Capítulo 9


Las manitos de Mike moviendo con fuerza mi cuerpo me obligan a despertar, mi hermano lleva su chaleco protector puesto y un morral a su espalda, insiste para que me levante.

—Veinte minutos y partimos— Dice Arthur en tono autoritario asomando su cabeza por la puertas.

Mike me mira como queriendo decir <<ya ves, date prisa>>.

En quince minutos estoy lista, es incómodo colocarme ropa que no me pertenece pero es lo único que hay, Booz se disculpa por no tener más chalecos para protección, Gabriel intenta darme el de él pero no lo acepto, se lo pone con dificultad quejándose a causa del dolor, aunque intente ocultarlo sé que le duele y que está empeorando, intento revisar su herida pero no me lo permite.

—Déjeme ver Gab— le hablo en un tono molesto pero el solo sonríe.

—Estoy bien— dice en un tono calmado y se dispone a escuchar a Booz quien da las indicaciones.

Caminaremos despacio, con cuidado y siempre juntos hasta salir de la ciudad, bajo ninguna circunstancia nadie debe separarse del grupo.

Dos guardianes ayudan a caminar a los heridos, casi no pueden mantenerse en pie por lo cual nos atrasamos un poco, miro a Gabriel, de no ser por lo pálido que está seria siendo como antes, no mostraba rastro de estar herido.

Mike y Bella caminaban a mi lado, Gabriel delante, Simón encabezaba el grupo junto con alguno de los guardianes.

Al doblar una esquina Gab se detiene de golpe.

—¡La moto! — Gritó en tono alegre al ver su motocicleta justo en donde la había dejado la noche anterior —. ¿Cómo es que está aquí? — dice mientras se acerca a ella y empieza a observarla con sumo detalle, todo el grupo se detiene.

El rostro de mi amigo entristeció cuando Booz no permitió que Gabriel conserve la moto.

—¿Cómo es que todavía sirve ese pedazo de metal? — Booz lanzaba toda clase de ofensas hacia la preciada motocicleta de mi amigo.

—No es cualquier moto, es la moto de Hernán el grande— contraatacó Gab— además, funciona con energía solar— se muestra realmente ofendido.

—¿La moto de Hernán el grande? — Booz se burló y los demás se unieron a las risas, menos Mike, yo y por supuesto, Gabriel, este último se mostraba realmente enojado.

—Que si él dice que es la moto de Hernán, ¡pues es la moto de Hernán! — defendió Mike, Gab toco su cabello para que se calmara.

Más risas.

Estamos próximos a salir de Mir y tomar camino por el bosque para llegar a los límites de Shidet, el sonido de gruñidos y rápidos pasos nos detienen, Booz hace señales y el pequeño grupo de guardianes se dispersa, Arthur y otro guardián llamado Lou nos hacen señal para que hagamos silencio y nos hacen apresurar el paso hacia los árboles, corremos y nos ocultamos una vez entramos al bosque, los demás guardianes vigilan el perímetro y se acercan poco a poco.

Varios retenidos los atacan, solo se escucha el sonido de disparos por parte de los guardianes, Arthur y Lou intentan ir en su ayuda pero Booz desde el otro lado les indica que se marchen.

Uno de los retenidos nos ve, Arthur nos grita que corramos, tomo la manito sudorosa de Mike y todo pasa demasiado rápido, el ruido de los disparos aumentan, un retenido se lanza sobre Lou devorándole el rostro, Arthur hace varios disparos, Gab toma mi mano y me obliga a correr, Simón y Bella corren delante, Arthur detrás de nosotros a veces se detiene y genera disparos hacia atrás, Mike se queja y llora diciendo que no puede correr más, Gabriel suelta mi mano.

—Vale, te cargaré—. Dice agachándose un poco para poder hablar con mi hermano, el pequeño Mike llora y asiente.

—Yo lo haré— no puedo permitir que Gabriel cargué a mi hermano estando tan débil.

Ambos tratan de contener la risa y me ignoran.

Gabriel se agacha poniendose de espalda a Mike, mi hermano enreda sus brazos alrededor de Gab y sube a su espalda, una mueca de dolor se posa en el rostro de mi amigo que trata en vano de ocultarlo.

—¡No se detengan! — grita Arthur disparando, miro hacia atrás y no logró ver a ningún retenido, varios guardianes incluyendo Booz se acercan corriendo y disparando, uno que otro viene herido.

—¡Helia! — Grita Gabriel que corre con Mike a su espalda.

Corro intentando alcanzarlos, Gabriel a pesar de estar débil y de llevar a Mike a su espalda sigue siendo muy rápido, es la persona más veloz que conozco, no recuerdo haberle ganado nunca.

