Capitulo 18.
Primer día del verano y el susurro de una diosa del amor.
¿Ir por hamburguesas del Macdonalds para desayunar?
¡Por supuesto!
Todo parecía bastante tranquilo, en un principio, llegaron al restaurante y Nico fue a pedir las hamburguesas, cuando volvió a la mesa Hood no estaba en su asiento.
Nico solo la perdió de vista por un maldito segundo.
Cuando se volvió hacia atrás, ella ya no estaba, Nico salió del McDonald's y la busco entre el mar de gente que se encontraba cruzando la avenida, no podía distinguir a la chica, ni siquiera pudo percibir su aura como mestiza, cómo si hubiera desaparecido o sido tragada por la tierra.
—¿Hood? ¡¿Hood dónde estás?!
De pronto la pelirosa volvió en sí misma cuando alguien puso sus manos a cada lado de sus hombros y la empujo hacia abajo con tanta fuerza que cayó sentada sin oponer resistencia en una silla. Nunca antes me había sentido así, podía sentir la terrible presencia tras su espalda, algo fuera de este mundo.
Cómo si de pronto toda la fuerza y me aplastaba el corazón contra mi pecho, me impedía poder respirar, cómo si en cualquier momento me fueran a cortar la cabeza de un tajo. Tenía miedo y a la vez una sensación de querer pelear hasta que mis huesos se hicieran polvo recorrerme.
— Bienvenida, joven semidiosa.— Una dulce voz femenina llegó a mis oídos y me hizo alzar la mirada.— Es un gusto que puedas acompañarme el día de hoy, joven doncella.— Me agradeció la hermosa mujer, su rostro cambiaba y se transformaba; Por alguna razón se parecía una extraña combinación de Nico y Thalia solo que enfrascada en una muy hermosa mujer.
Oh dioses.
—¿D-diosa Afrodita?— Balbuce, con las mejillas rojas.
—La misma. — Exclamó con orgullo sin perder él encantó, todo en aquella hermosa diosa era tremendamente femenino.— Adelante sírvete, tomar el té sola es deprimente.
Delante de mí se extendía una mesa cubierta con un mantel blanco, llena de todo tipo de postres, tazas y platos con delicados patrones.
— Yo no...—Tartamudee.
Bueno, no había desayunado y la comida se veía muy bien, además la voz de la diosa era muy persuasiva. Demasiado para mi gusto.
Cuando me di cuenta estaba metiendo un pastel de dulce de leche en mi boca como si no hubiera comido en días.
— Es un gusto conocerte por fin en persona, eres una jovencita muy bella e interesante.—Dijo la diosa, juntando sus manos en un suave aplauso.— Se nota que has roto varios corazones, cariño, pero nadie rompe el tuyo. Es una pena.—Paso las puntas de sus dedos por el contorno de la taza.
Pare de comer y mire a la diosa con las mejillas llenas de comida; Debía parecer una ardilla.
—¿Una pena?— Trague grueso, y limpie las migajas en la comisura de mis labios con mis manos.
— Cariño. La pena y sufriendo es un sentimiento que va de la mano con el amor, es exquisito. — Me explico la diosa, se llevó la taza a la boca y dio un sorbo cortó.—Una vida sin pena no es vida, semidiosa, tienes que sufrir para apreciar los pequeños momentos de felicidad.—Exclamo Afrodita. Las cosas que decían no coinciden con su encantadora sonrisa y ojos llenos de brillo, era tan hermosa que incluso diciendo todas esas cosas me sentía tranquila; Cómo si su belleza me hipnotizara por completo.
—¿Que es esto...?— Balbucee apenas, tratando salir del trance en el que había caído.—¿Ese es el dios Ares?
Mire al hombre aterrador vestido de militar de presencia imponente que esperaba como un guardaespaldas junto a un árbol, creo que estamos en central park, solo que no hay gente.
Ni siquiera se escuchan los sonidos de la de la naturaleza, solo silencio.
O y la encantadora risa de la diosa.
— Cariño, el amor como la guerra son sentimientos puramente pasionales.— Me explico cómo si fuese obvio.— Por eso Ares y yo congeniamos tan bien.
— Pero...—Dije.—Usted está casada.
— El matrimonio no es impedimento para el amor, mi querida florecilla.
—¿Qué hago aquí?— Pregunté, negué con la cabeza.—Yo tengo que volver con Nico, debe estar buscándome.
