Capitulo 25
Hechizó de amor.
Una lluvia torrencial azotaba el campamento mestizo, provocando que todos los campistas busquen refugios en la primera cabaña que encantarán. Algunos se quedaron en el comedor, otros ni siquiera habían salido de sus cabañas. Para Hazel fue la rosa cabaña de Afrodita.
Las gotas golpeaban contra el vidrio de las ventanas de la cabaña 13, hacía tanto frío que las ventanas estaban empañadas. Pero dentro de la cabaña hacía calor, un tipo de calor cómodo y lleno de felicidad que se extendía por sus pechos y se incrementaba cada vez que cruzaban miradas, ambos corazones latían sincronizados.
Al menos los dos adolescentes dentro no sentían ningún frío.
— Esto es raro.— Balbuceó Ivy, abochornada y sonrojada.
Ambos estaban sentados uno frente al otro en la cama, a pocos centímetros de distancia el uno del otro, cubiertos por una sábana de pies a cabeza, en completa oscuridad. Casi.
Bueno, esto sería así, si Ivy no desprendieran un brillo suave que iluminaba el interior de la sabana, como casi todos los hijos de Apolo.
En su caso, legado de Apolo.
Nico tenía su frente apoyada en la de su novia, disfrutando del contacto.
Repasaba cada rasgo, cada peca de su rostro con la mirada. Ivy es hermosa.
Tan hermosa que duele.
Le duele saber que ella no está del todo enamorada de él. Nico di Angelo no estaba seguro de como seducir a alguien usando sus palabras, claro lo había intentado, pero sentía que no estaba funcionando. Se empezaba a desesperar. Entonces esa mañana mientras pensaba en su próxima cita o que tipo de anillo preferiría Ivy, tuvo la vista de cierta diosa del amor en su cabaña. La diosa Afrodita.
Sabía muy en su interior que debía estar molesto con la diosa, pero su apariencia similar a la de Ivy le hizo olvidar el por qué. Las siguientes dos horas fue una extensiva clase de como funcionaban las relaciones entre hombres y mujeres, Afrodita resultó ser una maestra un poco estricta y le pegó un par de veces en la cabeza con una revista. Al final le dijo "Entonces utiliza tu cuerpo" Nico se lo pensó y llegó a la conclusión de que era una buena idea. Nunca fue bueno con las palabras después de todo.
— No lo es. — Alzó las comisuras de sus labios en una sonrisa y se inclinó para besar a Ivy. Fue un beso cortó, como si degustará el sabor de sus labios y se apartó.—Eres dulce.
La rubia apretó los labios, avergonzada.
— ¡No digas eso...!— Chillo Ivy, con las mejillas rojas. Lo golpeó de forma suave en el hombro.—Por qué dices cosas tan vergonzosas.— Susurro.
La cara de Ivy cambiaba de color muy seguido, lo que había mantenido entretenido a Nico por horas, pues disfrutaba ponerla nerviosa.
Por ello retiro su camiseta por encima de su cabeza, y como lo esperaba, Ivy se sonrojó hasta las orejas e hizo una mueca de vergüenza. Hasta hace un momento traía puesta su pijama, lo que consistía en una camisa sin mangas y un simple chándal gris.
Le causaba gracia ver las expresiones que hacía cuando se avergonzaba.
— Eres muy linda, pecosa.— Colocó su mano sobre mentón y extendió su dedo pulgar para acariciar su labio inferior.— Tus labios son suaves, no puedo dejar de besarlos. — Volvió a besarla, lo había hecho tantas veces en el día que sus labios estaban rojos e hinchados.— Quisiera besarte por siempre.— Cambio el destino de sus besos a sus mejillas, empezando a repartir besos tornados en todo su rostro. Ivy puso su mano sobre el rostro de Nico e intento apartarlo.
— ¡Dije que no dijeras esas cosas...!— Chillo avergonzada cuando ambos cayeron acostados en la cama.
Nico soltó una risa e Ivy resoplo.
— Quédate, afuera está lloviendo.— Le pidió Nico.
El pelinegro se acomodó en la cama, giro el cuerpo de Ivy hacia un lado para que le diera la espalda y la rodeo con sus brazos en un abrazo, hundió su rostro en el hombro de la chica y esta se estremeció. Ivy podía sentir su respiración caliente en el cuello, eso la hacía sentir un intenso escalofrío en la columna, la hizo estremecerse.