Cuando mis pulmones están a tope me detengo y observo que Simón a poco metros de mí también lo hace, con las manos apoyadas sobre sus rodillas intenta tomar aire, Bella agita sus manos intentando dar aire a su hermano, Gabriel se detiene, Mike baja de su espalda y los dos se tienden boca arriba sobre un montón de lodo y hojas secas.

Miro hacia atrás y solo observo al resto de los guardianes hacer lo mismo, les imito, al parecer los retenidos ya no nos siguen.

Booz da la orden para que nos reincorporemos y manda a algunos de los pocos guardianes que quedan a patrullar el área, no quiere que continuemos sin antes haber revisado, me parece una idea absurda pero entiendo que quiera seguir teniendo el control, las bajas que ha recibido deben estar haciendo cargo en su conciencia, se muestra bastante molesto.

—Todo estará bien, ya veras, todo estará bien— decía Mike llorando acariciando el cabello de Gabriel que aún no se reincorpora, me acerco a mi hermano y lo abrazo, este llora y todo su cuerpo tiembla, es demasiado para un niño de diez años, Bella se acerca e intenta animarlo, es solo un año mayor que él pero maneja muy bien la situación.

Gab normaliza su respiración y abre los ojos, al reincorporarse se queja.

—Ven Mike, ayúdame a quitarme esto—. Habla a mi hermano señalando el chaleco protector, Mike se seca rápidamente las lágrimas y se dispone a obedecer a Gabriel.

La camiseta gris de mi amigo está cubierta por un líquido color negro, la levanta y ante la mirada de todos expone que su herida está peor, su rostro se muestra preocupado y la cubre inmediatamente.

—No lo soporto más— dice arrojando con fuerza el chaleco, Simón lo recoge y se lo devuelve.

—Lo necesitas — se lo devuelve.

Gabriel se encoge de brazos y lo hace a un lado, Bella se acerca y sin pedir permiso vuelve a levantar la camiseta de Gab.

—Baladre—dice y todos la miramos, no entendemos de lo que habla.

—El baladre absorberá el veneno y cicatrizara más rápido— dice muy segura de sí misma.

—¿Cómo sabes eso? — preguntamos todos al mismo tiempo.

La pequeña de ojos azules se encoge de hombros mientras mira directamente al bosque.

—Supongo que lo leí en algún lado— dice sin más, tomando a Mike del brazo y llevándolo hasta donde Arthur habla con Booz, estos al ver llegar a los niños dejan de hablar y empieza a responder las preguntas que entre los dos les formulan.

—Le encanta la biología — dijo Simón sentándose al lado de Gabriel —. Esa aburrida clase era su favorita, quizá sea la niña más inteligente que conozca.

—Entonces, ¿puede que funcione? — interrumpo rápidamente a Simón y pregunto curiosamente, simón asiente.

—No importa Lia— dijo Gabriel.

—¡Claro que importa! Deja que te ayude— Gabriel agachó la mirada, no quería que me preocupara por él, pero era inevitable, lo quería y no podía dejar de preocuparme por él —. Háblame de eso que dijo Bella— me dirigí a Simón.

Simón se encogió de hombros.

—Tendrás que preguntarle a Bella yo... ya sabes, me dormía en esas clase—. Dijo sonriendo llevando su mano a la nuca, siempre lo hace cuando sonríe.

Miro hacia atrás y veo a Booz y Arthur charlando, ninguno de los dos pequeños se ven por el lugar

—¡Mike! —grito pero no obtengo respuesta.

Damos aviso a Booz y empezamos a buscarlos, ninguno de los guardianes los ha visto, han desaparecido en tan solo un instante, unas huellas sobre el lodo nos indican la dirección, han ingresado en el bosque y desviado del camino, intento localizar a Mike pero no funciona, estoy bajo demasiada presión, no me perdonaría si algo malo le pasara.

—Seguiremos las huellas— indica Simón y yo asiento.

Booz se niega a emprender una búsqueda, dice que nos da media hora para que los traigamos, que solo son niños jugando por ahí, aun así no dejo de preocuparme, quiero a mi hermano conmigo en todo momento.

Gabriel aunque desea acompañarme está demasiado débil para caminar, ha agotado todas sus fuerzas trayendo a Mike hasta aquí, en contra de lo que quiere se queda con los guardianes tratando de descansar.

Simón y yo nos adentramos en el bosque, dejamos marcas con una navaja en los árboles para saber el camino de regreso.

—A ella siempre le ha gustado escabullirse en el bosque— Simón habla refiriéndose a su hermana.

—Es bastante energética — le digo, Simón asiente.

—No puedo dejar que nada le pase — dice, entiendo lo que siente, Mike es todo para mí al igual que Bella para él.

