Capitulo 28
Un poco más de tiempo.
— ¿Por qué me das tu anillo?— Pregunto Ivy mirando el anillo de calavera en su dedo índice.
La rubia ceniza con un mechón blanco que sobresalía de su flequillo estaba sentada sobre una sábana de cuadros rojos y blanco. Estaban en el bosque, lejos de las cabañas, teniendo un pícnic. El pelinegro hijo de Hades había empezado a preparar citas para que Ivy no perdiera el interés en él.
— Te queda mejor que a mí.— Dijo el pelinegro con simpleza y un gesto inexpresivo en su rostro.
—¿Cómo tu camisa?— Le cuestionó la fémina, con cierta burla.
Ivy no solo traía puesto su anillo, sino que también vestía su típica camisa negra con una calavera. A Nico ya le quedaba pequeña, y decidió dársela.
Claro que a la rubia ceniza le quedaba enorme en comparación.
— Sí, como mi ropa.— Nico beso la frente de su novia con cariño.
La fémina hizo una mueca divertida y extendió una sonrisa socarrona en sus labios carnosos y rosados.
— Esto se siente como una forma de marcar territorio.— Le acuso la chica pasando sus brazos por encima de sus hombros, fiando sus ojos en los onix del hijo de Hades frente a ella. Nico la tomo por la cintura y acercó su rostro.
— ¿Así?— Susurro Nico cuando pegó suavemente su frente contra la suya.
— Sabes lo que haces.— Antes de terminar de hablar, Ivy soltó un tenue suspiro de satisfacción cuando Nico beso sus labios de forma delicada y deliciosa.—Pero no me molesta.
Los tres jóvenes entraron de forma atropellada a la cafetería, parecían a punto de desfallecer, y caer al suelo ensuciando el pulcro suelo de azulejos de la con su sangre de mestizo. Tenían la ropa rota, llena de sangre, en sitios hechas tiras y llena de polvo.
Los tres estaban golpeados y magullados, como una mala broma del destino a Percy le sangraba la nariz como la ocasión en la que despertó a la madre tierra.
Se sentaron en la primera mesa vacía que vieron, llamando la atención de los comensales presentes y el personal de la cafetería. Los pobres meseros parecieron discutir entre ellos quien iría a atenderlos, ninguno de ellos estaba dispuesto a tomar el riesgo.
Por alguna razón pensaban que aquellos chicos eran parte de una pandilla, se veía como ese tipo de gente problemática; Todos golpeados y luciendo como matones.
Al final, uno de los cuatro meseros en turno, un adolescente afroamericano de geniales trenzas, tomo valor y se acercó a la mesa de los supuestos pandilleros, fingiendo tranquilidad.
Aunque sus manos que sostenían la pequeña libreta para anotar la orden estuvieran temblando.
—¿Q-qué desean ordenar?— Balbuceó el adolescente y se regañó a sí mismo, pues le salió un gallo.
El pelinegro de ojos verdes sentado en el extremo de la mesa tomo una gran cantidad de servilletas para contener su nariz sangrante, lo miro y hablo por sus compañeros;
—¿Tiene algún refresco azul?
El joven mesero lo miro extrañado.
—¿Disculpé?— El chico se mantuvo callado y comprendió que no estaba bromeando con el refresco azul.—Ah, podría revisar.—Menciono.
El rubio tomo el menú y luego de una rápida comprobada ordenó.
— Tres hamburguesas, papas fritas, dos refrescos normales.— El hijo del dios del mar miro mal al rubio, e hizo una mueca de disgusto.— Y cualquier bebida azul que tengan.— Pidió al final y percy le dedicó una sonrisa.
— Y una cajita feliz.— Agrego el pelinegro siniestro.
— Si una cajita feliz, eso es todo.— Le apoyo el rubio, cerrando el menú con una sonrisa radiante.— Gracias.
— Por supuesto, les traeré su orden en unos minutos.—Dijo el joven mesero al terminar de anotar la orden, quien se dirigió a la cocina rápidamente.
— Llenas la maldita mesa de sangre, es asqueroso.—Dijo Nico en un tono asqueado, mirando mal a Percy.
El de ojos verdes intento contener su hemorragia nasal, pero fue inútil. Había recibió un golpe directo en la nariz de un cíclope, sería un milagro que no estuviera rota.
— No es tan malo.—Jason tomo las servilletas que quedaban y limpió las gotas de sangre que había en la superficie lisa.— Hubiéramos pedido más servilletas...—Se quejó el rubio para sí mismo, antes de tirar el papel manchado de sangre a la basura.
Percy miro a Nico sorprendido.
— Nico, estás que echas humo.— Exclamó Percy, quitando las servilletas de su nariz.
Nico recargó su mejilla y miro mal al hijo de Poseídon, sentía que le iba a estallar la cabeza.
— Percy, por última vez no eres mi tipo.— Soltó en un gruñido, harto de todo y todos. Si encontraban a Ivy pronto estaba seguro de que perdería la cabeza.—Si quieres jotear con alguien, alzó con Jason.
Percy jadeo ofendido, estuvo a punto de responder cuando Jason lo interrumpió.
— No, él tiene razón, estás que ardes.— Le apoyo Jason.
—¿Tu también Jason? — Nico miro mal al rubio que de pronto se veía alarmado.