—Obviamente, cariño.— Afrodita soltó una pequeña risa delicada que me hizo sonrojar hasta las orejas.— Y respondiendo a tu pregunta. Estás aquí por qué percibo una hermosa historia de amor de la que no podría dejar de ser partícipe.— Me señaló con la elegante taza de té, con un destello de curiosidad en sus ojos calidoscópicos.— Incluso más interesante que la del héroe del Olimpo y la hija de Atenea.
Por alguna razón eso no me pareció un buen halagó, me hizo sudar frío.
— Y eso es difícil de superar.— Alzó una de sus cejas de forma pícara.
—No entiendo nada, diosa Afrodita...— Balbucee, temerosa.— le juro que yo no tengo a nadie.— Chille nerviosa.
—¿En serio? Me parece que tu corazón ya lo sabe.— Me cuestionó, girando suavemente su cabeza.
—No, no es...—Negué con la cabeza repetidas veces.— No es así.
—Solo quería advertirte, te espera una gran pena mi niña.— La diosa me dio una mirada intensa.—Sufrirás, pero valdrá la pena.— Sonrió al decir esto último, cómo si su advertencia no fuera una clara sentencia para mí.
— No quiero sufrir.— Susurré.
Afrodita alzó los hombros, y le resto importancia haciendo un gesto con la mano de forma encantadora.
— Es parte del proceso querida.
Me removí en mi asiento sintiendo que me estaba asfixiando.
— No quiero decirlo, pero, quizás, usted podría estar equivocada...— Alcancé a decir.—¿Es posible?
La diosa me miro como si hubiera insultado su capacidad para hacer un maquillaje impecable.
— Será interesante ver cómo todo se desarrolla.—Sonrió de forma pícara y llevo una fresa cubierta de chocolate a sus grupos labios, incluso comía de manera sexy.— Mi querida Helena...
Mire a Afrodita alarmada.
—¿Helena...? ¿C-como Helena? —Dije en Balbuceó.—Helena de Troya.
Oh, no.
Estoy a punto de hiperventilar.
—¿Quién será tu París?— Recarga su bello rostro del dorado de su mano y me sonrió con amor.— Una buena historia, donde el amor y la guerra van de la mano.—Soltó con simpleza.
— Ese evento desató la caída de la ciudad de Troya.— Exclame con nerviosismo en mi voz.
— Eso lo hace una historia mucho más increíble.—Dijo con los ojos llenos de un intenso brilló de emoción, se veía incluso más hermosa.— ¿No crees? El amor de dos jóvenes destruyo todo un imperio y causó miles de muertes.
Enfatizó la palabra «Miles de muertes»Eso me hizo sentir aún más alarmada que antes, casi pude sentir que se me salía el corazón por la boca.
—¡Diosa Afrodita pienso que se equivoca de persona! ¡No soy tan hermosa!— Me levanté de la mesa y el dios Ares me apunto con su arma, me volví a sentar de golpe.— ¡H-helena era la más hermosa de las mortales!— Me incliné en la mesa para susurrarle.
Juzgo que eso de alzarle la voz a la diosa Afrodita frente al dios de la guerra no es una muy buena idea.
— Helena era la mujer mortal más hermosa de todas, es cierto... Aunque tú no tienes nada que envidiarle.— La mano de la diosa Afrodita se extendió hasta llegar a mi rostro, analizando mi rostro con sus hermanos ojos. Su toque en mi piel se sentía tan excitante como aterrador por la mirada que me estaba lanzando Ares. — Tienes una belleza, diferente, menos tradicional. Tu alma pura resalta entre las más hermosas, pero por ahora, quiero que tu exterior coincida con tu interior.—Su voz se sentía como el suave susurro de un amante.
Me hacía sentir calmada, aunque no entendía eso que había dicho.
¿Cómo que mi interior coincida con mi exterior? ¿De qué habla?
Entonces volví en mi misma.
— ¡Esperé! ¡Creo que no me escuchó!—Me apresuré a decir, aunque la bella diosa me ignoro por completo.
— Tienes mi bendición.— La mesa que nos separaba desapareció de la nada.Las suaves y perfectas manos de Afrodita tomaron mi rostro, se inclinó y depósito un beso en mi frente.
De pronto ya no había dioses, el lugar no brillaba con un aura celestial y tampoco sentía la presión abrazadora que ejercer la presencia del dios de la guerra, fue como si por fin pudiera respirar otra vez con calma.
Estaba sentada en el césped, sentía que algo no andaba bien.
Mi cara hormigueaba.