Era la típica postura de cucharita que usaban las parejas al dormir juntas.
— Te dije que no me gusta que me respiren en el cuello.— Susurro en un tono nervioso, y pudo sentir a Nico sonreír contra su piel.— Ya veo, lo haces apropósito.— Murmuré.
—Puedes darte la vuelta.— Le sugirió.
Ivy le hizo caso, se giró y ambos quedaron frente a frente.
Nico pegó su abdomen al de Ivy, se pegó lo máximo posible a ella y metió una de sus piernas entre las suyas.
— Esto es peor.— Nico soltó una pequeña risa maliciosa en un tono ronco.— Pervertido.— Le acusó.
La había besado mucho el día de hoy, la beso una y otra vez, hasta que sus labios se pusieron rojos e hinchados.
Y quería seguir besándola.
— Quédate.— Le pidió antes dejar un beso en su frente.
—El agua nunca ha matado a un hijo de Poseidón.— Dijo Ivy, Nico la abrazo por la cintura y dejo otro beso en su cuello haciéndola soltar un suspiro, más pareció a un gemido.— Además no quiero incomodar a Hazel.
— No te vayas.— La besó de nuevo e Ivy cerro los ojos disfrutando del calor y suave contactó.— Quédate, hace frío.— Le volvió a pedir.
— Quien diría que el gran rey de los fantasmas sería alguien tan meloso y cariñoso.—Se burló la rubia ceniza de forma sarcástica, intentando desviar su atención.— Quien te viera pidiendo mimos.— Volvió a burlarse.
— Solo contigo.— Nico beso sus labios y sonrió demostrando sincera alegría, apartó el mechón de cabello que se colaba en su rostro y lo puso detrás de su oreja.— Aún no puedo creer que una chica como tú esté realmente interesado en mí.— Admitió, sonando increíblemente complacido.
Ivy sonrió y frunció el ceño.
— ¿Qué?— Pregunto incrédula.
— Sé que te gustó. Por lo menos te debo parecer atractivo.— afirmó con seguridad, y me miro con sus ojos negros llenos de brillo.—Siempre te atrapó mirándome, además me perseguiste durante meses para ser mi amiga, y ahora eres mi novia.— Entrecerró sus ojos oscuros y miro a su novia de forma acusadora.
Ivy frunció el ceño.
—Debió ser tu plan malvado desde el principio.— Dijo Nico.
— Haces que suene como si estuviera obsesionada contigo.— Bufo Ivy, cuando el que olfatea sus camisas es el hijo de Hades—Aunque me parece que es al revés.— Le acusó.
Las mejillas pálidas de Nico se volvieron carmesí.
— Dame más besos.— Pidió Nico, se fue hacia abajo y escondió su rostro en el pecho de su novia; Extraña el tiempo en que Ivy no usaba sostén.
— Ya te di muchos.-Intento sonar molesta, pero le temblaba la voz. Le miro sería.— ¿No querías dormir?
Nico soltó una risa, y volvió a su posición anterior.
— Tramposa.— Beso la punta de su nariz, y la abrazó.
Ambos cerraron los ojos, tomaron una posición cómoda y se dispusieron a dormir. Nada de besos y caricias.
La puerta de la cabaña se abrió de golpe provocando que el sonido de la lluvia inundara el lugar. Una figura masculina empapada entró de golpe.
— Suficiente.— Camino a paso ha apresurado a la cama y tomo el brazo de su hermana y la jaló.
—¿Percy?— Exclamo Ivy.
— ¿Jackson? ¿Quién te dio permiso para entrar?—Bufo, Nico.
— No te quedarás a dormir a aquí. No, mientras Nico este así - Señaló al hijo de Hades sin camisa, intenso seducir a su hermana con su, su cara de ángel y cuerpo tonificado.— Y deja de abrazar a mi hermana. Pervertido.
— ¿A dónde te la llevas?— Cuestionó casi en un grito, molestó.
— Obviamente, a nuestra cabaña.— Jalo el brazo de su hermana, y la saco de la cabaña de Hades.
Cómo Ivy había dicho, el agua no afecta a los ojos de Poseidón.