Y ambos semidioses estaban en lo correcto, la chaqueta de Nico estaba echado humo y empezó a quemarse, literalmente. Percy volcó sobre Nico un baso de agua con las pocas fuerzas que le quedaban, apagando el fuego, al menos antes de que activarán la alarma de incendios y los corrieran del lugar sin haber dado un bocado a su comida y se iría con el estómago vacío; en el peor de los casos.
— Hijo de ...—las palabras apenas salieron de la boca del hijo de Hades, estaba furioso.
Se levantó de golpe, tan fuerte que casi tira la silla detrás de él, y no dudo en ni un segundo en lanzarse sobre percy con intenciones asesinas.
Lamentablemente, Jason Grace lo detuvo antes de que pudiera poner sus manos sobre el cuello de Percy para ahorcarlo y liberar algo de frustración que lo carcomía.
— Calma, Nico.— Jason le dio un fuerte abrazo de oso, y lo devolvió lentamente a su silla.— Calma no lo hizo a propósito.—El rubio acaricio su cabello mientras Nico apretaba los dientes con fuerza.— Bueno si lo hizo, pero te hubieras incendiado si no.
Jason se mantuvo abrazando a Nico hasta que él se clamó y el contacto dejo de parecerle relajante a sentirse incómodo. El rubio lo soltó luego de que trajeran su comida, cuando tuvo la cajita feliz frente a él se sintió un poco más tranquilo, se tragó su propio enojo y frustración.
Además de hamburguesa y pay de manzana de postre, traía un lindo juguete que le recordó un poco a Ivy, quien seguramente se lo hubiera quitado y colocado en una repisa.
— Hace un largo tiempo no peleaba así.—Alargo percy luego de tomar un gran sorbo de su jugo de arándanos azules. Levanto la vista y recostó su espalda de la silla — Lo odio, si muero antes de casarme con Annabeth volveré de entre los muertos y los mataré a todos.— Los amenazó.
Los ojos verde agua de Percy los miraron con una intensidad que les resultó alarmando.
Jason se detuvo en su posición, antes de morder su hamburguesa. Y Nico se quedó quieto, con el ceño fruncido y una mirada incrédula, con el popote de su bebida rozando sus labios.
— Siempre creí que eras más oscuro de lo que aparentas.— Murmuro Nico y luego volvió a tomar del refresco.
— No estamos yendo a ningún lado.— Comento Jason, quien iba por su segunda hamburguesa.—Me temo que sin una pista no podremos seguir adelante.— Les explicó el rubio.
Nico sintió el estómago sumido, de pronto se le había ido el hambre.
Había estado buscándola en todas partes, percy consiguió información con los peces quienes admitieron haberla visto, aunque la perdieron de vista por completo en la playa cuando salió del agua. Los tres chicos llegaron a la conclusión de que quizás estaba tratando de volver a su casa, en Texas.
Por eso, mientras viajaban al lugar, se aseguraban de buscar en todas las ciudades algún rastro de la rubia.
El viaje en autobús era de al menos 27 horas, pero con todas las paradas que hacían para buscarla en cada rincón de las ciudades por las que pasaban, el camino se empezaba a hacer eterno.
Esto frustraba a Nico, que empezaba a sentir que perdían el tiempo.
— Hay que ir a su casa.
Cuando todos terminaron de comer, subieron a un autobús que los llevará a Texas, estaban cerca, habían estado recorriendo algunas ciudades y el viaje fue de menos de 3 horas.
Al llegar a la ciudad, Nico los guío a una bonita casa familiar en un barrio con buena pinta. Cuánto el pelinegro tocó la puerta, lograron escuchar un grito diciendo «Un momento» en el interior de la casa, poco después una chica pequeña que se veía muy joven de cabello rizado, piel morena y ojos verdes como los de Ivy abrió la puerta y al ver a Nico sonrió feliz.
— Di Angelo, por fin, se aparecen por aquí.— Exclamó con emoción, busco detrás del pelinegro, pero solo vio a dos chicos que no conocía.— ¿Uh? ¿No trajiste a Ivy...?— le cuestionó la joven chica, confundida.
Nico miró a la morena entre sorprendido y decepcionado.
— ¿Ella no está aquí?
La menor volvió a su lugar y miro a Nico totalmente confundida.
— No, no la he visto desde la última vez que vinieron.—Le explico y al ver el rostro pálido y contrariado de Nico pregunto asustada.— ¿Está pasando algo malo...?— Le cuestionó.
— No, no es nada camila.— Dijo Nico forzándose a lucir tranquilo, de la forma más calmada posible, aunque internamente se estaba muriendo.— Se supone que ella estaría por aquí cerca, pero ya sabes cómo es, me envió a buscar algo— Mintió Nico de forma descarada ante percy y Jason.— ¿Podemos pasar al cuarto de Ivy?
— Ah, sí...—Camila estuvo a punto de dejar pasar a Nico, pero en cuanto vio a las otras dos personas detrás de él se arrepintió de inmediato.— ¿Y ellos quienes son?— Le cuestionó.
— Soy Jason Grace.— Exclamó el rubio, un poco avergonzado por no haberse presentado antes.
— Yo soy Percy Jackson.— Dijo el de ojos verdes, quien alzo la mano como si fuera un niño de kinder.
Camila abrió la puerta de golpe y dio un pequeño salto emocionado.
— ¡¿El medio hermano de mi prima Ivy?! — Miro a Percy de arriba abajo y sonrió.— ¡Dios! ¡Eres justo como te describo!— Exclamó emocionada.— Soy Camila reyes, es un gustó.
