Capitulo 17

Una profesia a medias.

Corríamos por los pasillos de la casa grande a toda velocidad, alguien tiro de la alfombra debajo de mí y me hizo caer de bruces en el suelo. Mi lindo rostro ardía por la tela áspera de la alfombra, y a mis espaldas pude escuchar a Nico partirse de risa.


No puedo quejarme, yo inicié esto al tomar mi rociador y rociar con agua enjabonada la cara de Nico en vez de limpiar las ventanas.

Es que Nico andaba de mal vibroso conmigo de nuevo, y debía aceptar que tenía un poco de miedo de que nuestra relación retrocediera de nuevo; Que se resumía en qué el me gruñera y yo llorara internamente por qué no me gusta que me griten.

Habíamos dado comienzo una épica  guerra silenciosa y ya llevamos un buen rato así, no queríamos ser descubiertos por Quiron peleando con un par de críos, no llegamos a los golpes, pero yo lo había mordido y ahora él me había tirado al suelo; Las cosas estaban subiendo de nivel, y hace rato que nos habíamos olvidado de la limpieza.

— Ríndete.— Ordenó el hijo de Hades.

— Oblígame.— No debí decir eso.

Chille con nerviosismo cuando Nico me hizo girar sobre la alfombra para hacerme quedar acostada dándole la espalda a la alfombra, se subió encima de mí y tomo mi mano.

— ¡Estaba jugando! ¡Me rindo! ¡S-solo estaba bromeando...!— Susurré o eso intenté, por qué sonaba más a un grito en voz bajita.

Nico señaló su hombro, un poco más abajo, al inicio de su brazo, tenía una mordida en forma de mis dientes.Me miro como diciendo;

"Esto no termina hasta que te devuelva la mordida"

No me arrepiento de nada.

Nico se llevó mi mano a la boca y mordió el interior de mi palma con fuerza, solté un chillido al sentir sus dientes hundirse en mi piel; Y mi cara arder por qué, bueno, Nico estaba sentado encima de mí.

Quiron paso por el pasillo frente a nosotros con su silla de ruedas, nos miró, analizó y luego siguió su camino mientras nos pedía limpiar en vez de estar jugando por toda la casa.

Además de un ocasional jaguar colgado en la pared, la casa grande estaba tapizada por un montón de cuadros con fotos de diferentes semidioses, siempre un grupo de tres, seguramente luego de haber completado una misión.

El tres es el número de la suerte para las búsquedas, tal parece.

Pero había uno que llamo en especial mi atención, en él había al menos 9 semidioses, cuatro chicas y cuatro chicos, además de un sátiro, se veían realmente apaleados, pero sus rostros demostraban un gran alivio y tristeza.

Al pie de la foto estaba una pequeña foto de Leo encajada en el marco, cómo si quisieran incluirlo, aunque no estuviera presente.

—¿Ese es Percy Jackson...?— Lo reconocí por la descripción que me habían dado algunos campistas, tenía su brazo alrededor de los hombros de una chica rubia, igual de atractiva que él.—Damn.— Jade, sorprendido.

También lo reconocí de mis sueños, solo que se veía más maduro.

Y las chicas de mi clase de música no exageraban, sin dudas era el chico más atractivo que había visto.

Percy es un joven muy guapo, tiene ese tipo de atractivo que es difícil ignorar. Su cabello es negro, y sus ojos son de color verde como el mar, piel ligeramente bronceada, guapo, musculoso y alto; El chico parecía un dios griego en todo el sentido de la palabra.

Creo que una vez me contaron que le ofrecieron ser un dios, el título le queda perfecto.

Supongo que debí suspirar muy fuerte por qué llame la atención de Nico.

— Sí, bueno.— Nico soltó un suspiro de fastidio.— Es casi una tradición maldita que cada campista que llegue al campamento se enamore de él.— Comentó de forma relajada mientras limpiaba, algunos de los marcos.