Ivy no escucho mucho del regaño de su hermano, él estaba diciéndole que aunque fingiera ser la novia de Nico no tenía que actuar como tal, menos dejar que él la manoseara con fruta de supermercado. La rubia hija del dios del mar se quedó dormida a mitad del regaño, percy no pudo molestarse con ella. La arropó y fue hasta su litera.
A mitad de la noche, Ivy sintió que alguien se colaba dentro de su cama.
— ¿Nico...?— Dijo apenas, sin abrir los ojos, pero podía reconocerlo por su olor. Le gustaba su olor.
— Shhh...— Sintió sus labios fríos, besar su mejilla, él se acomodó en la cama y la atrajo hasta su pecho.-Quédate quieta, tengo sueño. —Le exigió.
— Percy se va a enojar.— Me acomodé en su pecho y él acarició mi espalda.
— Percy es un tonto, y no necesita saberlo.— Susurro.-Me iré temprano.
— Buenas noches, entonces—La rubia ceniza, volviendo a dejarse llevar por el sueño, la piel de Nico era muy fría y suave. Perfecto para ser usado como almohada humana.— Sueña bonito.
— Buenas noches.— Nico dejo un beso en mi cabello.-Te quiero pecosa.
— Yo también te quiero.— Susurré de vuelta, exhausta.
Percy se levantó a mitad de la noche, sentía una sensación extraña en el pecho y podía sentir que algo no andaba del todo bien.
Abrió los ojos, cuando su vista se acostumbró a la oscuridad, inspección el cuarto con la vista. No había nada fuera de lo común, miro hacia la cama de su hermana y logro ver su cabello rubio cenizo en la penumbra, además del ligero brillo que desprendía.
— ¿Qué...?— Cuestiono.
Se frotó los ojos y volvió a mirar.
Vio a Nico llevar su dedo índice a sus labios, pidiendo silencio.
Logro ver al pelinegro sentado en la cama, recostado del respaldar, Ivy estaba sobre su pecho durmiendo.
—¡¿Qué?! ¡¿Qué haces en mi cabaña...?!— Grito en un susurro, pues no quería despertar a Ivy.— ¡Pequeño, bastardo, pervertido!
— Somos hijos de dioses, todos en este campamento son bastardos.-Bufo con obviedad, mientras acariciaba la espalda de su hermana.
—¡Fuera de aquí...! ¡Y llévate tus cosas!— Chillo refiriéndose a la chaqueta de aviador sobre la cama.
Nico se levantó indignado, tomo su chaqueta de la cama y luego a la propia chica aún dormida.
Paso su brazo por debajo de su cintura y la alzó, cómo si fuera una especie de maleta o equipaje y se dirigió a la puerta.
Percy se alarmó, se bajó de la cama de un salto y corrió hasta la puerta para cerrarle él pasó.
—¡Hablo de tus cosas...! ¡No de mi hermana!— Susurro en un grito.
—Tú dijiste que me llevará mis pertenencias, tu hermana es una de ellas.— Dijo en un tono burlón.
—¡Aún no! ¡Fuera de aquí...!—Percy le quitó a Ivy de las manos y señaló la puerta.— ¡No vuelvas a meterte en mi cabaña! ¡Sucio pervertido!
Nico lo miro ofendido y se fue por la puerta sin más.
No sin antes decir «Chao, amore» hacia Ivy, lo que solo molesto aún más a Percy. No solo se metía a la cama de su hermana, sino que también le coqueteaba aun estando dormida.
—¿Qué...? ¿Qué hacemos en la entrada?— Pregunto Ivy en un susurro, aún medio dormida.
— Caminabas dormida, ven regresa a la cama.—Mintió y la llevo de vuelta a su cama, Ivy no puso resistencia.
—Sí.
— Y... ¿Cómo te está yendo con Nico?
— Bueno, está más calmado ahora que somos «pareja»— Admitió Ivy, sonando más calmada.— Aunque está muy hormonal, se la pasa tomando mi mano, abrazándome o besándome.
— Sí, eso me temía.—Dijo Piper quien parecía contener la risa.— Ayer los vi besándose. Bueno, Nico te estaba comiendo la boca y luego está todo ese asunto de lanzar manzanas...
— Me alegra que mi vida amorosa te cause gracia.— Bufé con sarcasmo.
