El Vendedor de la Máscara Feliz, sabiendo que un gran desastre caería sobre Termina, le cuenta la historia de la Máscara de Majora a Link, justo después de haber caído sobre éste la maldición que le lanzó el Skull Kid y que lo transformó en un Deku. La máscara es introducida como un objeto maldito proveniente de una leyenda antigua. Dicha leyenda cuenta que la máscara fue usada por una tribu misteriosa como un amuleto para sus rituales, pero, siendo que de ella emergía un poder maligno que atrapaba y condenaba a todo aquel que la portara, fue sellada en las sombras eternamente, previniendo así grandes catástrofes provocadas por su mal uso. Eventualmente, la tribu se desvaneció, y la verdadera naturaleza de la máscara quedó sumergida en la incertidumbre.

Muchos años después, el Vendedor de la Máscara Feliz, un ávido coleccionista de máscaras raras, se encomendó en la tarea de hallar la máscara legendaria. Cuando por fin la halló, se arrepintió inmensamente; afirma que podía sentir una especie de mal augurio siniestro. Ya que el Vendedor de la Máscara Feliz nunca trata de implicar a nadie en la liberación de la máscara, se asume que tuvo que haber recorrido grandes distancias y quitar el sello que envolvía a la máscara en las sombras. Más tarde, ya habiendo obtenido la máscara y viajando de regreso a través del Bosque Perdido, el Vendedor de la Máscara Feliz fue noqueado por Skull Kid, quien estaba acompañado de sus dos hadas, Taya y Tael. El Skull Kid le robó la Máscara de Majora al vendedor, e, intrigado por su diseño, casi como si la máscara lo estuviera llamando, se la puso y se dispuso a seguir su camino.