Los rociaba con limpia vidrio y luego frotaba la zona con un trapo.

Yo traté de imitarlo.

—¿Eso te incluye a ti?— Arqueo una ceja, curiosa.

Pensé que no respondería, pero supongo que se dio cuenta de que no tenía caso negarlo.

—Sí, pero descubrí que no era mi tipo.— Aceptó, y siguió su camino hasta entrar en un pequeño armario de suministros.

Quería hacer un chiste sobre “ salir del closet”, pero Nico estaba de buen humor y no quería arruinárselo.

— Créeme, este chico parece el tipo de todo el mundo.—Mire de nuevo la foto, recordando mi vergonzoso pasado de pubertad urgida y llena de hormonas.—Dioses, si tuviera 14 años hubiera hecho cosas muy estúpidas para llamar su atención.

Y era cierto, pero actualmente tenía bastante autocontrol.

Aunque algo de la apariencia de Percy Jackson me resultaba familiar, cómo si estuviera mirando la foto de un primo y eso definitivamente mataba toda la atracción que pudiera sentir.

Además, la chica rubia a su costado parecía capaz de partirme como una ramita solo con su mirada.

Consejo del día; No se metan en relaciones ajenas.

—Eso también debería ser una tradición...— Le escuché chasqueo su lengua, frustrado o avergonzado de si mismo, no sabía cuál de las dos.

Me olía a una adolescencia complicada, si es que se podía más siendo un semidiós.

—¿Qué fue lo que hiciste?—Le cuestione intrigada, y le escuché soltar un pequeño gruñido.

Supuse que si estaba avergonzado.

Lo podía imaginar sobando su cien, sonrojado hasta las orejas, renegando continuamente de las cosas que hizo en el pasado.

— Bueno, convencí a mi padre, a mi madrastra, y a mí "abuela" Deméter para ayudarlo en una batalla.—Mis pulmones se quedaron sin aire, estaba segura de saber a qué dioses se refería y casi al instante una risa emergía de lo más profundo de mi estómago. —Le llevé un maldito ejército de muertos vivientes.— Culminó y pude oír el arrepentimiento en su voz.

Definitivamente, era esa anécdota vergonzosa de las cosas estúpidas que haces por amor. Intenté no reír, pero estallé en carcajadas.

— Jajaja.—Apenas pide recuperar el aliento, me costaba hablar y respirar entre risas.— Eso supera mil veces la vez que robe la chaqueta de un chico para llamar su atención.— Relate un poco celosa de no tener una anécdota más vergonzosa que contar para estar a mano.

Nico y yo reímos juntos, me gustaba su risa.

—Fue estúpido, lo admito.— Admitió al terminar de reír.—Tenía como 11 años.

—No estúpido, es adorable.

Seguí mirando las fotos hasta que me topé con una dónde aparecía un chico rubio de ojos azules, a su lado estaba un chico de pelo marrón, ojos azules y cara imperfecta y común, se veía como un adolescente desgarbado cualquiera y no un semidiós, junto a él estaba Nico; Solo que se veía más pequeño y adorable, debía tener unos catorce años en ese entonces.

Me sorprendió ver qué en el pie de la foto decía; Apolo, Will Solace y Nico di Angelo »Una tarde llena de gigantes autómatas en pelotas en la playa«

Qué raro.

—Ah, y este chico debe ser Will.— Apunte con el dedo al rubio, supongo que el castaño era Apolo.— Siempre hablan de él los chicos de la cabaña de Apolo, parece que lo extrañan mucho desde que se fue a la universidad.

Hablé lo suficientemente fuerte para que Nico me oyera, pero no dijo nada al respecto, debía estar concentrado limpiando ese closet; Sal de allí niño.

— ¿Ustedes dos salían...?— Pregunté.

Casi pude imaginar a Nico poniendo los ojos en blanco ante mi curiosidad.

—Sí, por un tiempo.— Le escuché decir en tono tranquilo.