— Calipso se aclaró la garganta.— Tengo algo para ti, si crees que es necesario.— Dijo apenas, paso por encima de la mesa un frasquito en forma de corazón.— Es para.— Tosió falsamente.— Bajarle el libido.
Calipso señaló el frasco e Ivy se sonrojó.
— ¡No hemos hecho nada de eso!— Chillo Ivy, tan roja como un tomate.
— Lo sé, dijiste que te hacía sentir culpable.—Balbuceo, sonrojado hasta las orejas. Igual a Ivy.— Por eso te lo estoy dando.— Chillo en voz aguda, igual de avergonzada que su amiga.
Piper miro la discusión más tímida y tonta que había visto en su vida, le pareció adorable, pero vamos. Calipso era casi tan vieja como el mundo, e Ivy tenía 17 años; Ambas estaban bastante grandecitas.
Alguien tenía que ser la voz de la razón, y aceptar lo obvio.
Los adolescentes tienen sexo.
— No puede ser...— Piper se pasó un sobrecito de plástico por la mesa, Ivy se sonrojó aún más.— Ya le di el resto a Nico, si terminan haciendo algo, que va a pasar, por qué es obvio que se tiene ganas... Al menos háganlo con protección.
— ¡No necesito condones! ¡Mucho menos Nico! —La rubia se ahogó con su propia saliva.— ¡Que va a ser de mí si ya le metiste la idea en la cabeza!
Ivy empezó a hiperventilar y volverse una masa roja de vergüenza.
Antes parecía tan dispuesta a intentarlo, y ahora estaba aterrada.
Y muy nerviosa.
— Dale la poción en una bebida y ya no tendrá ganas, al menos por una semana.— Insistió calipso.— Mientras preparo el antídoto para el mal de Afrodita que tiene.
—Yo preferiría que no te reprimieras, es natural.— Le aconsejo Piper.— Pero es tu elección.
Ivy vacío el frasquito en el chocolate caliente, había dos vasos humeantes frente a ella sobre el escritorio que utilizaba en la enfermería, solo tenía que llamar a Nico (Que vendría como un rayo en cuanto lo llamara) solo quedaría dárselo y problema resuelto.
Nico ya no intentaría meterse en sus pantalones. Todo listo.
— Oye chocolate caliente, genial.— Exclamó leo tomando una de las tazas y llevándosela a la boca.
Ivy vio incrédula como leo se tragaba el chocolate caliente adulterado.
Intento decir algo, pero solo pudo extender sus manos y gemir con total asombro. Leo lo miro con una sonrisa, y le agradeció por la bebida.
— Lo siento mucho calipso.— Susurro al ver cómo el latino se marchaba campante, sin saber que lo que había bebido le volvería un monje.
Ahora Ivy ya no tenía poción, ni chocolate caliente.
— Nico di Angelo, no puedes usar la enfermería para tomar siestas aquí.— Kayla apartó la cortina que cubrían la camilla y fijo su mirada asesina en pelinegro hijo de Hades que dormía plácidamente entre las sábanas.
El chico se removió entre las sábanas, y miro mal a la hija de Apolo.
— Ivy, dile a tu prima que me deje en paz.— Bufo Nico.
Kayla lo miro, perplejo y sintió ganas de poner una flecha entre sus cejas, antes de que pudiera tomar su arco una mano amable la detuvo.
Antes, cuando Ivy no había sido reconocida por el dios Apolo, luego de ver sus habilidades, los hijos del dios le dieron un lugar en la enfermería y la invitaron a participar en sus actividades diarias, aunque aún seguía en la cabaña de Hermes.
Al menos hasta que Apolo recordara su existencia y la reclamará.
Claro que después Poseidón la reconoció y termino siendo legado Apolo, el dios de la luz.
Seguía trabajando en la enfermería.
— Dejémoslo dormir un poco más, no hay muchos heridos hoy.—Le pidió la chica rubia, ceniza y mejillas lindas llenas de pecas.— Además, hay muchas camillas libres.
—¡P-pero él...! — Jadeo enfadada, pero lo único que ganó fue una sonrisa de súplica de parte de su prima.—Tch, Bien.— Exclamó resignada, mirando furibunda al hijo de Hades, pero este solo sonrió de forma socarrona y le saco la lengua de forma burlona.