El conjunto de ropa algo desgastado del campamento mestizo no estaba sobre mi cuerpo, había desaparecido por completo y ha sido sustituida por un vestido delicado, muy femenino, de color amarillo pastel y una corona de flores dorada sobre mi cabeza.
Ni siquiera llevaba mis tenis, si no que unas sandalias bajas con correas que se ataban alrededor de mis piernas tomaron su sitio.
No tenía que verme en el espejo para saber que estaba increíblemente guapa, podía sentirlo, esa cantidad de confianza en ti misma que sientes cuando alguien te dice que te ves hermosa o como cuando te pones ese vestido que te hace sentir como una diosa inalcanzable; Así me sentía.
Cómo si una oleada de confianza hubiera chocado contra mí.
Y aun así, no pude evitar sentirme alarmada, por un momento pensé que Afrodita, la diosa de la belleza, podía hacerte cirugía plástica.
Palpe mi rostro con las manos y suspire aliviada de que todo parecía estar en su sitio de siempre.
Aun así, quería verme al espejo para confirmarlo.
Pero antes de eso debía buscar a Nico, desaparecí de la nada por quien sabe cuánto tiempo, me preguntó si seguirá buscándome o se fue al campamento a pedir ayuda; Ojalá no crea que lo abandone o algo por el estilo.
No tuve ni siquiera que levantarme cuando ya estaba siendo rodeada por unos brazos fuertes y masculinos.
Todo fue muy repentino.
Uno de sus brazos se aferró a mi cintura, y el otro paso por detrás de mi mi cabeza, haciendo que sus dedos rozaran mi frente, y la persona en cuestión pegará su rostro a mi mejilla en mi costado libre, abrazándome con desesperación. Pegándose a mí con cariños, tanto que pude percibir con gran facilidad su respiración agitada y corazón acelerado.
—¿Dónde ...?— Su respiración estaba tan acelerada que apenas podía pronunciar palabra.— ¿Dónde diablos es estabas? No pude percibir tu aura, nada, solo te desapareciste.— Exclamó con vos entrecortada, jadeando.
Huele bien, huele jodidamente bien.
—A-ah, Nico...
—Dove eri? Idiota, il mio hai quasi spaventato a morte!(Dónde estabas, casi me matas del susto!) — El chico puso sus manos a los costados de mi cabeza y me hizo mirarlo.—¿Estás feliz? ¡Hija de...!— Exclamó furioso.
Nico pellizcó mi oreja y la jaló. Lo aparte de mí, pero él solo volvió a golpearme en la cabeza, lo hacía suave, pero era molesto. Se notaba que quería sacudirme como una muñeca de trapo, pero su tonta conciencia no se lo permitía.
— ¡No me golpees perra italiana!— Chillé, golpeándolo de vuelta.
Nico se molestó aún más, estaba rojo de la rabia. No sé cómo hizo, pero en cuanto me di cuenta estaba tirada en el césped con él encima de mí, tomo mis muñecas y las presionó contra la hierba del parque; Todo paso muy rápido y apenas pude reaccionar.
— ¡Me pasé toda la tarde buscándote y tú solo me insultas!— Me gritó.
Eso me molestó.
No su comentario, sino que me gritará por algo que estaba fuera de mi control totalmente.
—¿Qué? ¿Quieres un beso de agradecimiento? ¡Pues ven!—Dije tratando de liberarme de su agarré, pero Nico era muy fuerte.—¡Si es que te atreves cobarde! Yo no pedí que un par de dioses me raptaran.
—¿Qué? — Nico detuvo su berrinche y me miro descolocado, casi pude jurar que se puso aún más pálido de lo que ya era.— ¿C-cuáles? ¿Cuáles dioses? ¡Habla Ivy...!— Su tono de voz lleno de preocupación me dejó helada. Se me hizo un nudo en la garganta.
— ¿Nico?
—¿De qué dioses estás hablando?— Nico soltó su agarre de mis muñecas y tomo mi rostro entre sus manos.— ¡Hood! ¿Te hicieron algo?— Pregunto de forma desesperada.
Mi lengua se enredó, al ver sus ojos llenos de preocupación.
— Afrodita, la diosa Afrodita... ¡Ella no me hizo nada, solo tomamos el té!— Exclame por fin, aunque seguía sin poder hablar claramente.El rostro de Nico se relajó al instante.
— Mierda...— Susurro, dejando que su frente se apoyará con la mía.—Sabes, lo peligroso que son los dioses? No es una broma... ¿Qué no estudiaste sobre ellos en el campamento mestizo?— Dijo en voz baja, tanto que solo pude escucharlo por la cercanía.