—Están bien, veras que estarán por aquí cerca jugando— trato de tranquilizarlo deseando que sea cierto, pensar que algunas de esas criaturas puede estar por aquí cerca me pone nerviosa.

—Sabes, cierto día mi padre llegó con una pequeña bebé en brazos, daba gritos y lloraba, mi madre sugirió que la devolviera pero mi padre insistió en que había sido abandonada y que no lo haría él también —contó simón— al principio yo no la quería, pero antes de morir, mi padre me hizo prometer que la protegería siempre, no quiero faltar a la promesa, poco a poco le tomé cariño, ahora Bella es todo para mí—. Simón hablaba y yo simplemente me limitaba a escucharlo.

¿No eran hermanos de sangre? Con razón sus características físicas tan diferentes, no me atreví a preguntarle nada más, desde que me enteré siempre he tenido curiosidad por la muerte de sus padres pero no me atrevería a preguntarlo.

Simón camina observando todo, intentando hallar señal de nuestros hermanos, el eco de unas vocecitas nos pone alerta y nos hace buscar de donde proviene.

Un vocecita femenina lanza una palabrota seguido de un quejido.

—Me rasca demasiado la piel.

—Pues te habrá dado alergia— es la voz de mi hermano seguida de una risa de su parte.

—vamos, Mike, que es por aquí— dice la chica.

—¡Mike! — grito, pero no logro verlos.

—¡Bella! — grita simón.

Varios pasos de prisa se acercan hacia nosotros, dos niños cubiertos de lodo y hojas salen de entre enormes arbustos.

—¿Simón? — pregunta la chica que a pesar de tener todo el rostro lleno de lodo sonríe se ve muy hermosa.

—¡Heli! — Dice Mike arrojándose a mis brazos—. Hemos venidos a buscar la medicina para Gabriel —. Mi hermano y Bella levantan sus manos mostrando una enorme cantidad de hierba cubierta de lodo.

—¿Un montón de hierba? — pregunta Simón.

—No es hierba, ¡son flores!—. Bella las sacude salpicándonos de barro—. Se han llenado de lodo pero son flores— dice riendo, Mike se une a su risa y asiente.

De regreso los reprendemos y los hacemos prometer que nunca más harán algo así, Mike culpa a Bella de todo y esta solamente se ríe traviesamente. Cuando llegamos todos están listo para partir, debida a la insistencia de Bella para preparar la medicina de Gabriel, recalcando que debe aplicarla lo antes posible, Booz termina cediendo a esperar media hora más, debe hacer medicina suficiente para aplicar a los guardianes heridos, es casi media tarde y junto a Arthur planean el próximo camino a seguir.

—¡Tener esperanza en una cría de diez años! — reniega Booz por lo bajo.

—¡Tengo once! — grita Bella, lavando y deshojando de forma muy rara las flores.

Está muy concentrada, Mike la observa, me siento al lado de Gabriel que se ha quedado dormido, toco su frente, está ardiendo, ojalá lo que esté haciendo Bella de vedad funcione. En un momento el rostro de la chica muestra desilusión, luego le susurra algo en el oído a Mike y los dos empiezan a frotar una piedra contra otra con mucha fuerza.

—¿Qué hacen? — les pregunto acercándome.

—Fuego— responde Mike poniendo mucho empeño en su tarea.

—Quizá yo pueda ayudarle— digo— ignis— digo, un pequeño montón de hojas secas que Bella había acomodado adecuadamente para formar una pequeña fogata se enciende.

La mirada de Mike es de total sorpresa.

—Vaya — dice — quien lo habría dicho— mira incrédulo el fuego —. ¡No eres adoptada Heli! ¡Eres como mamá!

Bella deja sonreír y se rasca el brazo ¿lo sabrá? No dejó de pensar en la confesión de Simón. La niña toma las hiervas que puso cuidadosamente en uno de los cascos de los guardianes y empieza a avivar el fuego.

—¿Cómo sabes todo eso? ¿Lo aprendiste en biología? — le pregunto a la niña, Mike ayuda a avivar el fuego agregando más hojas secas a la pequeña fogata.

Bella ríe.

—Ese profesor es muy gracioso— dice entre risas —­. No sé en donde lo aprendí, simplemente lo sé—. La niña se encoge de hombros y vuelve a reír.

Booz nos interrumpe, nos dice que nos demos prisa, de verdad deberíamos darnos prisa, Bella lo ignora completamente.

Al cabo de un rato Bella indica que todo está listo, con varias camisetas toma con cuidado el casco para no quemarse, se acerca ante la mirada atenta de todos a Gabriel.

Toma con un pequeño vaso un poco del medicamento hirviendo.