Kayla jadeo ofendida y cerro la cortina de la camilla, se fue de allí a clavar alguna flecha en la cara de un muñeco de paja con una foto del hijo de Hades, estaba un poco irritable desde que Olivia, hija de Deméter desapareció hace más 4 días.
Nico se llevaba bien con los hijos de Apolo, durante un tiempo cuando salía con Wil comía en su mesa todos los días, aunque ahora que no estaban saliendo no habla tanto con ellos como antes, pero eso no significaba que ahora le desagradan.
Los consideraba amigos.
Él no sentía ningún tipo de resentimiento por lo que pasó.
Ahora que Ivy tenía un puesto en la enfermería, el hijo de Hades tenía la excusa perfecta para venir a aquí y dormir lejos de todos esos molestos campistas. Además, así podía vigilar que Ivy para que no hiciera ninguna estupidez o que algún idiota intentará ligar con ella.
— Oye, creo que tienes que dar clases de esgrima.— Le recordó Ivy del otro lado de la cortina.— Vi a un grupo de niños buscarte con espadas, eso no debe ser bueno.— Culminó.
—Te preocupas por nada.— Alargó Nico, cansado.— Además, ese ya no es mi problema.— Soltó con simpleza.
— Esos niños te admiran.
— Lo sé.— Nico soltó un gruñido y llevo la cabeza hacia atrás.— Pecosa, creo que estoy enfermo.
— ¿Qué pasa? ¿Te sientes mal?
— Bueno, soy tu único paciente, podrías prestarme atención.
Ivy hizo mala cara al escucharlo.
— Bueno, quizás estás cansado por perseguirme.— Bufo con sarcasmo, la chica apartó la cortina y la volvió a cerrar detrás de ella.— ¿A ver qué tienes ahora? ¿Estás en celo?
— ¿Por qué le hablas así a tu novio? Mejor dicho prometido— Nico se levantó y tomo la mano de Ivy, luego se volvió a recostar y está abrió los ojos por completo, el hijo de Hades la jaló con fuerza provocando que la chica de cabellos rubio cenizo cayera sobre el de golpe.— Te digo que me siento mal y te burlas de mí?— Le acuso, frunciendo el ceño fingiendo estar molesto o irritado.
La hija de Poseídon le sorprendía la forma en la que Nico hablaba de su futura boda o compromiso, como si fuera una realidad y no una cuestión momentánea debido a su condición de enamorado perdido debido a la intervención divina de una diosa.
Ivy no está segura de cómo terminó sentada en el regazo de Nico, pero la cuestión es que allí estaba. Y para su sorpresa, el pelinegro solo tomo sus manos y empezó a remover con suma delicadeza los guantes que solía llevar a diario para evitar tener contacto directo con los campistas que solía atender. Por la cuestión de poder ver el futuro de los demás y esas cosas.
Cuando mis manos estuvieron libres, Nico las tomo entre las suyas, me miro directamente con sus ojos obsidiana y beso el dorso de mis manos.
— Sabes que...— Intenté detenerlo.
Él guio una de mis manos hacia su mejilla y disfruto el contacto. No le asustaba saber lo que podía ver, los distintos caminos que podría tomar.
Lo que le depara el futuro.
Cuando volvió a abrir los ojos me miro me hizo una pregunta;
— ¿Puedes ver un futuro para nosotros...?— Pregunto Nico.
.
.
.
.
Advertencia escenas explícitas.
.
.
.
.
— ¿Ivy? ¿Estás aquí?
La chica se paseó por la enfermería a primera vista vacía, se encargó de revisar cada esquina y al final fue a por las camillas, quizás se estaba echando una siesta por la falta de pacientes hoy. Empezó a correr las cortinas, cada una de las camillas estaban cubiertas por cortinas para dar privacidad a los pacientes.
Que no había el día de hoy, por cierto.
Al abrir una de las cortinas de golpe se encontró con un bulto extraño debajo de las sábanas, de emoción pensando que era la rubia, pero esta sensación desapareció cuando se percató de que más arriba sobresalía de la sábana hebras negras, nada similar al cabello rubio cenizo de la chica que estaba buscando.
Hizo mala cara y cerro la cortina antes de soltar un bufido.