Podía entender su preocupación, la mayoría de las historias con dioses que raptan lindas jovencitas, bueno, digamos que no terminan demasiado bien para las chicas.
Convertidas en plantas.
Castigas por esposas vengativas.
Muertas o cosas peores.
Incluso con imaginarlo se me hizo un nudo en el estómago.
—Estoy bien...— Le susurré.
— Sí, ya lo veo.— Admitió.
Nico se relajó notablemente, cerro los ojos y respiro hondo y dejo de apretar mis muñecas, pero se mantuvo en la misma posición. Cuando abrió los ojos de vuelta fue cuándo creo que logro percatarse de cómo lucía realmente, sus ojos obsidiana se abrieron por completo y su rostro inexpresivo se transformó en una mueca de asombro y una pizca de vergüenza.
Le costó articular palabra, estaba muy confundido; La última vez que me había visto era un desastre y ahora parecía reina de belleza.
—¿Qué?— Cuestionó sin dejar de verme, lo que empezaba a ponerme nerviosa.
— Es una larga historia.— Dije en un suspiro, le miré apenada— ¿Podrías? Ya sabes, quitarte de encima...— Le pedí y me obedeció al instante.
Volvimos al campamento mestizo lo más rápido posible, el primer día del verano era muy agitado y necesitaba la preparación de los campistas que se quedaban el año entero.
Ivy se fue a la enfermería del campamento por el gran flujo de semidioses que llegaba en malas condiciones durante todo el día, mientras Nico se quedaba en la barrera para ayudar todos a los que llegaban, siendo perseguidos por monstruos, leo y calipso llegaron temprano y se fueron a preparar el Argo ll para su reunión anual. Los siete semidioses de la profecía se reunían todos los años en el Argo ll el primer día del verano, claro que está que Nico, Reyna y el entrenador sátiro que los acompañe durante la misión también estaban invitados.
Nico recibió a Reyna en la barrera mágica, se saludaron y hablaron durante unos minutos, la cazadora partió en dirección al búnker 9.Poco después llegó Hazel y Frank con la cuarta Cohorte cómo sus escoltas. Percy y Annabeth, llegaron al mismo tiempo que Jason y Piper.
Nico dejó su puesto para vigilar la barrera y dejo encargado a unos campistas para poder reunirse con sus amigos e iniciar su almuerzo especial; Era algo así como un encuentro de exalumnos, sin escuelas y los profesores eran monstruos.
—¿Por qué?— Pregunto la menor denotando confusión.
La enfermería estaba llena, casi al punto de explotar. Todos hablando al mismo tiempo, gente yendo de un lado al otro; Resultaba cuánto menos abrumador, y molestó.
Nico hizo una mueca de fastidio en su rostro pálido, miro a su alrededor y noto como todos los ojos estaban de los campistas puestos en Ivy y su lindo rostro bendecido por Afrodita; Se veía tan radiante como el sol, llevaba el mismo vestido amarillo, solo que con una bata blanca sobre él, aun así se veía tan hermosa como una Ninfa.
El pelinegro les lanzó una mirada feroz y tomo el mango de su espada, todos volvieron su vista a otro lado al instante, intimidados.
— Estoy muy ocupada aquí, los hijos de Apolo presentes no son los mejores en más artes médicas, necesitan una guía.— Le explico Ivy, y tenía razón. Justo en ese instante, dos semidioses de la cabaña de Ares trajeron a un chico con la pierna rota.—Además, los campistas no paran de llegar heridos.—Enfatizó esto último.
— Quiero que estés allí.— Insistió Nico, haciendo que la pelirosa se sonrojara levemente.
— Sabes, creo que esa reunión anual es algo íntimo entre ustedes. — Tanteo la menor, jugando con sus cabellos de forma ansiosa.—Yo no participe en esa misión, en ese entonces estaba en modo paleta de hielo. No considero que sea correcto.—Culmino cohibida.
— Leo siempre lleva a calipso.— Le recordó Nico, molesto.
— Calipso es la novia de leo.— Afirmó la pelirosa de ojos verdes y mejillas pecosas.— ¿Ves el punto aquí?
Nico puso los ojos en blanco, odiaba tener que insistir; No le gustaba rogar.
— No, no me refiero a eso.— Nico tomó la esquina de la bata blanca de Ivy y le dio un jalón.— Quiero que conozcas a Hazel.— Explicó.
La semidiosa no reconocida sonrió de forma burlona, casi llena de brillo.