—Levanta tu camisa — le dijo a Gabriel.

—¡No! — gritamos todos los presentes al mismo tiempo, incluidos Mike y Gabriel, Simón sujeto a Bella del brazo impidiendo que prosiguiera.

—Tiene que ser así— reprocha la niña —nunca mejorará sino—. Bella se dispuso a marcharse furiosa.

—¿Funcionará? — Su voz sonaba cansada, toqué su rostro, ardía mucho más que antes. Bella asintió.

Debemos estar realmente desesperados como para aceptar tan descabellada idea, pero es la única opción, la niña vierte el caliente líquido en el estómago de Gabriel, mi amigo emitió un grito que hizo eco por todo el lugar justo antes de desmayarse.

Muchos de los guardianes heridos se negaron a recibir dicho tratamiento, otros al ver que sus heridas eran muy pequeñas y que probablemente no les dolería tanto como a Gabriel aceptaron.

Por los gritos de dolor y el eco que estos producían, Booz ordenó continuar de inmediato, previniendo otra posible emboscada, se improvisó una camilla para transportar a Gabriel que seguía inconsciente, simón y un guardián lo llevaban, Mike no se despagaba de su lado en toda la caminata.

Caminamos sin parar, Booz no permitía que nos detuviéramos y sobretodo que habláramos de más, teníamos que ser muy sigilosos, pronto anochecería y no tenemos permitido hacer fuego, no queríamos atraer a esas criaturas.

Justo antes del anochecer encontramos una cueva, se decidió pasar la noche en ella, acomodamos a Gabriel, toqué su frente, la fiebre había bajado, la humedad de la cueva lo hacía tiritar de frío a pesar de llevar ropa abrigadora, me quité mi abrigo y lo tendí sobre su cuerpo, poco a poco fue entrando en calor.

Comimos y hablamos en susurro, al anochecer Mike y Bella se encontraban tan cansados que inmediatamente cayeron rendidos, los guardias heridos vigilarían la cueva, los demás estarían patrullando el lugar tomando turnos, Simón se unió a ellos cuando se aseguró de que su hermana dormía profundamente, intenté hacerlo también pero la dura roca sobre mi espalda me resultaba incomoda además, pensar en todo lo que había pasado, las cosas que no entendía, los cambios que había tenido, todo eso que había visto y no tener ninguna explicación del porqué, simplemente no me lo permitía.

Salí y precavida de no alejarme mucho me senté sobre el tronco de un viejo árbol, empecé a remover la tierra húmeda con mi zapato y a pensar en todo lo que está pasando, deseo que todo se traté simplemente de un sueño, deseo que mamá y papá estuvieran aquí.

—Deberías descansar— Arthur habló sentándose a mi lado.

—Deberías estar patrullando— le respondí.

—Ya se ha acabado mi turno—. El joven guardián con su uniforme negro mate cubierto de lodo se encogió de hombros, miraba hacia la nada y empezó a remover la tierra con sus botas imitándome.

—Te he visto hacer fuego — dijo después de hacer silencio, asentí—. Seguramente hubieras destacado en el entrenamiento en Varriors—. Añadió.

Sinceramente no creo que hubiera destacado en Varriors, la mayoría de los que entraban allá eran muy fuertes y con grandes agilidades, yo no soy ni ágil ni fuerte.

—De hecho, hacer fuego se me da fatal, es lo único que he memorizado de un viejo libro de mamá— le comentó, Arthur sonríe

—Pues yo creo que es genial, solo debes practicar —. Deja de remover la tierra y se levanta —.Bien, descansaré, nos queda mucho que recorrer—. Se despide y se marcha con pasos pesados, una leve cojera refleja de que también está herido, todos de cierta forma lo estamos.

Booz ha perdido a su hermano y a muchos hombres de su pelotón, Gabriel ha salido herido, Simón y Bella han perdido todo, solo se tienen el uno al otro.

Miro mis manos cubiertas de lado, mi ropa manchada y mis zapatos sucios, deseo que todo fuese una terrible pesadilla, acaricio la tierra húmeda, mis parpados pesan, siento como ramas se enredan entren mis dedos, abro los ojos y evidentemente han crecido raíces y se han enrollado en mis dedos, sonrío, me gusta la sensación de la naturaleza crecer a mi tacto, creo que siempre me ha gustado, cierro los ojos y entonces vuelve a suceder.

Esta vez no veo nada pero escucho una voz que me susurra.

El ópalo de fuego arde, solo aquella persona con el poder de hacer renacer todo puede hallarlo, el ópalo de fuego arde antes de caer el último rayo de sol, y se extingue con el primer rayo del alba, el ópalo de fuego arde, el ópalo de fuego arde.

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