— ¿Prima?— Percy Jackson la miro confundido, pues Ivy le había contado de Camila refiriéndose a ella como una hermana.— Espera.— Una linda sonrisa se pintó en los labios del chico y se señaló a sí mismo.—¿Ivy te hablo sobre mí?— Cuestionó emocionado.
Camila asintió la cabeza en referencia a su parentesco con la rubia.
— Sí, Ivy no es hija de mi madre, es hija de mi tía. No la conocí, aún no había nacido... Pero me dijeron que era muy bonita.—Explico muy por encima, aunque se notaba que había toda una historia detrás.—Pero bueno ¡Pasen, pasen! ¡Pueden subir, su cuarto siempre está abierto!
Los tres chicos entraron a la casa, Camila no parecía alarmarse ni extrañarse por su vestimenta.
— Gracias, camila.— Le agradeció Nico, y antes de subir por las escaleras se giró para verla.—Si Ivy te habla podrías avisarme.— Le pidió.
— Claro, no hay problema.
Mientras se dirigían hacia la habitación de Ivy, los tres chicos siguieron hablando.
— Qué linda niña, ¿Es legado de Apolo, no?— Le cuestionó Jason.
— Sí, pero es lo suficientemente leve como para que los monstruos no la noten.— Les explico Nico y lo tres se detuvieron cuando llegaron una puerta azul con estrellas, Jason y percy supusieron que era el cuarto de Ivy.— Pero, aun así creo que podría entrar en la duodécima legión.
Nico abrió la puerta y los dejo pasar, la habitación era muy linda. Tenía muchos pósters, manualidades y un montón de libros. Se veían un poco demasiado darks para una chica tan linda y adorable como Ivy. Todo era de color negro, rojo y lleno de cosas aterradores. Jason tuvo un escalofrío al ver que, efectivamente, Ivy no era lo que parecía en un primer momento.
Los tres semidioses empezaron a buscar entre las pertenencias de Ivy, cualquier cosa que les pudiera dar una pista de dónde estaba.
— ¿A qué se refería con la última vez que vinieron?— Le cuestionó Percy.
— Ah, bueno.— Murmuro, el hijo de Hades, mientras buscaba cualquier cosa que le llamara la atención en los cajones de Ivy.— Cuando Ivy y yo tuvimos una misión para buscar y vigilar a un posible mestizo, Camila se puso de cumpleaños, el número 15 y es una cuestión especial para su familia, así que vinimos a la fiesta. Estaba la familia completa y toda la cosa, fue algo... Bueno, son gente muy animada.— Hablo Nico con cierta añoranza de los tiempos pasados.
— ¿Ellos saben que Ivy es mestiza?— Pregunto Jason, sorprendido.
— Es como un secreto a voces, saben de los dioses.—Nico se calló unos segundos, miro una foto suya y de Ivy enmarcada en un cuadro. Sintió un enorme dolor en el pecho—La familia Arvanitis viene de la antigua Grecia, ellos eran nómadas, algo así como comerciantes de aquella época, en un comienzo fueron sacerdotes en los templos de Afrodita y Apolo. Cuando las cosas se pusieron feas empezaron a huir de país en país para escapar de la guerra y terminaron en España por algún motivo.— Nico tomó el marco de la foto y la puso boca abajo.— Creo que no era la primera vez que alguien de su familia se encontraba con un dios, no solo los griegos.
— Conoces mucho de su familia.— Murmuro Percy, curioso.
— Su abuela me contó la historia, es una señora peculiar.— Nico paso sus manos por las sábanas de la cama y volvió su vista a la repisa donde había fotos de la verdadera madre de Ivy.— Me dijo que Ivy estaba maldita, creo que debí hacerle caso.
— ¿Maldita?— Le cuestionó Jason.
Todos los Romanos eran un poco más supersticiosos que los griegos, y que te dijeran que tu novia estaba maldita era algo que no debías ignorar.
Nico rodeó los ojos y suspiro.
— Tiene como 79 años, está muy anciana, también la llamo vórtice y no le di mucha importancia.—Soltó amargamente.— Aquí no hay nada.
— ¿Qué?— Jason lo miro de reojo y fingió desinterés.— ¿No te vas a robar su ropa interior? Revisaste demasiado tiempo ese cajón.— Mencionó jason fingiendo inocencia y calma.
Nico se puso rojo de inmediato.
— ¡Jason!— chillo avergonzada y el rubio se fue en carcajadas.
— Grr...— Percy hizo una mueca de asco e incomodidad, definitivamente no quería escuchar nada sobre la ropa interior de su hermana menor.
— Gracias por todo, Camila.
Se despidieron de la adolescente al salir de la casa de los tíos de Ivy.
— Vengan a visitarnos más a menudo, ustedes también pueden venir
— Bueno, es oficial, no tenemos ninguna pista.–– Dijo Jason cuando estuvieron lo suficientemente lejos
Aunque a Nico no le gustará, sabía que Jason tenía razón. Ivy nunca llegó a su casa, lo que quiere decir que se quedó en alguna parte de camino allí o termino yendo a otra parte por error, al menos eso esperaban.
—¿Creen...? Que Ivy está bien.— Les pregunto Percy en un tono bajo, totalmente serio, lo que resultaba extraño. Tenía la mirada clavada su bolígrafo(espada).—La última vez que la vi estaba muy enferma.— Murmuro con un gesto triste.—Sé que es difícil de pensar, pero cuando ambos estábamos en el agua... Podía sentir su malestar.