Otra vez el fastidioso de Nico se quedó dormido en la enfermería, desde que se había hecho novio de Ivy (cosa que todos los que estuvieron presentes en la 6 meses antes del verano sabían qué pasaría) no dejaba a la pobre respirar. La hija de Apolo solo opinó; Pobre chica, no sabe en qué se metió.
Cuando escucharon la puerta de la enfermería, cerrarse, ambos pudieron respirar de nuevo.
Ivy intento levantarse, pero Nico fue más rápido y la pego más a él. Bajo la mirada para clavar sus ojos marrones, ya de por sí oscuros, oscurecidos el doble por él deseó en los ojos verdes, temblorosos y asustados de Ivy, quien pareció tragar saliva en el acto.
Antes los habían interrumpido en una sesión acalorada de besos.
Cómo ya lo había expresado, Nico podría besarla todo el día.
Ivy se quejó entre besos.
—El mango de tu espada está clavado en mi estómago.— Gruñó, frunciendo el entrecejo y arrugando su nariz.
Gesto que le pareció adorable a Nico, bueno, le hubiera parecido adorable si su comentario no le hubiera puesto las mejillas acaloradas y el corazón acelerado peligrosamente.
Esta vez fue Nico quien trago saliva.
— No es mi espada.
Hood lo miro confundida por un segundo, y luego de un rato abrió los ojos de par en par.
— Oh...— Ivy se atragantó y termino por aclararse la garganta, sonrojada.
— Mejor voltéate.— Le pidió, cómo si eso pudiera solucionar el problema en sus pantalones. — Quizás ayude.
Ivy lo obedeció, recordando que eso mismo le había pedido la última vez en su cabaña. Luego percy llego y lo llamo anciano pervertido.
En el momento en que la espalda de Ivy se recostó del pecho de Nico supo que esta posición era peor, empezó a sudar y calentarse cómo uno de esos autómatas a vapor, cerro los ojos con fuerza y dejo escapar un suspiro, por qué podía sentir el trasero de Ivy contra su erección. Esto no era sano para su cordura.
— Creo que está peor.— Admitió.
— Sí, mejor ya...— Balbuceó señalando la salida.
Ivy soltó un gemido y cerro los ojos con fuerza ante la corriente eléctrica que recorría su columna. Nico sintió una punzada, y su poco autocontrol se desvaneció, él solo había puesto su mano por accidente en su vientre y ella reacciona de esa manera.
— Eso se escuchó bien...— Una sonrisa se cursa sus labios.
Alimento su ego, demasiado.
Nico la acaricia con delicadeza, sus manos curiosas se cuelan por debajo de su camisa y sienten su piel suave y caliente bajo sus dedos. Ivy gira su rostro hacia él, y sus ojos oscurecidos por la lujuria se encuentran con los suyos, sin pensarlo, Nico atrapa sus labios en un beso apasionado, lento, adictivo y lleno de necesidad.
Afrodita debía de estarles dando otro de sus «empujones» para ayudarlos.
Nico pasa sus manos por todo su cuerpo, toca y aprieta, sin despegar sus labios de los de su novia.
Tenía curiosidad, pasó sus manos desde su cintura hasta los pechos de Ivy, aún cubiertos por la ropa.
Los amasa y nota lo suaves que son, casi como un globo de agua o pelota antiestrés. La rubia ahoga un jadeo, y en ese momento el hijo de Hades recordó que no estaba jugando con una pelota antiestrés, sino con partes íntimas de una chica, su chica.
Ivy jadea un poco, está nerviosa como el infierno, Nico le besa el cuello y se retuerce como un gusano. Aprieta las puntas de los dedos de sus pies como un bailaría cuando siente los dientes cerrarse sobre el nódulo de su oreja y su respiración caliente chocar contra su cuello; Es demasiado para lo que su mente está preparada.
Se siente ansiosa, le ardía el cuerpo en las partes en las que la tocaba. Tenía las famosas mariposas en el estómago y lo que parece un inesperado nudo apretarse en su vientre bajó.
Pronto se hace insoportable no sentir sus manos sobre ella.
— ¿Q-que...? ¿Qué haces?—Dijo apenas, entre jadeos.
Ivy bajo la cabeza y vio las manos de Nico bajar el cierre de sus shorts y deslizar su mano dentro.