—¿Uh...?—La pelirosa giro levemente su cabeza y sus ojos almendrados brillaron llenos de burla.—¿Este es el siguiente paso de nuestra relación? ¿Somos exclusivos? — Exclamó con malicia, cubriendo su sonrisa burlona con una de sus manos perfectamente arregladas con un esmalte rosa.Nico arrugó la nariz y le dio un Lepe en la frente a su amiga.
—Deja de joder.— Le regañó. Los campistas los veía mucho, y sabía que no tardaría en surgir rumores sobre ellos dos.— No le digas nada raro a Hazel, no quiero que piensen que me junto con gente... bueno como tú.
La chica soltó una pequeña risa y Nico se sintió extrañamente cautivado al escucharla, tuvo que pellizcarse para salir de su trance; La bendición de Afrodita le estaba haciendo difícil mirar a Ivy a los ojos.
— ¿Ivy? ¿Qué se hace en estos casos?— Un joven hijo de Apolo miro a su hermana con ojos de cachorro.
El pobre estaba cubierto con vendas como si fuera una momia.
— ¡Ivy! ¡¿Cómo se pone un hueso devuelto en su articulación?!
La llamo Kayla asustada, desde algún lugar de la enfermería que no se veía por la enorme cantidad de campistas.
— Dioses.— Alargó la chica, frustrada. Exclamado un "En un momento" y mirándome apenada.—Nos veremos más tarde en la fogata ¿Okay? Lidia y Malcolm organizaron junto a los otros campistas una fiesta por el inicio del verano, ¡será de temática griega!
Y entonces ella se fue corriendo.
— ¿Vas a estar enfurruñado todo el almuerzo o qué?— Me cuestionó de pronto Reyna y yo la vi mal desde mi silla.— Sabes, tuve que pedir un permiso especial a la señora Artemisa para poder venir aquí.
Reyna se comportaba como una hermana mayor para mí, siempre me llamaba para saber cómo estaba y se preocupaba por mí. Y debo decir que era lindo tener a alguien que te cuida incondicionalmente y que piensa en ti como su familia, a pesar de no tener ningún lazo de sangre; Me recuerda a Bianca, solo que es diferente, Reyna es Reyna y no la cambiaría.
— Lo siento mucho, reyna.— Me disculpé de inmediato, sabía que actuar como idiota con ella no era buena idea.— ¿Cómo te ha ido?
— Estoy bastante bien, inmortal y joven para siempre.— Dijo con cierta pisca de egocentrismo que me hizo soltar una risita.— Y tú te ves más saludable, eso me tranquiliza.
Reyna me dio una palmada en el hombro y me dio una de esas miradas llenas de orgullo.
Me ve como su hermano menor desde nuestra misión trayendo a la estatua de Atenea de vuelta al campamento.
— Me obligan a comer las tres comidas al día.— le aseguré.
Ella me explico su última misión como cazadora de Artemisa mientras comíamos.
Saque mi cámara oculta dentro de mi chaqueta de aviador y tome una foto a mi hermana Hazel mientras reía por comentario de Percy.
— ¿Desde cuándo te gusta tomar fotos?— El comentario de Reyna valió para llamar la atención de todos los semidioses presentes.
— Oh, sí. Note que estabas tomando fotos— Mencionó Jason, su mejor amiga más interesado.–– ¿Dónde la conseguiste?— Preguntó.
— Oh, es mi nuevo pasatiempo supongo.— Alce ligeramente la cámara y tome una foto de Percy con palillos chinos en la boca imitando a una morsa para hacer reír a Hazel.— Y la cámara fue un regalo.
— Eso es increíble, pero pensé que no te gustaba recibir regalos.— Intervino Hazel, curiosa.
Había estado intentando darme regalos en mi cumpleaños por años, pero yo siempre le decía que no se molestará o gastará dinero en mí.
— Hice una excepción.— Tantee.
— Es linda.— Percy saco los palillos de su boca, si seguía así a annabeth le daría un ataque de risa.—Se vería mejor de color azul, pero las conchas marinas le dan un toque.— Opino a lo que todos soltaron un largo suspiro en forma negativa.—Por cierto, me gusta mucho la versión emo de la camisa del campamento.— El hijo del dios del mar señaló mi camisa y de pronto pareció que todos la notaron.
— Gracias.—Dije de forma educada.
Hazel y Annabeth me preguntaron dónde la conseguí, pero ambas llegaron a la conclusión de que la habían hecho los niños a los que les enseño esgrima por Percy.