— Ella está bien, es más audaz de lo que supones y ha entrenado durante meses.— Nico no tardó en defenderla, pues de alguna forma no le gustaba que la consideren débil; Después de todo él la entrenó.—No es tan débil como para morir tan rápido.
— Gracias. —Percy los miro con una sonrisa triste, casi melancólico, como si se sintiera culpable por insistir en buscar a su hermana.— Hood es mi problema, siento que los arrastre a esto.— Soltó entre risas apagadas.
Nico hizo una mueca mientras caminaba por las calles de Texas sin una dirección aparente.
— No digas idioteces, percy.—Bufo el pelinegro, cruzándose de brazos.— Te recuerdo que la conoces desde hace 3 semanas, si era la responsabilidad de alguien... Era la mía.— Murmuro esto último por lo bajo. Cabizbaja.
—¿Por qué?— Percy se giró para verlo, con cara de foca confundida.
—Nosotros somos— A Nico se le cerró la garganta.— Amigos.— Susurro.
Percy volvió su vista al camino, de alguna forma tenía ganas de golpear la cabeza del hijo de Hades contra la pared para que se diera cuenta de sus propios sentimientos, por qué estaba haciendo lo mismo que hizo él con Annabeth. La chica de la que estuvo enamorado desde los doce años, pero se negó a reconocerlo durante casi 4 años. Le hacía sentir irritado ver qué la historia siempre se repetía.
Luego de unos minutos de silencio, el rubio de ojos azules hablo;
— Pero yo sigo siendo tu mejor amigo, ¿Verdad?— Le cuestionó Jason.
Nico acarició su cien.
Esperaba que Jason Grace entendiera que no se refería a que eran amigos, sino amigos especiales; Si es que eso tenía algún sentido.
— Sí, Jason.— Alargó fastidiado.
Acabaron rentando una habitación con dos camas en un motel barato, Nico dormía solo (o eso intentaba al menos) Percy y Jason dormían en la otra cama, ambos semidioses tenían terribles hábitos al dormir, Percy solía dormir en posiciones extrañas que abarcaban toda la cama y Jason tiende a abrazar con mucha fuerza todo lo que se le pone enfrente.
El hijo de Hades había tenido la mala suerte de dormir con ambos durante una misión y en la mañana siguiente despertó con el pie de Jackson justo en su boca (Literalmente) y Jason a su costado, abrazándolo con tanta fuerza que parecía que iba a exprimirlo como si fuera una especie de limón gigante. Fue horrible.
No sé lo recomienda a nadie, y ni siquiera está seguro de como es Annabeth y Piper los soportan.
Nico intentaba contactar con Ivy en sueños, había desarrollado aquel poder durante su tiempo fuera del campamento mestizo, tuvo que hacer una parada en la cabaña de Hipnos, pero incluso con la ayuda del líder de la cabaña no pudo encontrarla.
El hijo de Hades despertó a mitad de la noche, sintiéndose muy frustrado consigo mismo. Se frotó los ojos y gruño en voz alta, entonces el chico recordó que no estaba solo y se giró para ver si había despertado por error a sus amigos. Y para su sorpresa, ninguno de los dos estaba allí.
Nico se levantó de la cama, se colocó una camisa y salió de la habitación para buscar al duo de idiotas.
Jason Grace y Percy Jackson son dos personas que por separado se notan bastante inteligentes y asertivos, pero por alguna razón cuando se juntan es como si pasaran a compartir una sola neurona y actúan como tontos.
Salió de la habitación del motel y camino por el pasillo hasta llegar a las máquinas expendedoras, pensó que si esos dos estaba haciendo algo sería comiendo comida chatarra.
Pero tampoco estaban allí.
Todo el pasillo y sus alrededores estaban muy oscuro, sumergido en las sombras a excepción de la tenue luz que provenía de ambas máquinas expendedoras, pero el hijo de Hades no le temía a la oscuridad. Nico di Angelo fijo su mirada en el suelo, y noto que un pequeño objeto rodó hasta chocar con la punta de su pie.
Sonrió amargamente cuando noto el brillo dorado provenir de la manzana.
—Par de idiotas...—Murmuro antes de tomar la manzana entre sus manos.
Nico no sintió la tentación de morder aquella fruta, en cambio, su estado de ánimo provocó que sus poderes se manifestarán, pudriendo la manzana dorada desde su interior hasta quedar totalmente negra. Dejo caer al suelo los restos de la fruta podrida.
Alzo la mirada y divisó en la oscuridad un par de intensos ojos dorados que lo observaban con diversion desde
Y entonces perdió el conocimiento, luego de sentir un golpe en la parte trasera de su cabeza; Genial, ahora Jason le había pegado su mala suerte.
Sintió que fue solo un parpadeó en lo que todo fue oscuridad, abrió sus ojos de golpe, sabiendo que podrían estar en peligro y no sabía dónde demonios estaban Jason o Percy. La cuestión es que se forzó así mismo a despertar.
Pero no sé encontró más que oscuridad frente a sus ojos.
— Adoro a los hijos de Hades, estaba triste con la prohibición.— Nico sintió el suave tacto de la punta de sus dedos en su mejilla, se apartó de inmediato como si el tacto le quemará.—Nadie provoca más caos que los tuyos, son tan oscuros, rencoroso, poderosos y aterradores. — Aquella voz femenina respiro hondo, de forma dramática.— Me hace soltar suspiros.— Alargó.