No se molestó en detenerlo.
No quería hacerlo.
Quería ver hasta donde iban a llegar.
Pronto se encontraba a sí misma gimiendo contra los labios fríos de su pareja, mientras se retorcía sobre camilla ante las deliciosas pulsaciones de placer que recorrían su cuerpo.
Todo era humedad y gemidos en Ivy.
Su mente quedó en blanco y solo podía pensar en lo bien que Nico la estaba siendo sentir. Su boca se llenó de saliva y sus ojos de lágrimas, no sabía por qué, pero todo su cuerpo pareció volverse en su contra.
Nico se reía, y lo peor es que no sabía si sentirse excitada o molesta por ello.
Podía sentirlo sonreír contra la piel de su cuello y soltar una que otra risa ronca que le resultaba demasiado sexy, como si realmente disfrutará toda la situación, aunque no estuviera recibiendo nada a cambio.
— De nuevo.— Exigió en un susurro al oído de la rubia con una voz ronca y entre cortada por la excitación.-Di nuevo mi nombre, vamos pecosa.
—Ni lo pienses...— Alcanzo a decir antes que un gemido gutural se escapara de su garganta.
Nico apretó uno de sus pechos y mordió la base de su cuello, acaricio el nudito de nervios entre sus shorts.
La rubia gimió con más fuerza, cada vez más desesperada.
La hija de Poseidón llevo la cabeza hacia atrás, sintiendo que estaba por llegar. Se pegó todo lo que pudo a Nico, buscando más contacto.
—Te prometo que te haré sentir mejor, pecosa.— Ofreció, cómo pago justo por qué ella se doblegará.
Ivy se estremeció y lloriqueo un poco por su orgullo pisoteado.
— U-uh, Nico ...— Gimió en un tono dulce y jadeante.— Por favor...
La chica logró llegar a un maravilloso primer clímax, mucho mejor de lo que había podido imaginar. Apenas podía respirar en los brazos de Nico, sentía la cara roja y caliente, estaba preparada para él. En un parpadeó el pelinegro ya estaba encima de ella.
Se abochornó solo con pensar que iba a perder la virginidad en una camilla en la enfermería. Al menos iba a ser una anécdota divertida de contar.
— Es una pena que no pueda tocarte más hasta después de la boda.
Ivy hizo una mueca.
— ¿Q-qué?––Balbuceo.–– ¡Acabamos de tener el equivalente a sexo de lesbianas!–– Exclamó con ironía.
El pelinegro soltó una pequeña risa por su comentario.
— Yo te hice una promesa.— Nico dejo un beso en mi frente.
— Dioses, ni siquiera soy religiosa...— Hecho la cabeza hacia atrás y suspiré derrota, aún excitada.— Apenas y estoy bautizada...— Alargue con pena.
— Yo no rompo mis promesas, menos hechas a ti.— Nico tomó mi mano y beso el dorso de mi palma.— Si me lo pides, muy lindo y romántico, podría hacer una excepción. — Los ojos negros de Nico brillaron con cierta malicia.—Solo por qué te amo.
Ivy frunció el ceño y apretó los labios, sonrojada por la petición.
—Yo no te voy a rogar, prefiero quedarme con las ganas.—Bufo con fastidio fingido, cruzándose de brazos en signo de molestia, aunque estaba nerviosa.— Además, tú estás peor, eso debe de doler.— La rubia señaló el bulto en sus pantalones.
Nico alzó las comisuras de sus labios en una sonrisa, beso la mejilla de Ivy y recostó un poco de su pesó sobre ella, lo que provoco que su erección se rozaran con su ya sensible intimidad.
Ivy gimió y Nico atrapó sus labios en un beso lleno de deseo.
Él iba a encargarse de que ella rogara porque rompiera su promesa.
— ¿Quién está tirando en la enfermería?
Ivy goleó a Nico en el pecho y lo lanzo para accidente de la camilla.
A Nico se le escapó el aire de los pulmones en gemido de dolor.
— ¡Nadie está haciendo nada!— Chillo Ivy avergonzada.
— ¿Espera? ¿Ivy?— El hijo de Hades reconoció la voz de inmediato, Jason.
Oh, no la reconocieron.
— ¡No! ¡Está no soy yo!—Expreso exaltada.