»Si tres años para ti son solo un tiempo, debes estar loco«Pensé para mi misma.

Sí, claro que lo sabía.

Es decir, mis hermanos de la cabaña de Apolo me lo contaron enseguida, a esos chicos les encanta el chisme.

— ¿Entonces tú y Will? Se veían felices.— Eso me recordó a ese dicho de que los opuestos se atraen.––... ¿Por qué terminaron?— Pregunté.

— No lo sé, cosas.— Bufo, si darle importancia.

Hice una mueca.

»Alguien no sabe cerrar ciclos, y no soy yo. Se nota por mi cabello de colores que denota mis problemas mentales « Hablo mi conciencia que parecía mi versión de 15 años.

— Cosas.— Repetí.

—Él quería una vida más "Común".— Soltó de una arrebató, parecía que el tema aún le molestaba— Ir a la universidad y estudiar, quería que fuera con él, pero estoy legalmente muerto y...no puedo integrarme a la vida en sociedad— Le oí tomar aire, cómo si le constará decirlo en voz alta, pude notar cierta tristeza en su voz. Me hizo sentir un nudo en la garganta, pensar en lo mucho que amó a ese chico, y que probablemente seguía amando— No puedo escapar ni dejar este mundo.— Dijo él.— Un hijo de Hades llama demasiado la atención y atraería a los monstruos y el peligro a donde sea que vaya, razón por la cual los semidioses como yo no llegan a la adultez.— Me explico con cierto pesar en su voz.

¿Han escuchado hablar del vómito verbal?

Pues creo que Nico estaba sufriendo un grave caso de vómito verbal.

Es básicamente, cuando te guardas tanto algo que simplemente explota en el peor momento o en su caso, cuando una adolescente tonta le da pie para hacerlo; No iba a callarlo, siempre es bueno dejar salir las cosas que te molestan.

Igualmente, me sirvió como terapia de shock para acostumbrar a mi corazón a qué esto nunca iba a pasar.

Al parecer a Nico solo le gustaban los chicos y para el colmo me veía como una hermana, nada más.

Me acerqué al pequeño armario que estaba limpiando Nico y me asome, allí lo vi de espaldas, limpiando furiosamente una repisa con libros mientras despotricaba.

—Me hacía sentir que le arruinaba la vida.— Soltó entre dientes.

Dudo que alguna vez Will le hubiera reprochado algo, pero supongo que para mente negativa de Nico él se había convertido en ancla que lo retenía de cumplir sus sueños.

—Y con el tiempo empecé a creer que le arruinaba la vida.

Le escuché suspirar con fuerza, luego solo apoyo su cabeza contra la pared.

Creo que se le fue la mano con el vómito verbal.

Quería acercarme y consolarlo, pero me daba miedo que me rechazará.

—Estás... ¿bien?

Nico enderezó su espalda, respiro hondo y siguió lo que limpiando la misma zona solo que con más fuerza.

— Bastante.— Me miro por encima del hombro, y pude notar qué sus ojos estaban inyectados en sangre.

No estaba llorando.

Pienso que él nunca se lo permitiría.

En el momento, me pregunté cómo se sentiría querer o haber querido tanto a alguien de forma romántica como para hacerte llorar.

Me pregunté si algún día me sentiría de esa forma, si las ganas que sentía de llorar ahora mismo, eran por qué amaba a Nico di Angelo.

Lo dudé durante unos segundos, camine hacia él y espere que el loco no se diera la vuelta y me golpeará la cabeza. Pase mi mano por los costados de su abdomen, debajo de sus axilas, y dejé que mi rostro se apoyará en su amplia espalda, abrazándolo.

Estaba asustada, sudando frío como si me preparara para él rechazó de su parte o estuviera lista para que me mirara con desprecio por meterme en sus asuntos y ponerlo triste.

Nico se tensó por un momento, luego solo dejo escapar el aire de sus pulmones y se relajó.

—No creo que le arruines la vida a los demás.— Admití, de forma sincera.

