Capítulo 8

Una mujer enojada es bastante​ peligrosa, los dioses jamás olvidaran​ esa lección. Lamentablemente eso será lo último que sabremos sobre ellos, quizá con el tiempo aprendan a llevar mejor sus reinos, aún tengo la esperanza de ello.

La chica en aquel aterrador lugar, se sintió en su casa, no más hipocresías, no más niña obediente, no más belleza, en toda su vida nunca le sirvió, así que ya no había razón para conservarla.

Rápidamente pudo controlar el poder, en ese lugar podía manipular todo, aparecer y desaparecer cosas a voluntad. Creó un pequeño barco, de apariencia frágil y de poco valor en riqueza, sin duda le gustaba la moraleja de no juzgar por su exterior. Aquel barco cumpliría su cometido por toda la eternidad, sin error, es más confiable que muchos humanos.

Se quitó la ropa. Con furia destruyó su piel, no sentía dolor, ya era inmune a el, no necesitaba órganos, así que se los arrancó. Únicamente conservó su estructura más elemental, sus huesos. Su hermoso cabello negro y largo, también lo conservaría, pero ya no debía amarrarlo ni cubrirlo, con orgullo mostraría aquella nueva imagen.

Lo último que se quitó fueron sus ojos, ya no dependía de ellos para ver, pero era difícil desprenderse. De un azul brillante tan inusual que nadie tendría una réplica, tan únicos, y era un desperdicio de belleza, así que los puso en un frasco de vidrio transparente, al hacerlo comenzaron a emitir una luz tan potente que iluminaba todo a su alrededor.

—Es verdad, necesitamos un faro.— Dicho esto procedió a colocarlo al frente del barco. Los humanos no tendrían problema en seguir esa luz.

Ya había olvidado algo importante, en su pecho aún latía rítmicamente su corazón, no importaba lo que hiciera no pudo destruirlo.

Recordó lo que dijo Dyre que en su centro encontró bondad en su estado puro, así que ahí es en donde estaba. Se sintió molesta, sin importar su decepción, su ira y lo horrible que sean las cosas en su vida, jamás podría ser mala, en su centro seguirá estando la joven que desinteresadamente se ofreció a hacer la peor labor en la historia.

El hecho de que ella aún tenga corazón no significa que los demás deban saberlo. Se arregló un vestido del tono exacto de su cabello lo suficiente inapropiado como para que su madre lo desapruebe, pero cubría bien su pecho, así que nadie descubriría su secreto.

Se observó satisfecha con el resultado, lucia un tanto frágil, pero no quiero ni imaginar el destino de aquel que ose molestarla.

Si de pronto sienten oscuridad, miedo, y a lo lejos ven una luz azul no duden en seguirla, ahí la verán. La muerte.

No lo olvides, sé amable con ella.

~ Isa

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