Por cierto, le devolví su grupo de diablillos con espadas. Aunque los niños no estaban muy contentos.
No las corregí, no porque me avergonzará de que también haya sido un regaló, sino porque no quería hablar de Ivy.
Sé que al principio quería que la conocieran, pero ahora mismo sentía un poco de miedo a que eso pasara.
Por qué... bueno, percy, Jason y leo son mucho más del estilo de Ivy.
Incluso Piper y Annabeth podría llegar a caerle bien, entonces ella querrá pasar tiempo con sus nuevos y famosos amigos que son mucho más interesantes que yo y ya no querrá volver a salir conmigo.
«Lo que pasa es que eres un hombre celoso y la quieres solo para ti» Dijo la voz de una mujer en mi cabeza.
Ya le dije que salga de mi cabeza.
— Oh, Nico casi lo olvido.— Exclamó calipso y se volvió hacia mí.— ¿Ya reconocieron a Hood?— Pregunto.
Se me hizo un nudo en la garganta, justo cuando no quiero hablar de ella alguien tiene que sacar el tema.
— No, todavía no.— Solté con simpleza.
— ¿Hood? ¿Cómo Robin Hood?— Pregunto Annabeth.
— Es una campista que Sombritas y yo trajimos hace como 6 meses, es una buena persona y agradable.— Explico Leo mientras comía espagueti con salsa y albóndigas.— No la reconocen y ya pasó un buen tiempo.
— Tal vez sea romana, debería probar suerte en el campamento Júpiter.— Teorizó, Hazel y me sorprendió un poco ver qué llegamos a la misma conclusión; tal vez es nuestra conexión de hermanos.
— Si creo que sería lo mejor.— Dijo la rubia de ojos grises, pensativa.–Frank, podrías recibirla en el campamento Júpiter cómo probatio?— le pregunto al asiático al lado de mi hermana.
Espera ¿De qué están hablando?
«Te alejan de tu chica, eso es lo que va a pasar. Deberías hacer algo» Me incito la Diosa del amor.
El chico sonrió y asintió con la cabeza, él y Hazel eran los pretectores así que ellos se encargaban de quien podía o no entrar en la legión.
— Sí, si Hazel no tiene objeciones, no hay problema.
«A la hermosa Ivy le encantará el campamento Júpiter.»
«Oh, solo imagínatela siendo parte de la legión, caminando por las calles de la nueva Roma de la mano de un atractivo romano. ¿Genial, no?»
«Quizás te recuerde o quizás no, seguramente estará muy ocupada teniendo bebés romanos»
A Nico le tembló la mandíbula y un tic se apoderó de su ojo izquierdo.
— No.—-Mi puño golpeó la mesa y la vos en mi cabeza desapareció. Los chicos me miraron sorprendidos y yo me hundí en mi silla. Demonios Afrodita. — Digo, a ella le gusta el campamento mestizo y se quiere quedar. Hablemos de otra cosa.
Balbuce esto último y los chicos me miraron extrañados, yo solo me hundí aún más en mi asiento, sintiendome avergonzado por hacer una escena; Todo por culpa de Afrodita que no salía de mi cabeza desde la mañana.
— Por cierto, tenemos un anuncio importante que hacer.— Percy alzó la voz con una sonrisa que mostraba sus dientes, miro de reojo a annabeth y esta le devolvió la sonrisa, dándole permiso para seguir.
El pelinegro tomo la mano de su novia que se encontraba debajo de la mesa y la atrajo hacia el centro de la misma, todos miramos la mano de rubia de forma instintiva, no había nada fuera de lugar, bueno, excepto por un lindo anillo de oro con brillante diamante en el centro; Algunas mandíbulas se cayeron al piso en ese instante.
La habitación quedó en silencio y todos nos volvimos hacia los ojos verde mar del pelinegro que nos miraba divertido.
— No.— Alargó Jason, asustado.
— Sí.— Respondió percy con una expresión maliciosa y divertido.— Estamos comprometidos, otra cosa en la que te ganó, cómo lo hice, con la edad, la fuerza, el talento, la belleza... Siempre un paso delante de ti.
Pensé que percy se pondría a reír como villano de dibujos animados, pero Annabeth le dio un Lepe.
— Yo se lo pedí.— Afirmó la rubia y le yo creí.
— ¡Que vivan los novios! — Chillo Leo, lanzándose sobre la mesa para activar un mecanismo que hizo que del cielo cayeran globos y confeti.
Después de eso hubo muchas felicitaciones, abrazos y lágrimas.