La última cosa que quería era hacer sentir mal a Nico por mi estúpida curiosidad.

—Eres genial.— Culminé.

Él no dijo nada, nos quedamos en esa posición por un tiempo hasta que él llevo una de sus manos hasta las mías que estaban entrelazadas a la altura de su abdomen. Por un momento pensé que iba a darme un golpe para qué lo soltará, pero no lo hizo, solo las rodeó con su mano fría y rasposa que por cierto eran mucho más grande que las mías juntas.

— Eres una tonta.— Me insulto.

Sonreí contra su espalda.

— Me lo merecía.

Me van a explotar los oídos.

Llevo toda la noche escuchando voces susurrar mi nombre a mi oído, por su culpa no podía pegar un ojo.

Me enloquecían.

El hijo de Hades ya me había hablado sobre los estúpidos sueños proféticos de los semidioses, pero nunca me había mencionó algo sobre voces fantasmales susurrar tu nombre.

Ya no podía más, me levanté de la cama y me puse la armadura sobre mi linda pijama de gatitos.

Me tropecé con varias cosas y casi caigo al suelo al tratar de ubicarme en la oscuridad, gruñí enfurecida por la falta de sueño. Busque mis pantuflas, y me las puse a tientas.

Supongo que hice mucho ruido con mi salvaje y estruendoso intento de ponerme la armadura, por qué oí a los Stoll quejarse y gemir en descontento.

Ubique la ventana gracias a la poca luz que entraba a través de ella, estaba trabada, me volvió hacia la cama de los gemelos para verlos con ojos en llamas. Les había dicho una y otra vez que la arreglarán; ¡Malditos holgazanes...!¡¿Quién fue el idiota que rompió las bisagras de la ventana?!

Pase más de 20 minutos tratando de abrirla hasta que por fin cedió ante mis esfuerzos y en cuánto lo hizo las voces aumentaron su volumen, me abrumaron, y aún peor que eso, el aire frío del exterior choco contra mi rostro y me arrepentí de haberme levantado de la cama.

Después de pasar 14 años congelada, había desarrollado una pequeña aversión al frío. Incluso podía ver el vapor caliente salir de mi boca cada vez que exhalaba debido al frío. Y eso era una mierda, cómo odiaba a esa diosa que me arruino el frío, si tenía la oportunidad le dejaría él la cara morada a golpes.

––Paz y amor, Paz y amor, Paz y amor.––Me repetí a mi misma, como un mantra.

Me trepé en la ventana y la pasé de un salto para caer del otro lado.

Al menos caí de pie, supongo que mis reflejos han mejorado bastante por el entrenamiento. Sabía que me estaba sirviendo en bandeja de plata a las arpías, pero no tenía de otra.

Las voces seguían llamándome, y por alguna razón me sentía cada vez más tentada en ir tras ellas.

Ya no podía detenerme.

Me moví con cuidado para no llamar la atención de las arpías que vigilaban que los campistas no se escaparan de sus cabañas, siendo guiada por la luz de la luna, me dirigí al bosque a pesar de la oscuridad que lo consumía.

Casi como si lo hubiera invocado por momento, cielo se iluminó por un relámpago, permitiendo ver él caminó que transitaba a ciegas.

Genial, cuando quiero brillar como una luciérnaga no puedo; Muchas gracias dios Apolo.

Lo malo es que también me di cuenta de que el cielo se llenaba de nubes de tormenta. Y la luna pronto se veía consumida por ellas. Dejándome en completa oscuridad caminando a tientas por el bosque, tratando de esquivar las raíces de árboles para evitar tropezarme.

––Todo por unas malditas voces...––Maldije entre dientes.

No sé por cuánto tiempo estuve caminando por el bosque, pero cuando volví en mi misma ya estaba parada en frente a una imponente arboleda que susurraba mi nombre, aunque algunos de los árboles preferían recitar el comercial de una cadena de salchichas; Si es que eso tenía un minino de sentido.

