, pero a los pocos minutos ya había crecido potencialmente la lluvia, lo ignora hasta que intenta prender la luz de la cocina, pues esta ya no encendía y la noche ya estaba cerniendo las calles.