Nico podía sentir su presencia ir de un lado al otro, rodeándolo como lo haría en cazador a su presa.
— Eres la diosa Eris ¿Cierto?— Le cuestionó el hijo de Hades.
—¿Me conoces?—Su voz femenina sonó sorprendida, Nico casi pudo imaginarse la llevando su mano a su pecho, fingiendo estar halagada.— Pero qué gran honor, el rey de los fantasmas, me conoce ¿Sabías que tú sola presencia hace estremecer a los semidioses?— Se escuchó una risa maliciosa en la oscuridad.— Incluso tu respiración les causa pánico, no tienes idea de la discordia que causas en los grupos de semidioses.
— ¿Dónde está Ivy? Sabes dónde está, ¿No es cierto?— Le cuestionó el hijo de Hades, ignorando lo que decía.— Por eso haces todo este teatro.
— ¿Teatro?
Escucho un suave quejido lastimero en la oscuridad, como si realmente hubiera lastimado sus sentimientos.
— Rompes mi corazón al decir eso, podríamos ser buenos amigos.
Nico puso los ojos en blanco.
— No me importa un carajo lo que tengas que decir, a menos que se trate de Ivy.— Exclamó sin miedo, con un gesto impaciente en su rostro.
El hijo de Hades sabía perfectamente que Eris era una habladora, no una luchadora, le gusta el caos, pero no es realmente una diosa guerrera como lo era la diosa Atenea; ella solo manipula y extorsiona, utiliza su ingenio para hacerte hacer lo que ella quiera.
— Pero qué cruel...— Susurro en un tono lastimero y luego soltó una ligera risa divertida.—Así me gusta.
Nico intentó liberarse de las sogas que lo mantenían atado a la silla cuando sintió como la diosa de la discordia se recargaba de sus hombros.
—Me gustan los hijos de Hades, ¿Por qué no te unes a la mesa? —Sintió un tirón en su hombro y como la silla se giraba, provocando que su abdomen chocará contra el filo de una mesa de madera. La luz de las velas disipó la oscuridad y cuando todas estuvieron encendidas pudo ver a Percy y Jason sentados a algunas sillas de distancia, atados y amordazados.— Pero mira quién está aquí, el hijo de Júpiter y el hijo de Poseidón ¡Que maravilla!
La diosa de apariencia inquietante paso sus manos por el cabello negro de Percy, el héroe palidecido e intento zafarse del agarre de las sogas, no lo logro. Eris sonrió de forma burlona al ver el patético esfuerzo de Percy por liberarse, la diosa de la discordia se desplazó sigilosamente, para posar ambas manos sobre los hombros de Jason Grace, que se mantenía más tranquilo que el hijo de Poseidón.
— Los hijos de los tres grandes reunidos para comer a la mesa con la diosa de la discordia.
El hijo de Hades repaso con la mirada sus alrededores, supuso que debían estar en una casa abandonada por el aspecto descuidado de la sala, sillas de madera de aspecto frágil y desgastado, paredes llenas de grafitis y un olor terrible a humedad en todo el lugar.
La mesa de madera se veía desgasta y llena de velas, además de platos con vacíos y otros llenos de fruta podrida.
— El fuerte y estoico Jason, igual que su predecesor. Tan amigable.— Tomo la mejilla de Jason y la apretó en un gesto casi cariñoso mientras sonreía. La diosa señaló al héroe del Olimpo, con una sonrisa alegre—Y luego está el héroe del Olimpo, ¡Perseus Jackson! Nunca abandona a sus amigos, fuerte y nunca retrocede.— Casi parecía presentadora de lucha libre.
Percy se sacudió en la silla mientras intentaba gritar o hablar, pero la tela sobre sus labios se lo impedía. Así que solo se escuchaba un agresivo;
¡Mmm! ¡Mmm! ¡Mm!
— Oh, ¿Quieres hablar?— Pregunto con cierta inocencia.
Percy se sacudió cómo si estuviera Poseidón mientras hacía sonar su garganta. La diosa se carcajeó y soltó el nudo de la mordaza de Jason, lo que provocó que la de Percy también se aflojara y pudiera escupir la tela.
— ¡¿Cómo es que nos conoces?!— Exclamó Percy con rudeza, exaltado y sudoroso. La oscuridad no era su elemento y se tomaba que le traía malos recuerdos— ¡¿Dónde está mi hermana?!— Exigió saber.
— Oh, mi querido Percy Jackson, tan leal como siempre.— La diosa se sentó al extremo de la mesa, justo frente a Nico.—Claro que los conozco.— Eris movió su mano y creo dos pequeñas figuras con un polvo dorado parecidas a Percy y Annabeth.—Estuve cuándo tú y tu novia cayeron al Tártaro y se colaron en la casa de mi madre. — Las dos pequeñas figuras se convirtieron en siete, y luego se formó un barco muy similar al Argo ll surcando los cielos.— Y pude conocerlos a todos en el viaje a Grecia. El Argo ll, estaba lleno de tantas discusiones, tensión y desconfianza. —Relato la diosa Eris con cierta añoranza en su voz, como si realmente extrañará ver cómo se peleaban y estaban en situaciones de vida o muerte cada 5 minutos. Alzó la cabeza y miro al hijo de Poseidón con una sonrisa cruel.— En una ocasión estuviste a punto de pelear hasta la muerte con el hijo de Zeus, fue una discusión bastante divertida.— Le recordó y Percy se vio claramente incómodo con el hecho de que hubiera dioses vigilándolo.