Había escuchado de ella antes.

Son los árboles que planto la antigua reina de los Titanes, Rea, la madre de los principales dioses olímpicos; Recitan profecías.

Sí me llaman.

Es por qué debe haber una profecía a mi nombre, mi destino.

Un trueno atravesó el cielo y retumbó en lo más profundo de todos mis huesos, nunca me habían asustado las tormentas, pero ese sonido me lleno de una sensación de miedo que se instaló en mi pecho y lleno mi cuerpo de esa horrible sensación de frío; Era como volver a estar congelada.

Mis ojos feroces se clavaron en la arboleda, no me importo que la lluvia cayera sobre mi cuerpo y empapara mi ropa, tampoco me importó que mi pecho se enfriará aún más.

Me adentré en la espesura del bosque susurrante, los árboles hablaban al mismo tiempo y demandaban mi atención a gritos; Me pedían que los escuchará.

"Gatea, camina o corre"

"No confíes en quien te ofrezca una manzana"

"Apresúrate"

"No te duermas"

"El amor es la peor maldición de todas"

"Encuentra su vitalidad"

"Ladrona"

Me dolían mucho los oídos, sentí un subido que no me dejaba pensar.

Todos los árboles decían cosas sin sentido y uno de ellos seguía cantando esa estúpida canción del comercial de salchichas, sentí que iba a quedarme dormida, se me revolvía el estómago, mis pies se hundían en el suelo como en un sueño, cada paso me ejercía una enorme cantidad de fuerza y esfuerzo; era como caminar en el fango o terreno pantanoso.

Supongo que la lluvia era más fuerte de lo que pensaba, pero estaba demasiado aturdida como para entender del todo lo que pasaba.

No sabía si la lluvia seguía o se había detenido. Ni siquiera podía notar el olor a tierra mojada.

Tampoco si había amanecido o seguía siendo de noche. Era como si hubiera perdido mis sentidos.

No sé cómo fue que no entre en pánico y me derrumbé bajo un árbol a llorar. Pero estaba decidida a salir de este bosque, no paraba de pensar que al día siguiente tenía que ir al mundo mortal a comer hamburguesas en McDonald's junto a Nico, el crédulo perdió una apuesta y ahora me lo debía una cena. Y mierda, no me perdería de una buena comida por nada del mundo, ni siquiera por voces extrañas de árboles fantasmales o una pequeña tormenta; Joder por alguna razón, creo que el bosque conspiraba en mi contra.

Mi ropa y armadura se sentía pesadas por la lluvia, tenía frío, mucho frío.

Tanto que mi cuerpo se paralizó, me apoye de un árbol y respiré hondo.

La lluvia se sentía bien, pero el frío me paralizaba por el miedo.

No podía volver a caer en una prisión de hielo.

No volvería.

Ya no podía seguir durmiendo.

Nunca.

¡Nunca, nunca!¡Nadie me encerraría otra vez...!

Sentí como alguien cerraba su mano alrededor de mi muñeca y me jaló con tanta fuerza que casi me arranca el brazo, me sobresalté y por fin logre reaccionar, forcejeamos y al final tomaron mi otra muñeca y me dio un fuerte tirón.

––¡Suéltame...!––Chille, tratando de apartarme de lo que sea que me estaba reteniendo.

––¡Soy yo...!––Llevo mis muñecas a su pecho, tirándome hacia el y se inclinó hacia mí.––¡Mírame! ¡Soy yo!

Un relámpago cruzó el cielo, por un segundo tuve un momento de claridad y pude ver la luz reflejar en los ojos oscuros de Nico.

Me relajé de inmediato.

––¿Nico?

Su silueta se volvió más clara para mí, incluso en la oscuridad. Pude sentir su preocupación y molestia, más bien, estaba furioso.

––¡Maldita sea! ¡¿Ivy en qué demonios estabas pensando...!?–– Le oí gruñir, incluso con el ruido que hacía la lluvia al chocar contra la tierra. Me tomo de los hombros.––¡Maldición, Ivy...! ¡Estás temblando!