Pronto se dio cuenta de que estaba cavando su propia tumba.
— No, puede ser...—Leo estallo en carcajadas.—¿Qué están haciendo par de enfermos?— Se burló Leo Valdez, lo escucharon, empezar a abrir todas las cortinas mientras reían —Deberías darles vergüenza.— Bromeó.
— ¡Leo! ¡No digas eso!— Exclamó Jason claramente avergonzado.
Ivy se volvió hacia Nico y le susurro exaltada.
— ¡Sácame de aquí...!
El hijo de Hades sonrió con cierta malicia, y levanto los hombros, restándole importación.
— Por favor.— Le rogó al escuchar que el rubio no lograba sacar al moreno de la enfermería.
Leo estaba empecinado en tener material para futuras bromas sobre sombritas siendo un pervertido.
Ivy le rogó con los ojos.
Nico señaló sus labios, Ivy puso los ojos en blanco y beso los labios fríos y delgados de su «novio» quien procedió a meterle la lengua hasta la garganta.
Luego desaparecieron en un viaje de sombras y siguieron en la cabaña de Hades, para desgracia de Hazel que encontró a su hermano a punto de darle a Ivy, y no concejos.
Fin de las escenas explícitas;).
Ivy se quedó dormida esa mañana, normalmente se despertaba con el sol como el resto de los hijos del dios Apolo, pero debido a su condición se encontraba permanente exhausta.
Estaba durmiendo plácidamente en su cama cuando sintió que alguien la sacudió con fuerza mientras le gritaba que despertará. Ana literalmente la saco de la cama, arrastras, saco la ropa de sus cajones y la obligo a vestirse.
Incluso la arrastró al baño y le lavo la cara, metió su cepillo de dientes en la boca de la chica aún adormilada y cepillo sus dientes furiosamente.
— ¡Ana...!— Alcanzo a decir Ivy mientras era arrastrada.— ¿Q-qué? ¿Qué pasa?— Grito la rubia.
— ¡Vamos! ¡Muévete! — La jaló.
— ¡No!— Chillo anclando sus pies al piso para evitar ser alcanzada.— Dime que está pasando.— Le exigió.
Ana se detuvo y se volteó a verla.
— Los hijos de Apolo están teniendo un ataque de pánico colectivo, tienes que dar un paso al frente y ser una líder ¿Entiendes?— Ana tomo a la hija de Poseidón de los hombros y hablo con dureza, no necesitaban más niños llorones en este asunto.— Vamos.
Ana volvió tirar de ella, pero esta vez Ivy no puso resistencia.
—¿Por qué? ¿Qué pasa?
— Encontraron a Olivia.
— ¿Qué?— Exclamó Ivy, quien se apresuró a pasar a Ana para llegar más rápido a la enfermería.—¿Está bien? ¿Está herida?— Le cuestionó alarmada, pensado que quizás sus primos se habían puesto nerviosos al tratar a alguien tan cercano.
Ana detuvo la apresurada marcha de la rubia y la miro directamente.
— Ivy, no encontraron A Olivia.— Ana apretó los labios.—Ellos... Encontraron su cuerpo, en el río que recorrer el campamento.— Le explicó Ana.
La hija de Poseidón la miro incrédula, pero al ver el gesto serio en la cara de Ana, la sonrisa nerviosa en el rostro de Ivy desapareció por completo.
— ¿Ella está...?
— Sí.— La Interrumpió, como si supiera exactamente lo que diría.— Necesitamos saber qué le pasó, pero ninguno de los hijos de Apolo quiere hacerlo... Ya sabes que Kayla y oliva eran muy cercanas.— Mencionó Ana.
Ivy sintió que un balde de agua fría callo sobre su cabeza.
—P-pero, yo no...
— Nadie más tiene conocimientos de medicina en el campamento.— Hablo Ana con dureza, dándole a entender que no podía negarse.— Mira, no se puede hacer el funeral hasta que se sepa cómo murió... Alguien tiene que hacerlo, Ivy, la cabaña de Deméter no merece esto, Olivia se merecen un funeral griego.— Le explico firme.
La rubia estaba llorando, toda esta situación le parecía irreal. Se tragó el nudo en su garganta y limpio sus lágrimas que caían por sus mejillas.
—Está bien.— Gimoteo.— Lo haré.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top