Las figuras se desmoronaron y el polvo dorado desapareció.
—Y Sabes Nico, después de todo lo que hiciste, la ayuda desinteresada que le ofreciste durante la guerra, ni siquiera con el defecto fatídico de Percy que es la lealtad, pensó en ir a salvarte.— La Diosa hizo un gesto con la cabeza en dirección al rubio.— Y Jason, el hijo de Zeus fue el primero en oponerse, tan triste.—Sonrió y le dio una mirada divertida al hijo de Hades.
Jason jadeó y soltó un juramento, antes de volverse hacia Nico.
— ¡Nico, no es...! ¡Bueno, si es así!— Jason se trabó, nervioso. Trago, saliva y volvió a hablar.— ¡P-pero en ese momento no te conocía!— Se excusó.
— Hubieras visto como le rompieron el corazón a tu hermana, al oponerse a rescatarte.— Soltó drásticamente, hizo una mueca y se llevó la mano al pecho en un gesto dolido.— Oh, la pequeña Hazel estaba tan devastada y molesta.—Murmuro con tristeza.
—¡Nico, estábamos en un momento de mucha tensión!— Exclamó Percy y negó con la cabeza.—¡Y tú fingiste no conocerme cuando nos encontramos en el campamento Júpiter! ¡No sabía si podía confiar en ti!— Chillo.
— Oh, pero qué triste...— La diosa desapareció y volvió a aparecer detrás del hijo de Hades para acariciar su mejilla hasta llegar a su hombro y miro al chico de ojos verdes con ojos tristes— Nico, siempre confío en ti ciegamente.— Le aseguro y Percy tenso su rostro y sintió un nudo en la garganta. La diosa suspiró y camino alrededor de la mesa.— Ah, Hijos de Hades, siempre son los traidores a los ojos de los demás. Siempre son los marginados y juzgados.— Eris volvió a aparecer en su asiento, esta vez clavando mirada en Nico.— ¿No te parece eso terrible?— Le cuestionó.
Pero a diferencia de Percy y Jason que estaban más que alterados y tensos, Nico se mantenía inexpresivo.
— Sé lo que intentas hacer, pero no funcionará.— Hablo en un tono serio e indiferente.—Ya sé todo eso.
Sabía que Eris quería tocar una fibra sensible en él, quería que perdiera el control de sus poderes y actuará sin pensar; Por ello le sacaba en cara cosas que sabía que lo herían.
El rostro de la diosa perdió la chispa de diversión en sus ojos rojos, y las comisuras de sus labios se relajaron, volviendo una línea su sonrisa cruel cuando se dio cuenta de que todo su teatro no estaba funcionando.
— Mmmj, Ya veo.— La diosa apretó los labios y asintió con la cabeza, casi resignada.— Creo que nos hace falta alguien en la cena.— Se levantó y se perdió en la oscuridad.
Cuando la diosa volvió a la luz de las velas, llevaba entre sus manos una bandeja de plata con una cubierta redondeada del mismo material.
Miro a Nico con una sonrisa mientras se acercaba al centro de la mesa.
— Le hice una pequeña visita a tu novia.— Comento divertida.
La serenidad en el rostro de Nico desaparecieron por completo y su rostro palidecido al instante.
La idea de que tal vez por eso no podía comunicarse con ella a través de los sueños se debía a qué...
¡No! ¡No podía ser! ¿Verdad?
¡Había visto a Ivy hace unos pocos días! ¡Ella no podía estar...!
— ¿Q-que le hiciste?— Miro la bandeja y luego los ojos de la diosa sintiendo su corazón contraído.
Los ojos de la diosa se llenaron de brillo y una sonrisa cruel se pintó en sus labios mientras pronunciaba.
— Hice de comer— Soltó con simpleza en un tono inocente.
Nico empezó a ser sudar frío y su labio inferior a temblar.
Las manos femeninas de Eris se pusieron en la cubierta de plata.
Nico se sacudió en su silla, intentando alejarse de la mesa. Con la respiración acelerada y entre cortada.
— N-no, no...—Tartamudeo negando con la cabeza, negándose a creerlo.
Los ojos oscuros de Nico llenos de miedo iban de la bandeja a los ojos de la diosa; ¿Ella no podía haber matado a un semidiós? ¿Verdad?
Eris alzó la cubierta de golpe y Nico cerro los ojos al instante. El pelinegro fue abriendo los ojos lentamente, con miedo a lo que podía encontrarse allí, y sintió un enorme alivio al ver que en la bandeja solo había una pequeña caja de regalo de color rojo.
La diosa soltó una risa.
— Vamos, ¿En serio lo consideraste? — Le cuestionó incrédula, entre risas.— Si la tengo, pero la liberaré mañana un día antes del solsticio de verano para que cumpla con su destino. —Explico con simpleza.—Y como soy tan buena diosa, te traje un regalo en buena fé.
Los dedos de la diosa tantearon la caja de regalo.
— Nico, piénsalo bien, no dejes que te provoqué— Exclamó Jason. Quien estaba igual de tenso, sudoroso y pálido que percy Jackson.
— ¡Lo la escuches! ¡Solo! ¡Cierra los ojos!— Grito, el hijo de Poseidón.