Y de pronto sus palabras me hicieron consiente del frío que experimentaba todo mi cuerpo, dioses, mis dientes castañeaban y mis extremidades se tensaban; Me estaba congelando.

Nico puso una de sus manos en mi espalda y la otra bajo mis rodillas, me alzó con extrema facilidad, al estilo princesa, lo abracé por el cuello buscando consuelo el poco calor que emanaba su cuerpo. De pronto sentí que aunque mi trasero se estuviera congelando todo estaría bien para mí, Nico siempre me daba esa sensación, que todo estaría bien.

Me siento mal por él, por tener que cargar conmigo por el bosque.

Supongo que él también tenía frío y estaba cansado, por qué no intento transportarnos entre las sombras. Aunque mi estado actual, viajar por las sombras me habría matado.

Llegamos a la cabaña de Hades por pura gracia divina, Nico abrió la puerta de una patada por qué tenía las manos ocupadas conmigo, joder, incluso cuando estuvimos adentro de la cabaña el lugar seguía siendo frío y oscuro, para nada reconfortante en esta situación. Nico me dejó en el suelo de la cabaña y se volvió para cerrar la puerta, no hice nada, de hecho estaba paralizada por el frío y no podía hacer otra cosa que temblar.

Me abracé a mi misma mientras veía como Nico iba de un lado a otro en su cabaña. No encendió la luz.

Su cuarto era iluminado por una suave luz morada que venía de una pequeña lámpara en forma de luna en su mesa de noche, por lo que el sitio no estaba completamente iluminado ni completamente a oscuras.

Me pregunté si la dejaba encendida toda la noche, había estado aquí en varias ocasiones, pero nunca lo noté.

Sentí como dejo una toalla seca sobre mis hombros y al tacto me apresuré a cubrirme, aun así mi ropa mojada no me dejaba entrar en calor.

Lo escuché hablarme, pero no estaba prestando atención.

Solo podía pensar en el frío.

Nico sacó ropa seca de su armario y la tiró sobre la cama, el pobre estaba empapado y mojaba el piso a su pasó.
Se acercó a mí y se inclinó para que lo mirara directamente al rostro.

Se había quitado la camisa.

––¿Puedo quitarte la ropa?

Parpadee múltiples veces, y luego asentí varias veces con la cabeza.

Estaba temblando.

Tenía tanto frío que ni siquiera tenía la fuerza para cuestionarlo o hacerlo yo misma.

Nico me saco el yelmo, la armadura y la tiró al suelo de forma rápida, cómo si temiera que sufriera de hipotermia.

Estaba preocupado por mí.

Tomo con cuidado los extremos de mi camisa, me pidió que alzará los brazos y lo obedecí, la removió por encima de mi cabeza. Luego siguió con la parte de abajo de mi pijama, me saco los pantalones y los tiro por allí dejándome en ropa interior.

Entonces se detuvo, dudó.

Solo se quedó allí, tensó.

Negó con la cabeza, de pronto parecía muy avergonzado. Se cubrió la boca y vi su expresión temblar, sonrojado.

Parecía un tomate.

Cómo si hubiera actuado sin pensar y ahora se arrepentía, se tambaleó y pareció que el frío por fin lo afectó.

¿Pero por qué ahora? ¿Por qué cuando el trasero se me congelaba?

Retrocedió y busco algo entre sus cosas, luego lo vi atar algo alrededor de sus ojos. Era la misma cinta negra que solía utilizar para entrar, pero aun así se movía como si no estuviera privado de la visión; Me hizo recordar una película de clasificación R que vi en el casa de mi madre antes de venir al campamento mestizo.

––No veré nada, lo juró.––Me aseguro en un Balbuceó, pero parecía que intentaba convencerse a sí mismo.

No me importaba.

Ya no quiero tener frío.