Lágrimas de Frank y Jason.
Hazel entro la cabaña 13 con paso lento y tranquilo, estaba igual a como la recordaba desde el año pasado. Oscura, negra y lúgubre; Es cómo estar de vuelta en casa.
La cabaña estaba dividida en dos, las dos camas estaban una frente a otra solo que de lado opuesto de la pared, la mitad le pertenecía a ella y la otra a Nico, al menos hasta que llegara otro hijo de Hades, pero considerando que fue el único de los tres grandes que respeto el pacto eso no parece que vaya a ser pronto.
Su lado era un poco más colorido, sus sábanas eran blancas y sus almohadas rodadas, sus mesitas de noche eran de madera clara y tenía una lámpara pequeña también de color blanco.
Se tiró en su cama cansada por el viaje hasta aquí, pero algo llamo su atención del lado de la cabaña de su hermano. Nico era totalmente diferente a ella, su cama era de madera negra al igual que sus mesitas de noche, sus sábanas y almohadas también lo eran, tenía posters de bandas de rock pegadas a las paredes, eso era normal, pero lo que no era normal eran los cuadros sobre la cabecera de la cama.
Los tres eran bastante simples, la playa en un atardecer, el bosque en una noche llena de estrellas y el cielo despejado de la mañana.
Hazel se acercó y tocó la superficie con la punta de sus dedos, lo examinó buscando una firma, pero no encontró nada que le diera una pista; Bueno, puede que los haya comprado.
Se sentó en la cama de su hermano y miro la mesita de noche, allí había un encantador plato de cerámica con forma de corazón, de color negro, con un patrón que se asemejaba a las telarañas en color blanco.
Sobre ella estaba el collar de cuentas del campamento mestizo de Nico y algunos de sus anillos de plata.
¿Acaso su hermano iba a las clases manualidades?
Hazel arrugo la nariz.
Algo de dentro de ella empezó a picar y cosquillear, el maldito bicho de la curiosidad le exigía que siguiera buscando, le decía que había algo fuera de lugar; Pero no podía revisar las cosas de su hermano... Eso sería totalmente inmoral.
Sin darse cuenta ya estaba revisando los cajones de la mesita de noche de su hermano, pero no había nada fuera de lo común; Los típicos discos de videojuegos y cachivaches al asar.
Pero Nico se comportó muy raro en la cena y quería averiguar qué pasaba.
Abrió el último cajón y encontró una caja con la etiqueta «Fotos» en la tapa.
— Nico dijo algo de que tomar fotos era su nuevo pasatiempo...— Dijo en un murmullo para sí misma.
Abrió la caja y sonrió al ver fotos de su hermano tomadas desde lejos, la mayoría parecían haber sido sacadas por otra persona, parecían haber sido tomadas cuando él estaba desprevenido. Por que se veía muy calmado y relajado. Las demás eran fotos de paisajes, el Inframundo, los perros del infierno, el campamento mestizo, y algunos escenarios de sus constantes misión. Paso a la siguiente foto y se encontró con un McDonald's, en una mesa una chica apartaba un una hamburguesa con una mueca de asco en su rostro.
Tenía el cabello rubio cenizo, mejillas pecosas y ojos verdes almendrados.
Pase la siguiente foto, la misma chica linda con la camisa del campamento mestizo y armadura, empuñaba una espada mientras se enfrentaba a un maniquí de entrenamiento.
Paso la siguiente foto, la misma chica, traía puesto un chaleco a cuadros y una linda camisa blanca de vestir, junto a una falda corta y sobre sus hombros estaba la típica chaqueta de aviador de Nico. Sonreía mostrando los dientes, se veía tan feliz que sus ojos formaban medias lunas y sus mejillas estaban rojas. Atrás de ella había un auto incendiándose.
— Ay, dioses...— Gruñó Hazel al ver la siguiente foto, era el mismo escenario, solo que se trataba de una selfi.
En ella salía Nico al lado de esa linda chica, ambos hacía signos de paz con las manos y de fondo solo se veían las llamas del auto siendo consumido.
Quiso ver más, sus ojos se fueron debajo de la cama, donde solían estar los zapatos de Nico, había pantuflas ¡Pantuflas de conejo!Y no eran suyas.
Dejo las fotos en su lugar y busco en el closet de su hermano, allí no tardó en notar que había algo fuera de lugar, había una pijama rosada de patrón de conejitos que resaltaba entre toda la ropa negra de Nico di Angelo.
— ¡Q-que es todo ésto...!— Chillo Hazel totalmente sonrojado.