Pero Nico no fue capaz de apartar la mirada.
— ¡Tada...!
Abrió la pequeña caja de regalo, allí había un mechón de cabello blanco con sangre salpicada. El ambiente se volvió frío al instante, cuando Nico se le vino a la mente la imagen de Ivy con el peculiar lunar blanco que teñía un mechón de su cabello y parte de sus pestañas de blanco.
Sintió que sus pulmones se llenaron de hielo, y su sangre hervía.
Y aun así intento mantenerse sereno y no darle lo que quiere, aunque su cuerpo temblando de rabia.
— El lindo mechón blanco que sobresale de su melena rubia, si tiene algo de sangre, pero está en perfecto estado.— Exclamó la diosa con una sonrisa en sus labios.— Los demás semidioses le hicieron lo mismo que a ti, la apartaron y marginaron, y ni siquiera su hermano estaba allí para ella en su peor momento.— Tanteo pensativa en un tono de voz encantador, llevando su dedo índice a su mentón.— Por qué mientras tu hermana y sus amigos la cazaban como a un pobre ciervo. Ella gritaba por tu ayuda. Siempre tu nombre y el de su querido hermano.— La diosa se carcajeó y camino para quedar en el medio entre Nico y Percy.— Y ninguno de los dos vino a salvarla.— Suspiro con tristeza fingida.—¿No te recuerda a alguien que una vez dependió de Percy y de ti?— Eris la diosa de la discordia hizo sonar su garganta en un gesto pensativa mientras se paseaba de un lado al otro.
— Ya no hables.
Le exigió el pelinegro mientras un aura de muerte se extendía por todo el lugar y las sombras empezaban a aglomerarse a su alrededor.
Desde que salieron del campamento mestizo Nico di Angelo había estado reprimiendo sus emociones, en un estúpido intento por no caer en la desesperación; Realmente se había esforzado por no volverse loco.
La diosa sonrió con malicia y le miro curiosa mientras los otros semidioses presentes sentían que se ahogaban.
— Quizás... ¿Alguien llamada Bianca di Angelo?— Culminó pensativa.
Nico apretó los dientes sintiendo como todas las emociones de tristeza, furia e impotencia chocaban unas contra otras en su interior.
Su cuerpo temblaba de la rabia.
— ¡Nico, detente...!— Le rogó Jason.
El ambiente se había vuelto tan frío y denso que les era imposible respirar sin querer vomitar, el aura de muerte era tan intensa que ambos semidioses empezaban a perder la conciencia.
—¡Te voy a matar!— Grito sintiendo su garganta arder como el infierno.
Nico desapareció en una explosión de sombras, liberandosé dé las sogas que lo mantenían atado a la silla, y volvió aparecer de entre las sombras con su espada de color obsidiana de hierro Estigio en mano justo al costado de la diosa, lanzando un ataque mortal sin dudar que la diosa pudo esquivar con facilidad mientras reía.
Los ataques de Nico eran agresivos, salvajes y llenos de rabia. Quería gritar, pero, en cambio, un gruñido ronco y amenazante salían de su garganta con cada golpe.
— ¡Vamos hijo de Hades! ¡Sé igual de destructivo que todos tus antecesores! —Se carcajeó la diosa con un destello brillante de diversión y malicia en sus ojos, esquivando los ataques del hijo de Hades— ¡Claro! ¡Ninguno vivió lo suficiente para contar sus historias!
Mientras la diosa se burlaba de forma maliciosa de sus inútiles intentos por apuñalarla, cuando lo perdió de vista y cuando volvió a sentirlo un corte limpio en su mejilla provocó que el icor dorado se deslizara por su rostro.
La sonrisa burlona en los labios de Eris desapareció y se apartó casi de inmediato para evitar recibir otro golpe como ese. Ya no era divertido.
La diosa miró en la dirección del hijo de Hades, entonces lo vio sonreír con la misma chispa de burla, con lo que ella lo hacía hasta hace un momento, el rostro oscurecido y el filo de su espada goteando su sangre dorada.
Nico parecía alguien mucho más divertido de lo que parecía.
-- ¿Qué pasó? ¿No vas a seguir hablando o te comió la lengua él semidiós?— Se burló en un tono ronco, imitando su voz llena de malicia y burla. Alzó su mano libre y la señalo.— No sé cuánto, ni como, pero te voy a matar, y no quedará nada de tu nombre o lo que representas.
La voz de Nico hizo temblar a Jason y percy en sus asientos, hizo temblar las paredds y sus pechos. Se sintió como un juramento, cómo cuando alguien decía que las palabras tenían poder; Definitivamente las de Nico no fueron una
Eris soltó una pequeña risa, aunque su voz la traicionó y sonó ligeramente asustada o incómoda. Ella era capaz de manipular, chantajear y causar discordia en un grupo de las más poderosas diosas con una manzana, pero no era una peleadora o guerra.
— ¿Un mortal? Maldiciendo a una diosa.—Eris cubrió la herida en su rostro.—Pensé que eras divertido, pero solo eres suicida.—Hablo con rudeza, volviendo su voz más hostil y molesta.—Le voy a arrancar todos los dientes a tu noviecita. — Le amenazó y Nico apretó su agarre en su espada para cargar contra ella.— A ver si sigues pensando que es hermosa.
Antes de que la espada de hierro Estigio de Nico pudiera atravesarla, está desaparecido en una nube de polvo dorado en el aire.