––¡S-solo hazlo...!––Alcancé a decir, aunque me castañeaban los dientes.

A Nico le temblaban las manos, eso termino por ponerme nerviosa y me ayudó a entrar en calor.

La ropa del hijo de Hades me quedaba muy grande, tal vez tres tallas, pero era cómoda y cálida. Nico también se cambió de ropa, solo que no me di cuenta cuando paso. Me tomo de la mano, me hizo sentarme en el suelo y me cubrió con una manta.

Él se sentó detrás de mí, sobre la cama y empezó a secar mi cabello con una toalla. ¿Acaso solo tiene una camisa? ¿Por qué anda por allí con el pecho desnudo?

––Nico, tengo frío.––Me queje en voz baja, aún estaba temblando.

Quitó la toalla de mi cabello y la dejo caer al suelo, cómo si no le importará; Aunque sabía de la pequeña obsesión de Nico por la limpieza.

––Lo sé.––El pelinegro me tomo por los hombros y me alzó con facilidad.

Nico me subió sobre sus piernas, haciendo que quedará sentada en forma horizontal sobre él. Nos cubrió con una frazada gruesa y cálida, luego me abrazo pasando sus fuertes brazos alrededor de mi cintura y pego su mejilla contra la mía buscando más contacto físico. Si no estuviste a un paso de la hipotermia, esto me resultaría excitante.

–– Si me muero de frío, puedes quedarte con mis posiciones más preciadas.––Susurre de forma dulce y baja, disfrutando de la sensación suave y reconfortante que me daba la piel de Nico contra la mía.

Me gustaban los abrazos, además Nico olía jodidamente bien.

El problema está en que Nico es una persona fría, no produce tanto calor como lo haría alguien normal, por lo que me resultaba difícil entrar en calor aún de esta forma.

–– No seas dramática.––Gruño Nico contra mi piel, me causo cosquillas.–– ¿Qué hacías en esa maldita arboleda? ¿Escuchaste alguna profecía?

Empezaba a quedarme dormida, mis ojos se cerraban y no podía pensar claramente.

––No, solo palabras al azar.––Susurré.

––No te duermas, pecosa.––Me pidió Nico, a la vez que sacudía un poco mis hombros.––Dime lo que escuchaste.–– Exigió saber.

––Silenció.––Me quejé en un susurro, removiendome entre sus brazos.

––Pecosa, dime lo que escuchaste puede ser importante.- Insistió.

Me acomodé sobre él, quedando sentada en su regazo frente a frente. Nico me sujeto de la cintura para evitar que me cayera de espaldas, lo abracé por los hombros y escondí mi cabeza en su cuello para poder oler más su esencia. Me sentía cómoda en esa posición, lo que hizo que mis ganas de dormir aumentarán.

Siempre me sentía segura y cómoda en sus brazos.

––Esto no hará que deje de insistir.

De pronto por fin pude sentir el calor que emanaba su cuerpo, me hizo sonreír, ahora comprendía por qué los gatos amaban frotarse contra cosas cálidas; Oh, no.

Me convertí lo que jure destruir.

––Por favor––Me acomodé, alzando mi rostro para verlo a los ojos, noté que los ojos de Nico tenía un extraño brillo.––Hazlo por mí.––Pedí. Luego volví mi rostro al espacio que había entre su cuello y hombro.

Nico tenía la espalda ancha, eso también me gustaba.

Note que tenía la respiración muy acelerada y entrecortada, pero no me molestaba. Pude sentir como Nico se tensaba con mi accionar, lo oí tragar saliva y puede imaginar que debatía si patearme fuera de su cabaña en plena tormenta era una opción viable.

Luego solo suspiro de forma cansada, y termino abrazándome de vuelta, imitando mi acción para dejarse caer en la cama conmigo encima.

Nico estaba teniendo unos cuantos "problemas" para levantarse, la cuestión es que al principio se sintió sumamente cómodo y satisfecho con tener a Ivy encima, su cuerpo pequeño era cálido como una bolsa térmica y suave al tacto, su piel se sentía bien debajo de sus dedos.