Le ardía la cara, y se apresuró a abanicar su rostro con su mano.
Okey, Hazel estaba entrando en pánico.
Tenía que buscar a su novio y que la ayudará a encontrar a esa misteriosa chica que andaba con su hermano.
La morena estuvo a punto de salir corriendo por la puerta, cuando la abrió se encontró con su buen amigo percy a punto de golpear la madera.
—¿Percy?— Hazel, tienes que venir conmigo. Casa grande. Rachel. Profecía ¡Ahora mismo!— Exclamó el pelinegro de ojos verdes como el mar, ligeramente bronceado.
Estaba jodida.
Estaba hecha un desastre, si, ansiosa hasta los huesos; Claro que lo estaba.
Deseaba agradarle a los amigos del hijo de Hades, y me ponía nerviosa arruinarlo y que él ya no quisiera juntarse conmigo. Todos ellos tienen una historia juntos y me hace sentir un poco fuera de lugar.
Cuando termine de arreglarme me mire al espejo, traía puesta una camisa blanca sencilla de manga corta que tenía un logo en forma de mariposa en el pecho, ajustada y una falda a la cadera de color negro con flores amarillas que llegaba por debajo de mis tobillos, llevaba puestos unos converse negros simples. No sabía muy bien que debía llevar a un baile en la fogata por el inicio del verano.
Abrí la puerta de la cabaña de Hermes y justo subiendo por las pequeñas escaleras estaban Ana, la hija de Hécate, Jeong la hija de Iris y Lidia, la única hija de Afrodita que se quedó todo el año en el campamento mestizo, no éramos muy cercanas, pero nos llevábamos bien y esperaba que nos volviéramos más amigas con el tiempo.
Lidia tenía un buen gustó, era algo así como la policía de la moda en el campamento mestizo.
Todas me miraron frunciendo el ceño.
Cabe destacar que las cuatro chicas se veían hermosas y muy acordes al tema de la antigua Grecia; Parecían sacadas de aquel tiempo en que los dioses estaban en su apogeo.
Ana traía una túnica de color grís opaco, además de pulseras, cinturón y collares de color dorado con distintas piedras como cuarzos, amatistas y un par de lapislázuli.
Jeong iba un poco más sencilla, llevaba un exomis, propio de obreros o esclavos de aquella época, dejaba al descubierto el hombro derecho con todo el brazo de color blanco con detalles de color rosa y azul, traía puesta una falda blanca sencilla y una camisa del mismo color junto con una corona de flores silvestres de todos los colores posibles, su rostro redondo estaba maquillado de forma bastante sencilla y discreta a excepción del dorado en sus párpados.
Y por último, Lidia, quien hacía honor a su madre luciendo como una verdadera princesa de la antigua Grecia, su peinado hasta su túnica eran simplemente perfectos.
—¿Por qué te vestiste así?— Me cuestionó Ana, mirándome de arriba abajo con el ceño fruncido.
Por sus caras, creo que no me vestí acordé a la situación.
—¿Cómo?— Le cuestione, ansiosa.
No me veía como una diosa griega, pero tampoco me veía como un vagabundo; no debo ser la única que no se apegó al tema.
¿Acaso estaba tan mal?
— Cómo una testigo de Jehová.— Opino Jeong, alzando una ceja.
¿Cómo un qué...?
Nunca me había sentido tan juzgada.
—¿Eso es bueno o malo?— Les cuestione y todas me miraron con incredulidad.
— Perra, será mejor que estés bromeando.— Me advirtió la hija de afrodita.
Lidia se abrió paso y se paró en el escalón que había debajo del mío.
No se veía feliz, ella había organizado la fiesta y no parecía demasiado de acuerdo en que dañará la estética de cuentos de hadas que había creado.
—Mi madre te dio su bendición, ten un poco de vergüenza.
Las chicas se apresuraron a arrastrarme de vuelta a la cabaña de Hermes, dispuestas a darme una mejor perspectiva de la moda de la antigua Grecia; Y cómo la había arruinado con mi patético intento de oufits de hippie religiosa.
Hola chicos y chicas.
Voten y comentén si les gusto el capítulo.
Un dato interesante es que Ivy no tiene sentido de la moda, su hermana Camila le compró su ropa y planeo todos sus conjuntos durante un año. Cada vez que Ivy intenta vestirse por su cuenta parece hippie o un matón.
Por cierto, cada que escucho la canción de la multimedia me recuerda a Afrodita.
Michi Nico.
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