Nico sintió un tirón en sus entrañas, algo dentro de él se rompió.
¿No había tenido suficiente?
Primero su madre.
Luego paso todos esos años encerrado en un casino loto.
Después Bianca muere.
Y ahora que había encontrado a alguien con quien se sentía pleno, la perdía sin siquiera tenerla realmente.
¿No había tenido suficiente ya?
Había intentado mantener la compostura por Ivy.
La culpa le cerraba la garganta y sus músculos se contraía por si solos.
Se culpaba a sí mismo;
Por no hablarle de sus sentimientos.
Por ignorarla en cuanto recupero la conciencia de lo que hacía.
Por esconderse como el cobarde que era cuando ella estaba sufriendo y lo necesitaba más que nunca.
Y lo peor de todo es que quizás había provocado la muerte de Ivy al perder la paciencia y atacar a una diosa.
Se estaba perdiendo a sí mismo y la frustración lo estaba consumiendo por no ser capaz de encontrar; Ahora que ella necesitaba de él, no podía hacer nada para ayudarla.
Los recuerdos azotaron su mente de forma devastadora, su paladar se llenó de un horrible sabor amargo.
Su pecho se hundió y un desagradable nudo en mi estómago me hizo sentir náuseas. Como un cañón que lo golpeaba sin piedad, que poco a poco estaba logrando derribarme.
De golpe, sintió que se ahogaba.
Sintió que una soga invisible que le apretaba los pulmones y la garganta.
Sintió que se derrumbaba, aquellas murallas que había construido con tanto esfuerzo se vinieron abajo en un segundo. Sus piernas temblaron y perdieron la fuerza.
Temiendo caer, enterró su espada en el suelo y se apoya de ella.
Desconcertado por el profundo ardor en mi pecho, se llevó ambas manos a sus cabellos oscuros y empezó a dar golpes en los costados de su cabeza para aliviar todos los pensamientos intrusivos que lo atacaban.
Ni siquiera se dio cuenta de que estaba gritando de pura frustración hasta que sintió el terrible ardor en su garganta y el dolor en su mandíbula.
Tampoco se dio cuenta de como la estructura de la casa se tambaleaba agresivamente, al igual que todo a su alrededor. El suelo se agrietaba y se abría, hundiendo cada vez más la algunas secciones de la casa.
—¡Nico tranquilízate! ¡Basta!— Grito jason cuando el piso bajo sus pies se hundió alarmantemente.
Entonces, cuando la casa parecía que terminaría cayendo al inframundo, Percy salió de la nada y golpeó al hijo de Hades en la cabeza con el mango de su espada, haciendo que el mismo perdiera la conciencia.
Jason lo miro incrédulo.
— ¡Percy! ¡¿Qué Demonios?!— Grito al ver al hijo de Hades en el suelo.
Jason ni siquiera noto que percy se había liberado de las sogas, por qué estaba muy ocupado tratando de tranquilizar a su amigo.
— ¿Querías que nos tirará el edificio encima? Esta era la única forma de calmarlo.—Grito exaltado, con la respiración entre cortada. El de ojos verdes camino entre los escombros hasta el rubio y empezó a romper las sogas con su espada.— T-tenemos que buscar un lugar para descansar, y-y
Jason miró de reojo al hijo de Poseídon, quien tenía las mejillas rojas y los ojos cristalizados.
— Percy, esto no es tu culpa.— Hablo el Romano al verlo tan decaído.
Percy limpio una lágrima traidora que se escapó por su mejilla y asintió con la cabeza, concentrándose en cortar las cuerdas que ataban al rubio.
— Lo sé, lo sé.— Balbuceó con la voz entre cortada.
Percy no quería que Ivy terminara siendo otra Zoe, Bianca o luke.
— Percy.—Lo volvió a llamar, pero esta vez el joven adulto se negó a mirarlo a la cara.— No es tu culpa ¿Bien? Solo tenías 14 años, no podías hacer nada.— Dijo Jason Grace.
— ¡Dije que ya lo sé! ¡Maldición!— Exclamó terminando de cortar las sogas, se levantó y limpio su rostro de las lágrimas.— Ahora mismo hay que concentrarnos, en llegar a Nico fuera de una estructura tan inestable.
Jason se levantó y le miro preocupado, pero no insistió.
Ambos tomaron a Nico, Jason lo tomo por debajo de los brazos con cuidado y percy por las piernas y de esa forma pudieron regresar al feo motel en el que dormía. Intentaron dormir el resto de la noche como pudieron.
Los habían cazado, atacado y secuestrado.
Los habían perseguido un montón de monstruos, más de lo común.
Literalmente una diosa los secuestro.
Hola chicos y chicas.
Espero que les haya gustado el capítulo desde el punto de vista se Nico, pronto sabremos que está pasando con Ivy😌
Lamentablemente la tardanza, pero me estaba dando un descanso de todo.
Pronto voy a volver a clases, la universidad es horrible 🙄
Pero creo que la historia estaría culminando a finales de enero y comienzos de febrero.
Estoy preparando 4 historias cortas de Nico di Angelo.
En dos de ellas el protagonista es un hombre, así que sería boys love ¿Les interesaría?
En las otras dos la protagonista es una chica.
Por cierto, quisiera hacer historias con protagonista de otras culturas, osea con una egipcio/a cómo en las crónicas de kane y un nórdico cómo en los libros de Magnus Chase.
Comenten y voten que les pareció el capítulo.
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