Aunque Intento ignorar la sensación de sus senos aplastados contra su pecho, otra ves me se percató de que iba había crecido bastante en unos cuantos meses.

Ahora sí, le creía cuando dijo que aún estaba en periodo de crecimiento.

Ivy metió su pierna entre las suyas buscando más calor, mierda, estaba profundamente dormida.

Nico abrió los ojos por completo y se estremeció, siento que un escalofrío le recorrió el cuerpo y se percató de que sentía algo raro, alzó la cabeza y pudo ver qué era lo que se sentía fuera de lugar, su "problemita" bueno, no era un problema tan pequeño, a la mierda la humildad. Hay que presumir lo que se tiene, que se joda la gente.

Igualmente, esto no iba a resolverse solo y empezaba a doler.

Intento moverse y escapar de la cama, le latía muy fuerte el corazón, pero termino empeorando la situación.

La chica subió una de sus piernas encima de él, colocó su delgado brazo alrededor de su cintura, abrazándolo a la vez que reposaba su mejilla de mí pecho con una expresión tranquila en su rostro dormido; Casi parecía un ángel en ese estado.

»Maldita pecosa, cuando despiertes te mando al Tártaro« Penso para si mismo el chico, sintiendo su cara y orejas arder como si le hubieran hecho fuego griego en la cara.

No, esté era el maldito karma por lo que hizo. Ivy dijo que "Andaba de mal vibroso" pero realmente se sentía muy culpable, no debió dejar que las amigas porristas de Hood lo metieran en ese maldito closet. No sé que pasó, ¡ella olía bien y me exalte! ¡Y cuando empecé no pude parar! Me voy a ir al infierno a los campos de castigó.

Había amanecido hace un rato y Hood tenía la mala costumbre de levantarse temprano en la mañana.

No quería que ella se despertará y se diera cuenta, se burlaría de mí.

Tampoco quería hacerla sentir incómoda, aunque dudaba que alguien tan narcisista cómo ella se sintiera incómoda con eso; Creo que se sentiría halagada.

Ella sería el tipo de persona que se burlaría de mí hasta el cansancio.

Además, quería evitar pensar que Ivy le excitaba de esa forma, lo mejor sería que pensar que solo fue una reacción biológica que no podía controlar estando dormido.

Por qué no le gustaba Ivy.

No estaba enamorado de ella o algo así, dudaba que pudiera enamorarse de una chica.

La miro de reojo, asegurándose de que no había despertado.

Estaba dormida.

Su respiración era lenta y pausada, apenas podía sentirla, su rostro se veía en completa calma.

Tenía la piel ligeramente bronceada por el sol debido a los constantes entrenamientos, pecas cubrían sus mejillas, nariz y orejas. Al tener los ojos cerrados, sus largas pestañas manchadas de blanco por su lunar rozaban sus mejillas.

Su cabello rosa teñido ahora empezaba a perder el color chillón que tenía en un principio dejando un tono más claro y acordé con ella, se extendía sobre la cama y algunos mechones rebeldes cubrían su rostro, el mechón blanco a consecuencia de lunar en su cabeza nunca se había tomado el color del tinte por lo que seguía intacto.

Sé vía linda usando mis camisas con estampados de bandas de rock, todas le quedaba grande como un vestido.

Por alguna razón, sentí muchas ganas de volver a morderla.

––Odio quello che mi hai fatto. ...–– Susurro sin que él pudiera controlarlo.

Evito respirar cómo si eso de alguna forma lo volviera invisible. Ivy se removió y dijo;

–– Café.

Luego se volvió a dormir, sin saber que casi hace que Nico muera de un ataque cardíaco.

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Hola chicos y chicas.

Espero que les gustado el capítulo, voten y comentén sus opiniones.

Hoy ando bien productiva.

Se viene la Crisis existencial de Nico.

Bye bye.

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